A Laguna cuyo nombre e historia aprendí, ya hace más de cincuenta años, en el alto pueblo de Bolea, lo quisieron obligar a luchar en la Guerra Civil diciéndole, que para arreglar el bienestar de España. Pero él que tenía el cerebro lleno de sentido común, adquirido en aquella terraza que se asoma desde un gran terrizo, que desprendido del Pirineo, se asoma a la Plana de Huesca, les dijo a sus “cazadores”, que el que comenzó la Guerra, la acabara, que él no dispararía ni una sola bala de fusil. Y no fue a la Guerra, sino que se refugió en la Sierra, para no matar a nadie ni ser un muerto de tantos.
Pasó la Guerra Civil y tanto en
el monte como en los alrededores y en el mismo núcleo de Siétamo, como escribió mi
primo Don Jesús Vallés de Fañanas, con motivo de su excursión a este pueblo, al
que vino atraído por el silencio, que reinaba en él, ya acabada la Guerra, mi primo Vallés, describió aquel triste paisaje, en qué a sus pasos por el monte, escapaban los negros
cuervos de su banquete asqueroso de carne humana. Porque Jesús Vallés, ante
aquel horrendo espectáculo, sentía dolorido su corazón por aquellos muertos en
una Guerra, en la que fusilaron en Fañanás, a su madre y a su hermano.
Después de la Guerra, tanto José Borruel, como
yo y los demás niños de Siétamo, nos divertíamos recogiendo balines, los recuerdos metálicos y tristes,
que habían quedado por las calles, en
las que abundaban más que los guijarros de piedra.
En aquel pueblo de Siétamo
murieron cientos y cientos de seres humanos, pero los niños nos divertíamos,
escalando las ruinas de las casas y descubriendo por el monte, cadáveres sin
enterrar o semienterrados.
José Borruel Oliva acompañado por
sus hermanos Domingo, Paquito y Toñín, se aplicaba en estudiar en la Escuela y a
medida que iba creciendo, se le desarrollaba la inteligencia, aspirando a ser
un buen Maestro. En Siétamo era preciso huir de aquella época negra de muertes,
de destrucción de viviendas, de falta de trabajo y los niños tenían que pensar
con la razón y no con las ideas políticas. El pueblo debía pensar no en
arreglar los problemas por medio de las armas, idea que enfadaba a Lizana, sino
por la cultura. José estudiaba para difundir esa cultura entre los niños, que
han acudido a sus clases y ahora, muchos de ellos han conseguido hacer llegar a
España a un buen nivel de prosperidad.
Pero se ha extendido un deseo de ganar dinero y más
dinero, lo que ha hecho que hayamos entrado en una sociedad medio corrompida.
José Borruel Oliva ha comprendido
esta situación a la que hemos llegado, pero él sigue con sus pensamientos
transcendentales, que le han llevado a escribirme estas reflexiones:”Alianzas y
convergencias en la unidad trasversal de los pueblos, de siempre, y el contexto
del respeto mutuo, dentro de nuestro País, que ha sido el que nos explicaron y
se aprendió como bueno y que yo también enseñé como maestro-profesor, sin
dudas, inquietudes, remordimientos, ni comparación ni menoscabo de las inmensas
mejoras estructurales, que mejoramos ahora y que pueden ayudar a comprender el
sentido transcendental del ser humano”.
Estos pensamientos le han brotado
en el cerebro al copiar con óleo el
Cuadro del Compromiso de Caspe, pintado por el gran pintor Marín Bagüés. A José Borruel le ha complacido, como él
mismo afirma, “haber pintado al óleo un lienzo, copia del de Marín Bagüés, que reúne a los Compromisarios
que pusieron fin a la incertidumbre de la Corona de Aragón, en la sucesión de
Martín I”. No me extraña contemplar el cuadro de mi amigo José Borruel, pues es
Maestro de EGB y Especialista en Dibujo Técnico
y Artístico, entre otras varias especialidades. Además goza de la ayuda
y de la compañía de su esposa Mary Baseca Peralta, también Maestra Nacional de
EGB.
José Borruel Oliva, con su cerebro
racional y con sus manos llenas de arte pictórico, con su Canto patriótico a la
unidad de España, por medio de su arte dedicado al Compromiso de Caspe, nos ha
dado una lección de patriotismo. Porque de la misma forma que Lanuza de Bolea
no quería participar en la Guerra, ”los selectos comenderos de los estados de
Aragón, Cataluña y Valencia (Baleares, Cerdeña y Sicilia),en lugar de luchar, tuvieron
dos meses de asambleas, razonamientos, arengas, proclamas y oraciones”, para alcanzar una idea común a todos.
Porque, ahora, se revuelven los
separatistas y los egoístas para romper todos los comportamientos racionales de
los ciudadanos de Aragón de aquellos tiempos, que tenían por divisa llevar, unidos con los “Peces del mar Mediterráneo”,
las barras rojas y amarillas de Aragón.
Gracias por tus comentarios. José Borruel Oliva
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