Ermita se Santa Elena Torralba de Aragón. |
El pasado día
ocho de Diciembre, me subió a Santa Elena el nieto del “agüelo”, ya difunto,
Mariano Bercero. Desde esas alturas, tuve la dicha de contemplar esa Sierra
legendaria e histórica, que va desde Tardienta hasta Alcubierre. Y desde este
último pueblo hasta la ermita de Santa Quiteria, en Tardienta, en viejos
tiempos, San Caprasio visitaba los santuarios de San Simón y de la Virgen de
Magallón, de la que son tan devotos los hijos de Robres, subía después a Santa
Elena y acababa su romería en Santa Quiteria de Tardienta. En aquella elevada meseta
de Santa Elena, contemplaba los Pirineos desde el Monte Perdido, el Turbón y otras múltiples cimas blancas por la nieve,
que me hicieron reconocer que Torralba es, sin duda, Aragón. ¡Cómo se contempla la división del
Alto Aragón entre la Montaña y la Tierra Baja!. Sí, porque desde estas alturas se ve perfectamente
la “Osca” o puerta para pasar de la Montaña a la Plana de Huesca, que es, sencillamente,
el Salto Rodán. Osca es palabra vasco-ibérica que significa puerta o apertura,
de las que tantas se hicieron en aquella Sierra por los pastores en las orejas
de las mansas ovejas. Por su pequeño tamaño se denominan “osquetas”. Allí al
contemplar el Salto de Roldán, se piensa en el Emperador Carlomagno, que bajó
hasta Zaragoza y el caballero Roldán, saltó con su caballo desde la Peña Men o
Amán, al otro lado del río tan latino, el Flumen, a la Peña Sen o de San
Miguel. Más allá pasa el río ibérico Isuela y más allá todavía los ríos de
nombres árabes Guatizalema y Alcanadre. Los moros dejaron también su recuerdo
en la torre Mudéjar de Torralba y llaman también Autovía Mudéjar, a la que sube
desde el Ebro en Zaragoza hasta Francia por la Montaña. Y todo eso se ve desde
el Santuario de Santa Elena en la Sierra de Torralba. Pero no sólo se puede
meditar, en esas alturas, de las guerras y en las invasiones del pasado, sino
que en estas quebraduras del terreno y estas parideras, hicieron una revolución
por la justicia y el bienestar del pueblo los “bandidos generosos”, que
llenaron de historias y leyendas toda la inmensa comarca de los Monegros, que
desde Santa Elena se divisa. Todo esto lo narra muchas veces el cura don Rafael
Andolz, en las aventuras del bandido Cucaracha. En aquellas quebraduras de la
Sierra, crecen las carrascas, los pinos, las sabinas, los sauces, romeros,
ontinas, tamarices y multitud de yerbas leñosas, como la barrilera que rueda y
rueda, impulsada por el aire. En aquellos terrenos quedan multitud de
parideras, hoy día, casi vacías, pero en esa “cabañera del aire”, no se dejan
escapar la producción de energía, por medio de aquellos altos y recios postes, con
sus aspas girando para producir energía eléctrica. Mi sobrino Marianer tiene
como novia a Begoña y antes recorría la Sierra con sus ovejas y ahora corre por
aquellos caminos para vigilar el funcionamiento de los “molinos movidos por el
viento”. En Torralba siempre han sentido inquietud por el progreso, como se da
uno cuenta al escuchar a Mariano Bercero, hijo del “agüelo”, cantar la jota, que
reza: ”No te cases en Torralba,- ni te cases en Senés- vete a casar a
Tardienta-que verás pasar “o” tren”. Y el nieto Marianer, ha visto cuidando las
ovejas: el riego, la torre de la iglesia restaurada, la autovía Mudéjar y ahora
ha dejado las ovejas, para ocuparse de los molinos de viento que crean energía.
Por eso se sienten felices los de Torralba y cantan:”Torralba ya no es
Torralba-que se ha vuelto capital-tenemos buenas piscinas – y a comer al Restaurán”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario