En la calle que comienza a discurrir desde la
Avenida de Juan XXIII, sale otra calle que conduce a las oficinas del Hospital
de la Seguridad Social y al Cerro de San Jorge, que se llama también Calle de
San Jorge. Cuando se llega por esta calle al gran solar, por el que corrían los
trenes en tiempos pasados, se alza el hermoso Café "Galileo". En él y en la calle, de
cara al sol, me siento delante de un velador y veo pasar, al lado de otros
clientes, a muchos ciudadanos que atraviesan esa calle, unos hacia la Avenida
de Juan XXIII y otros desde debajo de San Jorge al centro de la ciudad.
Son muchos los ciudadanos y ciudadanas que
pasan por delante de los veladores del Bar, pero a mí me ha impresionado el
paso de unos jóvenes, vestidos con el uniforme del equipo de fútbol de Huesca,
que lo hacen separados generalmente en pequeños grupos. Me dan la impresión de
ser unos jóvenes disciplinados, como suelen ser los jugadores deportivos y yo
los miro y espero al día siguiente que vuelvan a pasar. ¿A dónde van caminando,
muchos de ellos vestidos con la ropa que identifica a los muchachos con el
equipo de fútbol oscense?. Lógicamente caminan al Campo de Deportes, especialmente
de fútbol, al que se llega prontamente, desde el Bar, en que yo tomo un buen
café.
Una tarde del mes de Marzo de 2.019, pasando
cerca del Campo de Fútbol de San Jorge, observé como iban entrando por la
puerta de sus rejas de hierro, unos jóvenes, vestidos en rojo y morado. Se veía
en ellos que el juego que querían emprender era un partido de Fútbol.
Este detalle me dio la impresión de que esos
jóvenes, entraban en el Campo de Fútbol , para cultivar las energías de sus
cuerpos y alegrar a los aficionados del deporte futbolístico, con su juego y
con sus triunfos.
Caminando a la pista donde los jóvenes se
habían dirigido a cultivar la energía de sus cuerpos, me encontré antes de
llegar al terreno de juego con un señor ,que me dijo llamarse Javier Labata,
que estaba en el Campo Deportivo,
cuidando de los diversos campos de distintos juegos, como el Frontón de Pelota,
que atrae también a varios jugadores de pelota
o pelotaris. Javier se encontraba saliendo de inspeccionar del Frontón e iba a vigilar los distintos campos
de juego, que se extendían por la zona de San Jorge. Le pregunté por su afición
a la pelota y él que era de Labata, en la cara Sur de la Sierra de Guara, cerca
de Sieso y de Casbas, me dijo que de niño había jugado a la pelota, pero a
Javier la necesidad al desplazarse de esta zona hacia Huesca, como ya no
quedaban en los pequeños pueblos posibles jugadores de edad joven, para jugar
con ellos, casi todos los jóvenes de los pueblos del Somontano, tuvieron que
huir hacia Huesca. Después de estar sentado con el señor Javier en un banco
cerca de la entrada en frontón y a la sombra producida por el Sol, nos
desplazamos a la puerta del auténtico
Campo de Fútbol de San Jorge.
Me quedé admirado de la afición de los jóvenes
futbolistas a cultivar este juego, al que acudían gran número de jóvenes, que
me hicieron pensar que lo que buscaban era llegar a jugar magistralmente el
Fútbol y en otros momentos se entrenaban. Casi todos ellos eran jóvenes
jugadores de gran ánimo o espíritu deportivo, con un deseo que les hacía pensar
en entrenarse o en jugar algún partido de fútbol.
Una vez dentro del campo de fútbol, dirigidos
por un señor ya un tanto mayor, entrenaban con disciplina y en silencio, porque
sabían que el deporte es una actividad
noble y pacífica.
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