Los hombres sueñan, cada día, en
sus correrías por la Historia y en las que desearían dar por el Universo. Esas
marchas las ha dado montado en sus caballos, compañeros de su vida o las ha
querido dar en vehículos, cuyos modelos han sido siempre, los mismos nobles
animales. Siempre han intentado ennoblecerse, hacerse caballeros, como expresa
el poeta medieval, al escribir: ”Helo,
helo por do viene el infante triunfador, caballero a la jineta, en caballo corredor”. De tal forma soñaron
los hombres con los caballos, de cuya anatomía, unida con la humana, llegaron a
formar como unos nuevos dioses, las figuras unificadas del hombre y del
caballo, es decir a los centauros, con cabeza humana para pensar y con brazos y
manos para ejecutar, con su largo cuerpo horizontal propio de un caballo, con
sus raudos remos para andar, trotar o galopar y una ondulante cola para
presumir de su doble personalidad. Parece que los hombres ansiaban aquella frase
bíblica, que dice que “todas las cosas serán creadas y renovarás la faz de la
Tierra” ya que no sólo soñaron los
primitivos con cabalgar por el Universo, sino que yo, cuando era todavía un
niño, escuchaba cantar a las niñas de la escuela:”Quisiera ser tan alto como la
luna, como la luna, para ver las montañas de Cataluña, de Cataluña”. Y para alcanzar la altura de esas montañas
crearon unos caballos voladores, movidos por motores a base de “caballos”. Sender en su libro
“Monte Odina” habla de la llegada del cometa Halley, que llegó a dicho Monte en
1909 y después de atribuir al cometa todos los males que ocurrían por entonces
en el mundo, decía: “no sé por qué me sugería la eternidad. Esa eternidad que
nadie puede imaginar y que más tarde yo he tratado de materializar en la
esfera. En la esfera de los caminos sin fin”. Y al niño Froilán se lo llevó el
cometa Halley y está viajando por el Universo y lo mismo pensaron los sabios
del mundo y crearon una especie de cometas,
más bien de cohetes, que conducidos por hombres ya han llegado a la
luna.
Pudo el artista Paco Giral producir un cuadro abstracto en el
que hubiera que adivinar como Froilán, el muchacho de Sender, viajaba en el
cometa Halley, o como los testículos del caballo de Roldán eran arrastrados por
las aguas del río Flumen, pero él es un hombre optimista y sin dejar de hacer
pensar en los misterios del mundo, nos los recuerda con un realismo
impresionante, con un caballo y su jinete, que van por el aire y recreando a
los que contemplen su cuadro, con el verde de la Hoya de Huesca, tan
relacionada con los caballos.
Mi amigo Paco Giral es un pintor,
amante de los caballos, de los que posee una yegua modelo de elegancia y ha
realizado un cuadro tal vez inspirado por el salto que el militar de Carlomagno, el caballero Roldán dio en la Sierra que cubre el horizonte y él en la llanura o Plana de Huesca. No trata de
demostrar las teorías, por mí expuestas,
sino que su sentido artístico, las convierte en realidad. Ese bello cuadro
representa una verde y primaveral llanura con su fondo cerrado por Guara, Salto
Roldán y Gratal y en el centro de la base un obstáculo de postes de madera,
sobre el que pasa volando, un caballo de capa obscura y montado por su jinete, con sus ropas de
diversos colores, como distintas son las ideas de cada individuo, para
coincidir en la historia de los caballos,
caballeros y pilotos de los satélites. El caballo lanza sus orejas hacia delante, en tanto que el jinete apoya
con fuerza sus pies en los estribos y los remos recogidos, como en una fase de
su galopar, en tanto el jinete, compagina su salto con el del caballo, pues los
dos son los que lo llevan a cabo, como dice el verso: el salto del caballo lo
realizan “hombres y caballos juntamente”.
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