Es muy frecuente, en Huesca,
encontrarse con individuos que tienen como apellido el de CABRERO, y no es
extraño que alguno de ellos, en siglos pasados,
se casara con la zaragozana Isabel de PATERNOY.
Supongo que sería originaria de dicho pueblo, hoy convertido en ruinas, A estas ruinas de
Paternoy, las conozco por casualidad,
porque cuando subía por la Carretera de Jaca, pocos kilómetros antes de llegar
al Puerto de Santa Bárbara, siempre encontraba un desvío a la derecha, en el
que no estaba escrito ningún destino para conductores. Pero penetrando por dicho desvío, llegaba
enseguida a las ruinas de aquel desaparecido pueblo de PATERNOY. ¡Qué nombre tan
noble y tan sonoro tienen aquellas ruinas!. Te engrandece el espíritu ese “sonido
callado” y te llenan de tristeza aquellas ruinas de la iglesia y de aquellas
casas derrumbadas. Una de ellas daba la impresión de encontrarse en un buen estado
de conservación, pero tenía la puerta de
entrada abierta. Entré en ella y contemplé unas alpargatas de un tamaño
descomunal, pero en lugar de llevarlas al Museo de Objetos del Pasado de Sabiñánigo, allí las dejé, para que
el tiempo acabase con ellas. Era bello el nombre de aquel lugar que fue un
pueblo, pues sonaba a algún lugar histórico su nombre de Paternoy y aquellas alpargatas tan grandes, me hicieron recordar una raza de hombres de
cuerpos grandes y poderosos. Un compañero veterinario me recordó algunos días
después que desde Paternoy, bajaban
rebaños de ovejas para invernar en la
Tierra Baja.
Pero en el escrito que me ha
enviado Miguel RIBERA del PUEYO, médico
y farmacéutico, dice que MARTÍN CABRERO,
SEÑOR de YASO, más tarde del
Ayuntamiento de Morrano, en el partido Judicial de Huesca, fue ennoblecido por
el rey Alfonso V el Magnánimo en 1420, y se casó con Isabel de PATERNOY, nieta
de Don CIPRÉS de PATERNOY, padrino del rey Fernando el Católico.
Esto
ocurrió en el siglo XV con ISABEL de PATERNOY, que entonces residía en
Zaragoza. La vida se va repitiendo, a través de los siglos, porque de la misma
forma que en el siglo XV, Isabel de Paternoy, abandonó su pueblo, yo soy
testigo de que aquel pueblo muerto ejercía una fascinación sobre el
espíritu de algunos ciudadanos vivos, porque en cierta ocasión, en la carretera
de Jaca, en dirección hacia abajo, es decir hacia Ayerbe, encontré a un joven, con
su coche parado. Este joven se había retirado a vivir dese Zaragoza a Paternoy.
Me puse a conversar con él y me explicó que bajaba de PATERNOY a AYERBE y se le había acabado la gasolina.
Después de quedar desierto PATERNOY, aquel joven quiso vivir en un mundo
solitario que le proporcionara felicidad. Pero la soledad lo despachó de
PATERNOY. Años después he querido entrar a recordar la vida y muerte de
PATERNOY, pero no he acertado con el camino, que desviándose de la Carretera
general de Jaca, te lleva a ese pueblo muerto. Hoy he mirado en un mapa y lo he
acertado, poco antes de llegar al Puerto de Santa Bárbara, en la cumbre de la
Sierra de San Juan de la Peña, muy cerca del Monasterio Nacional de San Juan de
la Peña.
Es el de PATERNOY el nombre de un
pueblo, que se encuentra cerca de unos mil metros de altura, con un nombre
sagrado y próximo al Monasterio de San Juan de la Peña y que ha llegado casi a
desaparecer del mapa del primitivo Aragón. Cuando subes por la
carretera de Jaca, ya no hay en la entrada del desvío que a él conduce, ningún
cartel, que haga saber a los conductores, que allí mismo, se encuentran los restos “sagrados
de un pueblo que sólo conserva el nombre
de Paternoy”.
Pero hay que volver a recordar,
los escritos del Médico y Farmacéutico Miguel Ribera del Pueyo, que dicen
que es pariente de Martín Cabrero, Señor
de Yaso, que fue ennoblecido por el rey Alfonso V, el Magnánimo, y que en 1420 se casó con Isabel
de Paternoy, nieta de Don CIPRÉS de
PATERNOY. Fue este MARTÍN
CABRERO, PADRINO DEL REY FERNANDO EL CATÓLICO. Esto ocurrió en el
siglo XV con Isabel de Paternoy, que
residía en Zaragoza.
El nombre de PATERNOY es
antiquísimo, pues parece ser que el primer Abad de San Juan de la Peña, llamado
Paterno, añadía a su nombre una Y, que significaba sabely sigue significando en
vasco, posesor de ese nombre. Parece deducirse que por la proximidad
del Monasterio de San Juan de la
Peña, el Abad Paterno, creó este pueblo.
Y vuelvo a repetir que en el
siglo XV, esta familia de MARTÍN CABRERO, SEÑOR DE YASO y ennoblecido
por el Rey Alfonso V el Magnánimo en 1420, se casó
con ISABEL DE PATERNOY, nieta de Don Ciprés de Paternoy , padrino del REY FERNANDO EL CATOLICO.
El Caballero Don Martín Cabrero
tenía un escudo en campo de sinople, una cabra de plata, bordura de oro, cargada
de diez escudetes de gules, con el jefe de plata. Isabel de Paternoy tenía como
emblema de la familia a la que pertenecía, un ”Ciprés”. Tuvo esta familia tres
hijos, a saber: Juan Cabrero, Gonzalo Cabrero y Sancho Cabrero. El mayor de
ellos Don JUAN CABRERO y PATERNOY, colaboró con la CORONA REAL DE ARAGÓN y fue
consejero secreto del Monarca. Estuvo sirviendo lealmente al Rey Don FERNANDO
EL CATÓLICO, pues no se alejó de él, ni siquiera cuando se quedó ciego con unas
cataratas, ya que el Rey hizo que siempre estuviera a su lado, sentado en una
pequeña silla. Este JUAN CABRERO apoyó al Rey para que aportase ayuda a
CRISTÓBAL. Por su proximidad al Monasterio de San Juan de la Peña, el Abad
Paterno, fue padrino del rey Fernando el Católico.
Cuando nuestra familia huyó de
Siétamo en la Guerra Civil de 1936, fuimos a Jaca y a Ansó, pero al volver, mi
abuela doña Agustina Lafarga Meriz, nos acogió en Huesca en el número 61 del
Coso Alto, al lado de la iglesia de
Hermanas de Santa Ana. En este mismo lugar y en el siglo XVI, el descendiente
de aquellos Cabreros, Pedro Cabrero Escario, fue a vivir a Huesca, para
estudiar en su Universidad fundando su
casal propio, en la iglesia de Santa Ana, que todavía allí se encuentra. En una
alcoba al lado de esta iglesia, dormimos mis hermanos y yo, escuchando a veces
cánticos religiosos. Mi abuela materna, doña Agustina Lafarga Meriz, viuda de
mi abuelo Don Ignacio Zamora Blasco, Diputado Liberal de Huesca, murió en dicha
alcoba, y también escuchó músicas religiosas, que hacían sonar las Hermanas de
Santa Ana.
He escrito sobre la influencia
que tuvo JUAN CABRERO Y PATERNOY, en el Rey para financiar el Descubrimiento de
América, como también dio 2000 ducados para la construcción del Canal Imperial
de Aragón Hay quien dice que los judíos que participaron en la muerte
de San Pedro de Arbués, eran de Paternoy, pero no es cierto que los Cabrero lo fueran, aunque sí que probablemente lo fueran los de La
Caballería, emparentados con los de Paternoy. Por esta circunstancia los Cabrero de
Paternoy, de Yaso, es decir JUAN CABRERO,
es natural que colaborara con Fernando el Católico, del que era consejero, en aportar dinero junto
al judío Santangel, para la conquista de América. En aquellos tiempos ya
existían capitales judíos en España que más tarde provocaron su expulsión. No
son extraños estos fenómenos “religioso-monetarios” en estos tiempos, como lo
eran entonces.
Fueron muchos los de la
Genealogía de los Cabreros, que participaron en la sociedad española. Por
ejemplo MARTÍN CABRERO, Señor de Yaso, casado en el siglo XV con Isabel de
Paternoy nieta de D. CIPRÉS de PATERNOY,
padrino del rey Fernando el Católico. Su antepasado MARTÍN CABRERO casado con Isabel de Paternoy, pusieron su casa solar en el pequeño pueblo de
Yaso, en las laderas de la Sierra de Guara.
Hasta el siglo XVII, fueron
varios los Cabrero que participaron en la vida de la Sociedad, hasta que Miguel
Cabrero en dicho siglo, se casó, en Huesca, con Luisa López de Botaya.
Estuve con mi familia, en Botaya
y observamos unos anuncios, que había colocado el Ministerio de Turismo, cerca
de la Parroquia. En aquellas notas hablaba de la nobleza de la Casa López de
Botaya, de la que se casaron dos hijas, una con mi abuelo de Siétamo, llamada
Pilar, resultando ser mi abuela, que se murió en mi casa de Siétamo, estando yo
casi recién nacido. Según su hijo, a saber mi padre, la adoraba, porque la
consideraba como una mujer muy buena y muy religiosa, que provenía de Casa
López de Botaya, de dicho pueblo. Se llamaba Pilar Casaus López de Botaya y estaba casada con mi abuelo, que murió por
los mismos días del año de 1930, (el mismo año en que yo nací) a saber MANUEL ALMUDÉVAR
VALLÉS. Pero mi abuela Pilar Casaus López, era hermana de Polonia (Apolonia), la
que se casó con Don FRANCISCO RIPA
CASAUS, hombre elegante y dueño de fincas en Jaca, donde estuvo de
Alcalde, muchos años antes de la Guerra Civil. En esta Guerra Civil, subimos toda mi familia a Jaca y
allí nos recibió Paco Ripa con sus hijos Pepito y Blanquita, pues Polonia ya
había muerto y su nombre estaba pintado en negro en un cristal del comedor de
su casa de Jaca. Nos proporcionaron ropa de cama para que no pasáramos frío.
Nos hizo mi tío Ripa mucha compañía y recuerdo como nos acompañó a contemplar,
la rogativa de los enfermos a Santa Orosia de Yebra de Basa, que ya no he
vuelto a ver. Acudían a Jaca los peregrinos de Yebra de Basa y los jacetanos los recibían con cariño. Allí
nos encontramos mi padre y mis hermanos con Paco Ripa, que fue un notable
jacetano. Durante una pequeña parte de la Guerra Civil, nos recibió en su casa
de la Calle Mayor, donde nos ayudó con algún alimento y nos cultivó el
espíritu, haciéndonos contemplar, una hermosa capilla, que todavía se conserva.
¡Qué recuerdos tan lejanos entre la belleza y la piedad en la capilla y el
sonido de la pólvora, con la cual, recuerdo yo, como mataron a una niña del
pueblo de Bellestar, escapada de su casa, como nosotros!.
Yo siempre he tenido un respeto y
un amor a Don Francisco Ripa Casaus, que era un señor alto y elegante. Era primo
hermano de mi padre Don Manuel Almudévar Casaus y sus esposas fueron de Casa
López de Botaya, de las que existen todavía en Jaca, en su casa de la
Calle Alta, fotografías de singular belleza. Y en Huesca, yo, sucesor de Manuel
Almudévar Casaus, conservo un libro con tapas de fibra de cuero escrito el año
de 1685, titulado “CORONA REAL DEL PIRENEO”.
En la tapa de cuero pone: “LA RIPA, CORONA REAL DEL PIRINEO”. El autor
de estas páginas fue un La Ripa y se conservó en la Biblioeca del Monasterio de
San Juan de la Peña hasta el año 1865. Pero el año de 1835, llegó la
Desamortización de Mendizábal y los bienes del Monasterio se vieron confiscados
por el Estado, y se llamarían Bienes de la Peña.
Botaya es un pueblo que se
encuentra al lado del Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña y ante aquel
espectáculo de desamparo del Monasterio, los López de Botaya, guardaron algunos
objetos, entre los que se encontraron algunos libros.
El monje que escribió alguno de
esos gruesos libros, se llamaba La Ripa, y fue pariente de mi tío Paco Ripa, ese
Prior Conventual del Sagrado, y Real Claustro de San Juan de la Peña, igual que de Paco Ripa
conservan en Jaca, en la calle Mayor una hermosa Capilla. El apellido Ripa es de origen vasco y se extiende por el Pais
Vasco y por el Sur de Francia y por tanto es fácil que el monje escritor y mi
tío Paco Ripa, fueran parientes. Como las hermanas Pilar y Polonia Casaus López
de Botaya, nacidas en Botaya, al lado del Monasterio de San Juan de la Peña,
tenían su origen en el Señorío de Vizcaya. El primer Señor de Vizcaya, del que
alguien piensa que procedía de Navarra, murió el año de 1076. Este Señor de
Vizcaya tuvo un pariente de monje en San Juan de la Peña, del que se marchó, no
se sabe dónde. No perdió su amor a San Juan de la Peña, pues hizo donaciones al Monasterio, que había abandonado. El primer
señor de Vizcaya, después de luchar en Botaya y en su Monasterio, próximo al
navarro de Leyre, intervino en Nájera, en San Millán de la Cogolla y en otros
puntos históricos.
No es extraño que el Señor de
Vizcaya, un poco lejano de San Juan de la Peña y de Botaya, acudiera a estos lugares, porque es muy conocida su
asistencia a la convocatoria de Ayerbe con el propósito de Reconquistar
Zaragoza.
La familia López de Botaya, al
llegar la Desamortización el año de 1835, recogió algunos libros, que se habían
convertido en un lugar donde apoderarse de ellos. Los López de Botaya
rescataron el libro “Corona Real del Pireneo Disputada, año 1865”, escrita por La Ripa, pariente de Don Paco Ripa
de Jaca, que se casó con Polonia López
de Botaya y hermana de Pilar, que se casó con Don Manuel Almudévar Vallés.
Se conservó este libro en la Torre Casaus de Huesca, porque para la Guerra Civil, desaparecieron todos los libros de Casa Almudévar de Siétamo y este libro, editado en 1685, se guardaba en dicha Torre.
Se conservó este libro en la Torre Casaus de Huesca, porque para la Guerra Civil, desaparecieron todos los libros de Casa Almudévar de Siétamo y este libro, editado en 1685, se guardaba en dicha Torre.
El Padre Abarca, nombre muy frecuente en Aragón y de naturaleza de
estirpe vascongada, escribió en el libro “Corona Real del Pireneo Disputada. Año 1685”, en el Libro
II,cap. I, lo siguiente sobre Vizcaya, que los de Aragón encuentran lejos de él: El Padre ABARCA” en su
opinión la Antiquísima Ciudad de Jaca, y su condado de Aragón decía : es la
punta oriental de la Fortísima y Antiquísima Ciudad de Jaca, y su condado de
Aragón; es la punta oriental de la Fortísima, y Antigua Vasconia; desta manera no hay inconveniente alguno en
contar la Provincia de Aragón entre las otras que pertenecían a la Vasconia”.
Mi abuela Pilar López de Botaya y mi tía Polonia, como he escrito antes, tenían
su origen en el Señorío de Vizcaya, que no se conoce si estaría situada en tal
Vizcaya o en Navarra. Los contactos de
los López de Vizcaya con Botaya tuvieron su origen, en el Monasterio de San
Juan de la Peña, al lado de Botaya y en la acumulación de tropas en Ayerbe,
para conquistar Almudévar y Zaragoza. Allí se unieron los Señores de Vizcaya.
La familia de los Cabrero y de
los Paternoy, forman una genealogía en
España, que viene desde JUAN CABRERO
PATERNOY, de cuya compañía no se
privó el rey Don Fernando el Católico, pues no se permitía
abandonar su compañía, pues además de
consultarle en los diversos problemas de su gobernación, no se apartó .viejo y
achacoso de Don Fernando el Católico. No se vio nunca abandonado de la compañía
de Juan Cabrero, porque no lo desamparó en sus épocas más tristes, como cuando
tuvo que abandonar el reino de Castilla a su yerno Felipe, teniendo que sufrir
la ingratitud de la nobleza castellana.
Desde 1420, fue Martín Cabrero, Señor
temporal de Yaso, recibiendo el privilegio de ser Noble de Aragón él y sus
sucesores, por concesión del rey Alfonso. Se casó con Isabel de Paternoy y
levantaron su casa solar en el pueblo de la ladera sur de la Sierra de Guara. FUERON
diecinueve (XIX), el número de Cabreros, que mantuvieron su residencia en Yaso
y todavía el XIX Pedro Cabrero Ferrer, tuvo
que probar su Infanzonía.
Su hermano que fue Domingo
Cabrero Ferrer, natural de Yaso, se casó con ISABEL BESCÓS, apellido muy
frecuente en esa Sierra de Guara y con el que emparentamos los Almudévar de
Siétamo con los Bescós. Estos se
extendían por Santa Cilia de Panzano, por el mismo Panzano, por Aguas y por
Yaso. Este DOMINGO CABRERO FERRER, natural
de Yaso, en su casa EXHIBÍA el ESCUDO de los
Cabrero, con una cabra representada en el primer cuartel. Se observa detrás de ella un Ciprés, que
indudablemente hace alusión a los Paternoy de la Sierra de San Juan de la Peña.
En el segundo cuartel, está inscrito el CORAZÓN
de los BESCÓS,como base de una CRUZ; en el tercero los bastones de gules
de Aragón y en el cuarto, tres ollas en triángulo, que les creó grandes
litigios”. En 1793, la Real Audiencia de Zaragoza, dijo que los Cabrero de Yaso
y Aguas, eran legítimos descendientes de
Martín Cabrero y por tanto legítimos infanzones de Sangre y naturaleza.
El apellido Bescós, que era el
que poseía Isabel Bescós, que se casó con Domingo Cabrero Ferrer, venía del
pueblo de Bescós, que trasladaron su casa solariega a BASTARAS, que fue una
joya prehistórica, destruída por
turistas que compraron dicho pueblo. Algunos individuos de dicha familia se
establecieron en Panzano, Labata, Liesa, Santa Cilia de Panzano, Bierge y
Aguas. Los Bescós de Santa Cilia probaron su infanzonía en 1775. El Bescós de
Santa Cilia, es gran amigo mío y parece ser que este Domingo Cabrero de Yaso,
se casó con una Isabel Bescós de Santa Cilia de Panzano. De esta casa de Bescós
de Santa Cilia, acudieron mi amigo Ignacio Bescós de Panzano y otro Bescós,
cuya casa se conserva y que una hermana suya, proporcionó un libro, que narra
la vida de una de las fundadoras de la Comunidad de monjas de Santa Ana,
apoyando a la Madre Rafols. El escudo de los Bescós está unido al de los Cabrero
de Yaso y el escudo de los Bescós se
conserva en Santa Cilia de Panzano, en casa de mi amigo, Gonzalo Bescós.Cuando
fui a verlo me hizo leer el libro de Infanzonía de su apellido. Por los pueblos
cercanos, como Bastaras y Panzano, quedaron
parientes de Gonzalo de su mismo apellido, que todavía se declaran
parientes de aquel MANUEL BESCÓS ALMUDÉVAR, que en los lejanos tiempos de 1923,
fue Alcalde de Huesca. Por aquella Sierra se encuentra encima de Santa Cilia el
castillo, caído, de nombre vasco, llamado Arraro.
De Santa Cilia de Panzano, vinieron
a Huesca los Bescós Lascorz, de los que Francisco,Ingeniero se casó con la
hermana de mi abuelo Manuel Almudévar Vallés, de Siétamo y que tuvieron un hijo
llamado MANUEL BESCÓS ALMUDÉVAR y que es conocido en la Literatura Española, como
Silvio Kossti. Yo he conocido a su hija María Cruz Bescós Lasierra, que fue
esritora de las costumbres del Alto Aragón y del Midi Francés .Era íntima amiga
de mi tía Luisa y me vino a visitar en mi casa de Huesca. Sobre todo
cultivamos mi esposa y yo, una amistad
íntima entre la hija de Silvio Kosti,
llamada Teresa Bescós y de su modelo verdaderamente humano de hija, que trabajó
en las Naciones Unidas y que se llamaba como su madre, Teresa Bescós con el segundo
apellido Alamán. Mi hija Elena con su esposo Santiago, fueron acogidas en su
viaje de novios en su casa de Suiza. Con ambas Teresas, fuimos a Santa Cilia de
Panzano y Gonzalo Bescós le dejó un libro sobre la vida de la Madre Bescós.
Esta amante de su madre, Teresa Bescós, hija de SILVIO KOSTTI, a la que hizo
alcanzar más de cien años de vida, como funcionaria de oficinas universales, viajó
por todo el Mundo. Pero cuando se vino con su madre a vivir su retiro en
Huesca, quiso recordar los pueblos de la Sierra de Guara, de los que procedían
y a las familias Bescós de Santa Cilia de Panzano. Antes de morir regaló a la
Casa Almudévar de Siétamo un retrato, pintado por el gran Acín, de SILVIO
KOSTTI.
En esta Historia de Cabreros y de
los Paternoy, están relacionados los Cabrero con San Juan de la Peña . En su
escudo, al lado de una cabra se levanta un CIPRÉS y al establecerse los Cabrero
en Yaso, lo hicieron debajo del arruinado Castillo de Arraro, de nombre vasco, en
la Sierra de Guara. Por estos pueblos serranos, se encontraron y todavía quedan
Cabreros por todos ellos. Aparecen los Cabrero en Huesca, Boltaña, Aguas, La Clamosa
y Liesa, al lado de SIÉTAMO y constando
una rama de caballeros en Zaragoza. Se encuentran procesos de infanzonías para señores
de este apellido, en 1741 para los de Abiego, en 1774 para los de Yaso, en 1791
para los de Huesca. Se encuentran, a
veces otras ramas de YASO, Morrano y Aguas.
Publicada en Heráldica sobre
YASO, aparece una Genealogía desde MARTIN CABRERO (1420), hasta un número XIX,
llamado PEDRO CABRERO FERRER, que tenía
su residencia en YASO y que era dueño de dicho Casal , cuando probaron su
infanzonía.
Fue hermano de PEDRO, DOMINGO
CABRERO FERRER, natural de YASO, donde se casó con ISABEL BESCÓS.
Este Domingo Cabrero, “segundón”
de la Casa Cabrero de Yaso, no quiso renunciar a sus orígenes, pues según la
genealogía, que procedía de “Martín Cabrero Comendador Mayor de Montalbán,
Señor temporal de YASO en 1420, que recibió el privilegio de Nobleza de Aragón
para él y todos sus descendientes, por concesión del rey ALFONSO, casado con
ISABEL DE PATERNOY, pusieron su casa solar en el pequeño pueblo de YASO, Huesca”.
Este Domingo Cabrero no quería
por aquellos años de 1750 a 1793, proclamar en su escudo, solamante, a los CABRERO
y a los PATERNOY, sino que fueran honrados, al mismo tiempo, los BESCÓS de la Sierra de Guara. Para ello, al casarse
con Isabel Bescós, colocó un NUEVO ESCUDO en el Casal de YASO. En él, puso en
el primer cuartel la cabra de los Cabreros y en el segundo “el CORAZÓN de los BESCÓS
,sosteniendo una CRUZ”, en el tercero
los bastones de gules de Aragón y en el cuarto tres ollas en triángulo. El 9 de Marzo de 1793, le pusieron en la
Audiencia de Zaragoza: “que los Cabrero de Yaso y Aguas, como legítimos
descendientes de Martín Cabrero, eran legítimos infanzones de Sangre y
Naturaleza”.
Habían pasado, cuando DOMINGO
CABRERO SE CASÓ CON ISABEL BESCÓS, muchos años de la Historia de España,
acelerada por los Cabrero, que entre otras azañas, fomentaron la creación del
Continente americano de cultura española. Por eso, al encontrarse en plena Sierra
de Guara, aquellos pueblos, habitados por muchos Bescós, que aún algunos de
ellos se declaran parientes de Silvio
Kostti, sobrenombre de Manuel Bescós Almudévar, suben entre otros muchos los
vecinos de Santa Cilia de Panzano,a recordar el Castillos de Arraro, nombre
vasco, elevado para reconquistar, la
Tierra Baja de la Sierra de Guara.”Allí, tan cerca de Guara, se recuerda a mis
parientes los Bescós, con el sencillo, bello y amoroso escudo, que Silvio Kostti,
con su imaginación convirtió en un escudo de una nobleza, bañada por el
comercio internacional. Silvio Kostti,
se dedicó, entre otras actividades al comercio del vino, abierto por FRANCISCO,
su padre, en la vecina nación francesa”.
DOMINGO CABRERO FERRER, cuando se
casó con ISABEL BESCÓS , por los años de ¿1750?, se acordaba de que había
disminuido la fuerza de la acción de los Cabrero y tuvo la inspiración de
introducir la sangre de los Bescós en ellos. Para ello creó en nuevo escudo en
que junto a la cabra, se observan la Cruz y el Corazón de los Bescós.
La familia Bescós influyó en un
esfuerzo para volver en España a desarrollar el progreso. Uno el material, que
el ingeniero Bescós Lascorz, que comerció con Francia y con Don Manuel
Almudévar Vallés, hicieron un canal para
llevar el agua del río Guatizalema, a una Fábrica de Harinas, que construyeron.
Se casó con una hermana de Manuel Almudévar Vallés de Siétamo, y tuvieron un
hijo Conocido por SILVIO KOSTTI.
Los Bescós eran personas de una
gran inteligencia, pues su hija María Cruz Bescós Lasierra era una gran
escritora de las costumbres de Aragón y del Midi Francés y Silvio Kostti o
Manuel Bescós Almudévar, fue un gran escritor, pero parece mentira que el amigo
de Silvio Kosti, Joaquín Costa se enojara del relato “Las tardes del Sanatorio”,
en que Silvio Kostti, relaciona un cuadrilátero amoroso, de “tipo porno”, en
que divide a la humanidad “en un rebaño incontable de bárbaros y una pequeña
selección de helenos”.
“¿Quiénes eran los bárbaros y
quienes los helenos?. “Los bárbaros eran las buenas personas y los helenos, los
que como él, se consideraban filósofos, escultores, escritores, de los que había ya desaparecido la divinidad
artificial de su cultura”. “Pero que él, olvidando el espíritu y la belleza del
escudo de los Bescós, adornaba ese escudo como algo superdivino, creado como
algo que “creaba la divinidad artificial de la cultura”.
Sin embargo Silvio Kostti, se
olvidó de sus consanguíneos los Bescós de la Sierra de Guara, pero éstos, no se
han olvidado su genealogía y de su religión. La Madre Pabla Bescós de
Panzano,fue discípula de la Madre Rafols y fundó en Panzano un Colegio ,para
educar a las niñas de aquel territorio. Aquellas niñas se dieron cuenta de que
la vida no sólo es materia, sino también espíritu, como se dieron cuenta los
mismos hijos de Silvio Kostti.
Este en su obra “Las tardes del
Sanatorio”, “canta la renovación del Hombre de Neandertal en esta Tierra y
aborta esa dichosa vuelta, con escenas pornográficas y actos de “vulgar erección
de cornamenta en el Doctor Cornelius Korner, por el chófer Jhon a su esposa
Zoe”
“Pero los hijos, que vivían la
realidad, le hicieron darse cuenta de que la vida no es sólo materia, sino
también espíritu. Por eso dio mala marcha a la salida de su obra “Los Epigramas”,
cortando su edición, temeroso de que sus atrevimientos, perjudicaran el crédito
de sus hijos dos de los cuales habían comenzado la carrera militar”.
Hemos visto como la familia de
los CABRERO, unidos con Isabel de Paternoy, fueron enseñados en Historia y
Religión por el Padre La Ripa, del Monaterio de San Juan de la Peña, que
escribió un magnífico libro, publicado en 1685.
Bajó la familia de los Cabrero al
pueblo de Yaso, en la Sierra de Guara, donde Domingo Cabrero del número XIX,
añadió al escudo de los CABREROS el de los BESCÓS.
Esta familia de los Cabrero y
Paternoy, descendientes de Alonso de Aragón y de los Paternoy dieron origen a
los Duques de Villahermosa y Condes de Guara, a los Duques de Medinaceli,a los
duques de Hijar y Alba,a los Duques de Solferino,etc,También se dan en esta
genealogía los Condes de Bureta. Pero no sólo está la alta nobleza, sino que de Isabel
de Paternoy y de Martín Cabrero, Señor de Yaso, vienen Juan Cabrero de
Paternoy, Consejero de los Reyes Católicos, Sancho Cabrero de Paternoy y
Gonzalo Cabrero de Paternoy, de las que derivan las FAMILIAS CABRERO de YASO, AGUAS,
BASTARAS, SIESO Y ABIEGO, Santa Cilia de Panzano y del mismo Panzano.
Siempre me acuerdo del libro del monje de La
Ripa,de 1650, procedente de San Juan de la Peña y siempre recordaré el escudo
de Yaso, que indica el honor de los Cabrero
y de los Bescós.
Me ha fascinado este articulo...lo encontré buscando saber acerca de los orígenes de los cabrero, en concreto de Martín. ¿sabe usted cuando nace el apellido o si la familia se fue separando por traición o lealtad a lo largo de las sucesiones en las guerras siguientes? No se donde encontrar esta parte de la historia de mi familia
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