No lloraba la gitana, al lado de
la chabola, sino que sonreía y el gitano
andaluz, lucía su elegante sombrero, en tanto que en otras ocasiones, cubría su
cabeza, con un pañuelo de colores, que la envolvía. En su sesera en la que
guardaba sus ideas con los colores de una pañoleta policromada, hacía siempre gritar al
gitano, con olés y olés y en
otras ocasiones con los dedos de sus manos, golpeaba rítmicamente sobre una
tabla, como golpean los gitanos con sus pies, cuando bailan. Había recogido un
hueso de un jamón, ya consumido, pero
que conservaba alguna brizna de aquel músculo, que había satisfecho a otros
seres humanos. No sé si se lo habían regalado en una carnicería o la había
recogido en algún contenedor. El gitano,
armado con un hacha, golpeando sobre un madero viejo, golpeaba sobre el
hueso, para obtener trozos de él, que cociéndolos en agua, salía
una rica sopa.
Parecía que aquel gitano decía, “sólo quiero
con el ruido de una taranta, repetir al mundo entero: yo soy minero”. Aquel
gitano, que procedía de Almería, donde trabajaban sus hermanos de raza, en aquellas minas, se acordaba de la taranta.
Allí practicaban el “arte de un pueblo marginal”, que ¡cosa extraña!, recordaba
un Romeo y Julieta gitano, por la repetición del amor entre un calé y una
gitana. Tarantos llamaban a los habitantes de Almería y éstos con la taranta
practicaban el arte del pueblo, porque esa taranta era una de las salidas folklóricas del baile y el cante de los
mineros.
Después de escuchar con gran placer
a Antonio Molina, que decía: “La marca España son los escritores, poetas y
directores de cine”. El creó películas de cine y cantó toda su vida cientos de
películas como aquella que dice : ”Soy minero, soy minero”. Antonio Molina,
nació en la provincia de Málaga en 1928 y murió en Madrid en 1992. Dijo que la
marca España son poetas y directores de cine y él inundó el mundo de coplas y
de flamenco, que hizo sonar en muchos espectáculos teatrales y películas en que
su voz elevada de tono, ejercía una gran influencia.
Ya muy joven marchó a Madrid,
creando un gran espectáculo, que debutó en el Teatro Calderón. Con su numerosa
colección de Coplas, toca todas las actividades de los españoles. La canción
más recordada en España es la de “Soy minero, soy minero”, pero nadie se olvida
de “Adiós a España”, ”Soy un pobre presidiario”, “Yo quiero ser mataor”, y ”Ni Alemania ni
Francia”. También decía sólo quiero el ruido de una taranta para repetir al
mundo entero “yo soy minero”, siendo un actor español, que iba por el mundo
cantando coplas flamencas. Lo hacía con su elevada voz, con un tono alto y con
un estilo que nadie podía imitar. El pueblo amaba contemplar sus espectáculos
de teatro, así como las películas, en que su voz, pronunciaba con una habilidad
vocal, que fue la principal llamada que atraía a ese pueblo. Murió de sesenta y
cuatro años de edad en 1992.
Hoy, en un Bar del Tubo de
Huesca, he tomado café con el Almeriense o “taranto” José Martínez Nieto, alias
el Wili. Se ha puesto a cantar una canción, que dice: ”Mi hermano está en
Alemania-ganando buenos caudales-pero no olvida a su madre-ni olvida el nombre
de España. La novia se desespera cuando –tardo en escribirle, porque siente los
dolores, de la ausencia de su amante”. Y como en la calle no puede acompañarse
con los zapatos en el suelo, con sus
dedos sigue el ritmo de su canción, acompañando la música que cantaba con su
boca.
Este Almeriense Wili, es un
hombre pobre en dinero, pero tiene un
espíritu, parecido al de Antonio Molina. Cuando le alabo sus sentimientos, dice, “la vida es muy triste, pero
es muy bonita, porque yo no he conocido a ningún hombre difunto, que me diera
los buenos días”.
Cuando camino por la calle, siento
la ausencia de personas, que tal vez estén trabajando y sólo se encuentra uno a
parados y a hombres que ya tienen muchos años y yo me pregunto ¿esas personas
lloran o cantan, son felices o sufren la carencia de calor en el invierno y de
frescura en el verano o tal vez carezcan de alimentos que prolonguen su vida?.
Estos días he contemplado la vida de esas personas, que
viven al margen de la sociedad y a veces son despreciados por no bailar
sardanas ni jotas, sino flamenco.
Francisco Ribera- Beleta, vio un
paralelismo entre la pareja de Romeo y Julieta y otra pareja formada por calés
de dos clanes gitanos, que muchas veces
se odian sin recordar los motivos. Y este Ribera- Beleta en 1963, creó la
película “Los Tarantos”, con Carmen Amaya como actriz principal y Antonio
Gades. Y la película “Los Tarantos” obtuvo un Oscar.
Yo no veo a Antonio Molina ni
escucho a Carmen Amaya, porque ya están muertos, pero me emocionó cuando oigo
cantar, aquí en Huesca, al sensible Willi, acompañando el sonido con el ritmo
de sus dedos.
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