sábado, 9 de marzo de 2019

Don Julio Jose Sopena Lalaguna




Sopena, es un apellido que suena con sentido histórico y humano en Huesca y en su tierra. Yo vivía encima de la Plaza de la Inmaculada y debajo de tal Plaza, se encontraba Casa de Carderera, muy próxima a Casa Sopena. Poco a poco, a través que el tiempo, iba pasando la Historia e iba cambiando los nombres de las calles, plazas e individuos. La Plaza de la Inmaculada, acogía al Teatro Principal, y debajo de esta Plaza, se encontraba el Palacio-Jardín de la familia Lastanosa. Juan Vicencio Lastanosa vivió en dicho Palacio y Jardín, en el Coso Alto, en los números cuarenta y cuarenta y uno de esta calle, frente a la iglesia de los Jesuitas y con sus modélicos jardines, frente a la Casa de Sopena. A su Casa-Museo –Palacio, acudían con amor a la  Ciencia y al Arte Ustarroz, Ana Abarca de Bolea, de Siétamo, que fue Abadesa de Casbas y entre otros muchos el gran escritor aragonés Baltasar Gracián. Ocupaba su Palacio y Jardín, la parte Este del actual Parque Municipal y por el Norte llegó a ocupar el solar de Casa Carderera.  Juan Vicencio Juan de Lastanosa, que vivió desde 1607 hasta 1681, era un erudito, numismático e investigador de todos los problemas científicos y tuvo su Casa-Jardín- Palacio, llena de sabiduría y de belleza.
A partir de 1.681, aquella bella institución de la Ciencia, el Arte, dicen que fue desapareciendo poco a poco y la Historia no nos lo ha explicado. De esa distribución de su territorio pasó a ser un solar, en el que aparecieron trozos del jardín convertidos en Parque Municipal, en una industria tabaquera de los Señores de Pié, que llegaban desde el Coso Alto hasta el Parque, y casa de pisos con jardines, al coso Bajo, es decir a la  Farmacia de Mingarro. Frente a la Farmacia  de Mingarro, baja la calle oscense de Goya, que limitaba con el Banco de España y con La Iglesia de la Compañía. Esta Iglesia está casi al frente de la Calle  Miguel Servet ,que baja hacia el Parque y donde se contempla con la Farmacia de Mingarro.
En esta calle se encuentra la puerta de acceso a la gran casa de Sopena, que antes de derribarse para construir la nueva, se encontraba en el Coso Alto. Allí estaba encerrado el coche del padre de  Julio, don Pedro Sopena. Entonces eran escasos los automóviles de los particulares, y Don Pedro administraba con gran celo su automóvil, que usaba principalmente para subir a su finca en la carretera de Esquedas, que abarcaba un número de miles de hectáreas. Pero Don Pedro era un administrador extraordinario, porque no lo usaba sólo para su provecho , sino que daba libertad al Señor Obispo para que lo usara. Yo vivía un poco más arriba en el Coso Alto, y el Señor Obispo vivía un piso más alto que el que yo ocupaba. Cuando hice mi primera Comunión,  subí a su piso, para pedirle su bendición. Era Don Pedro un gran agricultor y ejercía otras actividades industriales y comerciales, para obedecer al Señor, para trabajar por los hombres.
Pasaron los años y yo fui enviado de Veterinario Titular a su finca, en la que además de ganado lanar, apacentaban ganado vacuno. Cuando tuve que vacunar las vacas, cobré la cantidad que me correspondía por el número de ellas inyectadas, pero la señora puso alguna pega porque, como se aclaró, los pastores me pagaron además del coste de las reses de la   dueña, se apellido Lalaguna y esposa de Don Pedro Sopena,  dos  o tres vacas, que eran suyas. Aclarada la situación, la señora con elegancia, no exigió nada a sus vaqueros.
Como acabo de explicar, yo estuve varias veces en aquella Finca agrícola y ganadera y observé que la parte baja situada en ambos lados de la carretera que lleva a  Jaca, era cultivada por la familia Sopena y aquella parte más elevada, subía hacia el Este, desde la carretera que sube a Lierta. Esta zona estaba y se conserva cubierta de carrascas, donde hay árboles, que dan belleza a aquella finca que se va acercando a la Sierra. Esta forma de encontrarse en el Monte de Sopena, me explica la admiración de Julio por la Naturaleza y la altura de sus carrascas parecen invitar a mirar al cielo.
Y parece que al cielo ha marchado Don Julio José Sopena Lalaguna el día 7 de este mes de marzo de 2.019 en la ciudad de Huesca, dejando igual que a él y a sus hermanas, vivientes de este Mundo en otro superior. Ha dejado Julio a su esposa Doña María Jesús Porta Lansac y a sus hijos:Pilar, Pedro y Ana,Julio y Raquel, Jorge y Ainhoa y a todos sus nietos y a todos sus parientes.
Ha sido Julio Sopena, un agricultor de prestigio, con un bosque al que se sube por Chimillas hasta Lierta al pie de la Sierra de Bolea, donde se alimentaba el ganado lanar y se recreaba el espíritu, pero ha sido al mismo tiempo un hombre que ha luchado con su padre en la Industria, en Fábricas como la de Lamusa, en comercio en la Plaza de Zaragoza y un animador de la agricultura, con su distribución de tractores, para labrar los campos.
La casa donde vive y antes vivió en su estructura antigua, está llena de historia en su construcción por parte de su padre. Antes me acuerdo de ver a sus hermanas a través del Coso Alto, pues por esta calle se entraba en tal casa y su padre guardaba su automóvil.
Cuando Don Pedro Sopena decidió levantar nuevo edificio en el Coso Alto, haciendo ángulo recto  con  la Calle que va al Parque, llamada Miguel Servet, al derribar su primera casa, comenzó  a brotar, al cavar la tierra hacia abajo, un enorme  manantial de agua. Esta fue una de las dificultades mayores que tuvo el señor Sopena en sus múltiples labores, porque a medida que se profundizaba la super corteza terrestre, iba aumentando la cantidad de agua que brotaba. A mí me contaron las penas que pasó el señor Sopena, pero el pueblo decen que cantaban algunos: “el amo de Sopena , se murió de pena”, al brotar una cantidad de agua descomunal, que retrasó el comienzo de la obra de la auténtica “Casa Sopena”. Si que es verdad que sufrió, pero tuvo una paciencia y una constancia en quebrar esas enormes corrientes de Agua, Porque de su constancia y paciencia levantó un edifico magnífico, donde ha vivido su hijo Julio Sopena. Ha cambiado la entrada en su casa del Coso Alto a la Calle de Miguel Servet.
Julio vivió feliz en medio de tanto trabajo, pues a pesar de las dificultades del Campo, de la Industria y del Comercio, siempre lo conocí sonriente. Si porque sus dos hermanas se le murieron y él siguió trabajando y acordándose de ellas.
Pero su vida tuvo un consuelo, que siempre le acompañó y este consuelo ha sido el de su esposa, bondadosa, bella, virtuosa y artista Doña María Jesús Porta Lansac, que acompañada por sus hijos e hijas le han alegrado su vida.
He expuesto su amor al campo, al carrascal, a la Industria y al Comercio, pero el arte de su esposa lo ha llenado de alegría.
Una tarde llegué a la iglesia de la Malena, situada en la calle de Pedro IV, Esta iglesia se derribó en 1931, a causa de su deterioro, pues procedía de la época del Rey Pedro I, que por éste había sido  reconstruída  una mezquita, al tomar la ciudad de Huesca, para dedicarla a la “Virgen de la Malena”. Estaba por abandono convertida en unas ruinas y Huesca se propuso arreglarla.
Llegué con mi esposa Feli y mi hermana Maria a ver la inauguración de sus ruinas restauradas y allí nos encontramos con una bella ceremonia. Allí estaban asistiendo a la semi restauración de esta iglesia, dedicada a la “Virgen de la Malena”, y hacían sonar músicas litúrgicas, unas románicas y otras clásicas. Allí estaba cantando señoras y señoritas, acompañadas por música. Aquellos sonidos emocionaban nuestros corazones y nos dimos cuenta de que destacaba la voz de Doña María Jesús Porta Lansac. Nuestros corazones se conmovieron al escuchar su voz tan sonora, escuchada por todos, pero especialmente por D. Julio José Sopena Lalaguna. Este cuando me  vio  a mí, me llamó para que me aproximara a él, pero lo sentí, porque tenía que marcharme.    
Me marché alegre al darme cuenta de la devoción a la Virgen de la Malena  tan antigua y celebrada por D. Julio José Sopena Lalaguna y de su esposa Doña María Jesús Porta Lansac. Me acuerdo ahora de la voz maravillosa de esta persona, que ahora  por las lágrimas de dolor que le brotan, suenan a las mismas que brotaron de en la Pasión de Cristo de las Tres Mujeres.   

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