viernes, 9 de julio de 2021

Los Reyes Magos son los únicos, que en los belenes, van itinerantes.-

 



Cada día que pasa, se ven más cerca del Portal, hasta que llegan a él, a adorar al Niño, al tiempo que se escuchan voces que cantan:” Ya vienen los Reyes por el encinar, Melchor va delante, detrás va Gaspar  y  después  de  todos,  va el Rey Baltasar.

Nos encontramos ante un enorme y transcendental escenario, el de Belén y en él tuvo lugar una representación teatral a lo divino y los que en este escenario trabajaron, fueron nada menos que el Señor, como Autor y Actor Principal, al mismo tiempo, y como protagonistas que giraron alrededor del Niño, actuaron su Sagrada Familia, María y José, pasando por  los  Angeles  y Reyes, los pastores y ¿por qué no nombrarlos .  Y más, ahora que S.S. la ha declarado que también los animales tienen su espíritu vital: el buey, la mula, los corderos y los pájaros y animales todos, cuyas figuras aparecen en nuestros belenes.

Se completa el medio ambiente con el mismo Portal, con el pesebre y con los árboles. No se  si allí se encontraría algún abeto o pino de los que tanto nos acordamos en Navidad e iluminamos con luces de colores. Esta tradición anglosajona del Árbol de Navidad tiene su origen en Alemania en el siglo VIII, cuando San Bonifacio recorría los bosques de pinos y de abetos en Alemania.

Se ha querido crear un antagonismo entre el pino o el abeto y el belén, cuando Papá Noel es  Papá Navidad, ya que en ocasiones se puede identificar con San Nicolás o con San Bonifacio.

Hay quien superó esa rivalidad, ya hace casi cien años, editando tarjetas como la que yo tengo en  mi  casa heredada de difuntos antepasados, que más abajo en su exterior representa a Papá Noel y abriéndola aparece un hermoso belén.

No se si habría palmeras cerca del Portal ,o, se las encontraron Jesús, María y José, más abajo, más al Sur, cuando huyeron a Egipto.

De lo que no me cabe duda es de la presencia en Belén de los olivos, pues a Jesús le tocaría, más tarde, pasar una cruel agonía en un Huerto de esos olivos y ramos de olivo que llevaron los niños cuando Jesús hizo su entrada triunfal en Jerusalén. “ Pueri hebreorum portantes ramos olivarum, obviaverunt Dominum cantantes et dicentes: ¡Hossana Filio David!”.

Estos árboles y algún tejo o, algún enebro, algún almendro, las vides o alguno de esos romeros en los que la Virgen tendía los pañales del Niño, después de haberlos lavado, completaban aquella Armonía entre el Creador, la Naturaleza, los espíritus angélicos, el hombre y los animales.

No se porque el paisaje del S0MONTANO me hace evocar el del Belén; será tal vez por las colinas que  ondulan el terreno, por las encinas, los pastores, las ovejas, los olivos, las higueras, el musgo y por otros aspectos, que de niños, hemos reproducido en los belenes.

Al asociar el Somontano a Belén, se pone en marcha mi imaginación evocadora y nostálgica. Hay quien descalifica  esta  añoranza ,como queriendo constituirse en un falso creador, en un nuevo dios que ha superado la tragedia humana, para hundirse en la caída de los dioses.

Tal vez quieran sustituir esa nostalgia con odio o ambición más amargos, pues la nostalgia lo más que puede resultar es agridulce.

Ya desde hace muchos siglos quisieron destruir la añoranza de la Cueva o Portal sagrado, donde quiso nacer el Salvador. “El Emperador Adriano hizo, en odio a los cristianos, edificar encima un templo dedicado a Adonis, esperando abolir con esta sacrílega profanación, la memoria de un lugar tan respetable.

Yo no encuentro mal que los partidarios de Adonis, le levantaran un templo, pero no con el fin de destruir el Portal de Belén.

Adriano tuvo imaginación más que constructiva, destructora en este caso.

Yo me he quedado en la imaginación nostálgica y nuestros Adrianos en la destructora, pero a imitación del Sumo Creador o Hacedor, surgieron hace siglos imaginativos, creativos o creadores, de los cuales unos, a aquellas imágenes navideñas quisieron ponerlas en movimiento, recreando aquel maravilloso escenario de Belén, para dar a conocer a la gente sencilla, el mensaje del Dios-Niño.

Otros que  tenemos ahora entre nosotros los belenistas o pesebristas, montan auténticas obras de arte, como son los belenes, sin gran movimiento, digo sin gran movimiento porque los Reyes se mueven, el río corre y algo más se mueve, como son los corazones de los que contemplan, según la sensibilidad e inspiración creativa del belenista solitario o en equipo, que lograron perpetuar de un modo un tanto  ágil a través de nueva Navidad, aquel arte y aquella actividad didáctico-religiosa o catequística que en los hombres y niños sencillos aviva la ingenuidad de su Fe, que transciende más allá del racionalismo, con razones que no alcanza, porque son razones del corazón. 

Aquello que he nombrado en primer lugar, que quisieron hacer la representación viva, dinámica de  lo  que pasó en Belén, reproducir las acciones, los actos que ocurrieron durante la primera Navidad, lo lograron de un modo sencillo, con sus belenes vivientes en la puerta de las iglesias, con las cabalgatas de Reyes, con las Posadas  y Pastorelas, llegando a crear el “Teatro de la Edad Media”, primera fuente y origen de los belenes. Yo en mi niñez, antes de la Guerra Civil, me acuerdo del Belén montado en la iglesia parroquial.

 Y tengo todavía presente el recuerdo de la señora Isabel la Posadera, que se dedicaba a embellecer dicho Nacimiento. Ella conocía en los caminos de los Huertos, unas plantas que embellecían el paisaje de la Costera y todo el año estaba la buena Posadera, pendiente de la flor que brotaba de ellas. Los niños entrábamos en la iglesia para participar en la belleza del Belén.  

La señora Isabel recibía todo el año en la Posada a los viajeros con sus carros, pero especialmente para Navidad, preparaba en la iglesia la “posada” para el Niño Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

El Paseo de la Alameda, hace ya muchos años

  Por el sol saliente rodea a Huesca la Isuela, nombre de un río con reminiscencias ibéricas, hoy el río pudiera ser llamado la cloaca, que ...