sábado, 8 de julio de 2017

El fuego y los que lo apagan.(año 2003)




En este pueblo de Siétamo dicen que no hay incendios, pero cada año empiezan a arder los rastrojos y las carrascas y los robles, pero siempre se acaba, apagándolos. ¿Quién es el que los apaga?. Desde luego que son los bomberos, y las avionetas de Monflorite. A esos cuerpos e individuos que los forman son a los que en primer lugar hay que agradecérselo. Así lo hicieron las alcaldesas de Siétamo y de Loporzano, que resaltan ”en declaraciones a este periódico, el trabajo llevado a cabo por todos los efectivos desplegados en la zona para atajar un fuego que quedó a unos 300-400 metros del núcleo de Castejón de Arbaniés (perteneciente al municipio de Siétamo).Y yo quiero destacar el comportamiento de la alcaldesa de Siétamo, María Viñuales que “quiso agradecer públicamente el comportamiento de los vecinos de los pueblos de la zona que acudieron, algunos con tractores para hacer cortafuegos, a ayudar en las labores de extinción del fuego”

Antes, hace ya bastantes años no estaba la sociedad tan organizada en las labores comunales, pero los individuos de los pueblos acudían a apagar el fuego cuando escuchaban las campanas que le anunciaban, cada uno acudía con sus medios, es decir que cada uno ponía aquello que tenía para poder combatir el incendio. Unos iban con sus tractores y otros con sus azadas y sin cobrar, solían triunfar en su trabajo, pero hoy día se han constituido los cuerpos de bomberos y los helicópteros y las avionetas que cargan el agua donde pueden, ya que en Monflorite están ya desde hace años esperando la conexión de la tubería que pasando por Siétamo, hay que hacer en el río Guatizalema. Yo los veía volar e ir a buscar el agua y los helicópteros la tomaban en la piscina pública de Siétamo y en la balsa de Valdeona y se  hubiera aliviado mucho su búsqueda, si hubiese habido bastante cantidad de agua en la balsa de la Costera.

En este caso han sido felicitados los “vecinos de los pueblos de la zona que acudieron, algunos con tractores para hacer cortafuegos, a ayudar en las labores de extinción del fuego”, como he escrito más arriba, pero alguno de ellos han sufrido destrozos en sus tanques de purín, que se emplean para acarrear el agua, otros en sus tractores y alguien en sus cuerpos. Además el fuego no llegó a Castejón de Arbaniés por la intervención de unos vecinos  de Arbaniés y de Siétamo.

Yo creo que merecieron el ser nombrados en el periódico por su  valerosa y arriesgada intervención.

Al no serlo, habrá que empezar a considerar los derechos que dichos ciudadanos tienen a cobrar sus intervenciones y sus orugas, tractores, cubas etc.,como cobran merecidamente los bomberos y los aviadores que en tales casos intervienen.     

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