Hoy, día veinticinco de Mayo del
año dos mil quince, cuando el pueblo se olvida de lo que pasó en España por los
años de 1936 al 1939, mi amigo Antonio Mur, con cerca de noventa, me ha
recordado a Mosen Custodio Acín, párroco de Colungo, en que nació y me ha dado
detalles sobre la vida y la muerte violenta de este sacerdote altoaragonés.
Antonio Andreu Mur nació en
Colungo, muy cerca del río Vero, a cuyas orillas seguían cultivando una huerta,
que hoy día ya está yerma. Pero no está completamente vacío el paisaje, porque
la tierra yerma de la huerta se encuentra cerca de un “camping”, en activo y de
un viejo Molino, abandonado como tal , aunque a veces lo han habitado grupos de
hombres a apartados de la situación
económica. Como Molino ya no funciona, pero en otros tiempos daba riego a
muchos huertos de Alquézar y de Colungo, que se encuentra en el monte de
Alquézar. En este bello pueblo, todavía había otro Molino, que estaba en el
camino que conduce desde Alquézar a Aspe. Por ese camino todavía caminan
multitud de aficionados al senderismo, y que gozan del recuerdo de aquellos
lugares, en que todavía se encuentran los cultivos de los huertos y el moler
del molino.
Cuando después de la Guerra
Civil, inutilizaron los Molinos para controlar el trigo, prohibiendo moler, los
molineros trabajaron ilegalmente por las noches. Este Molino de Abajo, en el
monte de Alquézar y a orillas del río Vero, estaba regido por un molinero, al que
habían quitado una pieza los miembros de la Fiscalía de Tasas, para que no
pudiera moler. El padre de Antonio Andreu Mur, llamado León Andreu, le propuso
al molinero, hacer una pieza de carrasca para sustituir la que se habían
llevado. El molinero que era muy hábil, hizo la pieza y siguió moliendo por las
noches, de “estraperlo”. Me dice Antonio que todavía quedan en
Colungo, viejos que recordarán todas estas aventuras.
León Mainer, con una cantidad de
aceite iba a moler por la noche, con dos
mulas y dos asnos y una linterna. Era esta linterna una caja cuadrada de
cristal, con una mecha de tela, impregnada de aceite, y como éste era
abundante, duraba mucho tiempo. De esas lamparillas se usaban en la iglesia, para
recordar la presencia de Cristo.
Hablando de la iglesia, Antonio
me recuerda, la figura de Mosen Custodio Acín, párroco de Colungo y nacido en
Alberuela de Laliena. Era un hombre piadoso, pues Antonio dice que para la
Guerra Civil, fue un día a comunicarle por orden de su padre, que había
escuchado habalr por la radio, las palabras de Queipo de Llano, que hablaba con
optimismo. Entró Antonio en la iglesia y se encontró a Mosen Custodio Acín, de
rodillas delante del altar, en un reclinatorio. Era de noche oscura y
solitaria. Antonio le comunicó que la Guerra parecía que la iban a ganar los
amigos de la iglesia y el Mosen, le dio las gracias. Allí se quedó don Custodio
Acín y al llegar los rojos a Colungo, lo hicieron subir en un camión y con el
Maestro a Huerta de Vero y en el cementerio, los fusilaron.
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