Cernícalo en el leñero del corral de casa Almudévar.
Un
día del mes de Julio, mi amigo Santiago, casado con mi hija Elena, me avisó que
un ave de rapiña, estaba posado en las viejas piedras del “leñero” del corral
de mi casa. Me avisó de su presencia en los arcos de piedra del corral y pude
contemplarlo viviendo un espacio de descanso de su vida de caza de distintos
pájaros y ratas o ratones.
Se
trata de un ave rapaz de presa que busca lugares para posarse, sobre los cuales
pueda observar el ambiente, con su mirada puesta en el objetivo o también pude observar, una labor parecida a un helicóptero,
con su mirada puesta en la presa, con sus alas desplegadas y con las alas
batiéndolas continuamente, mirando la presa posible de captar, y sin avanzar en
la ruta del aire. Esta pequeña ave rapaz diurna, también se conoce como
“cernícalo real”. Tiene el tipo de los halcones de largas alas acabadas en
punta y con su cola larga y estrecha. Su tamaño es de unos treinta y seis a
ocho centímetros de longitud y cuando está volando, tiene un tamaño de 65 a 82
centímetros de amplitud de sus alas. Su peso es el de alrededor de unos 155
gramos. Su color es el de un color rojo óxido con pequeñas motas negras y su
pecho y vientre son más claros con finas motas oscuras.
La
hembra tiene el color más oscuro, con barras curvas en su dorso y en su cola,
siendo su peso superior al del macho. El macho muestra su cabeza de un color
gris azulado, acompañada por una bigotera oscura y todo su cuerpo es de un
color óxido acompañado por manchas negras.
Hace
paradas de descanso en las oquedades de las rocas y de los edificios viejos,
como la antigua leñera del corral de casa Almudévar. Mi yerno Santiago con su
curiosidad examinando el ambiente del viejo corral de casa Almudévar, observó
un cernícalo, que descansaba a la sombra de un arco de piedra y me llamó para
que lo observara. Yo acudí rápidamente al balcón y observé la noble figura de
la pequeña ave de rapiña. Entonces, él conocedor de la zoología de nuestra
tierra, me explicó el nombre y costumbres de esta “noble” ave de rapiña. Me
dijo como esta ave descansaba en el antiguo “leñacero” de mi casa y yo me sentí
orgulloso de su presencia, que supongo sería ya la “milésima” vez que
participaba en los descansos nocturnos de esta ave de aspecto noble, en el
corral de mi casa. Es que esta ave anida en cualquier terreno que no se
encuentre en terrenos de bosques espesos y en páramos, aunque yo lo he conocido anidando en lugares en los que no se encuentran
lugares de bosques cerrados y espesos. El
nido que preparan cada año la pareja de cernícalos vulgares es a veces, en
ocasiones el nido en otro tiempo de cornejas o urracas o en un agujero de la
pared de un muro, como el que hacen en
ocasiones los cernícalos.
Empieza
el celo del cernícalo, haciendo el macho exhibiciones, unas veces volando de un
sitio a otro, o picando sus alas replegadas. Este baile volante es la
preparación de un apareamiento en una rama, próxima a su nido. Los primeros que
ponen huevos lo hacen al principio de Abril,
pero la mayor parte de ellos los ponen en Mayo. Ponen unos tres o seis huevos
que incuba de 26 a 31 días y el macho entre tanto alimenta a las crías. Al principio
de su vida están cubiertos por plumón blanco. Cuando los pollitos crecen, su
madre también sale a buscarles alimentos.
A sus treinta
días de vida les va creciendo el parecido a su madre y se escapan del nido, siguiendo
a sus padres para que les alimente todavía.
Estas aves a
veces permanecen estacionadas en el aire como los helicópteros, igual que si
tuvieran capacidad de esperar captar otra presa. Este estacionamiento nos
recuerda su capacidad de estar parado en el aire, para esperar otra presa. Cuando
observa una presa se lanza en picado sobre ella, con sus alas recogidas y
cuando alcanzan su víctima a la que mata con un picotazo sobre su nuca.
Utilizan como
víctimas roedores, pequeños mamíferos, lagartos, aves jóvenes y ranas. Cuando
canta emite un Ki-ki-ki agudo.
Santiago y yo nos sentimos sorprendidos de alegría al verlo , por las mañanas, en la pared de la iglesia parroquial de Siétamo.
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