martes, 5 de abril de 2022

Estoy sentado en el Bar Las Américas.

                                   



Si, estoy sentado en un velador del Bar Las Américas y frente a mis miradas, a lo lejos contemplo el Tozal de San Jorge, en cuya cumbre descansa, desde hace siglos una iglesia, con su elevada torre que indica el camino del cielo. A su alrededor se levantan muchos árboles de la familia de los pinos. Los hay que se elevan al cielo, porque son cipreses, que con sus cumbres o cimas semejan una flecha que indica el cielo y a su alrededor crecen multitud de pinos jóvenes.

Sentado cómodamente en una silla de velador, me miro al horizonte, mirando el Cerro de San Jorge. Pero debajo del Tozal, mirando al  Este,  se está recreando el espectáculo con  la visión de la ciudad de Huesca, al Este. Por debajo del Cerro de San Jorge, se extiende la Clínica, que conserva el mismo nombre que el Cerro de San Jorge y más abajo se asientan diversas naves industriales, hasta llegar a un terreno, que formaba una gran plaza, que mostraba desde el lado opuesto. Aquella enorme Plaza daba una visión sin obstáculos de un Super Mercado, al que continuamente van entrado en él, numerosos compradores, para recrearse con las bebidas y los alimentos. Que en tal supermercado sirven al público oscense. Hoy un enorme pedazo de la enorme Plaza, impide el paso por un largo camino al Supermercado, pero  por debajo de la obra que están realizando, queda un buen acceso a tan necesitado mercado para buscar alimentos para los oscenses.

Debajo de la pared del solar de la Residencia que servirá a los ancianos, siguen elevándose altos árboles, que dan la oportunidad a los consumidores del Bar Chino, ver los nidos de las picarazas, que vuelan llevándoles alimento a  sus crías. A las picarazas se añaden multitud de gorriones, que se acercan a  las mesas del Bar, esperando recibir las migajas de la consumición de los clientes del  mismo. Y uno goza viendo acercarse a nuestros veladores los gorriones. Unos vienen a la proximidad de los veladores y otros vuelan a los árboles, donde a veces se ven descansar pacíficas palomas. Pero lo que más llama la atención de los consumidores es la actividad incansable de aquellas picarazas, que van y vienen de buscar alimentos para sus crías en las ramas  de sus nidos sobre los elevados árboles.

Pero lo que más me ha llamado la atención es la capacidad observadora del comportamiento de aquellos gorriones que se acercaban a nuestras ménsulas, en las que estábamos observando la vida de los animales, en el suelo y en el viejo edificio, que ya han derribado, donde se alojaban multitud de gatos abandonados por sus dueños. Pero no sólo eran los gatos abandonados en aquella Carpintería cerrada, los que salían y entraban en la abandonada carpintería. Allí se daban los problemas de la vida entre los gatos y las picarazas, que perseguían a los gatos. Sin  embargo, una gran señora, les llevaba de vez en cuando trozos de pan para que se mantuvieran.

Cuando ya desapareció la Carpintería, las picarazas no se encontraron todavía abandonadas  por la dificultad de aprovecharse de la carne de los gatos, que ya no vivían en tal carpintería.  

Pero las picarazas no abandonaron su labor cazadora de apresar algún gato. Y esto yo no lo he comprobado, pero me lo ha contado una señora, que vive en la casa donde está instalado el Bar de las Américas. En alguna ocasión nos encontramos tomando un café en los veladores de dicho Bar y este domingo de  Mayo, me ha contado, las aventuras de caza de gatos, que realizan en aquellos árboles, que se enfrentan al otro lado del Bar. Un día observó en la terraza de su casa como su gato se posaba sobre sus baldosas para descansar y tomar un buen pasar, pero también le llamó la atención a la dueña del gato como en las barandillas de la terraza, se iban posando poco a poco, varias picarazas, como formando una  caza del  gato, que tranquilamente, no se daba cuenta de que las picarazas querían cazarlo para comérselo. La dueña del gato se dio cuenta de la labor raptora de esas aves, pero su dueña expulsó a las picarazas y salvó la vida de su  gato.

Yo no conocía este aspecto de las picarazas, cazando en ciudad de Huesca a los gatos, pero me acordaba de ver en el cielo,  divertirse  a las mismas, tomándole el pelo o mejor las plumas a un ave que intentaba cazar alguna picaraza. Esta ave, llamada Milano Real se conoce en Huesca, que vuela en su vida por el cielo y da vueltas al mismo, y que tiene un juego que le divierte, que consiste en perseguir a alguna picaraza, que le toma el pelo o mejor dicho las plumas, y cuando ya se ha cansado de ser perseguida por el milano , lo abandona y se  va a cuidar a sus hijos en los nidos, que ha creado en los árboles, que están mirando al Bar de las Américas.


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