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Michel Eyquem de Montaigne |
“Unamuno
decía, las manos son grandes fraguadoras
de inteligencia, las manos crean espíritu”. No se conformaban los monjes con el
estudio de los textos sagrados, sino que el trabajo manual constituía otra base
de la vida monástica. Se daban cuenta de que las manos son fraguadoras de la
inteligencia, ya que ellas crean espíritu, porque el diálogo mano-cerebro, ha
tomado desde siempre parte en el proceso de la formación del hombre. El
marxismo veía en el hombre una fuerza del trabajo y quería que el hombre
trabajara más y más, pero los antropólogos han visto la grandeza del diálogo
mano-cerebro. Los capitalistas tampoco se han fijado en la fuerza intelectual
del trabajo, sino que se han fijado
únicamente en el dinero resultante del que quieren aprovecharse ellos mismos.
En cambio al monje, como dice Pilar
Moreno Rodríguez, “le une en solidaria
armonía el trabajo de todos los humanos, y le permite compartir el pan con
huéspedes y peregrinos”. Luego han sido muchos los hombres los que han creído
ver la felicidad en el escaso trabajo y en el dinero y este comportamiento nos ha conducido, como
dice Jean Claude Trinchet, presidente del Banco Central Europeo a “tiempos
verdaderamente dramáticos” para la economía, dejándola situada en “la más
difícil” situación desde la primera Guerra Mundial.
He
estado en una nave industrial a repasar el coche y en ella he encontrado un
folleto en el que la Federación de Empresarios de los Polígonos Industriales de
Huesca va a organizar una conferencia de
un Licenciado en Filosofía y Técnico Superior por el ISCEUM de la Universidad
Complutense. Son muchos los objetivos, pero uno de los más importantes es
“proporcionar a los asistentes, informaciones,
datos que permitan hacer un
autochequeo de sus empresas y de
su posicionamiento de cara al futuro inmediato”. Me ha causado este hallazgo
una gran satisfacción el darme cuenta de que en estos momentos “qué son
verdaderamente dramáticos”, la Federación de Empresarios de Polígonos
Industriales de Huesca, no se entregan
al abandono del trabajo y de la producción, sino que filosofan sobre el
pasado , el presente y el futuro. Lo que les importa en primer lugar es el
futuro, pues dice el folleto esta frase de Victor Hugo: “El futuro tiene muchos
nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo
desconocido. Para los valientes es la oportunidad”. Se alegra uno al comprobar
cómo entre nuestros empresarios los hay
valientes y no se desaniman en seguir su trabajo, que da alegría a los
trabajadores. Esos empresarios quieren lo mismo que los alemanes, después de la Guerra Mundial, que
levantaron la casi anulada economía de su país. Añaden el pensamiento de Michel
Eyquem de Montaigne: ”No existe el presente: lo que así llamamos no es otra
cosa que el punto de unión del futuro con el pasado”. Nadie mejor que el
conferenciante para alcanzar ese punto de unión, porque además de Técnico
Superior, es Licenciado en Filosofía. Se ha dado tal vez en su cerebro el
fenómeno que se daba en los cerebros de aquellos monásticos, que al desarrollar
su trabajo, se elevaba su nivel intelectual.
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