El culto divino fue abrasado en
mi pueblo de Siétamo el año de 1.936, con la iniciativa de aquellos individuos,
que sacaron al centro de la Plaza Mayor, al lado de la Cruz que se eleva en el centro de la
misma, todas las imágenes de los santos y sus altares y allí, les
prendieron fuego. Derribaron también la elevada Cruz que preside todavía el centro
de la Plaza Mayor, ahora levantada de nuevo.
Varios mecánicos, acudían a la
iglesia, para restaurar vehículos y tanques guerreros, bajo su bóveda, que recordaba
un cielo al que ellos odiaban. Sus espíritus no se
fijaban en el amor entre los humanos para restaurar sus vidas sino en sus
averías mecánicas, pues no se preocuparon de las averías de las almas de
aquellos hijos e hijas de Siétamo. El ambiente de este pueblo de Siétamo se
llenó de muertos, unos hijos del pueblo y otros de muchos españoles, que acudieron
con la orden de defender la República y que dejaron entre unos y otros gran parte de los edificios del pueblo
destruidos y el pavimento de
tierra de sus calles, revestido con miles de balines de sus fusiles.
Ahora ya no se acuerda uno de ver aquel paisaje destruido, y se contemplan sus calles pavimentadas, con
su iluminación que alegra los ojos de los ciudadanos por las noches. Yo cuando
entro a rezar a la iglesia, no veo las imágenes de los santos ni el retablo,
que presidía la iglesia desde el altar mayor. En la capilla que recrecieron mis
antepasados Pascual de Azara y Theresa del Toro, vecinos de Siétamo, de los que
yo desciendo. En ella murieron
voluntarios, que habían bajado de la torre de la iglesia porque estaban
heridos. Se desprendieron de las imágenes sagradas, altares, púlpito
y retablos dentro de la iglesia, para convertirla en un garaje para arreglar
los coches y los tanques en aquel foso, sobre el que restauraban las averías de
dichos vehículos.
Esta destrucción de la iglesia se
extendió por todo el pueblo de Siétamo y su recuerdo aparece en escasas mentes
de personas maduras. Hay que recordar al entonces párroco de Siétamo Mosen
Marcelino Playán, natural del pueblo cercano a Siétamo, de Antillón, que en un rincón de la bóveda de la iglesia,
depositó las joyas litúrgicas, escondidas a la ambición maldita.
Hoy, en el mes de Abril, festival
del año 2.019, un incendio ha destruido
una
Catedral gótica más antiguas de la historia. Esta Catedral de Notre Dame de París es la sede de la Archidiócesis
de París, capital de Francia. Está dedicada a la Virgen María, madre de Cristo.
“Víctor Hugo, que fue un gran
escritor, poeta y dramaturgo francés, considerado como uno de los escritores
franceses más famosos de todos los tiempos y nacido en 1.802 y muerto en 1.885,
escribió El jorobado de Notre Dame. En su novela o historia describe la vida de
un individuo, en que se observa lo feo y lo bello del hombre, lo feo y lo
hermoso, la bondad y el buen corazón, al que llamaban Quasimodo.
Este hombre estaba condenado por
su fealdad a vivir en la oscuridad de las bóvedas de la Catedral, pero con el
alma tan limpia como nunca, se había visto fuera de la Catedral parisiense, un
día de Quasimodo, que había estado oprimido por su estancia en esa celebración.
Quasimodo conoció encierro, abandonó la torre del campanario, para ir a
contemplar el Festival de los Bufones. ¡Qué feliz se sentía Quasimodo al darse
cuenta de que era aceptado, a pesar de su presencia como el más feo!. Febo y
Esmeralda la gitana, pudieron contemplar en Quasimodo la nobleza y la bondad de su alma y
no dudaron en entregarle su amistad. Al contemplar estas escenas los distintos
miembros de la gente, se dieron cuenta de premiarle en esta Fiesta, como Rey de
los Bufones”. Su cruel compañero Frollo, que contemplaba la huida y traición de
Quasimodo, se vio consumido por la rabia y el rencor, no
aceptó la libertad de éste y así “la maldad y el egoísmo de Frollo no le
permitieron comprender que Quasimodo
caminara libre por el Mundo, y mucho menos que pudiese ser feliz. De manera que
decidió urdir un plan para alejar a Quasimodo de sus nuevos amigos. Fue como
Esmeralda y Febo fueron apresados y encarcelados y Quasimodo conducido de nuevo
al torreón de la catedral advertido de las consecuencias que temía burlar y no
obedecer las normas de su amo.”. “¡Qué rabia e impotencia sentía Quasimodo ante
tanta injusticia!”. Y éste pensó que debía acabar con aquella situación de
injusticia. Consiguió al fin acabar con la prisión de tales cadenas, así como las de los amigos Febo y su enamorada
liberales como él. Y sobre todo de la gitana Esmeralda.
La libertad de su enamorada
Esmeralda y de Febo, consiguió embellecer su alma, que resultó ser la más bella
de toda la ciudad.
Además de recordarnos el amor de Quasimodo y
de la gitana Esmeralda, nos recuerda que Notre Dame de París es una `'obra testigo
de
actos históricos, como la coronación de Napoleón Bonaparte la
beatificación de Juana de Arco y la coronación de Enrique VI de Inglaterra. Esta
catedral, construida entre 1163 y 1245, ha sido una de la
catedrales góticas más antiguas del mundo. Ha merecido ser denominada como
Catedral de Nuestra Señora, a la que le dedicaron tal nombre. La obra de Notre
Dame, de Víctor Hugo, escritor, poeta y dramaturgo se publicó en 1831 y
escribió en ella sobre la arquitectura gótica, del patrimonio cultural y el
amor, como por ejemplo el Quasimodo o el Jorobado de Notre Dame, y de la gitana
Esmeralda.
La historia de
Quasimodo, está escrita por Víctor Hugo y parece unir su figura humilde
a la Historia de Francia, a pesar de su
aspecto a veces grotesco, es un francés amigo de la libertad y del amor al pueblo francés y a la religiosa
catedral de Notre Dame. Han cambiado los tiempos de tal forma que parece
mentira que la personalidad nacional de los franceses, se haya asociado a una
catedral, cuando es tan sólo el tres por ciento de los hijos de Francia,
practica la religión católica. Tal vez la vida moderna, con sus problemas
sociales y monetarios, se olvida de acordarse de su futuro celestial y necesite problemas
como el fuego de Notre Dame, para
mover sus cerebros y sus corazones, para recuperar su religión cristiana. Y hay budistas o musulmanes parte
de sus raíces.
Al ocurrir el incendio de Notre
Dame ha producido en Francia la impresión de que en este Pais, han sido exhibidas su identidad
francesa y sus raíces católicas. Notre Dame siente dentro de sí mismo una
pasión por ella, pero ¿cómo pueden
sentirla aquellos individuos budistas o musulmanes, que siendo franceses,
tienen su origen lejano?.¿Están los franceses dándose cuenta de que dentro de
ellos renace una revolución nacional francesa, con una nostalgia interior?.
Debajo de los Pirineos se
encuentra Aragón, incomunicado con Francia por el ferrocarril
y vemos cómo va disminuyendo su población. Lamentamos
mucho el incendio de la Catedral de
Notre Dame, pero no nos acordamos
de la escasa población primitiva, que pobló París y que no se olvida de la restauración de
Notre Dame, asegurando el Presidente de
Francia que se acabará en cinco años.
Me acuerdo de la destrucción de
Siétamo y de su iglesia, que no fue fortuita, sino provocada y como fueron
sacando las imágenes que protegían y adornaban la iglesia, tirándolas a la
Plaza Mayor, depositándolas al lado de la Cruz, que presidía dicha Plaza, como
tantas hay en los caminos franceses. Dentro de la iglesia cavaron una fosa de
garaje, para restaurar coches y tanques, cuando ahora, en Francia, toda la
Nación se une para restaurar Notre Dame.
En Francia los que menos aprecian
el cristianismo, continúan respetando
el bautismo, el matrimonio y el funeral. Esta misión es servida por las
iglesias y su clero.
Ahora Francia se acordará de
restaurar Notre Dame de París, pero a
España, que en el Mercado Común forma una unión con Francia, no se acordarán
los franceses de unir a España con Francia por Canfranc, que resucitará a Aragón y a toda
España, hasta Africa.
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