María Asunción es una Maestra en la vida, pero no sólo para enseñar a los niños y niñas, sino también para aprender de esa vida en la que participamos. La vida humana abarca no sólo la vida física, sino la del intelecto, la del trabajo y la del arte Y ella piensa, observa las flores naturales que se exhiben a sí mismas en las macetas, colocadas en las ventanas por campesinas, que gozan con los colores naturales y aspiran el aroma ,que las flores desprenden. Pero no sólo contempla las cuidadas flores por manos, casi siempre femeninas, sino que se extasía admirando la belleza que crea la Naturaleza, luciendo flores y verdes hojas en los campos, unos de la “plana” de Huesca y otros transformados en bosques. El intelecto de María Asunción ha reflexionado sobre el trabajo de las mujeres, fomentando la belleza de las flores, pero no sólo se ha acordado de ellas, sino que admira y lamenta la dureza de muchos trabajos, que realizan muchas mujeres en el Mundo entero. Pero no se limita a admirar y lamentar esos duros trabajos, sino que, con su arte, quiere inmortalizar a esas mujeres, que pican piedras en algunas canteras, otras que suben por empinadas cuestas con cargas de hierbas, de un volumen descomunal. A mí me llama la atención el retrato de una joven morena, de gran belleza, que sonríe, a pesar de llevar sobre su cabeza un jarro de agua y conduciendo un asno, cargado también de agua por ella misma. Además de inmortalizar a las mujeres trabajadoras, lo que Asunción quiere es concienciar a la sociedad, para que luche para liberarlas de unos trabajos tan crueles. En nuestra tierra también se han dado casos de trabajos infames, que afortunadamente, ya no existen. Asunción ha pintado un cuadro con una señora anciana en uno de nuestros pueblos, descansando sentada en una silla y rodeada de gallinas, a las que ha echado unos puñados de trigo.
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