jueves, 14 de marzo de 2019

Compone poesías en la doble Estación de Autobuses y Ferrocarriles.-




Voy con frecuencia a ese Centro de Comunicación de  los  oscenses,  con autobuses, ferrocarriles y en su entrada, con taxis. Al entrar en dicho centro de comunicación de los oscenses con sus puntos de trabajo o con las playas mediterráneas, te encuentras con puestos de periódicos y revistas, que los viajeros que llegan a esta variada estación de comunicación, compran en él, revistas, periódicos o diversos productos para endulzar su viaje por aquellos largos ferrocarriles. Y en esa estación de viajeros, si llegas a ella antes de acelerar la entrada o salida de trenes o autobuses, contemplas y escuchas dialogar a unos funcionarios de ese centro de comunicación, que con la vendedora de prensa y de dulces, se comunican los sucesos que han ocurrido o pronostican los que van a suceder.
Para entrar en esta Estación de Autobuses, ferrocarriles y taxis, encuentras antes de atravesar la puerta principal una fila de taxis, que están en fila, esperando servir a los ciudadanos, que necesiten utilizarlos. Una vez dentro de la Sala de Espera de ambas estaciones, a saber la ferroviaria   y   la   de   autobuses, siempre encuentras personas sentadas en varios bancos, para pasar el tiempo a una buena temperatura y curiosear a los viajeros que sacan sus billetes en las taquillas. Alrededor de esta Sala, se encuentran, además de las taquillas en las que se venden billetes para viajar en autobuses, en el lado derecho, entrando en el gran salón de espera. Frente a dichas taquillas en el otro lado del gran salón se venden los billetes para subir al tren. A su lado  hay  una  oficina,  que  yo  no    qué  objetivo deberá de tener, pero yo sólo sé que esa oficina la ocupa con frecuencia un funcionario, pero que además de cumplir sus obligaciones, es un “Poeta”,  que se llama Pepe García CID.    
 ¿Cómo conocí a este señor  de  tanta  poesía  y  sensibilidad?. Sencillamente entrando por el Sur, por donde bajan muchos viajeros a un nivel inferior a tomar el tren y muchos a un nivel superior,  entran   en el  Bar-Comedor. Muchos son los que comen y beben en aquel comedor tan luminoso y muchos a los que deslumbra a los que se posan en el Bar,  una  luz solar que llena de optimismo a sus espíritus, que penetra en el salón donde toman lo que les apetece. En el Bar adjunto, se toman en el mostrador o en un velador un café o almuerzo apetitoso, que apetece tras una cristalera que además de repartir el Sol por el  interior  del  Bar, invita a contemplar el amplio paisaje, por el que corren los trenes hacia otros puntos a los que van destinados.
Estando sentado y tomando un café en un velador, observaba al señor Don Pepe García Cid, conversando de pie con compañeros de su trabajo y yo me di cuenta de con qué atención, sus compañeros, le escuchaban. Yo sentí deseos de oír hablar al señor CID, con su voz sensata y poética, me levanté de la silla y acudí a entregarle un relato científico, sobre el correr del tren sobre las vías férreas, que dominaban   mis ojos, casi sin poder desviar mi mirada de su marcha sobre ellas. Yo me apuré al darle un escrito relativo a la inteligencia del hombre, dominando su facilidad para avanzar sobre el terreno, con esos aparatos del ferrocarril, que me parecían volar sobre las vías de hierro.  Pero la personalidad de este Cid, “campeador” que  como el Guerrero Castellano, se emocionó de entusiasmo, al leer lo que yo había escrito en el citado artículo, sobre la posibilidad de lanzarse velozmente por las vías férreas.
Yo no quise molestar a sus compañeros de charla y me volví a sentar en la silla, arrimada al velador donde había consumido un “cortado”. Pero este Cid de la pluma, se me acercó y me dijo que antes de marcharme, me  acercara a su oficina.
Así lo hice y este “Cid”, que domina la escritura, me entregó los siguientes versos: “Qué triste es la realidad- al contemplar la identidad ,- en la que no te vales”. El poeta con esa poesía se acordaba de su madre y  reflexionaba  en esos momentos de ella, escribiendo :”Postrada en una silla – o  recluida  en una habitación,-de la que no  sales”. “ En  avanzado deterioro-contemplo tu figura.-Desbordado por esta locura- el alma se me abre´”. “A la mente,  te  llegan  - los recuerdos de otra época, que viviste .” Y al llegar a tu vera-las lágrimas nos ciegan, por revivirte.”
Tu viviste en épocas pasadas y te acuerdas de tu madre cuando, cabalgando en el moderno ferrocarril, vas mirando los enormes cielos que nos cubren, donde más arriba todavía te está mirando tu buena madre, a la que viaja por las alturas y te ve cuando corres sobre el ferrocarril, desde el cielo, por la tierra.


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