Este mes de Junio del año 2010, he visitado un gran almacén de comercio de materiales eléctricos. Su fundador me reconoció rápidamente y yo me alegré al identificar a dicho señor, que conocí sencillamente cuando era un muchacho joven. No me extraña que haya llegado a extender la energía eléctrica, obra de Dios, como hemos visto tantas veces al sorprendernos el brillo de los rayos en las tormentas, que se daban en verano. Hombres como éste, hacen falta en la sociedad actual, para que todos tengan trabajo y les llegue “el pan nuestro de cada día”.En la provincia de Huesca ha habido siempre muchos hombres y mujeres, que han influido en la religión, en la sabiduría, en la literatura, en la medicina, en la agricultura y en la ingeniería. Aquí, en estos momentos, me encuentro con un hombre, que con su sonrisa ilumina a los que con él se encuentran, en su espíritu y en su vida diaria, como ocurre con la energía eléctrica, que también mueve las cocinas, las lavadoras, las máquinas industriales y que ahora interviene en el problema del petróleo, haciendo que los automóviles circulen, movidos por la electricidad. Ente esos hombres se encuentran San Lorenzo y San Vicente, Miguel Servet, San José de Calasanz, el escritor Llanas, Ramón y Cajal, Costa, y en estos momentos trabajan para el pueblo Arenas, Carlos López Otín, Barluenga y tantos otros. Entre las mujeres, no puedo olvidar a la poetisa Ana María Abarca de Bolea, tía del Conde de Aranda. Pero ahora, los jóvenes necesitan guías, que los iluminen y despierten en ellos el deseo del trabajo, de la prudencia y del buen obrar.
Antes, en el Seminario de Huesca, llegaron a estudiar dos mil setecientos seminaristas, desde
Entre las normas para seleccionar seminaristas, estaban las palabras de San Alfonso María de Liborio, que dijo: “mejor pocos y buenos que muchos y malos e inútiles”.
En el Seminario se organizaban veladas artísticas, musicales, actos de magia e ilusión y sobre todo el canto musical. Hacían excursiones, como peregrinaciones a
Varios de estos antiguos seminaristas no han podido olvidar sus años de formación y decidieron publicar un libro, que relata la verdad de algunas historias y anécdotas de la vida vivida en el Seminario.
Este libro no se ha publicado, pero en estos momentos de crisis moral y económica, serían un ejemplo a seguir por los jóvenes actuales, para que este país no cayera en la indisciplina, la droga, la corrupción y en el abandono de la moral y del trabajo, que traen la injusticia entre los hombres.
Ese libro demuestra que “la filosofía es útil en tanto mantenga una innovación de las imágenes fundamentales que ilumina el sistema social”. Esto lo escribe Arias de
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