domingo, 6 de octubre de 2024

El Paseo de la Alameda, hace ya muchos años


 


Por el sol saliente rodea a Huesca la Isuela, nombre de un río con reminiscencias ibéricas, hoy el río pudiera ser llamado la cloaca, que lanza emanaciones putrefactas.

La Isuela era un río; yo me acuerdo de pescar con caña en él y tenía a sus orillas un paseo: La Alameda. Sigue la Alameda al río desde el Puente de San Miguel y hasta el otro puente que cruza al otro lado de Santo Domingo. En medio está el Puente del Diablo, pues en esta tierra nuestra, santos y diablos se mezclan en místicas peleas, orgías y romerías, tal como Goya las pintó en sus aguafuertes. Lame el río la Alameda por su ribera izquierda y por la derecha se alzan las murallas romanas y moriscas. A la izquierda de la Alameda se eleva el Pueyo de Don Sancho, la Ermita de las Santas Nunila y Alodia y el cementerio donde reposa Manolín Abad. Alineados los Álamos formaban la Alameda, que era el Paseo elegante de Huesca. Allí, a la sombra de los pópulos albus y trémulus, las señoritas de blancas pamelas, botines de cañas finísimas y mirada picaresca, paseaban su porte y temblaban sus corazones de amor, por primera vez.

Florinda con sus amigas llegaba a la Alameda por el puente de Santo Domingo, después de haberse tomado su horchata de trufas, para iniciarse en las lides del amor.

De Flora decían si había pasado o no el puente del Diablo a altas horas de la noche. Tal vez se la quiso “llevar el río creyendo que era mozuela” o tal vez tuvieran que ver “las lenguas de doble filo”, pero “nadie supo de fijo saber” si en alguna torre, Flora había comido churros con chocolate. Tuvo lugar un duelo bajo las Murallas para aclarar el honor de Flora y los álamos que eran los únicos que sabían la verdad, estiraban sus copas, curiosos. Por el puente de San Miguel,  cruzaba Floripondia, que bajaba de la calle de la Malena con su corte ruidosa, porque se iban a las choperas a beber cazalla y ron. Las Choperas son las Alamedas, pero en basto y en ellas no hay que guardar etiquetas para beber en sus fuentes, ni para folgar en sus sombras.

Floripondia guisaba, Floripondia cantaba, alcahueteaba y engordaba y los días veintinueve de cada mes, una vela encendida le ponía a San Miguel. ¿Qué hace San Miguel a la orilla de un río? porque San Miguel Arcángel es más propio para un monte altivo. Pero ¡oh paradoja!, tiene un puente alado y entrañable donde los soldados rompen el paso marcial al pasar y debajo el puente es como una cueva, más propia de San Martín. Allí se alojan gitanos y gitanas. Encima del puente un azud retiene la corriente, para desviarla hacia el Almériz. En el remanso se mira la luna blanca y en ese remanso se reflejan las caras negras de las gitanas y las caras tordas de burros y mulas. Pasa de noche Don Pepe, caballero en su jaca castaña por encima del puente, ladran los perros, se inquietan las bestias y para calmarse beben el agua de la ”badina”, se mueve el agua, riela y ríe la luna en la cara del río, la gitana se mueve, brilla el blanco de sus ojos negros en la enramada. La jaca vuelve por el camino de las tres cruces y tres sombras se confunden en una. Yo les he preguntado a los peces del río, a los chopos del soto y a la luna lunera. Los ladridos del perro se los llevó el aire, a los peces de plata se los llevó el agua, las hojas del chopo se fueron con el otoño, pero siempre ha existido una respuesta de gitanillos rubios. ¡Cuántas cosas pasaban por el puente y el Ermita, por la Ermita y las eras, por éstas y las cuevas! Se oía un silbar de sílfides en el río (hoy léase ratas), de silfos en los chopos, de flechas de sátiros, de sagitas de Cupido y de arcos matadores, como el que hirió a Don Sancho.

¡Alameda, hoy te recuerdo pero no te reconozco!

sábado, 5 de octubre de 2024

Los dioses paganos con túnicas y los actuales con corbatas




De los dioses paganos que habitaban en las cumbres del Olimpo y gobernaban con mejor o peor fortuna a Grecia y a Roma, hemos pasado a los dioses ciudadanos, que habitan en las alturas de los rascacielos de Manhattan y gobiernan con tan mala fortuna el universo mundo.

Aquellos dioses adoptaban figuras humanas, como las tienen los nuevos dioses, pero de igual manera que aquellos llevaban túnicas, estos de ahora dicen que llevan sombrero de copa, aunque yo no he tenido la oportunidad de ver a ninguno de los dos tipos de divinidad. El dios Apolo, cuando se despojaba de sus vestiduras, era la admiración de diosas, dioses, ciudadanas y ciudadanos y los ricos herederos de ahora, cuando van a bañarse con su figura apolínea, son también la admiración  de divas, de divos, de gachises y de tordos. La Afrodita griega, que se bañaba en las espumosas olas del mar Egeo, tenía su réplica en la Venus romana, que se sumergía en las templadas ondas del mar Tirreno.

Afrodita ante el espejo es un cuadro que inmortaliza a la diosa helena y la Venus de Milo es una escultura que representa a la diosa romana. Ambas diosas a una, debían estar para recreo de los dioses, según unos y según otros, para sublimar el amor a alturas poéticas.

Hay muchas réplicas modernas a esas diosas. Podría ser Brigitte, la francesa, equivalente a la griega, pero bañándose en la Costa Azul y podría ser Marilín,  la americana, la émula de la romana , pero nadando en Miami Beach.

Había templos en los que las sibilas interpretaban los oráculos. Fue famosa la Sibila Eritrea y nombrado el Oráculo de Delfos. Estas sibilas bellísimas, interpretaban los oráculos y las prometían muy felices a los que querían  conocer su porvenir, que cuanto más olor de rosa les era presentado, mejores exvotos colgaban en las paredes del templo. A consultar los oráculos iban desde los gobernantes, hasta los ciudadanos más humildes. Aquellos querían saber la marcha de sus empresas y el futuro de las ciudades y los humildes preguntaban por sus amores y por la suerte de los suyos.

Hoy los oráculos son las computadoras, que desde países distantes nos programan, algunas veces con éxito y otras, como decía la vieja: de lejanas tierras, lejanas mentiras.

A nivel personal,  muchos están programados por  los horóscopos de los periódicos, que tienen la ventaja de que, cada uno, los puede interpretar de forma que se vea triunfante en el amor, aunque sea cornudo y en las finanzas, aunque tenga letras aceptadas para todos los días que le restan de vida.

viernes, 4 de octubre de 2024

Mirando un cuadro

 


El triunfo del Amor

Eros se nos muestra triunfante sobre los despojos del poder, las artes y las ciencias, una vez derrotados. A nuestra derecha descansan el astrolabio, el compás, el globo terráqueo, y un transportador angular, todos lujosos instrumentos que muestran la extensión de la actividad matemática. Los pintores eran vanguardia de la actividad geométrica y no dejaron de plasmar los instrumentos a la más mínima oportunidad.

(El triunfo del amor. Willeboirts Bosschaert. Estocolmo)

El Museo Lázaro Galdiano de Madrid tiene una pintura gemela pero más pobre en instrumentos. Giovanni Baglione, pintor de éxito y contemporáneo de Caravaggio, entró en polémica con dos cuadros sobre las diferencias entre el amor sacro y el profano. Uno de ellos tiene los mismos elementos: el compás, la escuadra y los libros, que son pisoteados por el amor profano triunfante.


jueves, 3 de octubre de 2024

Los Palomares, antes y ahora


Paloma Mensajera
Estoy triste, porque ya no existe el Palomar en el Palacio del Conde  de Aranda, como ya no exise su Castillo- Palacio. Tengo yo ochenta y siete años y en el año de 1936, fue  destruido dicho Castillo, por la Guerra Civil.  Sin embargo yo, cuando estaba a punto de cumplir seis años, acompañé a mi tío José María a visitar el Palomar, que mis antepasados cuidaban con esmero. Han pasado unos ochenta años desde que se cuidaban los Palomares para comer carne de pichón. Ahora, en mi tierra, ya no se utiliza su carne para alimentarse el pueblo y las palomas ya no se utilizan como producto de consumo. Hay numerosas bandas de palomas, que no tienen refugio para criar, y para ser cuidadas por sus dueños. En el Palomar del Castillo- Palacio se cuidaba a las palomas y se les ponían nidos, para que criasen pichones. Se aprovechaban las palomas, igual que se utilizaban las ovejas, para obtener alimentos cárnicos. En Huesca,  en el Convento de San Miguel, antes debían consumir los pichones, pero,  hace unos años ya el Ayuntamiento les colocaba jaulas de caza, para que disminuyera su número. En el Pilar de Zaragoza, era exagerado el número de palomas que alrededor de sus puertas, pedían alimento, a los que iban a visitar a la Virgen. En mi pueblo están las palomas abandonadas por el hombre  se refugian en las ruinas de los edificios y en los graneros abandonados. Hay palomas en el Puente del Río, que algunos dicen que son zuritas, pero yo no las distingo.
Paloma Torcaz.
Estamos en la Sociedad de Consumo y hay en la Naturaleza un abandono de antiguas y prudentes normas de consumo. ¿Quién se acuerda de los palomares, en los que dormían y se refugiaban las palomas?.  Si que existen jóvenes que cuidan algún Palomar, porque un día de estos me he llevado una gran alegría, cuando el Cartero de mi pueblo, me dijo que un señor de Esquedas, que dirige en Huesca una Sociedad de Colombófilos, le había infiltrado entre los amigos de esas aves, proporcionándole diez parejas de Palomas Mensajeras. Este Cartero, que parece que se encuentra muy próximo en su  profesión al Adjetivo de “Mensajeras”, que se adjudica a las palomas, me cuenta las aventuras que pasa en armonía con las Palomas Mensajeras, Me contaba que un día fueron a Zaragoza y  tres de ellas no le regresaron y al día siguiente le regresó otra. ¿Se asustarían o sufrirían algún accidente en aquellos Campos de Tiro?. No se sabe. Esas Palomas Mensajeras han sido seleccionadas a través de la Historia y se han instalado en Palomares especiales. Se ha hecho una selección en las palomas de un sentido de la orientación y una fortaleza atlética. Tienen estas palomas una fortaleza especial, pues vuelan con una gran rapidez, dotadas de un plumaje brillante y abundante.
Paloma Zurita.
Yo he contemplado la presencia de alguna paloma mensajera, en la Iglesia de Siétamo, en ventanales de la misma. Yo no sé si se encontraba descansando de su rápido y lejano vuelo, pero allí estaba observando todo lo que podía mirar, llamando la atención su figura elegante y curiosa. Era diferente de las palomas ordinarias, por la velocidad de su vuelo, su plumaje brillante y abundante y con su cola siempre plegada. El peso medio del macho está entre 425 y 525 g para el macho  y de 300 a 480 gramos para la hembra. Su velocidad es vertiginosa volando  en un día de 700 a 1.000 Km. La Paloma Mensajera ya figura en la Historia de la Humanidad, desde hace miles de años. Según nos dice la Biblia, al acabarse la inundación del Mundo, por el Diluvio Universal, una paloma  la soltó Noé, desde la Nave y ella volvió con  una rama de olivo, indicando el fin del diluvio. Ayudaban al hombre en hacer la Guerra y a pacificarla. Los romanos tenían palomas mensajeras,  que cuidaban en unos palomares móviles. Los árabes utilizaban las palomas en las luchas de Tierra Santa, para conocer los movimientos de los ejércitos cristianos. Por todos los Países del Mundo han sido utilizadas las palomas para comunicarse, que a pesar de introducirse la Telegrafía sin Hilos, todavía se siguen usando  en servicios militares. La paloma mensajera ha sido utilizada por los distintos pueblos, como un ejemplo de paz y de perdón. Los griegos y los romanos marcaban sus mensajes de Paz con figuras de paloma. La Iglesia Católica, en las Sagradas Escrituras, representa la figura del Espíritu Santo como la figura de la Paz. Y más tarde, en una última era, Salvador Dalí, pintó la Famosa figura de la Paz, que la ha convertido en tal figura a la Paloma, en este Mundo de Guerras. La  COLOMBOFILIA  estudia la variedad de las Palomas mensajeras, que vienen de la PALOMA  BRAVÍA, que se entrena para volver a su palomar, desde lejanos lugares. Pero son muchas las variedades de paloma que se encuentran en todo el mundo. En nuestro medio ambiente  hay otras especies de caza como son las PALOMAS  TORCACES o Columba Palumbus. Estas palomas  tienen que emigrar, formando grandes bandos de palomas migratorias. En esos Pasos  tradicionales o Palomares, en las partes altas de los montes del Norte y luego en las estribaciones del Sistema Ibérico. En esos pasos, durante el mes de Octubre,  cuando vuelven a pasar por los mismos lugares en dirección contraria, en febrero o marzo, son cazadas a tiros y con redes, esas palomas torcaces o “trucazos”. En zonas montañosas y cortados rocosos, como en las Peñas de Salto de Roldán, cerca de Huesca, mora la paloma bravía o Columba Oenas, más conocida por Paloma Zurita. Cuando aumenta en dichas Peñas el número de palomas, van bajando a los pueblos que se situaron al Sur. Esta paloma Zurita o Columbus Oenas suele volar en sus emigraciones junto con las Palomas Torcaces, aunque hay grupos de ellas que en lugar de regresar al Norte, se quedan en España. La paloma Zurita toma el nombre popular de Zurita o Azulada. En sus emigraciones a Francia se pueden ver, formando grandes bandadas de las dos especies. Se distinguen las Torcaces, porque estas tienen el plumaje más oscuro y les faltan las manchas blancas de sus lados del cuello y de las alas. En sus pasos tradicionales por las zonas más altas del Norte y por el Sistema Ibérico, son cazadas las palomas en Octubre y en su marcha opuesta, en febrero y Marzo.  Yo no puedo decir si las palomas del Santo de Roldán, anidan en el Puente de la Autovía, al lado del río Guatizalema, en Siétamo o si bajan al Puente del Guatizalema o entran en las emigraciones y contraemigraciones a Francia.  La Paloma TORCAZ o Columba Palumbus, es una especie cada vez más abundante en España y de mayor tamaño que la paloma bravía. Son también migratorias como las zuritas. Cada vez se van quedando más número de ellas en nuestra masa arbórea de nuestro Pais. Son grandes consumidoras de bellotas. La PALOMA   BRAVÍA  o Columba Livia es una clase de palomas, originada alrededor de la cual se han aparecido diferentes razas de palomas, domésticas, que son de mediano tamaño (30  a 35 ctms) y localización más intensa de tonalidades grises azuladas. Se reproducen por donde encuentran alimento y como no son consumidas por los hombres, abundan en ocasiones, de una forma enorme. Entre la cantidad de palomas , deben de salir las PALOMAS MENSAJERAS, pues dicen que éstas son una variedad de la PALOMA BRAVÍA, que se cuidan en palomares, donde se educan y se alimentan, haciéndoles volar sobre largas distancias y llevando un pequeño tamboril en una pata. He leído aventuras “heroicas”, realizadas por las PALOMAS MENSAJERAS.

miércoles, 2 de octubre de 2024

Cabrero y Paternoy y Sierra de Guara





Es muy frecuente, en Huesca, encontrarse con individuos que tienen como apellido el de CABRERO, y no es extraño que alguno de ellos, en siglos pasados,  se casara con la zaragozana Isabel de PATERNOY.  Supongo que sería originaria de dicho pueblo,  hoy convertido en ruinas, A estas ruinas de Paternoy,  las conozco por casualidad, porque cuando subía por la Carretera de Jaca, pocos kilómetros antes de llegar al Puerto de Santa Bárbara, siempre encontraba un desvío a la derecha, en el que no estaba escrito ningún destino para conductores.  Pero penetrando por dicho desvío, llegaba enseguida a las ruinas de aquel desaparecido pueblo de PATERNOY. ¡Qué nombre tan noble y tan sonoro tienen aquellas ruinas!. Te engrandece el espíritu ese “sonido callado” y te llenan de tristeza aquellas ruinas de la iglesia y de aquellas casas derrumbadas. Una de ellas daba la impresión de encontrarse en un buen estado de conservación, pero  tenía la puerta de entrada abierta. Entré en ella y contemplé unas alpargatas de un tamaño descomunal, pero en lugar de llevarlas al Museo de Objetos del  Pasado de Sabiñánigo, allí las dejé, para que el tiempo acabase con ellas. Era bello el nombre de aquel lugar que fue un pueblo, pues sonaba a algún lugar histórico su nombre de Paternoy  y aquellas alpargatas tan grandes,  me hicieron recordar una raza de hombres de cuerpos grandes y poderosos. Un compañero veterinario me recordó algunos días después que desde Paternoy,  bajaban rebaños de ovejas  para invernar en la Tierra Baja.
Pero en el escrito que me ha enviado  Miguel RIBERA del PUEYO, médico y farmacéutico, dice que MARTÍN  CABRERO, SEÑOR  de YASO, más tarde del Ayuntamiento de Morrano, en el partido Judicial de Huesca, fue ennoblecido por el rey Alfonso V el Magnánimo en 1420, y se casó con Isabel de PATERNOY, nieta de Don CIPRÉS  de PATERNOY,  padrino del rey Fernando el Católico. Esto ocurrió en el siglo XV con ISABEL de PATERNOY, que entonces residía en Zaragoza. La vida se va repitiendo, a través de los siglos, porque de la misma forma que en el siglo XV, Isabel de Paternoy, abandonó su pueblo, yo soy testigo de que aquel   pueblo muerto ejercía una fascinación sobre el espíritu de algunos ciudadanos vivos, porque en cierta ocasión, en la carretera de Jaca, en dirección hacia abajo, es decir hacia Ayerbe, encontré a un joven, con su coche parado. Este joven se había retirado a vivir dese Zaragoza a Paternoy. Me puse a conversar con él y me explicó que bajaba de PATERNOY  a AYERBE y se le había acabado la gasolina. Después de quedar desierto PATERNOY, aquel joven quiso vivir en un mundo solitario que le proporcionara felicidad. Pero la soledad lo despachó de PATERNOY. Años después he querido entrar a recordar la vida y muerte de PATERNOY, pero no he acertado con el camino, que desviándose de la Carretera general de Jaca, te lleva a ese pueblo muerto. Hoy he mirado en un mapa y lo he acertado, poco antes de llegar al Puerto de Santa Bárbara, en la cumbre de la Sierra de San Juan de la Peña, muy cerca del Monasterio Nacional de San Juan de la Peña.
Es el de PATERNOY un nombre de un pueblo, que se encuentra a unos mil metros de altura, con un nombre sagrado y próximo al Monasterio de San Juan de la Peña y que ha llegado casi a desaparecer del  mapa del primitivo Aragón. Cuando subes por la carretera de Jaca, ya no hay en la entrada del desvío que a él conduce, ningún cartel, que haga saber a los conductores, que  allí mismo, se encuentran los restos “sagrados de un pueblo que sólo conserva  el nombre de Paternoy”.


Pero hay que volver a recordar, los escritos del médico y farmacéutico Miguel Ribera del Pueyo,  que dicen que es pariente de  Martín Cabrero, Señor de Yaso, que fue ennoblecido por el rey Alfonso V,  el Magnánimo, y que en 1420 se casó con Isabel de Paternoy, nieta de Don CIPRÉS de  PATERNOY.  Fue este MARTÍN CABRERO, padrino  del rey Fernando el Católico. Esto ocurrió en el siglo XV con Isabel de Paternoy,  que residía en Zaragoza.
El nombre de PATERNOY es antiquísimo, pues parece ser que el primer Abad de San Juan de la Peña, llamado Paterno, añadía a su nombre una Y, que significaba en el vasco de entonces, posesor de ese nombre. Por tanto por su proximidad al Monasterio de San Juan de la Peña, el Abad Paterno, creó este pueblo.
 Y vuelvo a repetir que en el siglo XV, esta familia de MARTÍN CABRERO, SEÑOR DE YASO y ennoblecido por el rey Alfonso V el Magnánimo en 1420, se casó   con ISABEL de PATERNOY,  nieta de D. Ciprés de Paternoy,  padrino del rey Fernando el Católico. El caballero D. Martín Cabrero tenía un escudo en campo de sinople, una cabra de plata; bordura de oro, cargada de diez escudetes de gules, con el jefe de plata. Isabel de Paternoy, tenía como emblema de la familia a la que pertenecía, un “Ciprés”. Tuvo esta familia tres hijos,  a saber: JUAN CABRERO, GONZALO  CABRERO y SANCHO CABRERO. El mayor de ellos D, JUAN CABRERO y PATERNOY, colaboró con la Corona Real de Aragón y fue consejero secreto del Monarca. Estuvo sirviendo lealmente al Rey Don Fernando el Católico, pues no se alejó de él, ni siquiera cuando se quedó ciego por unas cataratas, ya que el Rey hizo que siempre estuviera a su lado, sentado en una pequeña silla. Este JUAN CABRERO apoyó al Rey para que aportase ayuda a Cristóbal Colón.
Cuando nuestra familia huyó de Siétamo en la Guerra Civil de 1936, fuimos a Jaca y a Ansó, pero al volver, mi abuela doña Agustina Lafarga Meriz, nos acogió en Huesca en el número 61 del Coso Alto,  al lado de la iglesia de Hermanas de Santa Ana. En este mismo lugar y en el siglo XVI, el descendiente de aquellos Cabreros, Pedro Cabrero Escario, fue a vivir a Huesca, para estudiar en su Universidad  fundando su casal propio, en la iglesia de Santa Ana, que todavía allí se encuentra. En una alcoba al lado de esta iglesia, dormimos mis hermanos y yo, escuchando a veces cánticos religiosos. Mi abuela materna, doña Agustina Lafarga Meriz, viuda de mi abuelo Don Ignacio Zamora Blasco, Diputado Liberal de Huesca, murió en dicha alcoba, y también escuchó músicas religiosas, que hacían sonar las Hermanas de Santa Ana.
He escrito sobre la influencia que tuvo JUAN CABRERO Y PATERNOY, en el Rey para financiar el Descubrimiento de América, como también dio 2000 ducados para la construcción del Canal Imperial de Aragón  Hay quien dice  que los judíos que participaron en la muerte de San Pedro de Arbués, eran de Paternoy,  pero no es cierto que los Cabrero  lo fueran, aunque  sí que probablemente lo fueran los de La Caballería, emparentados con los de Paternoy.  Por esta circunstancia los Cabrero de Paternoy,  de Yaso, es decir JUAN CABRERO, es natural que colaborara con Fernando el Católico,  del que era consejero, en aportar dinero junto al judío Santangel, para la conquista de América. En aquellos tiempos ya existían capitales judíos en España que más tarde provocaron su expulsión. No son extraños estos fenómenos “religioso-monetarios” en estos tiempos, como lo eran entonces.
Fueron muchos los de la Genealogía de los Cabreros, que participaron en la sociedad española. Por ejemplo MARTÍN CABRERO, Señor de Yaso, casado en el siglo XV con Isabel de Paternoy  nieta de D. CIPRÉS de PATERNOY, padrino del rey Fernando el Católico. Su antepasado MARTÍN CABRERO  casado con Isabel de Paternoy,  pusieron su casa solar en el pequeño pueblo de Yaso, en las laderas de la Sierra de Guara.
Hasta el siglo XVII, fueron varios los Cabrero que participaron en la vida de la Sociedad, hasta que Miguel Cabrero en dicho siglo, se casó, en Huesca, con Luisa López de Botaya.
Estuve con mi familia, en Botaya y observamos unos anuncios, que había colocado el Ministerio de Turismo, cerca de la Parroquia. En aquellas notas hablaba de la nobleza de la Casa López de Botaya, de la que se casaron dos hijas, una con mi abuelo de Siétamo, llamada Pilar, resultando ser mi abuela, que se murió en mi casa de Siétamo, estando yo casi recién nacido. Según su hijo, a saber mi padre, la adoraba, porque la consideraba como una mujer muy buena y muy religiosa, que provenía de Casa López de Botaya, de dicho pueblo. Se llamaba Pilar Casaus López de Botaya  y estaba casada con mi abuelo, que murió por los mismos días del año de 1930, (el mismo año en que yo nací) a saber MANUEL ALMUDÉVAR VALLÉS.


Mi abuela Pilar Casaus Lopez de Botaya , sentada al lado de mi abuelo ,que está con la mano levantada con un sombrero.

 Pero mi abuela Pilar Casaus López, era hermana de Polonia (Apolonia), la que se casó con Don FRANCISCO RIPA  CASAUS, hombre elegante y dueño de fincas en Jaca, donde estuvo de Alcalde, muchos años antes de la Guerra Civil. En esta  Guerra Civil, subimos toda mi familia a Jaca y allí nos recibió Paco Ripa con sus hijos Pepito y Blanquita, pues Polonia ya había muerto y su nombre estaba pintado en negro en un cristal del comedor de su casa de Jaca. Nos proporcionaron ropa de cama para que no pasáramos frío. Nos hizo mi tío Ripa mucha compañía y recuerdo como nos acompañó a contemplar, la rogativa de los enfermos a Santa Orosia de Yebra de Basa, que ya no he vuelto a ver. Acudían a Jaca los peregrinos de Yebra de Basa  y los jacetanos los recibían con cariño. Allí nos encontramos mi padre y mis hermanos con Paco Ripa, que fue un notable jacetano. Durante una pequeña parte de la Guerra Civil, nos recibió en su casa de la Calle Mayor, donde nos ayudó con algún alimento y nos cultivó el espíritu, haciéndonos contemplar, una hermosa capilla, que todavía se conserva. ¡Qué recuerdos tan lejanos entre la belleza y la piedad en la capilla y el sonido de la pólvora, con la cual, recuerdo yo, como mataron a una niña del pueblo de Bellestar, escapada de su casa, como nosotros!. 
Yo siempre he tenido un respeto y un amor a Don Francisco Ripa Casaus, que era un señor alto y elegante. Era primo hermano de mi padre Don Manuel Almudévar Casaus y sus esposas fueron de Casa López de Botaya, de las que existen todavía en Jaca, en su casa  de  la Calle Alta, fotografías de singular belleza. Y en Huesca, yo, sucesor de Manuel Almudévar Casaus, conservo un libro con tapas de fibra de cuero escrito el año de 1685, titulado “CORONA REAL DEL PIRENEO”.  En la tapa de cuero pone: “LA RIPA, CORONA REAL DEL PIRINEO”. El autor de estas páginas fue un La Ripa y se conservó en la Biblioeca del Monasterio de San Juan de la Peña hasta el año 1865. Pero el año de 1835, llegó la Desamortización de Mendizábal y los bienes del Monasterio se vieron confiscados por el Estado, y se llamarían Bienes de la Peña.
Botaya es un pueblo que se encuentra al lado del Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña y ante aquel espectáculo de desamparo del Monasterio, los López de Botaya, guardaron algunos objetos, entre los que se encontraron algunos libros.
El monje que escribió alguno de esos gruesos libros, se llamaba La Ripa, y fue pariente de mi tío Paco Ripa, ese Prior Conventual del Sagrado, y Real Claustro de San Juan  de la Peña, igual que de Paco Ripa conservan en Jaca, en la calle Mayor una hermosa Capilla. El apellido  Ripa es  de origen vasco y se extiende por el Pais Vasco y por el Sur de Francia y por tanto es fácil que el monje escritor y mi tío Paco Ripa, fueran parientes. Como las hermanas Pilar y Polonia Casaus López de Botaya, nacidas en Botaya, al lado del Monasterio de San Juan de la Peña, tenían su origen en el Señorío de Vizcaya. El primer Señor de Vizcaya, del que alguien piensa que procedía de Navarra, murió el año de 1076. Este Señor de Vizcaya tuvo un pariente de monje en San Juan de la Peña, del que se marchó, no se sabe dónde. No perdió su amor a San Juan de la Peña, pues hizo donaciones  al Monasterio, que había abandonado. El primer señor de Vizcaya, después de luchar en Botaya y en su Monasterio, próximo al navarro de Leyre, intervino en Nájera, en San Millán de la Cogolla y en otros puntos históricos.
No es extraño que el Señor de Vizcaya, un poco lejano de San Juan de la Peña y de Botaya, acudiera  a estos lugares, porque es muy conocida su asistencia a la convocatoria de Ayerbe con el propósito de Reconquistar Zaragoza.
La familia López de Botaya, al llegar la Desamortización el año de 1835, recogió algunos libros, que se habían convertido en un lugar donde apoderarse de ellos. Los López de Botaya rescataron el libro “Corona Real del Pireneo  Disputada, año 1865”,  escrita por La Ripa, pariente de Don Paco Ripa de Jaca, que se casó con  Polonia López de Botaya y hermana de Pilar, que se casó con Don Manuel Almudévar Vallés. Se conservó este libro en la Torre Casaus de Huesca, porque para la Guerra Civil, desaparecieron todos los libros de Casa Almudévar de Siétamo y este libro, editado en 1685, se guardaba en dicha Torre.
El Padre Abarca, nombre muy  frecuente en Aragón y de naturaleza de estirpe vascongada, escribió en el libro “Corona Real  del Pireneo Disputada. Año 1685”, en el Libro II,cap. I, lo siguiente sobre Vizcaya, que los de Aragón  encuentran lejos de él: El Padre ABARCA” en su opinión la Antiquísima Ciudad de Jaca, y su condado de Aragón decía : es la punta oriental de la Fortísima y Antiquísima Ciudad de Jaca, y su condado de Aragón; es la punta oriental de la Fortísima, y Antigua Vasconia;  desta manera no hay inconveniente alguno en contar la Provincia de Aragón entre las otras que pertenecían a la Vasconia”. Mi abuela Pilar López de Botaya y mi tía Polonia, como he escrito antes, tenían su origen en el Señorío de Vizcaya, que no se conoce si estaría situada en tal Vizcaya o en Navarra. Los  contactos de los López de Vizcaya con Botaya tuvieron su origen, en el Monasterio de San Juan de la Peña, al lado de Botaya y en la acumulación de tropas en Ayerbe, para conquistar Almudévar y Zaragoza. Allí se unieron los Señores de Vizcaya.
La familia de los Cabrero y de los Paternoy,  forman una genealogía en España, que viene desde  JUAN CABRERO PATERNOY, de cuya compañía  no  se  privó el rey Don Fernando el Católico, pues no se permitía abandonar  su compañía, pues además de consultarle en los diversos problemas de su gobernación, no se apartó viejo y achacoso de Don Fernando el Católico. No se vio nunca abandonado de la compañía de Juan Cabrero, porque no lo desamparó en sus épocas más tristes, como cuando tuvo que abandonar el reino de Castilla a su yerno Felipe, teniendo que sufrir la ingratitud de la nobleza castellana.
Desde 1420, fue Martín Cabrero, Señor temporal de Yaso, recibiendo el privilegio de ser Noble de Aragón él y sus sucesores, por concesión del rey Alfonso. Se casó con Isabel de Paternoy y levantaron su casa solar en el pueblo de la ladera sur de la Sierra de Guara. FUERON diecinueve (XIX), el número de Cabreros, que mantuvieron su residencia en Yaso y todavía el XIX  Pedro Cabrero Ferrer, tuvo que probar su Infanzonía.
Su hermano que fue Domingo Cabrero Ferrer, natural de Yaso, se casó con ISABEL BESCÓS, apellido muy frecuente en esa Sierra de Guara y con el que emparentamos los Almudévar de Siétamo con los Bescós.  Estos se extendían por Santa Cilia de Panzano, por el mismo Panzano, por Aguas y por Yaso. Este DOMINGO  CABRERO FERRER, natural de Yaso, en su casa EXHIBÍA el ESCUDO de los  Cabrero, con una cabra representada en el primer cuartel.  Se observa detrás de ella un Ciprés, que indudablemente hace alusión a los Paternoy de la Sierra de San Juan de la Peña. En el segundo cuartel, está inscrito el CORAZÓN  de los BESCÓS,como base de una CRUZ




En el tercero los bastones de gules de Aragón y en el cuarto, tres ollas en triángulo, que les creó grandes litigios”. En 1793, la Real Audiencia de Zaragoza, dijo que los Cabrero de Yaso y Aguas, eran legítimos descendientes  de Martín Cabrero y por tanto legítimos infanzones de Sangre y naturaleza.
El apellido Bescós, que era el que poseía Isabel Bescós, que se casó con Domingo Cabrero Ferrer, venía del pueblo de Bescós, que trasladaron su casa solariega a BASTARAS, que fue una joya  prehistórica, destruída por turistas que compraron dicho pueblo. Algunos individuos de dicha familia se establecieron en Panzano, Labata, Liesa, Santa Cilia de Panzano, Bierge y Aguas. Los Bescós de Santa Cilia probaron su infanzonía en 1775. El Bescós de Santa Cilia, es gran amigo mío y parece ser que este Domingo Cabrero de Yaso, se casó con una Isabel Bescós de Santa Cilia de Panzano. De esta casa de Bescós de Santa Cilia, acudieron mi amigo Ignacio Bescós de Panzano y otro Bescós, cuya casa se conserva y que una hermana suya, proporcionó un libro, que narra la vida de una de las fundadoras de la Comunidad de monjas de Santa Ana, apoyando a la Madre Rafols. El escudo de los Bescós está unido al de los Cabrero de Yaso y el escudo de los Bescós se  conserva en Santa Cilia de Panzano, en casa de mi amigo, Gonzalo Bescós.Cuando fui a verlo me hizo leer el libro de Infanzonía de su apellido. Por los pueblos cercanos, como Bastaras y Panzano, quedaron  parientes de Gonzalo de su mismo apellido, que todavía se declaran parientes de aquel MANUEL  BESCÓS  ALMUDÉVAR, que en los lejanos tiempos de 1923, fue Alcalde de Huesca.


Manuel Bescos Almudévar ( Silvio Kosti )

 Por aquella Sierra se encuentra encima de Santa Cilia el castillo, caído, de nombre vasco, llamado Arraro.
De Santa Cilia de Panzano, vinieron a Huesca los Bescós Lascorz, de los que Francisco,Ingeniero se casó con la hermana de mi abuelo Manuel Almudévar Vallés, de Siétamo y que tuvieron un hijo llamado MANUEL  BESCÓS ALMUDÉVAR  y que es conocido en la Literatura Española, como Silvio Kossti. Yo he conocido a su hija María Cruz Bescós Lasierra, que fue esritora de las costumbres del Alto Aragón y del Midi Francés .Era íntima amiga de mi tía Luisa y me vino a visitar en mi casa de Huesca. Sobre todo cultivamos  mi esposa y yo, una amistad íntima entre la hija  de Silvio Kosti, llamada Teresa Bescós y de su modelo verdaderamente humano de hija, que trabajó en las Naciones Unidas y que se llamaba como su madre, Teresa Bescós con el segundo apellido Alamán. Mi hija Elena con su esposo Santiago, fueron acogidas en su viaje de novios en su casa de Suiza. Con ambas Teresas, fuimos a Santa Cilia de Panzano y Gonzalo Bescós le dejó un libro sobre la vida de la Madre Bescós. Esta amante de su madre, Teresa Bescós, nieta de SILVIO KOSTTI, a la que hizo alcanzar más de cien años de vida, como funcionaria de oficinas universales, viajó por todo el Mundo. Pero cuando se vino con su madre a vivir su retiro en Huesca, quiso recordar los pueblos de la Sierra de Guara, de los que procedían y a las familias Bescós de Santa Cilia de Panzano. Antes de morir regaló a la Casa Almudévar de Siétamo un retrato, pintado por el gran Acín, de SILVIO KOSTTI.
En esta Historia de Cabreros y de los Paternoy, están relacionados los Cabrero con San Juan de la Peña . En su escudo, al lado de una cabra se levanta un CIPRÉS y al establecerse los Cabrero en Yaso, lo hicieron debajo del arruinado Castillo de Arraro, de nombre vasco, en la Sierra de Guara. Por estos pueblos serranos, se encontraron y todavía quedan Cabreros por todos ellos. Aparecen los Cabrero en Huesca, Boltaña, Aguas, La Clamosa y Liesa, al lado de SIÉTAMO y  constando una rama de caballeros en Zaragoza. Se encuentran procesos de infanzonías para señores de este apellido, en 1741 para los de Abiego, en 1774 para los de Yaso, en 1791 para los de Huesca. Se encuentran,  a veces otras ramas de YASO, Morrano y Aguas.
Publicada en Heráldica sobre YASO, aparece una Genealogía desde MARTIN CABRERO (1420), hasta un número XIX, llamado  PEDRO CABRERO FERRER, que tenía su residencia en YASO y que era dueño de dicho Casal , cuando probaron su infanzonía.
Fue hermano de PEDRO, DOMINGO CABRERO FERRER, natural de YASO, donde se casó con ISABEL BESCÓS.
Este Domingo Cabrero, “segundón” de la Casa Cabrero de Yaso, no quiso renunciar a sus orígenes, pues según la genealogía, que procedía de “Martín Cabrero Comendador Mayor de Montalbán, Señor temporal de YASO en 1420, que recibió el privilegio de Nobleza de Aragón para él y todos sus descendientes, por concesión del rey ALFONSO, casado con ISABEL DE PATERNOY, pusieron su casa solar en el pequeño pueblo de YASO, Huesca”.
Este Domingo Cabrero no quería por aquellos años de 1750 a 1793, proclamar en su escudo, solamante, a los CABRERO y a los PATERNOY, sino que fueran honrados, al mismo tiempo, los BESCÓS  de la Sierra de Guara. Para ello, al casarse con Isabel Bescós, colocó un NUEVO ESCUDO en el Casal de YASO. En él, puso en el primer cuartel la cabra de los Cabreros y en el segundo “el CORAZÓN de los BESCÓS ,sosteniendo una CRUZ”,  en el tercero los bastones de gules de Aragón y en el cuarto tres ollas en triángulo.  El 9 de Marzo de 1793, le pusieron en la Audiencia de Zaragoza: “que los Cabrero de Yaso y Aguas, como legítimos descendientes de Martín Cabrero, eran legítimos infanzones de Sangre y Naturaleza”.
Habían pasado, cuando DOMINGO CABRERO SE CASÓ CON ISABEL BESCÓS, muchos años de la Historia de España, acelerada por los Cabrero, que entre otras azañas, fomentaron la creación del Continente americano de cultura española. Por eso, al encontrarse en plena Sierra de Guara, aquellos pueblos, habitados por muchos Bescós, que aún algunos de ellos se declaran parientes  de Silvio Kostti, sobrenombre de Manuel Bescós Almudévar, suben entre otros muchos los vecinos de Santa Cilia de Panzano,a recordar el Castillos de Arraro, nombre vasco, elevado  para reconquistar, la Tierra Baja de la Sierra de Guara.”Allí, tan cerca de Guara, se recuerda a mis parientes los Bescós, con el sencillo, bello y amoroso escudo, que Silvio Kostti, con su imaginación convirtió en un escudo de una nobleza, bañada por el comercio internacional.  Silvio Kostti, se dedicó, entre otras actividades al comercio del vino, abierto por FRANCISCO,  su padre, en la vecina nación francesa”.
DOMINGO CABRERO FERRER, cuando se casó con ISABEL BESCÓS , por los años de ¿1750?, se acordaba de que había disminuido la fuerza de la acción de los Cabrero y tuvo la inspiración de introducir la sangre de los Bescós en ellos. Para ello creó en nuevo escudo en que junto a la cabra, se observan la Cruz y el Corazón de los Bescós.
La familia Bescós influyó en un esfuerzo para volver en España a desarrollar el progreso. Uno el material, que el ingeniero Bescós Lascorz, que comerció con Francia y con Don Manuel Almudévar  Vallés, hicieron un canal para llevar el agua del río Guatizalema, a una Fábrica de Harinas, que construyeron. Se casó con una hermana de Manuel Almudévar Vallés de Siétamo, y tuvieron un hijo Conocido por SILVIO KOSTTI.
Los Bescós eran personas de una gran inteligencia, pues su hija María Cruz Bescós Lasierra era una gran escritora de las costumbres de Aragón y del Midi Francés y Silvio Kostti o Manuel Bescós Almudévar, fue un gran escritor, pero parece mentira que el amigo de Silvio Kosti, Joaquín Costa se enojara del relato “Las tardes del Sanatorio”, en que Silvio Kostti, relaciona un cuadrilátero amoroso, de “tipo porno”, en que divide a la humanidad “en un rebaño incontable de bárbaros y una pequeña selección de helenos”.
“¿Quiénes eran los bárbaros y quienes los helenos?. “Los bárbaros eran las buenas personas y los helenos, los que como él, se consideraban filósofos, escultores, escritores,  de los que había ya desaparecido la divinidad artificial de su cultura”. “Pero que él, olvidando el espíritu y la belleza del escudo de los Bescós, adornaba ese escudo como algo superdivino, creado como algo que “creaba la divinidad artificial de la cultura”.
Sin embargo Silvio Kostti, se olvidó de sus consanguíneos los Bescós de la Sierra de Guara, pero éstos, no se han olvidado su genealogía y de su religión. La Madre Pabla Bescós de Panzano,fue discípula de la Madre Rafols y fundó en Panzano un Colegio ,para educar a las niñas de aquel territorio. Aquellas niñas se dieron cuenta de que la vida no sólo es materia, sino también espíritu, como se dieron cuenta los mismos hijos de Silvio Kostti.
Este en su obra “Las tardes del Sanatorio”, “canta la renovación del Hombre de Neandertal en esta Tierra y aborta esa dichosa vuelta, con escenas pornográficas y actos de “vulgar erección de cornamenta en el Doctor Cornelius Korner, por el chófer Jhon a su esposa Zoe”
“Pero los hijos, que vivían la realidad, le hicieron darse cuenta de que la vida no es sólo materia, sino también espíritu. Por eso dio mala marcha a la salida de su obra “Los Epigramas”, cortando su edición, temeroso de que sus atrevimientos, perjudicaran el crédito de sus hijos dos de los cuales habían comenzado la carrera militar”.
Hemos visto como la familia de los CABRERO, unidos con Isabel de Paternoy, fueron enseñados en Historia y Religión por el Padre La Ripa, del Monaterio de San Juan de la Peña, que escribió un magnífico libro, publicado en 1685.
Bajó la familia de los Cabrero al pueblo de Yaso, en la Sierra de Guara, donde Domingo Cabrero del número XIX, añadió al escudo de los CABREROS el de los BESCÓS. 
Esta familia de los Cabrero y Paternoy, descendientes de Alonso de Aragón y de los Paternoy dieron origen a los Duques de Villahermosa y Condes de Guara, a los Duques de Medinaceli,a los duques de Hijar y Alba,a los Duques de Solferino,etc,También se dan en esta genealogía los Condes de Bureta. Pero no  sólo está la alta nobleza, sino que de Isabel de Paternoy y de Martín Cabrero, Señor de Yaso, vienen Juan Cabrero de Paternoy, Consejero de los Reyes Católicos, Sancho Cabrero de Paternoy y Gonzalo Cabrero de Paternoy, de las que derivan las FAMILIAS CABRERO de YASO, AGUAS, BASTARAS, SIESO Y ABIEGO, Santa Cilia de Panzano y del mismo Panzano.

 Siempre me acuerdo del libro del monje de La Ripa,de 1650, procedente de San Juan de la Peña y siempre recordaré el escudo de Yaso, que indica el honor de los Cabrero  y de los Bescós. 

martes, 1 de octubre de 2024

Carta que recibí desde Irún en 1980.-

    

                     
La sangre nos viene a la familia de Don Paco Ripa y a la mía, de Botaya, en plena Montaña del Monasterio de la  Peña,  encima  de Jaca. En Casa de López de Botaya, buscó el Banquero Casaus una hija para contraer matrimonio, llamada Pilar López de Botaya  y  ésta  fue bisabuela mía y de mis hermanos. Tuvieron el Banquero Casaus y su esposa retratos pictóricos en casa de Llanas, donde yo los he contemplado muchas veces. Yo  todavía  conviví con su hija, llamada Pilar y abuela mía  en Siétamo, aproximadamente durante un año, pues yo nací en 1930 y ella murió en 1931. Don  Paco Ripa de Jaca se casó con una hermana suya, que tenía por nombre Apolonia Casaus  López de Botaya. Este nombre lo contemplé en Casa Ripa de Jaca, escrito en un vidrio del salón, donde en varias ocasiones, entré a saludar a Don Paco Ripa.

Tumba del Conde Aranda.

Tengo recuerdos de Casa Ripa de Jaca, en la cual se encuentra, aunque no  sé con seguridad si se conserva  esa sagrada capilla,  con los instrumentos litúrgicos que en ella se usaron. Los Ripa formaron una  familia  noble,  que  en tiempos pasados, en aquellos bancos se asentaban los asistentes a sus ceremonias religiosas. Fue Don Paco Ripa Alcalde de Jaca.
Pero la Guerra Civil de 1936, a mi familia nos hizo huir a Jaca, donde Don Paco Ripa y su hijo Luis nos recibieron con cariño, proporcionándonos incluso colchones y mantas. Nos llevó mi tío Don Paco Ripa a contemplar un acto religioso, del que el Himno religioso a Santa  Orosia,  canta :”Todos los pechos aragoneses- y los de Yebra en la Montaña- a  Orosia claman con frenesí”.
Allí estaban reunidos muchos habitantes de Yebra de Basa con los jacetanos y un día en el Almacén de Sorribas, almacén que posee mi amigo en el término de Quicena, junto al Hotel Montearagón, saludé a Santiago Villacampa, natural de Yebra de Basa. ¿Cuántos siglos han unido a Yebra de Basa con el pueblo de Ibieca que se encuentra limitando con el de Siétamo?.
Yebra de Basa , en la Montaña Pirenáica e Ibieca debajo de Sierra de Guara, son dos poblaciones unidas por la Historia por Santa Orosia y ese parentesco espiritual hacía que los vecinos de Yebra se amasen con los de ibieca. Desde hacía una multitud de años Santiago Villacampa de Yebra, danzante de Santa Orosia, se reunía con mi amigo hijo de Ibieca, en el Almacén, junto a las Harinas de Porta y almorzaban unidos por la historia, invitándome a mí en algunas ocasiones.


Yebra en la parte de la Montaña,  cerca  de  Jaca, acudía cada año a Jaca, cerca de la actual estación de Autobuses, donde contemplábamos a la santa, llamada  Orosia, protectora de los endemoniados  que la acompañaban a una elevada torre, desde donde un sacerdote los bendecía contra la locura, que en esos momentos de una Guerra Civil, parecía haber aumentado en número de endemoniados.
 No se acabó el trato familiar entre los jacetanos y los hijos de Siétamo, pues la hija de esta noble familia  pirenáica  de los Ripa, tiene todavía una hija a la que el aspecto de Jaca, de San Juan de la Peña y de aquel país, que formó parte del País Vasco, le dio una personalidad especial. Se bautizó a sí misma como “La Ripaldi”. El apellido de Ripa se extiende por Aragón, Navarra y el Midi francés.
El día 24 de diciembre de 1980, recibí una tarjeta navideña, escrita por la Ripaldi que dice: ”Muy querido tío, Ignacio y familia: Oigo cantar a mi padre “ Las flamas de lo fogaril” a la par de la “cassete” que se ha comprado del grupo Subordán, con estas melodías rememoro desde Irún, la maravillosa tierra de Aragón con sus fiestas familiares. Paso estas fiestas en Irún junto a mis padres y mis hermanos, probablemente no suba a esquiar con mi hermano Paco,  pues  estoy  muy  feliz  sin salir de casa, encendiendo la chimenea y leyendo libros. A ver si un día de estos me escapo de Zaragoza y subo a veros.
Por cierto, Ignacio, no sé si te lo dije, pero hará cuestión de tres semanas, tropecé con Julio Brioso “más dinámico que ayer, pero menos que mañana”, que me comunicó su próximo destino laboral: Méjico, ¡sensacional!, ¿no?. Aprovecho estas letras para desearos a vosotros felicidad y a la cosecha que venga copiosa en este año entrante. Un fuerte abrazo, ¡Ripaldi!”.
La “Ripaldi”, gozaba de un cerebro inteligente, que venía de “La Corona Real del Pirineo”, establecida y disputada. “ Escribíala  el  Doctor Don Fray Domingo de La Ripa, Monge Benito Claustral, Enfermero, Prior Conventual, que fue del Sagrado, y Real  Claustro de San Juan de la Peña y Visitador General de la Congregación Tarraconense, y Cesaraugustana: Examinador Sinodal en el Obispado de Jaca, y Coronista Creado por su Magestad, y Cuatro Brazos, en las Cortes del Reyno de Aragón”. Esta escrito este texto, el Año de M.DD.LXXXVIII.
El recuerdo de este  Abad de los antecesores de la familia don Paco Ripa, le dio a conocer  a las hermanas Pilar y Apolonia Casaus y López de Botaya, que salieron de una casa noble de la pequeña llanura,  que se asienta en la cima de San Juan de la Peña, que era como una llanura montañesa, en la que se encontraba además el pueblo de Botaya, el Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña. El Monasterio Viejo se encontraba en la ladera Norte del Monte de San Juan. Tanto era  así,  que  desde éste más antiguo Monasterio, en cierta ocasión, nos subieron allá arriba, es decir al Nuevo, en autobús. Al encontrarse el Monasterio Viejo en la alta  ladera  de  la  Montaña  de San Juan, tenía, imágenes de pórticos y de esculturas, grabados en la misma piedra.
Pero al llegar al Monasterio Nuevo, nos acercamos al pueblo de Botaya, donde nacieron la esposa de Don Paco Ripa de Jaca y su hermana con el apellido de Ortega y López de Botaya.  La casa en que nacieron ambas, estaba representada en una pequeña plaza, con datos de familia y dibujos de la vida de dicha casa. La esposa de mi abuelo Manuel Almudévar Vallés se llamaba Pilar Casaus y  López de Botaya  y casada con Manuel Almudévar Vallés.
En la Torre Casaus de Huesca, dejó dos libros de 1.638, que recogieron en el Monasterio de San Juan  de  la Peña, escrito por  Fray Domingo de La Ripa, pariente de Paco Ripa. Estos libros se guardaron en la Torre de CASAUS, debajo del Cerro de San Jorge y yo los recogí al morir mis tíos Luisa y José María y he gozado con su lectura. Al ser expulsados los monjes del Monasterio de San Juan de la Peña, mi abuela Pilar Casaus y López de Botaya, recogió  alguno  de  esos libros y los guardó en la dicha Torre de Casaus.  Al morir mis tíos, yo guardé esos libros que ahora alegran mi vida.
El Conde de Aranda, Don Pablo Abarca de Bolea, tiene el apellido Abarca, palabra ésta que es de lengua vascuence e hizo todo lo que pudo, para ser enterrado en San Juan de la Peña. Hubo peleas o discusiones sobre si lo enterrarían en el Centro de España o en el antiguo Monasterio de origen vasco –ibérico como el próximo de Navarra Monasterio de Leyre, que es fronterizo con Aragón. El escudo de los Abarca se encuentra incluso en Pamplona, en el Monumento que  encuentra al lado del Ayuntamiento de Pamplona. Nació el Conde de Aranda en mi pueblo de  Siétamo. Aquí en España se formó la Nación Española y ahora hay quien sueña en dividirla, cuando en el siglo XVI, todavía se hablaba el vasco en gran parte de Aragón en incluso de Lérida. El Conde de Aoranda, cuando todavía vivía, estudió su Patria antigua y quiso ser enterrado en el Monasterio de San Juan de la Peña. Era devoto de Aragón y escribió a veces de la Nación Aragonesa, pero siempre preocupado de Cataluña, de Valencia, de Portugal y de toda España.
 Tengo un recuerdo del pueblo de Botaya y me acuerdo de él como de todo el Monasterio de San Juan de la Peña y a pesar de que el tiempo ha ido pasando por aquel antiguo Monasterio, en mi corazón ,siento las emociones antiguas y las conecto con mi vida actual. Es que en cierta ocasión observando los recuerdos que el turismo ha dejado en la Plaza en que se encuentra la Parroquia de Botaya, recordaba, como actual, y miraba el recuerdo de mi abuela Pilar Casaus López de Botaya. Yo también recordaba a mis lejanísimos parientes los López de Botaya y observaba, al mismo tiempo aquellas  chimeneas pintoresca, elevadas en viejísimos tiempos y aquel silencio me hacía pensar en otros tiempos. Pero en un momento dado me dio la impresión de escuchar una suave y celestial música, que parecía venir del cielo. Pero me di cuenta de que aquellas antiguas melodías, provenían de dentro de la antigua parroquia. Sin dudarlo ni un momento, penetré en la iglesia y me pareció haber entrado en un cielo santo,donde los escasos fieles que acudían a la celebración de una Misa,cantaban con el sonido de una música armoniosa y te trasladaban al otro mundo,en el que te unirías con los miembros de tu antiquísima familia. Cuando acabó la Misa, saludé a un sacerdote pequeño de cuerpo y elevado de espíritu y me encontré con una familia que había acudido desde Huesca, a las fiestas de su pueblo, capital de aquel artístico monumento.
Después de gozar de esta romería a la Historia de Aragón, cogí el coche y me volví a Huesca, por el Sur del Monasterio y pasando por el Pantano de la Peña, llegué a Siétamo

El Paseo de la Alameda, hace ya muchos años

  Por el sol saliente rodea a Huesca la Isuela, nombre de un río con reminiscencias ibéricas, hoy el río pudiera ser llamado la cloaca, que ...