Siétamo, Estrecho Quinto,
Fornillos y Huesca se vieron envueltos en una Guerra Civil, que destruyó,
además de otros pueblos, a Apiés y deshizo a Siétamo. Después de acabada esa
guerra criminal, íbamos con un carrico a Huesca por el Estrecho Quinto pero no
podíamos pasar por el puente que estaba deshecho y entonces bajábamos por un
camino y pasábamos el río por medio del agua. La burreta torda de la que tengo
tantos recuerdos iba la primera delante de una mula, pero se negaba a
pasar el agua del río. ¡Hasta la burra
tenia pánico a los destrozos de la
Guerra!. Gila era un humorista que narraba numerosos chistes de la Guerra
Civil, que en muchas ocasiones, ¡eso si, con humor!, no hacía mas que reflejar
la realidad. Así Tomás Galindo, natural del Almudévar, me dijo que multitud de esos chistes provenían
de lo que sufrió el Estrecho Quinto, en que cayó un general ruso, que estaba
contemplando con anteojos, la ciudad de Huesca. En cierta ocasión, en la
pantalla de la Televisión, se vio a
Gila, coger el teléfono y se le oyó exclamar:¿oiga, es el enemigo?, le dijeron
que sí y él siguió preguntando ¿cuántos van a venir?. Del otro lado le contestaron”¡pues unos
quinientos!” y Gila exclamaba: ¡Aibá, que no tenemos balas para todos!. Esta
expresión humorística de Gila, es sencillamente una narración de la escasez de
balas y de medios que tenían los republicanos para lanzarse a realizar un
avance tan rápido y tan lejos de Barcelona. Pero hay que considerar la misma
escasez en el ejército que se había sublevado contra la República, para detener
los continuos ataques de los izquierdistas extremistas no sólo en las grandes
capitales, sino en todos los pueblos de España. Está claro que fueron hombres los que provocaron aquella
catástrofe, que llevó a toda España a
pasar una época de miseria, pues si los “extremistas de izquierda” armaban líos
en los pueblos, los de extrema derecha luchaban contra ellos.
Lo que hicieron unos y otros es introducir en la catástrofe de la Guerra todo
el pueblo, que no tenía intención de provocarla. En Bolea obligaron a Lizana a
ir a la Guerra, pero él contestó que quien la empezó, la acabase y se refugió
en la Sierra. En Huesca, por ejemplo, murió el republicano Santamaría, concejal
honesto y buen cristiano, arrastrado por el odio que unos y otros crearon. En
Siétamo fue terrible la sangre que corrió, derramada por unos y por otros, pues
fueron unos treinta y tantos los que murieron en manos de algunos “izquierdistas”
y otros tantos, en manos de los sublevados. Pero no fueron sólo estos los que
murieron, pues está todo el monte lleno de restos humanos. Hace poco tiempo se
ha descubierto el lugar donde fusilaron
a un fraile del que poseemos la fotografía y murió como un santo. Yo pienso que
habría que levantar una ermita dedicada a todos los muertos durante la Guerra
en Siétamo, en el lugar donde murió este “Padre Jesús”, cerca del río
Guatizalema.
El palacio del Conde de
Aranda fue destruido por unos y por otros, unos por ser su dueño Conde y los
otros porque decían que era masón. Entonces obligaron a mi padre a vender la
Plaza de los Caidos. Mi padre daba gracias a Dios por no haber sufrido ninguna
muerte en su familia y no le dio importancia a la obligada venta de la Plaza
del Palacio o de los Caídos, en un pueblo donde tantos hombres habían sido
sacrificados. Otros estuvieron presos, otros trabajando y muchos huyeron a
Francia, donde acudieron, como se ve en fotografías, por ejemplo de Bielsa,
cansados y helados de frío. En Francia estuvo Antonio Bescós, conocido en
Siétamo como Trabuco. De Almudévar marchó a Francia el padre de Tomás Galindo y
éste fue a verlo, después de haber trabajado algunos años en Almudévar y otros
en Barcelona y me cuenta lo que vio en alguna de esas reuniones que hacían los
refugiados españoles. Ahora estamos en “Crisis”y es preciso que miremos por
nuestros compatriotas y no excitemos la injusticia, no vaya a ocurrir que las
huelgas y las luchas que de ellas se derivan, vuelvan a crear un ambiente de
odio, que conduzca a una nueva guerra. Si levantáramos la ermita, acudiríamos a
buscar en ella la Paz.
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