miércoles, 16 de mayo de 2018

Encuentro con Antonio y Domingo Leris de Coscullano




Me he encontrado en el Bar del Hotel Pedro I, a dos hombres, auténticos señores de Coscullano. Suena esta sierra, de palabra, con un sonido agradable, que se escucha desde Huesca, que se encuentra debajo de la  Sierra de Guara, desde hace ya muchos siglos.
Cuando yo era Diputado provincial, subía a Coscullano,  para  observar, como  Diputado Provincial,  la pavimentación de las calles de este pueblo tan pintoresco y mezcla de Montaña  Serrana  y tierra más laborable del Somontano, desde donde se contempla Siétamo, Arbaniés y Castejón.  En alguna ocasión me sentía empujado por la atracción de la Punta de Guara y no podía anular la llamada del Pico de Guara y por el terreno, que subía a la dicha Sierra  y  en dicho ascenso me encontraba con un lugar,  donde hacía siglos había ardido una iglesia que los godos habían construido hacía muchos años. No sé si allí se encontró en alguna ocasión, alguna  Cruz Blanca, que a su lado, habría durado muchos años. Yo recuerdo la Cruz Blanca, pero es un recuerdo borroso, que no puedo aclarar.
 Hacia el Norte, cuando oía a Don Lorenzo Zamora, esposo de  Aurita,  padres de sus hijas Carmen y  Paz Zamora, se enteró, de que cuando los Guardias Civiles, estaban tratando de alcanzar, cerca de la ruinosa y visigoda Ermita, cuyas ruinas se encontraban en las alturas de los Maquis, a los  que acompañaban en su caza ,  mientras se dieron cuenta de que los Maquis, estaban preparando su comida. Después de acabada  la  búsqueda de los Maquis, el vecino de Coscullano,  se dio cuenta de que podía morir, alcanzado por el miedo del que se encontraba muy cercano. Y  descubrió, no se sabe si  fue por miedo a ser alcanzado por el fuego de los guerrilleros, que le hicieron abandonar  la  cercanía de los Maquis, a los maquis que estaba ayudando a perseguir y los dejó, con la excusa de detenerse para hacer sus necesidades. ¿Quién juzgará la actitud defensiva del hijo de Coscullano, para no morir asesinado en aquella criminal guerra, en la que él no quería participar?. Cuando vieron a los Maquis, el acompañante, les dijo: ¡ meteos  por el  Vedado, que baja por el Monte de Guara!. Los Maquis que ya tenían preparada la comida,  escaparon,  al  oír y ver a los Civiles.
Escaparon casi todos los maquis, menos uno, al que habían herido y que los Guardias subieron en un mulo y lo llevaron a Coscullano. Esto es lo que la historia cuenta y que después,  lo llevaron al Hospital de Huesca, donde dicen algunos que lo ejecutaron y otros que lo tuvieron en prisión durante varios años. Me dicen los hermanos Antonio y Domingo que casi todos los guerrilleros que vinieron a España, no sabían que los llevaban a una cruel guerra y se lamenta de su mala suerte y la de los vecinos, donde pasaban, aunque a alguno mataron.
¿Qué tierra tan cercana de Huesca capital y que Historia tiene Coscullano, desde los visigodos hasta sus escasos habitantes!. Por la altura se encuentran el Pico de Guara, donde un valiente vecino de este pueblo, está cuidando vacas y contemplando los elevados pinos que dan la sombra a espacios serranos. En el desaparecido solar que me enseñó mi consuegro Lorenzo el lugar donde encontraron piezas visigodas, que se encuentran en el Museo Provincial de Huesca. Y como van desapareciendo los vecinos antiguos de  Coscullano, con los que conviví en el pueblo, como el padre de un Médico, que ya no he contemplado más en Coscullano.
Hace escasos días encontré en el Hotel Pedro I a los hermanos Antonio y Domingo Leris y me contaron como participaron en la Parroquia de Coscullano en el homenaje a la Maestra Doña Aurora Pardo Royo, que ambos hermanos se acordarán siempre de aquel homenaje musical y de otros vecinos de Coscullano.   

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