Ermita Santa Lucia, al lado del Psiquiátrico (Huesca). |
Hoy, día 25 de Marzo, de hace
varios años, se celebró en el
Psiquiátrico de Huesca, un acto consistente en los funerales por Estebané
Bescós, que señalaba el declinar de los vecinos antiguos de Siétamo y el comienzo
de una época, en la que en este pueblo vivirán sus nuevos habitantes.
Es que se murió Estebané a los 81 años de edad, el hombre
más inocente de la Villa y el que más simpatías gozaba por parte de sus escasos y antiguos
habitantes. Cuando yo me marchaba al entierro, mi esposa me dijo: “ponte el
abrigo nuevo y límpiate los zapatos”, porque ella quería que yo asistiera a
acompañarlo con la mayor dignidad posible. Nació en Siétamo en 1923 y fue su
madre la señora Dorotea Ramón y su padre el señor Esteban Bescós, siendo su hermano
mayor el conocido en Siétamo y en Huesca, Antonio Bescós, por el apodo de
“Trabuco”.
En la Historia hay un antes y un
después y en la de Siétamo, el antes consistía en ver a Estebané recorriendo
todas las casas del pueblo, que tenían sus puertas continuamente abiertas
durante el día. En aquellos tiempos no asistían a la escuela los niños que
sufrían algún retraso en su mente y por otro lado gozaba de una memoria
fantástica, ya que ha recordado siempre
todos los nombres y apellidos de los habitantes de esas casas. Cuando
entraba en alguna de ellas, decía: ”Joaquín Bruis y Joaquina Latre, ¡pastas y
galletas!” y la gente se las daba con la
mayor satisfacción.
Cuando hace ya unos años lo llevaron al
Psiquiátrico, iban algunos a llevarle una torta y él exclamaba: ”Pascual Mas me
da torta!, y cuando veía a mi hijo, decía .”Ignacio
Almudévar, ¡pastas, pastas!”.
En dicho Psiquiátrico era el encanto de enfermos y enfermeras,
paseaba por los jardines del centro e iba hasta la ermita de Santa Lucía,
donde yo mismo lo vi, una vez que fui a
visitarlo. Desde que él se fue de Siétamo, empezó a decrecer la población y
cerraron las Escuelas y ahora se está repoblando otra vez de buenas gentes,
pero que no conocían a Estebané. Consecuencia de este movimiento poblacional, a
su entierro hemos ido los viejos habitantes, que desde siglos habitaban sus
antepasados en él y nos ha recordado la historia de Siétamo, la para nosotros
antigua y hemos fijado la vista en los nuevos pobladores, que verán con la
nueva autopista la industrialización de la Villa de Siétamo. Si Estebané
hubiera nacido en estos años, se le hubiera formado y hubiera llegado a ganarse
la vida, haciendo trabajos manuales.
Se ha celebrado la misa en la
capilla del Psiquiátrico y hemos visto el amor que le tenían desde el cura que
celebraba, las enfermeras y un enfermo que durante la misa le dijo al
sacerdote, ”mala cara, mala cara pone Manuel!”, como aquel que le recordaba el
dolor que sentía. Efectivamente el cura habló de la frecuencia con que Estebané
iba a visitar la capilla.
Los de Siétamo, aunque estaban
lejos de su tierra, cantaban :”Juntos como hermanos, hijos de la Iglesia, vamos
caminando el encuentro del Señor!”, ¡como
Estebané!.
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