“¿Qué es poesía, me preguntas?, mientras clavas en mi pupila, tu pupila azul “, le decía Gustavo Adolfo Bécquer a una bella joven y se había quedado tan extrañado, que tuvo que añadir: “Y tú me lo preguntas… poesía eres tú”. Y de la misma forma en que Bécquer hace tal pregunta, nos la hacemos los hombres y mujeres, preocupados no sólo por unos bellos ojos, sino por mil motivos poéticos. Me regaló el matemático Carlos Torres un libro, que presentaba la misteriosa poesía que se vive con los teoremas y con las distancias interplanetarias y con los múltiplos. Parece ser que la poesía es un secreto que guardan las Musas, pero que nunca se ha descubierto. T. S. Eliot dice que “La crítica…nunca ha descubierto lo que es la poesía, en el sentido de lograr una definición adecuada”. Según el mejicano Arias de la Canal, hay sueños caprichosos o inspiraciones fantásticas que originan “la palabra en el inconsciente humano y se transmiten al mundo a través del poeta médium”. Un poeta basa su creación en la inspiración y en su palabra poética, que es algo especial, ya que un prosista no puede utilizar el lenguaje poético. La poesía se basa en los traumas cerebrales, que pertenecen al inconsciente colectivo y el poeta-medium los concreta con sus palabras. Mijail Bajtin(1895-1975) a las preguntas que le hacía Arias, contestaba:” Un poeta se apoya en su inspiración y en su especial lengua poética. Un prosista no dispone de semejante lenguaje poético, “distinto del que habla el prosista, que tiene sus argumentos, su experiencia, sus experimentos. Un prosista no dispone de semejante lenguaje poético”.
En cambio en el poeta Fray Luis de León parece que brota de su pluma un vocabulario poético, como cuando escribe: ”Despiértenme las aves-con su cantar sonoro no aprendido;-no los cuidados graves,-de que siempre es seguido-quien al humano trato está atenido”. Y al recordar el huerto, nos hace soñar con el nuestro, pues dice.”El aire el huerto orea-y ofrece mil olores al sentido,-los árboles menea-con su manso ruido,-que del oro y del cetro pone olvido”. Se estaba materializando la sociedad y ya casi nadie cultivaba los huertos, pero ahora, que la gente ya no cree en las riquezas y en el poder, vuelve a gozar de la poética estancia en ellos.
León Felipe hijo de un notario, viajó por América y sintió en su cerebro todas las piedrecillas “del río Duero,-del enjuto Manzanares,- del Hudson,- del Magdalena”. En una de sus poesías hizo ver “ la hondura de la repulsa y el distanciamiento entre la España peregrina y la oficial”, a la que le dijo ”Tuya es la hacienda,-la casa,-el caballo y la pistola.-Mía es la voz antigua de la tierra,-Tú te quedas con todo-y me dejas desnudo y errante por el mundo…-mas yo te dejo mudo…¡Mudo!-¿Y cómo vas a recoger el trigo-y alimentar el fuego-si yo me llevo la canción?.
Pero todavía quedan poetas y poetisas, que como la señora Josefa, exclaman:”la poesía es vida y yo amo la vida”. ¿Cómo no iba a amar la vida una señora que ha dado a luz a doce hijos e hijas”?. Después de lo anteriormente dicho, afirmaba que sigue amando la vida y la amará mientras pise la tierra, porque le agrada vivir el amanecer de cada día y la belleza del parque, donde cantan los pájaros, se agitan las hojas de los árboles y este gozar le deja el cuerpo frío como el mármol y caliente como los rayos del sol. Ama la vida, porque después de ver trabajando a sus doce hijos, cuida niños, que son hijos de la ciudad de Huesca.
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