jueves, 30 de junio de 2016

¿ Es todavía la vida un valle de lágrimas?



Si, es todavía la vida un valle de lágrimas, como se canta en la consoladora Salve. Para consolarnos, con ese canto religioso las lágrimas corrían por el mundo, y nos proponía contra ellas, la esperanza en otro Mundo Superior. Para los materialistas de signo consumista, la esperanza inmediata, que pretenden les consuele, estriba en el consumo y en el lujo, con lo que logran que una pantalla de colores de neón y una rueda de luces, allá en la discoteca y aquí en la soledad de los ancianos, la orfandad de miles de niños de naciones en guerra y el paro cruel, que oprime a hombres y mujeres, les haga olvidar las lágrimas.
Hay otra concepción material del mundo, que acaba con toda libertad, que mata la ilusión del artista libre y que impide crear al empresario, al escritor y al sindicato.
¡Vana esperanza la del hombre, triste horizonte para la esperanza en la Libertad!.
Sumido entre personas materiales, unas con dogma y otras libertinas, sólo me queda la belleza, para gozar un poco de la vida.
Son variados los causantes de la belleza, que nos hacen gozar de la vida, como el asomarse a la ventana a contemplar y a aspirar el aroma de las flores. A veces se goza de la presencia de bellas mujeres, que consuelan mi mirada, junto a las rosas,  que al otro lado de las rejas, dentro del  parque, aroman el ambiente.
Hay lágrimas en el mundo y despedidas tristes, hay enfermos dolientes y parados, y a esos dolores humanos, poco les pueden consolar la belleza de las mujeres, junto a todas las flores de los jardines, aunque los de las bellas mujeres y los amorosos corazones de sus  cuerpos y de sus espíritus, son sensibles a las miserias de este mundo.
Son tan consoladoras de las penas de la vida, las mujeres, que han identificado el amor, con la Virgen María, que ama a todos los hombres, mujeres y niños de este mundo y nos acerca a Dios,  de la que es Madre. Se pasan en la vida malos momentos, pero me acuerdo que en la Catedral de Jaca , en tiempo de la Guerra Civil, cantábamos, como aragoneses a la Virgen del Pilar, todos los fieles que llenábamos sus naves. Era un canto de Esperanza, que dirigíamos al Poder de Dios, a través de la Virgen María. Siguen los dolores del pueblo, pero ésta puede aliviarlos con el amor y el aroma, de las flores del Parque. Pero queda la Esperanza que Dios envía a este mundo, con el amor a la Virgen y en esta tierra bendita a la Virgen del Pilar.


miércoles, 29 de junio de 2016

Los desterrados, hijos de Eva…

Linea ferrocarril Bedous -Canfranc


Somos, efectivamente, los humanos, los  desterrados hijos de Eva, como he podido experimentar a lo largo de mi vida. Teniendo aproximadamente seis años de edad, recuerdo que al llegar la época de siega, me llevaban a los campos a contemplar aquellos fajos de  mies. En aquellos fajos, cogí con mis manos un insecto verde, que guardé envuelto en mi pañuelo y al poco rato, quizá con la presión que le hice al envolverlo, me repugnó el extraño color de los líquidos, que sacaba de sus entrañas. Asustado por esas  misteriosas entrañas del insecto, lo Paz entre los hombres, como se produjo el derrame de los líquidos interioreLs del insecto. Así como llegó la pérdida de la vida, con los colores misteriosos del insecto, se interrumpió la recogida de aquellas abundantes  mieses, ya segadas,  pero no dio tiempo a recogerlas al llegar en pocos días la Guerra Civil y allí se perdieron con el ambiente y con el fuego.
Así comenzó el destierro de mi familia, sufrimiento al  que siempre siguió  obligando a los humanos,  sometiendo, el porvenir de la Humanidad. Dejó mi padre abandonada la cosecha de trigo del año de 1936 y subidos con otros vecinos de Siétamo, en un camión, nos llevaron a Huesca, lejos de nuestro pueblo. Entraron los voluntarios de los sindicatos en él y siguieron atacando a la ciudad de Huesca. Cuando llegaban los bombardeos, nos bajábamos a las bodegas de la casa, pero aún así a mi hermano el pequeño Jesús, le pegó un tozo de metralla en un pie, pero no le hizo una herida grande. Ante esos bombardeos, que con los cañones y los fusiles, herían y mataban a tantos ciudadanos, en Siétamo y en Huesca, nos subieron en un camión y nos condujeron a Jaca.
Yo, no había todavía llegado a los seis años de edad, pero lloraba cuando mi abuela recogía las ropas, que nos íbamos a llevar al destierro de Jaca. Ella, como no podía llevarse todo lo que necesitaría para su destierro, iba dejando objetos y ropas en Huesca y yo, con mis cinco años y pico de edad, lloraba al ver a mi abuela abandonar, los objetos y las ropas.
Llegamos a Jaca, donde encontramos el consuelo de tratarnos con el primo hermano de mi padre, Don Paco Ripa y su familia, que nos dejó ropa para dormir en  la casa de Mazuque. No recuerdo el tiempo que pasamos en Jaca, pero sí que mi hermano mayor Manolo,  iba a los Escolapios y Luis, Jesús y yo mismo al Colegio de Santa Ana. En Jaca también había un ambiente de guerra, pues mirando desde lo alto de la meseta en que estaba situada la casa en la que vivíamos, se veían llegar desde Sabiñánigo, grupos de ciudadanos, que huían del dominio de los sindicatos, en el mismo. Mi hermano Manolo no tuvo daño con el trozo de metralla que le rasgó su cinturón.
Un día,  cuando íbamos al Colegio, empezaron a sonar   las sirenas que proclamaban los bombardeos y nos ocultamos rápidamente en el sótano del Ayuntamiento de Jaca. Otro día, estábamos con mi madre rezando en la catedral de Jaca, y se oyeron los sonidos de la aviación acompañados por bombazos. Nos horrorizamos y mi madre con un gran terror, se tiró al suelo debajo de uno de esos grandes bancos, en que se acomodan los fieles en los templos.
 En tanto morían inocentes, como una niña del pueblo de Bellestar, próximo a Siétamo, que cayó en el parque de Jaca, a causa de un bombardeo.
¡Qué horror causaban los fusilamientos que producían unos y otros!. Y en el frente, salían unos heridos y otros muertos, Me acuerdo que estando en Jaca, nos vinieron a ver voluntarios en la guerra, como José Antonio Llanas y Gabarre de Pueyo. Este ambiente de odio y de sangre, unido al miedo de ver a sus hijos muertos, mi padre Manuel Almudévar  Casaus nos impulsó a seguir el destierro de su familia. Y subimos a Ansó, en la frontera francesa. En Ansó todavía había ansotanos y ansotanas, vestidos con sus ropas típicas, que les proporcionaban una personalidad elegante y con mucha personalidad. Frente a la casa donde fuimos a vivir, estaba una pequeña Plaza, donde una ansotana ya mayor, se sentaba en una pequeña silla, donde hilaba lana para tejer calcetines, mientras en un cajón a su lado tenía una gallina “clueca”, que cuidaba una nidada de pollitos. Aquella señora, vestida totalmente de ansotana, parecía en lugar de una pastora montañesa, una auténtica reina, de la que me he acordado siempre y lo seguiré haciendo hasta que muera. Mi hermano menor,  Jesús, jugando con los pollitos, acabó con los mismos. El disgusto en mi familia fue enorme, pero la buena ansotana, en lugar de protestar, sonreía y no aceptó de ninguna forma, una compensación por el perjuicio que le habíamos causado. Íbamos a la Escuela y al llegar el invierno, los alumnos teníamos que llevar, para encender su estufa, un trozo de leña y yo recuerdo, que careciendo   mi familia de leña, no podía llevar. Me dio vergüenza no colaborar con los compañeros y no entré en el aula. Cuando se enteró mi padre, fue a hablar con la Señora Maestra y ésta le dijo que dada nuestra actitud de desterrados, no teníamos obligación de aportar leña a la Escuela.
¡Qué ansotanos tan nobles habitaban en este pueblo montañés, al lado de Francia!.
Pero a pesar de tales hechos, mi padre seguía con temor a dejarnos huérfanos y condenados a ser desterrado a Rusia, de los que todavía ahora, se escriben artículos de ellos. Y subió con mi abuela materna, Agustina Lafarga a Zuriza, en la misma frontera francesa, para conocer el camino, que tendríamos que seguir de desterrados, hacia Francia. Pero al volver a Ansó, se enteraron de que estaba cambiando el panorama de la Guerra Civil, porque se había dado el principio del fin de  la Guerra.
Entonces, llenos de optimismo, subimos otra vez a un camión y volvimos a Huesca, a casa de mi abuela. Era imposible volver a Siétamo, pues casi todo él, se encontraba abrasado por la Guerra y mi padre, recogió las parejas de mulas, que quedaron en la Torre Casaus, en Huesca, y con el señor Jorge, pariente de la señora Concha, que siempre nos había ayudado en las faenas de nuestra casa, siguió labrando sus tierras. Tras unos escasos años, puso sus tierras “a medias” con el señor Borruel y acomodó en una de las habitaciones de la casa de Siétamo, y la citada familia, se dedicó a practicar la agricultura. Mi padre no podía estar separado de su esposa, que sufría del corazón ni de sus seis hijos e hijas. Mi madre que había nacido en 1900, murió a los cuarenta y tres años, dejándonos a sus seis hijas e hijos. Mucho tiempo después de volver a cultivar nuestras tierras, sentí el dolor de mi padre por la muerte, después de unos treinta años, al verlo llorar en recuerdo de la  madre de sus seis hijos.
Este destierro no ha cesado nunca, pues si entonces estábamos huyendo siempre de la muerte y ahora, siguen otros pueblos, huyendo y muriendo de Irak, de Siria y de tantos otros lugares.
Yo ya soy viejo, pero siguen los destierros en este mundo, que he podido comprobar. Por ejemplo, yo tengo un amigo venezolano, de sesenta y cuatro años, con sus estudios  de Medicina, que ha huido de Venezuela, donde ejercía su carrera. El Doctor de apellido de Alicante, donde nació y marchó con sus padres a Venezuela,  el año de 1957. Me  habló de que su padre era Corredor de Seguros y emigró a Venezuela, donde estaba creciendo la economía, creyendo que en él, aumentarían sus negocios. Se quedaron a vivir en la gran ciudad de Caracas y allí, después de estudiar el bachillerato, fue a la Universidad  para salir Médico. Acabada su carrera, ejerció la Medicina en Caracas durante cinco años, en tanto su hermano sacó el título de Ingeniero Electrónico. Allí sigue trabajando en la  Compañía Telefónica de Venezuela, pero mi amigo el Médico, encontró dificultades en la práctica de la Medicina y marchó a España, sufriendo su propio destierro. Ahora,  con sus sesenta y cinco años, podría cobrar el retiro, pero, como su título no está obtenido en España, se quedó en una situación de necesitado.
Hoy vemos como de Venezuela emigran  numerosos ciudadanos al extranjero y tenemos la desgracia de ver las situaciones tristes de tantos venezolanos, que caminan por nuestras  calles, pero con enormes dificultades económicas. Mi amigo,  nacido en Alicante, volvió a España el año de 2013, acompañando a su hija, que se colocó en el comercio, teniendo elevados estudios de Biología. ¡Pobre señorita, ya que le ocurrió una situación delicada, debida a las tristezas de la emigración, que le produjeron una situación delicada y mi amigo tuvo que marchar a vivir en pensiones, que puede pagar,  porque un hijo suyo, que vive en Zaragoza, se las paga, con sacrificio de su pobre economía.
 Aquí,  en Huesca, mi amigo pasa sus apuros para dormir y para comer, pero muestra un rasgo de alegría, que siendo triste, es más placentero el ambiente social en España y no tan triste como el ambiente venezolano. Es un hombre culto, que reflexiona y siente alegría, a pesar de pasar a veces hambre el espíritu médico y el de un estómago humano, de un emigrante.
Esta historia del desterrado médico venezolano, en una más de las que inundan nuestra península, de los africanos, asiáticos e incluso abisinios cristianos, como nosotros.
He comenzado a escribir los destierros que la vida, ordena en este mundo y yo ,dando gracias al Señor, en la casa natal de los Almudévar de Siétamo, de la que el año de 1936, salí desterrado hacia Francia, sigo escribiéndolos, en el cuarto, donde había un molino para partir granos de cebada , para alimentar a las caballerías. ¡Gracias, Señor, por haberme concedido la gracia de volver a ocupar la casa de mis abuelos y de mis padres, a la que ya no pudo volver a hacerlo a mi madre Victoria Zamora Lafarga, esposa de mi padre Manuel Almudévar Casaus!. Cuántas personas murieron a causa de la Guerra Civil y de los caminos del destierro, que tuvieron que emprender. Ahora se mueren en España más ciudadanos que los que nacen y muchos que se van como desterrados al  extranjero. ¡Cuánto dolor ha experimentado la sociedad española y qué peso de dolor cae sobre mis ya numerosos años de vida!.
Hay otros altoaragoneses, que padecieron con las guerras, pero los hay que sufrieron por sus consecuencias. José Luis Bruis Lapuerta, primo hermano de mi ya difunto amigo, Joaquín Bruis de Siétamo, nació,  como yo mismo, el año de 1930. Yo marché de mi casa, debido a la Guerra Civil, el año de 1936, pero José Luis Bruis Bruis Lapuerta, se marchó de Velillas, unos años antes. ¿Cúal fue su lugar de destino?. Al poco tiempo de nacer, se fue a Francia, con sus dos padres, a saber José Luis Bruis, primo  de Joaquín Bruis de Siétamo e Isabel Lapuerta de Velillas. No se fueron por motivos bélicos, sino por la pobreza   que reinaba en aquella vida tan miserable. ¡Era tal la  pobreza qué reinaba en estos pueblos del Somontano,  que tuvieron la decisión de emprender su emigración a Pau!. Yo estuve el año pasado en Oloron, que con Pau, son las dos poblaciones más importantes del Bearn francés.  En un parque de Oloron, estaban grabados varios apellidos altoaragoneses. No es extraño que José Luis Bruis, encontrara apellidos aragoneses en ese territorio. Emigraron al Bearn, pero no es éste un espacio ajeno a Aragón, porque el Barón del Bearn, luchó en la Reconquista española y murió en dicha guerra, estando enterrado en el Pilar de Zaragoza.
No es extraño que entonces, José Luis Bruis, cuando fue a Francia, conociera algún individuo con un apellido altoaragonés. En el Pórtico de la Catedral de Oloron, hay dos estatuas de moros, haciendo un esfuerzo para sostener el Pórtico y en Velillas todavía recuerdan un convento francés.  Del Bearn, por Canfranc, fueron las tropas del Bearn a conquistar Zaragoza, tomando en su caminar por Aragón,  la Villa de Almudévar, en la cual pusieron de alcalde a un bearnés, que recibió el apellido de Almudévar, del que descienden los Almudévar, no sólo en Siétamo, sino en España, como en Valencia.José Luis Buil no era un elemento extraño en el Bearn, donde se encuentran varios apellidos españoles, y por tanto no es raro que en esa tierra, se encontrase algún pariente o conocido, entre otras razones porque la emigración de aragonesesal Bearn, era frecuente. En Francia asistió a la Escuela, como todavía asisten algunos hijos de Hecho. Después se colocó, hasta que lo  hicieron Gerente de una Cadena de Supermercados, que ha llegado a instalarse en España y que se llama el Carrefour. Vivió casi siempre en Pau y ahora lo hace en Toulousse, donde vive una hija suya. Si, José Luis vivió en Pau, pero con frecuencia lo llamaba su amor a la comarca, donde nació y,  con cierta frecuencia iba a Velillas, a Blecua y a Siétamo.
Si, José Luis Bruis ha amado siempre  España y ahora, que tiene ochenta y seis años, ha querido cumplirlos en Siétamo, en casa de su primo-hermano Joaquín Bruis. Yo hago con frecuencia visitas a Joaquina  Larraz, viuda de Joaquín Bruis y esta llamada de mi corazón con el de Toñín de Bruis y de su madre, me llevó una vez más a visitarlos y el Señor hizo que me encontrara, sentado en un sillón cómodo con José Luis Bruis Lapuerta. Esta llamada del corazón me hizo conocerlo, después de multitud de años, desde el año de 1930, en que ambos nacimos. Allí, en casa de Bruis de Siétamo y acomodado en un sillón, que se inclina por mandato eléctrico, me conocí con un  hombre feliz, casi acabados él y yo, pero por la voluntad de Dios, pudimos despedirnos el día de su santo.
Cuando Joaquina nos presentó, salieron de su boca muchas palabras de amor a esta Patria, que hace ya cerca de cien años, abandonó él, camino de Francia y yo con mi familia fuimos a Zuriza, con la intención de pasar a Francia, pero gracias al Señor, pudimos volver a esta Patria, en la que nos despedimos de esta vida.
La vida de José Luis Bruis, empezó con la marcha de su padre a Francia en 1910, a donde  tuvo que caminar a pie, buscando trabajo, que le dieron en el Túnel Viejo de Somport. En Pau conoció a Isabel Lapuerta,que estaba haciendo tareas domésticas en una casa. En Francia se casaron, pero la buena Isabel, quiso dar a luz a su hijo en Velillas, en la Casa del Esquilador.
José Luis Bruis, pasó unos días felices en casa de su primo-hermano Joaquín. Se marchó cansado por haber contemplado una película de toda su vida, entre España y Francia, pero yo espero que haya descansado de tantas emociones.
Aragón y el Bearn, trazaron una vía de ferrocarril, entre Pau y Huesca,comenzada en la vida de Alfonso XII y viniendo del Bearn, yo contemplé la renovación del ferrocarril desde Oloron hasta Bedous. El espíritu de José Luis Bruis, está colaborando en la unión por Canfranc, para que sus amadas tierras, dentro del Mercado Común Europeo, le den pronto la oportunidad de visitar desde Pau  hasta Velillas, Blecua y Siétamo.                           

sábado, 25 de junio de 2016

Tanto monta , monta tanto

Estaban dos chicos jóvenes al borde de la acera y a su altura han parado su coche dos jóvenes mujeres. Entre las risas de unas y entre las bromas de los otros, preguntaron la dirección para subir a Jaca y observé que colgada detrás del parabrisas, bailaba salazmente una cuca, como la Cuca Roya que se yergue allá  en la Sierra de Guara. Dieron explicaciones los muchachos, pero no entraron en cuestiones fálicas, porque en medio del falo habían hecho un nudo. Era ese nudo, tal vez, una advertencia a los violadores, un "quereba y no quereba", como cuenta el romance que le pasaba a Marichuana.


Hay acoso sexual a las mujeres por parte de los hombres y ese falo colgante tras el parabrisas,¿no es un acoso a ciertos hombres, atenuado tal vez por ese nudo, o, más provocativo todavía para los que se sienten grandes machos?.


La educación sexual no se ha impartido adecuadamente, pero tampoco nos hemos preocupado del asunto. Para la convivencia y libertad actuales es esa educación completamente necesaria y no sólo ahora, pues ya los viejos pregonaban que el problema de la "yacencia" no tiene enmienda. También cuando alguno, por descuido, llevava la bragueta descubierta, le decían:"La sacristía abierta y el sacristán en la puerta".Otros llamaban a ese sacristán la "escolaneta", y algunos le daban otro nombre que se canta en una jota, muchas veces escuchada y que así reza:"Cuando era chiquitito- me meaba en la cocina- y mi madre me decía:- te cortaré la minina".


Sigo insistiendo en la educación porque como todos los hombres saben y muchas mujeres también, ese sacristán es un malmandado, porque cuando se abre la puerta de la sacristía, ya está  fuera y no siempre para celebrar el rito ordinario, sino si puede, el extraordinario.


Estas cosas las dice el pueblo, pero hombres de la categoría de Alberto Moravia, casado ahora con una tudelana, las confirma con un humor insuperable. Al, o, a lo que nosotros llamamos sacristán, lo bautiza él con el nombre de Carolus Rex, que es, por cierto, un rey totalitario, inoportuno, molesto y comprometedor. Así como los psiquiatras  hablan de la doble personalidad del esquizofrénico, Moravia habla de la dualidad conflictiva del varón, que tiene su discreción, su autocontrol en la cabeza, pero se ve gobernado o dictado por ese Carolus Rex tan sinvergüenza, que cuando se pone excitado no cree ni en el Señor. Moravia inventó la palabra del dictador Carolus Rex, pero el pueblo ya sabía que había un dictador, que gobernaba la escolaneta o la flauta, pues todos nosotros hemos escuchado cantar aquello, que dice así:"Bartolo tenía una flauta con un agujerito sólo y su padre le decía: toca la flauta Bartolo".El dictador se queda con el nombre de padre en este caso, pero con Moravia tomaba el nombre de Rey,  con mayúscula.


¡Pobre futbolista Alexanco!,mira que acusarlo de violador...Si es verdad que las rubias descendientes de las exuberantes mujeres de Rubens se introducían en las habitaciones de los futbolistas cuando se estaban duchando, no me digan que no existe el acoso sexual femenino. El sacristán estaba no con la puerta abierta, sino sin puerta y si además ese sacristán es también el dictador Carolus Rex, pónganse la mano en el pecho y digan lo que hubieran hecho. A no ser que hubieran obrado como Santo Tomás, en caso semejante, es decir lanzándole a la mujer una tea encendida o actualmente el calentador de butano o la lámpara de la habitación. Claro que tal vez, los hubieran conducido a la comisaría.


Si añadimos a estas circunstancias que se trataba de un futbolista español, acostumbrado a aprovechar las opurtunidades de meter goles, llevado por su furia nacional, lo comprenderemos mejor. Al ser declarado inocente todos nos hemos alegrado, porque dicen que si ella se lo montó, que fue un montaje.


A propósito de montajes, hagamos un juicio salomónico, acordándonos del  "Tanto monta, monta tanto, Isabel como Fernando", y saquemos la conclusión de que cada uno hizo lo que pudo, aclarando que si   Alexanco salió mal, peor salió Fernando con su reino aragonés, del que salieron más "fornicados".


A la robusta moza rubeniana, si hubieran echado el cerrojo de la ducha, como suele hacer la Real Sociedad con la portería, "pa" días le meten gol.

sábado, 18 de junio de 2016

Mi padre escribe sobre el Castillo


Castillo de Sietamo (Huesca).


Mi padre Manuel Almudévar Casaus, nació en Siétamo, el 28 de Febrero del año de 1885, e hizo su Primera Comunión en Siétamo el día 15 de Abril de 1896. Nació en el siglo XIX y murió  el uno de Julio del año de 1973, del siglo XX.
Vivió en Siétamo con su padre Manuel Almudévar Vallés,  con su madre Pilar Casaus López de Botaya y con sus hermanos, Pilar, la mayor que se casó en Huesca con el farmacéutico Feliciano Llanas Aguilaniedo, que al enviudar se volvió a casar con Teresina, hermana de Pilar. Quedó soltera su hermana Luisa, que fue una persona, que dedicó su vida a hacer felices a todos los que la conocían y a su hermano, también soltero, José María. Vivieron ambos hermanos los últimos años de su vida, en la torre de Casaus de Huesca. Cuidaban el jardín y la piscina y cultivaban un huerto, que les cuidaba un hortelano de Huesca. Yo la vi, en cierta ocasión, cerca de la piscina y al lado de la pared de la finca, gozando de un éxtasis, consistente en contemplar un nido de ruiseñores. Era una persona que amaba a su prójimo,  sobre todo a los niños  y a los animales que embellecían la Naturaleza. Antes de la Guerra Civil vivía con nosotros en Siétamo y yo la veía echar en el gallinero flores de una planta, con la que combatía los “pedilluelos” o piojos de aves, que atacaban a las gallinas.
La Guerra Civil los echó a vivir a Huesca y de la misma forma que encontró en Siétamo la felicidad con las aves de corral,  la encontró en la Torre de Casaus, con los ruiseñores.
Pero Victoria López de Zamora y Lafarga, esposa de mi padre Manuel Almudévar, fue la mujer que unida a su esposo, hicieron feliz la casa Almudévar de Siétamo, hasta que llegó la Guerra Civil de 1936. Llenaron la enorme casa de seis hijos y allí tenían su nido, mi padre y mi madre, hasta que la Guerra de 1936, la vació de aquella familia, que vivían felices cuidando a los niños y niñas la señora Concha, de la que conservo una “esquilleta”, que hacía sonar un pequeño cordero. Pero no sólo conservo el sonido de la campanilla del cordero, sino que conservo aquella expresión que me lanzaba y que yo creo que fue como una profecía de la Guerra Civil,  que iba a llegar y que decía así: “¡Hijo mío “ladrón”, tú serás un ladrón de Gobierno!”.  Y efectivamente, aquella Guerra fue como ladrón del pueblo español, al que acabó de arruinar, de sufrir y de derramar su sangre. La señora Concha, era una mujer rústica, que no había estudiado, pero que se daba cuenta de la corrupción de la Sociedad y le pedía al Señor  “que yo no fuese ladrón de gobierno”, porque se conformaba con el trabajo de su esposo Martín y de las gallinas y de los “conejos chinos”, que criaban en su corral. 
Venida de la Argentina se encuentra en mi casa, una fotografía, que representa la felicidad que pasó mi familia, en ese periodo de vida, en que mis padres formaron el “racimo” de sus hijos. 

En la fotografía que hace muy pocos días, procedente de la Argentina, nos mandaron a Huesca, sale mi madre, con mi hermana mayor Mariví.  En un gran automóvil descubierto, parado en la puerta de nuestra casa de Siétamo,  al lado de la iglesia parroquial y dentro de él y en las escalas, por la que subían mis familiares y otros por sus lados, y se unían en grupo mi madre Victoria,  sentada en uno de esos escalones y sobre sus piernas, abrazaba a mi hermana mayor, Mariví. Allí en el interior del coche y alrededor de él,    estaban también José María y Antonio Almudévar Manzano y Adela, mi padre y mis tíos Teresa, Luisa, José María, que permaneció soltero toda su vida. Sentados en la parte posterior del coche aparece  el abuelo de la Casa de Almudévar,  a saber Manuel Almudévar Vallés y su esposa la abuela Pilar López de Botaya.
“¿Cuántos quedan vivos de los fotografiados en esta escena del año de 1926?. Yo me doy cuenta de que no queda ninguno. En la fotografía sale mi hermana Mariví, y más tarde nacieron Manolo, María, Ignacio, que soy el que escribe este artículo, Luis y Jesús. Yo nací el día 16 de Noviembre de 1930 y mi abuelo y mi abuela murieron a los pocos meses, tan pocos, que yo no me acuerdo de ellos.
Entre aquellos seres humanos, que ya no quedan vivos, pero que entonces estaban celebrando en la puerta de la casa paternal de Almudévar, una fiesta patriarcal. 



Allí se encontraba la dueña del coche, Rafaela Almudévar, casada con Carderera,  y hacía resaltar, con su belleza, el portal de Casa Almudévar y la fiesta, que estaban celebrando espontáneamente. Casa de Carderera de Huesca, ya está desaparecida.
Mi doblemente primo,  el sacerdote ya difunto,  Don Jesús Vallés Almudévar, que había intentado comprar un hermoso retrato  de su pariente Rafaela Almudévar de Carderera, no pudo hacerlo  por su elevado precio,  pero yo saqué una fotocopia en colores de tal retrato, y guardo el recuerdo de una belleza de mi tía Rafaela casada con Carderera, que en el año de 1927, ya participó en la filmación de esa película, llamada: “Al Holliwood Madrileño”.
“El autor de la película llamado Nemesio Soldevila  era íntimo amigo del escritor y gran periodista López Allué y este autor escribió en el Diario de Huesca, el día 29 de Septiembre y luego el ocho de Octubre del mismo año de 1927 del mismo año, un artículo sobre esta película y cita las personas que ahora busca el amante de la Historia de Huesca, mi amigo Garcés”. Silvio Kossti, el año de 1928, un año después de haber participado en el rodaje de la película “Al Holliwood madrileño”, en compañía de su hijo Rafael, al que conocí yo de niño y que era el director de la Central Eléctrica Oscense, que murió.
Pero no siempre se celebraban fiestas, en casa Almudévar, sino que mi padre se preocupaba de la Historia de Siétamo y aparte de escuchar durante muchos años sus conocimientos sobre Don Pedro Pablo Abarca de Bolea y la Familia Azara de Barbuñales y de Siétamo, encontré un escrito suyo, en el que dice que es una Nota sobre el Castillo de los Condes de Aranda, que  eran Marqueses de Torres de Montes y Barones de Siétamo, antes de ser Condes de Aranda. Mi padre, nacido en 1885, en el siglo XIX,  ya estudiaba en Huesca, acogido por casa de Carderera.  En 1926, gozaron mis abuelos Manuel Almudévar Vallés con mi abuela Pilar López de Botaya, de la visita de Rafaela Almudévar casada con Carderera y los descendientes de la  familia de Orús- Almudévar, ´después de muchísimos años, nos mandaron la foto del automóvil de Rafaela”. Cuatro años después, en 1930, el año en que yo nací, murieron mi abuelo y mi abuela.



La familia del conde de Aranda, se acabó y sus sucesores le vendieron el Castillo a mi familia. De lo más alto de la Torre, hay una fotografía, en que mi abuelo Manuel Almudévar Vallés, observa el monte de Siétamo y a los trabajadores que en él, hacían sus faenas.
Mucho trabajo tuvo mi familia en este Castillo, porque tenía que gastar dinero para que no se deteriorase su estructura, aprovechando al mismo tiempo los almacenes,  para conservar sus carros y máquinas de labranza. En dicho Castillo albergaban mis antepasados a varias familias, que carecían de vivienda sin cobrarles nada por su alquiler. En vida de Don Pablo Abarca de Bolea, éste construyó un almacén para conservar el vino y arriba los cereales, y en tanto  tuvo que luchar con los ingleses en Portugal y acomodarse a vivir en el Palacio de Epila, donde murió. A Epila hace unos años,  acudimos muchos vecinos de Siétamo, a celebrar en su Parroquia el centenario de su muerte. En el pueblo todavía quedaron convecinos míos, cuyos padres habían vivido en el Castillo, alojados por mis abuelos y que no les hacían pagar arriendo.
Vino la Guerra Civil del año de 1936 y quedó destruido el Castillo, que estaba situado en la Vía Romana que conducía de Huesca a Alquézar y allí quedan los recuerdos de la Historia del Gran Conde de Aranda.
Mi padre, que se quedó sin esposa el año de 1943, después de la Guerra, recordaba los tiempos pasados y escribió en un papel,  que yo encontré en una pequeña caja, el siguiente texto: “CONDES DE ARANDA.
Por gracia de Fernando el Católico, fue primer Conde de Aranda en 1488, D. Lope Giménez de Urrea.
Al quinto conde, D. Antonio, confirió grandeza de España de primera clase, en 1626, D. Felipe IV. Murió y era sucesión y pasó el condado a D. Pedro Pablo Fernández de Heredia y Ximénez de Urrea.

Por línea femenina heredó el título D. Buenaventura pedro de Alcántara Abarca de Bolea, noveno conde a quien sucedió su hijo D. Pedro Pablo Abarca de Bolea( el célebre ministro de Carlos III), nacido en el Palacio de Siétamo en 1719”.





En el manuscrito se lee lo mismo con lapicero, de la siguiente forma:” SIÉTAMO (2). Palacio de los condes de Aranda. Perteneció a la familia apellidada Abarca de Bolea, marqueses de Torres, barones de Siétamo, Clamosa,etc. y condes de Aranda.
Allí nació en 1719 el célebre ministro de  Carlos III, D. pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea. El Castillo está situado en el extremo meridional de la meseta, en que se asienta el pueblo de Siétamo, dominando una pequeña, pero fértil y pintoresca vega, circundada por el río Guatizalema.
Ofrece el Castillo un viejo portal de entrada, robusta torre que da al interior del pueblo; dicha torre muy bien conservada (hasta que en Julio de 1936),  sufrió el acecho de las fuerzas marxistas,
  

(3)
 qué atacaron este  Pueblo, que destruyeron su cubierta y estructura interior, sufriendo también algún daño en el exterior.
Tiene un tambor almenado, que defiende un ángulo avanzado de la muralla (en la parte baja); por el pié de éste,  se entraba al pueblo, que estaba con muro fortalecido.
Tiene vestigios de ventanales góticos, que adornaban sus muros. La puerta del Palacio está protegida por matacanes.
Es ejemplar notable de casa solar medieval.
Se aprecia bien la estructura y planta del antiguo castillo.



  
(4) con su torre del homenaje (almenada) ya mencionada y otras tres de otros tantos ángulos, truncadas y conservadas sólo en su base.
Al pie de la torre principal, se conserva en buen estado el sótano que le sirve de base.
Pertenece al siglo XIV, si bien se supone con algún fundamento, que anteriormente fue  punto  avanzado en la línea de fortificaciones, que Sancho Ramírez, mandó levantar desde Loarre a Monzón.
Nota de Manuel Almudévar Casaus”.
Desde luego que un Castillo, vigilante de la Vía Romana de Huesca a Alquézar, que pasa por la Ermita de Santa María del Monte, por la antigua iglesia del Monasterio de Santa María del Monte cerca de Ibieca, por Bascués, por Adahuesca y otros lugares, antes de ser tal Castillo, tendría otras fortalezas que lo unirían con todo el trayecto desde Huesca a Alquézar.
  
Se acabó la Guerra Civil y desapareció el Castillo-Palacio y a mi padre y a su familia, los recogió mi abuela materna, doña Agustina Lafarga Mériz, viuda de Don Ignacio López de Zamora Blasco. Allí se prolongó la vida de mi madre hasta el año de 1943, en que murió del corazón, después de sufrir la huida de su familia, primero a Huesca, luego a Jaca y por fin a Ansó. Delante de mi ordenador tengo su fotografía, asomada en un balcón del Coso Alto de Huesca y de vez en cuando me la miro y recuerdo como lloraba, cuando pocos meses antes de su muerte, marché al colegio, fuera de casa. Mi padre que ya había perdido el automóvil en la Guerra Civil, iba y venía a Siétamo en bicicleta y en Huesca se preocupó de darnos estudios. Cuando acabé la carrera, me casé con Felisa Bercero de Torralba de Aragón, y nos fuimos a vivir a nuestra antigua casa de Siétamo, donde ha criado cinco hijos y trabajado como una santa. Mi hijo Manolo es tan trabajador como su madre y está en Siétamo cultivando la tierra con un gran  esfuerzo para salir adelante.
Recuerdo constantemente a mis primos, hermanos y a sus hijos que están trabajando por el mundo y que sigo queriendo como miembros de mi familia. Pido al Señor que triunfe la Paz, para que no tengamos que pasar los españoles, las penas de las guerras, como las están sufriendo, por ejemplo en Siria.

  

El pajariquero




Un amigo mío tiene una tórtola, que no es de esas clásicas, que anidan cada año en algún almendro o en algún olivo de nuestros montes y de las que resulta difícil encontrar uno de sus nidos, porque me da la impresión de que cada vez van quedando menos, como ocurre con tantas otras especies de animales. Pasé por casa del “pajariquero” y vi una tórtola en una amplia jaula y me alegré porque me dije: “Voy a comprársela a mi amigo para que tenga pareja y le críen”, pero al fijarme me di cuenta de que era una tórtola clásica y me extrañó, porque no veía ninguna de ellas hacía ya tiempo. Tal vez hubiera resultado bien el amor entre ellas, porque es fácil que críen dos animales tan parecidos, igual que lo hacen los équidos, caballos y asnos. Estaba Jesús podando unos rosales, de esos que, como decía él mismo, dan tantas rosas de “pitiminí” y al mismo tiempo hablaba con un gitano ya mayor, que explicaba lo “bien que se está en el campo y se sienta uno en una piedra y nadie ni nada le molesta” y añadió: “¡Ay, qué bien si en una rama canta una tórtola!”. No podía seguir hablando de las tórtolas, pero era igual porque seguía llegando gente y para todos tenía conversación Jesús, que además de aficionado a los pájaros, es albañil. Una de las personas que llegó era una señora que venía con su nieta del colegio y le dijo si le vendía algún brote de aquel rosal que estaba limpiando y no se lo vendió, sino que le regaló varios de ellos, eligiéndolos con cuidado. Se fueron marchando todos los visitantes y entonces le dije: “Parece mentira que no tenga ninguna tórtola de ésas que llevan collar negro, que trajeron de Turquía y que están ahora mismo volando por esos pinos de aquí al lado”. Me contestó que él no se dedicaba a cazar pájaros, sino a cuidarlos, como la tórtola de la jaula, que resultó herida en una cacería y él la tenía en el enorme jaulón para cuidarla. Me dijo: “Ahí en la jaula hay unas alodas y algunos las llaman alondras”. Como Jesús nació y se crió en Nueno llama a las alondras con su nombre aragonés, es decir alodas. ¡Qué lástima que no tengas ninguna tórtola turca, con su collar que le rodee el cuello, con su dorso pardo claro y su cola larga!. Es quizá un poco más pequeña que la tórtola clásica, porque viene a tener unos veintiocho centímetros y cría en los árboles y en los huecos de las viviendas humanas. Hace unos cuarenta años, crió en un cuarto alto de mi casa la pareja que me dieron en Esquedas. Yo querría que otra pareja de tórtolas turcas le criaran a mi amigo, en la caseta de su huerta.

jueves, 16 de junio de 2016

El argentino que lanza plata al público

Puerto de Buenos Aires  (Argentina).

Me ha impresionando la presencia en un Hotel de la Costa Mediterránea, de un artista argentino, que hace feliz a los que en él, se aposentan. Presidía desde un punto de un salón extenso, elevado sobre un escenario, con sus ritmos y su propio baile, las  intervenciones musicales y su literatura filosófica y poética.  Al verlo y al  oírlo, mis compañeros de viaje,  acudían a escucharlas  y acompañar  su música, lo que hacían  bailando con el ritmo de sus cuerpos.
¿Quién era ese joven argentino?.  Tenía el artista Luciano Ortiz, su apellido, cien por cien, español, porque un antepasado suyo, se ausentó,  hace ya siglos de la Península Ibérica a la República Argentina. ¿Cuántos años harían posible que el padre de su abuelo, nacido en España, se marchara a las Américas en un barco, no muy poderoso, porque no tenía siquiera un motor, sino que circulaba sobre las aguas, impulsado por el viento que empujaba sus velas?.  Llegó su antecesor a la Argentina, entonces parte de la América española. ¿Qué es lo que allí vivió y trabajó?.  No lo sé, porque pudieron ser varias las zonas que recorrió, como la Pampa, que lanzaba al aire, altas yerbas, que alimentaban a los rebaños de caballos y de vacunos, aunque los que gobernaban esta nación tan rica en ganadería, tal vez no supieron devolver al pueblo, los alimentos, que la Naturaleza, había dado a la tierra. Había en la Argentina, tierras que se descolgaban de los Andes, en que se producía un vino que envolvía sus mentes en literatura. Estaba también el territorio de la Plata, “que se refiere a la mitológica Sierra de Plata, en el Pais del Rey Blanco, que buscaron Alejo García,  Sebastián Cabolo y otros, recorriendo las Rías de los ríos de la Plata, Paraguay y Uruguay, buscando expediciones. Buscaban un terreno regido por un Rey Blanco”, que no se sabía si era algún descendiente de blancos, que llegarían a América en años lejanos y anteriores. No encontraron al Rey Blanco, pero encontraron blanca plata y desde entonces fueron muchos los que quisieron recorrer el País de la Plata.
No se sabe si Luciano Ortiz, llevaba en sus venas, solamente sangre española o si se había mezclado con sangre de los indios argentinos, que le daban una categoría de habitante español y rioplatense, que le movería la sensibilidad y la imaginación, en el tango, en las alturas de los Andes y en la llanura de las Pampas.
Llegaron  tiempos en que la economía argentina, sufrió un “bajón” notable y muchos ciudadanos tuvieron la necesidad de volver a España. Esta necesidad la sintió Luciano Ortiz, el artista, que alegraba y hacía felices a los turistas que divertía en el Hotel de Comarruga. Tenía 22 años, con una edad en que sale de niño, que había asistido a la Escuela, pero que sentía la obligación y la necesidad de encontrar trabajo, como las sintió su antepasado, que le obligó a embarcarse en un barco sin motor, pero con velas, para encontrar el trabajo que buscaba, en la Argentina. Luciano que sintió la necesidad de encontrar  ese trabajo, en lugar de embarcarse hacia España, se subió a un avión no sólo para encontrar trabajo, sino identificarse con su pasado europeo y llegó a España.
El primer lugar español que pisó y amó Luciano fue Sevilla y se acomodó maravillosamente al ambiente de esta bella ciudad, al que se acomodó maravillosamente, que según su propia lengua, vinculada con su corazón, llamaba “hermosa ciudad”. Desde Sevilla recorrió todas las ciudades de inmensa alegría, como son las andaluzas.
Pero el afán por trabajar obligó a Celestino, en lugar de volver a la Argentina, subir a Cataluña. En Sevilla se puso en contacto con una empresa de Animación y al entenderse con ella, subió a trabajar a Comarruga. En Comarruga, está abierto un  puerto marino, pequeño, pero que recuerda el enorme y bello puerto de Buenos Aires.
Y cuando se puso a divertir a los huéspedes del Hotel de Comarruga, en su hermosa Sala  de Fiestas, parecía que le resonaban en sus oídos los sonidos, que percibió allá en la tierra de las Pampas y en los altos Andes. Así como en la Ría del Plata gozaban recogiendo el precioso mineral, Marcelino repartía la plata de su música, de sus canciones y las meditaciones que compartía con los que le seguían sus sugerencias.
Pero sus cualidades artísticas le han hecho estudiar los misterios musicales del EQUIPO de MÚSICA y ahora, con alegría de este arte musical y de la simpatía originada en las Pampas americanas, habla, ayuda a cantar y a bailar, a los que acuden  a este GRAN HOTEL, a gozar del arte  musical, que entra a formar parte de la vida de LUCIANO.
Yo no sé qué melodías espirituales y que músicas bailables, son las que ocupan el cerebro de LUCIANO, pero deben de ser inacabables, porque una tarde, entré en la Gran Sala y me senté alejado de su escenario y lo vi subido en él, y recitando hermosas palabras, que descansaban los oídos de los que lo estaban escuchando. Aparecían sentados, con sus ojos cerrados y sus brazos apoyados en los sillones. Parecían estar gozando de un éxtasis espiritual y Luciano leía y leía aquel discurso espiritual. Pasó un buen rato y el artista, se puso a repartir globos blancos entre sus pacificados admiradores. Se levantaron todos y elevaron cada uno su globo blanco hacia arriba y a una voz de Luciano, lo soltaron y todos ellos se marcharon ascendiendo hacia arriba, como si fueran un mensaje de salutación dirigido a las alturas. Al formarse esa nube de globos, se acabó el silencio y todos, se convirtieron en seres felices y se disolvió  la piadosa reunión.
Yo, como llegué tarde a la Sala, me senté un tanto alejado de la reunión y sin comprender el sentido de las palabras de Luciano, estaba sentado con mi corazón lleno de emoción. Cuando acabó de hablar y se puso a repartir globos blancos, para usarlos de comunicación con las alturas, se acercó a mí y me entregó uno de ellos.

Cuando me planteo problemas espirituales, me acuerdo del globo blanco,  que me dio Luciano y lo convierto en una oración que dirijo al Supremo Hacedor.

martes, 14 de junio de 2016

La bella escultura de la senegalesa SOKHNA



En el mes de Septiembre  del año 2015, conocí en el Hotel Natura Park de Comarruga, la belleza morena más atractiva, que había contemplado en este mundo. El Arco Iris muestra en el cielo, cuando llegan  las tormentas del verano, un deslumbrante arco, en el que se arquean  o adoptan forma medio circular, desde el rojo , el anaranjado, amarillo, verde, azul añil y violeta, pero el color moreno, lo van transformando los rayos del sol, en la piel de algunos humanos y adopta este color tintes morenos en la piel de   los seres humanos y, en tanto que en los lugares donde no brilla ni llega a quemar el sol, hombres y mujeres muestran un color o más bien un tinte, en el que parece que se pierden los colores, hasta quedar más que blanca la piel de los nórdicos de los Polos.
¡Qué contraste entre el color de la nieve y el de las dulces moras, que brotan de las zarzamoras!.
La naturaleza da casi todos los colores o sus mezclas en la piel de los  humanos. pero en los Polos mundiales se da el color casi perdido del blanco y en el Ecuador, que corre dando la vuelta al Mundo,  aparecen niños de un cutis oscuro, que parecen hermosos muñecos, con sus cabellos rizados y sus ojos blancos, como luceros que enamoran al que los observa.
Pero uno entra en un sueño, al contemplar el bello cutis de SOKHNA, sus ojos encantadores, sus labios sonrientes y sus blanquísimos dientes, que rodeados por esos rojos labios, te hacen soñar con la juventud de los seres humanos, alejados de la vejez y de la muerte.

¡Qué bello es el Senegal, donde se encuentran tantas bellas y morenas mujeres, que alegran la visión de su figura!.

lunes, 13 de junio de 2016

Javier o Chavi, el camarero de Comarruga



Javier  o Chavi, en lengua catalana, es un mozo que cumple la Ley de Dios que ordena: ”Ganarás el pan con el sudor de frente”. Porque está encargado en un Hotel, “de dar de comer al hambriento y de dar de beber al sediento”. Hoy en día, el Hotel no está lleno de hambrientos y de sedientos, sino de clientes de un agradable apetito, que son turistas y viajeros. Son personas, que buscan el descanso del trabajo, que han ejercido durante toda su vida y en aquel ambiente fresco en el verano y caliente en el invierno, acompañan su descanso con un buen apetito, que alegra no sólo sus estómagos,  sino también su agradable descanso.
Para utilizar el placer de comer y de beber con gusto, son los que en el comedor son complacidos por los camareros y camareras que ayudan a los clientes a acompañar sus ricos bocados por bebidas nutritivas de leche y de frutas con bebidas  agradabilísimas,  con el moderado poder del alcohol de sus vinos, o con cervezas y aguas de famosas fontanas.
Hoy me ha llamado la atención en el comedor,  un joven camarero, que es hombre amante de la sociedad humana, pues no sólo da de comer a los que al comedor llegamos, sino que lo hace con educación, acompañada por afecto humano, porque no sólo une los alimentos para nuestros cuerpos, sino que acerca a ellos un afecto a estos prójimos o próximos no sólo material, sino que con su sonrisa hace felices a los viajeros, a los que ayuda a  alimentarse, aproximándoles, “el pan nuestro de cada día”. 
Es, no sólo, una  convivencia agradable entre el público y los camareros, sino que la presencia de Javi ante mi persona,  cuando lo he conocido, me ha llamado la  atención, su brazo derecho, cubierto por un tatuaje. La primera visión de dicho tatuaje, grabado en su piel, con un tinte oscuro, me ha sorprendido.
La primera visión de dicho tatuaje, grabado en su piel, con un tinte oscuro, me ha causado algún problema psíquico, que dependía de mí en la primera impresión recibida de su persona, pero que acabaría de  transformarse en mi cerebro, en una impresión de optimismo. Y me llenó el espíritu de confianza, cuando le pedí que tuviera la amabilidad de mostrarme el dibujo misterioso, que exhibía en su brazo.
Pero al explicarme Javi, la extraña composición del tatuaje, se apoderó de mí el optimismo. ¿Por qué?, porque en aquellos tatuajes difíciles, estaba escrito el nombre de su madre, con letras del alfabeto del lenguaje oriental del Japón. También estaba representados los nombres de algunos hermanos suyos. Y aquel tatuaje lo cerraba la figura de un “León Oriental”, dispuesto a defender a su madre y a sus hermanos.

Javier o Chavi  no sólo era español y catalán, sino que se tatuó con dibujos  japoneses, que tienen que ver y en este caso han alcanzado la IGUALDAD de todos los habitantes de este Mundo.    

sábado, 4 de junio de 2016

El corazón musical de Valentín Artero




Valentín Artero, en ocasiones  escuchaba a su corazón, emitir los sonidos  de un tic- tac, ininterrumpido. Entonces  él, exclamaba: ¡sí, canta, corazón, canta!, para que esté alegre tu espíritu!; ¡corazón, canta, para que ese sonido, alegre tu espíritu, para que tu vida, que discurre por el mundo, sea feliz y goce del amor, de la convivencia y de la vida!.
Tanto pedirle al corazón que cante en tu interior, hace que ese tic-tac  sonoro, se transforme en un sonido sonoro y armonioso, que alegra, al escucharlo a todos los ciudadanos, que lo escuchan.
Esa belleza interior se transforma en el interior del corazón, que toda una vida sigue latiendo con su tic-tac sonoro, en una música poética, que se “cría” o se forma dentro de tu corazón, en lo más interior del “órgano cardiaco”, que rige toda tu vida.  No se nota en tu figura exterior, porque ella, está influenciada por el sol, el agua, el calor, el frío y otros fenómenos de la Naruraleza.
¡No, no  viene el sonido conmovedor de fuera de tu cuerpo, sino que se “cría! o se forma en tu corazón, en el interior del organismo cardiaco, que rige tu vida!. Y cuando  el misterio del amor de tu corazón inspira los sonidos musicales, que conmueven a los hombres, a las mujeres, a los niños y a todos los miembros de la Madre Natura, brotan por tu boca, convertida en un altavoz,  en forma de fuente sonora, conmueven los corazones humanos de los seres que te escuchan, y que se conmueven con tu sonoro cantar, que iguala la belleza  de los cantos del ruiseñor  y de todas las aves canoras, que vuelan y cantan en sus recorridos por el cielo, de los parques y jardines de las bellas ciudades, por los que vas acompañado por la bella Nona, recorriendo toda Europa.

(Pueden escuchar la música de Valentín, en zunzún. Bandcamp.com).  

Juventud, divino tesoro, ya te vas…


Ruben Dario.

Rubén Darío, poeta conmovedor, parece que veía venir un periodo triste para la juventud, como todos los que a lo largo de la Historia, han ido pasando, pero ahora, aplicando ese pasar a la juventud actual, se da uno cuenta que quizá ésta juventud,  se convierta en una generación perdida. Llorar por una generación perdida es lo mismo que llorar por la humanidad, pues decía Rubén: ”Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver. Cuando quiero llorar no lloro y a veces, lloro sin querer”. No sé si los jóvenes no querrían llorar, cuando se vieron rodeados por una construcción de chalets y de viviendas, que se expandía por toda España, pero ahora lloran sin querer. Mi amigo Alfonso Buil, con sus noventa años, cuando todavía era un niño de unos trece, desde la altura de la Sierra de Guara, se daba cuenta de los “filtros”,  que se abrían en las rocas y por los que desaparecían las aguas que enviaban las nubes, desde todavía más arriba. Aquellas aguas llovedizas, se filtraban e iban a parar a la Cueva de Solencio,  donde sólo servían para ahogar a algún explorador o para enterrar, en este caso “desaguar” a alguien que quería suicidarse. El miraba el horizonte y soñaba, al contemplar las tierras que se habían  de regar debajo de Santa Cilia de Panzano y de San Román de Morrano, por Sieso , Casbas, Angüés y Siétamo y al fondo se divisaba el fabuloso Moncayo, como si estuviera al alcance de la mano. En el Monasterio de Casbas, su Abadesa doña Ana Francisca Abarca de Bolea, tía del Conde de Aranda, Ministro de Carlos III, entre otras muchas ocupaciones civiles y militares, describió una Romería que en una ermita del Moncayo, se celebraba con actos religiosos seguidos de festejos, en los que las sanas y humildes pastoras del Moncayo, bailaban con los nobles que acudían a dicha Romería. Aquellas extensas tierras, había que regarlas, para que como le decía Don Joaquín Costa a su padre: con los riegos, la provincia de Huesca será la más rica en producción agrícola de toda España. Y él soñaba al ver las experiencias de su padre, de  obtener partos dobles de las ovejas de su casa de San Román de Morrano, que con las producciones vegetales de las huertas, los españoles se alimentaran con abundancia. Llegó la cruel Guerra Civil de 1936 y llegó el hambre a los españoles, tanto que Argentina, conmovida, nos envió toneladas y toneladas de trigo y los americanos leche en polvo, para alimentar a los niños en las escuelas. Allá arriba Alfonso no tenía motivos para llorar, sino para sonreír, pero al llegar la Guerra tuvo que llorar por los difuntos que caían abundantes, cerca de San Román, como el boticario de Casbas. Pero dominó el manantial de las lágrimas de sus ojos, porque lo que hizo, fue sembrar el patrimonio de su padre con sus jóvenes trece años, ya que éste padre estaba enfermo.  Pasaron desde entonces, muchos años y como me he expresado, los españoles se vieron rodeados por una construcción casi infinita, olvidándose de los pantanos y canales, que había que hacer correr por esas tierras. Y entre tanto la industria en Huesca aunque creció con muy poco vigor y muchas veces desdeñada por los “señores” de la administración, ha ido desapareciendo poco a poco y no quedó más que la construcción y a ella acudían a trabajar y a ganar dinero. 
Alfonso Buil, recordando aquellos viejos años, se expresaba así,  hace pocos días: me da la impresión de que la juventud, va a ser parte de una generación perdida, porque se ha quedado sin trabajo y sin estudios. Pero además muchos jóvenes quedaron endeudados para unos treinta  años, porque animados por el dinero que ganaban, se lanzaron a comprar viviendas y coches. Me dice Alfonso, que por lo menos una mitad de esa juventud, ha sido o puede verse hipotecada y despojada de sus pisos y esa deuda no les afecta sólo a ellos, sino también a sus familiares, ya mayores, que, muy optimistas no se negaron a firmar los contratos bancarios, que concertaban los jóvenes. Cuando aquellos jóvenes firmaban una hipoteca, se comprometían a devolver el dinero que les había prestado el Banco. Pero cuando se quedaban sin trabajo y no podían devolver los plazos del préstamo, el Banco no quería recibir ladrillos,  sino dinero. Cuando no pagaban, el Banco subastaba el piso y lo adjudicaban por un precio inferior a su valor real, pero si no podía dicho Banco  sacar todo el dinero que el joven debía, éste se quedaba sin piso y debiendo una cantidad, que cuando en ella pensaba, lloraba , no sé si queriendo o sin querer. Hay que arreglar en la sociedad, el asunto de los préstamos,  pues como me dice Alfonso Buil , hay personas que por deudas de dos millones de pesetas han perdido su fábrica o su maquinaria , que era más valiosa que su deuda. Aquí no hay cuidado por el bienestar de los hombres, que se ven sin ayuda, como en cambio la reciben,  los mismos Bancos del Estado. Aquí, ¿Quién tiene que llorar?.  Yo creo que el hombre,  unas veces sabiendo por qué y otras sin saberlo. Se han perdido todos los valores del hombre, incluido el deseo de estudiar, entre otras cosas porque en Huesca, si se necesitaban doscientas pisos al año,  se han construido, tal vez dos mil. En España  todo el mundo se ha dedicado a ganar dinero, desde los jóvenes hasta los ayuntamientos.
Han disminuido los estudiantes por  ambición, unas veces de ganar dinero y otras por la necesidad del mismo y dejaron los estudios para ir a la construcción e igual ha pasado con los jóvenes agricultores, que han dejado los pueblos abandonados,  a sus padres solos y muchas de aquellas tierras que Joaquín Costa amaba tanto, se han quedado de secano. Esas tierras, sin agua no podrán llorar ni llorarán los hombres que por ellas caminen, porque casi nadie las visita.
Hemos pasado por una época en que la enseñanza ha perdido la disciplina, y se  ha perdido respeto, porque se han perdido todos los valores.  Por la poca preparación en algunos centros de enseñanza, en Alemania dicen que de cada diez empleados, hay cuatro o cinco que no están bien preparados y cuando vieron venir el fallo de la construcción, prepararon puestos de trabajo en otros gremios. Aquí la política se olvidó de todos los problemas. En distintos lugares de España, declararon construibles muchos campos,  con lo que levantaron sus precios. Ahora sobran solares y viviendas que unas se han ocupado durante un cierto tiempo,  pero muchas no se han estrenado y otras ni siquiera se han vendido. Aquel gobierno levantó los precios,  ahora se los quieren cobrar, como si el dinero lo fueran a fabricar los ciudadanos. Con esa actitud van a colaborar en la ruina general,  sin tener que llorar, que ya llorarán los explotados por un gobierno y por el otro.     

El Instituto Ramón y Cajal, por los años cincuenta

Me he acordado del Instituto Ramón y Cajal de Huesca, al hablar con un amigo de mi hermano Jesús, con el que juntos estudiaban. He reflexion...