miércoles, 28 de noviembre de 2018

Horrible y verídico suceso



Libro San Cipriano en las ferias de Huesca.

Ocurrido en la Montaña con una suegra que leía el Libro de San Cipriano y tenía tratos con el maleficio.
“Ahora van cambiando los temas que el pueblo usa para divertirse y para sufrir. Son numerosas y variadas las películas que puedes obtener al adquirir el periódico diario. Son películas en colores, que tratan  del  amor,  del odio, de la Paz, de la Guerra y de tantos temas que divierten tu vida o la hacen sufrir. Pero antes, en que el cine fue primero mudo y luego en el Colegio, ese silencio lo convertían en sonido musical, que nos alegraba a los niños, al ver las figuras de los artistas y escuchar aquella música, que animaba nuestros corazones.
Estaba la sociedad en una época en que se estaba pasando de los papeles, que vendían algunos ciudadanos en las Ferias a los clientes, que se divertían con ellos, pues eran esas cuartillas   precursoras   del  Cine Mudo. Yo me acuerdo de contemplar algún cuento o historia antigua e incluso compré la papeleta titulada “Ilustre y verídico suceso”, que he guardado durante muchos años en distintos armarios.
Hoy me he encontrado uno de esos folios, y quiero marcar la evolución de esos papeles escritos con historias y cuentos antiguos, hacia el Cine, primero mudo y luego espléndido de color y de sonido. Y recordando esos folios y  pasé después a contemplar el Cine Mudo, en el Colegio de San Viator, que ocupaba el antiguo Palacio de los Duques de Villahermosa. Ahora compro películas, que las venden unidas a los periódicos, en los Kioscos.
Tengo muchos años y me acuerdo de la convivencia del Cine Público, con los sencillos folios de papel, que vendían en las Ferias.”

El Horrible y verídico suceso, que he encontrado en un armario, se expresa así: Santo Cristo de la Seo- Santa Inés y Santa Blasa- danos fe para contar-una tremenda desgracia- que el Martes de Carnaval-ha ocurrido en la Montaña.
Vivía un esquilador—que el señor  Cosme  se  llama,-con su mujer y su suegra,-cinco chicos, la cuñada, un tocino con perdón ,- y una  burrica  preñada.
Según  dijendas  del pueblo-era la suegra muy mala- y hasta se corrían voces,- aunque no es cosa probada,-que el Libro de San Cipriano leía por las mañanas,-que al infeliz de su yerno-lo incorporó por tres semanas- y que tenía escondido en un cañuto de -plata-un lagarto de tres codas- y un  zapo  de siete patas.-
A fuerza de brujerías-era un infierno su casa- y a todas horas tenía-el marido y la  cuñada,- los críos y la mujer-y hasta la burra gramaba.
El Martes de Carnaval-se fue el yerno de lifara, y con el Juez y el Albeitar-se comieron una craba-y se bebieron dos nietros-de clarete de Lanaja
Regreso a su domicilio-cuando ya rayaba  el  alba,- tan zorro que al  pobrecico -no le tenían las garras.” el pelo se me eriza.

Se preparaba la suegra para hacer la matacía, y el caballero lleno de agua-en el calderillo hervía.
El Esquilador  entonces,-cutio, cutio, se le arrima, cogió a la suegra del moño y sin decir buenos días, la capuza en el caldero, revuelta con las morcillas.
La suegra daba unos chilos- que desde Marcén la  oían,- con aquel estrapalucio,-se levantó la
 Familia, y aclamándose a los Santos, acudieron en camisa, y por cierto que enseñaban las roñas de las rodillas.
Estando en estas, un humo-que de azufre parecía-como la boira de preta-se puso por la cocina.
El esquilador les dijo: ya está  la  suegra  cocida;-ya no incortará  a denguno -ni habrá en esta casa riñas.
Agarró las estenazas,-las metió en el agua hirviendo,-se  sapartan las cadieras,-se vulcó todo el caldero-y en vez de salir la suegra,-como se pensaba el yerno,-le salió una cergallana-que medía cinco metros- con las patas como un onso,-la boca como el infierno,- los ojos como tizones- y la boca como un perro.
Al ver aquel espantajo-se aclaman todos al cielo- y las voces de “Socorro”-se oían por todo el pueblo,-acudieron los vecinos- con jadas, horcas y aperos;-pero la fiera que echaba hasta por los ojos fuego.-a todos los acomete-con mucha furia y veneno-y en menos que canta un gallo-se comió a la hija y al yerno-a los chicos, la cuñada,-al Alguacil, al Barbero, al Alcalde, al Sacristán y al Secretario del pueblo.
Aquí termina la historia, de este terrible  suceso,-Dios nos libre de las suegras y también de los calderos. AMEN.
El prior de San Garapasio ha concedido 50 días de abstinencia de agua a todos los que con mucho fervor canten este verídico romance.
Huesca: Imprenta de T. Blasco, a cargo de F. Delgado.
“Aquí se acaba la historia de este horrible libro de San Cipriano, que proporcionaba tratos con el maleficio, pero que me ha servido para recordar el caso que ocurrió en mi pueblo de Siétamo, supongo que sería en la misma época que  pasó  y  en que cuenta “Horrible y verídico suceso”, un cuento popular.
Un señor agricultor y muy buena persona, que vivió hace ya muchos años en mi pueblo, tuvo un Libro de San Cipriano. Algunas veces se sentaba al lado del Hogar y se ponía a leer alguna noticia o meditación, pero en cierta ocasión le entraron en su cuerpo y en su alma, algunas preocupaciones, que le hicieron pensar en los pecados que aquel Libro le inspiraba y decidió quemar ese libro, que no era sólo de santos, sino también de brujos. Una noche, estando en el hogar, lo echó por la chimenea del hogar, para que se abrasara dicho libro. Él  pensó que aquellos papeles, se quemarían y sus cenizas se irían por la chimenea.
Pero al echarlo al hogar, el aire caliente lo empujó hacia arriba y lo sacó por la chimenea al espacio. Mi amigo no entendió la marcha del Libro de San Cipriano y se quedó confuso.
Mi amigo, cuando iba por los caminos a sus campos, miraba hacia arriba, a un lado y a otro, peo nunca supo donde se habría escondido su abandonado Libro.


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