martes, 6 de febrero de 2018

Luis Grasa Alamán



Este señor por sus apellidos, da a entender a todo el Mundo, que es un altoaragonés, que lleva un apellido, que en el Alto Aragón se usa de dos formas: una, Garasa, apellido vasco, muy frecuente en la provincia de Huesca y otros suprimiendo una a, lo convierten en la palabra  altoaragonesa, Grasa. Para algunos el encontrar apellidos vascos en Huesca, le parece una cosa  rara, pero el sabio Don Federico Balaguer, demostró que no lo es, porque se habló bastante en vasco en la provincia de Huesca, como escribió que en la Feria de Huesca, se hacían muchos tratos en la lengua vascongada. Y no es cosa rara el saber que Osca, es palabra vasca, como lo son Alerre, Ayerbe, Arbaniés, Ansó, Echo y multitud de ellas, que son palabras puras en la lengua vaca o semejantes. En Huesca se fue hablando en vasco, hasta aproximadamente el siglo XVI.
El padre de Luis Grasa Alamán nació en el pueblo de Liesa, que hoy forma parte del Ayuntamiento de Siétamo. Ya casi no se acuerda el pueblo de la vida de Liesa, porque  además de su iglesia parroquial de tres naves, donde se guardaba un cuadro de la Virgen  medieval, que fue robado por un belga,  tenía en las afueras una ermita, dedicada a San José y entrando en el pueblo,  a mano derecha , quedan las ruinas de otra antiquísima ermita. Pero todavía se alza bien conservada con su belleza medieval, sobre una  colina, saliendo hacia  Ibieca, un Monumento Histórico Artístico, declarado Obra de Arte en 1931, donde se conservaba una tabla románica  en qué se ve el martirio de San Vicente, que es el segundo Patrono de Huesca. Hoy día puede contemplar esa tabla románica, todo el que pase por los Porches de Huesca, pues está colgada en su atrio y se puede contemplar a través de los cristales que reciben luz de la Calle.
En esos pueblos del Somontano, llenos de arte, se va acabando la forma de ganarse la vida y su padre ya se buscó su trabajo en la capital de Huesca. Se casó y tuvo un hijo, llamado Luis, que es  el que hoy reparte sus sonrisas tras el mostrador de la Estación de Autobuses. Y con un vaso  en sus manos lo va llenando  de licor, con una botellavilla Isab que inclina sobre el vaso, que le ha pedido un cliente. A veces desde el citado mostrador mira a través de los cristales, desde la modesta altura del mismo, y se acuerda de que él no siempre estuvo en ese Bar, pues hace ya unos cuantos años, estaba jugando por la Calle Sobrarbe paralela a la de Ramiro el Monje, en el Barrio Viejo de Huesca.  Allí celebraban cada año la Fiesta de Conquista de calle de Huesca y sacaban de la casa de un hortelano figuras de trapo y de papel sobre la dicha conquista. Luis Grasa Alamán nació en la citada Calle de Sobrarbe y ahora ,como ha pasado el tiempo con tanta rapidez, ha hecho ya los cincuenta y seis años.
En 1910, dejó el pueblo de la iglesias y ermitas y pasó a la capital oscense, encontrando como he dicho el alquiler de una casa en la citada Calle de Sobrarbe.  
Vivió alquilado hasta que compró una casa en la Zona Industrial, al lado de la  Zona Deportiva de Villa Isabel y del Parque Deportivo con su Campo de Deportes de Almazán, con su hermosa Piscina Pública.  
En Villa Isabel vivía cada familia muy feliz, como parece que ocurre ahora con la mejora de los pisos construídos,  pero tenían aquellas viviendas un defecto notable que era el de verse los inquilinos de aquellas viviendas obligados a compartir el mismo “retrete o wáter” con sus vecinos. Esa frase tan grosera de “vaya usted a la mierda”, se praticaba cada rato sin violencia , pero con vergüenza.   
Luis Grasa Alamán es un hombre elegante y goza de la vida en ese Bar que comunica la ciudad de Huesca con el Mundo, y  es feliz atendiendo a los viajeros, que cambian cada día de residencia, pero hay que reconocer que aunque ha vivido bien en la ciudad de Huesca, ha tenido que sufrir , molestias en su vida oscense.
Es un auténtico caballero, que sonriente hace felices a los viajeros que pasan por recibir sus servicios, que él ya ha olvidado.


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