miércoles, 24 de abril de 2019

El fuego en el año de 1936 en la iglesia de Siétamo y en 2.019 en Notre Dame de París.



El culto divino fue abrasado en mi pueblo de Siétamo el año de 1.936, con la iniciativa de aquellos individuos, que sacaron al centro de la Plaza Mayor, al lado de la Cruz que se eleva en el  centro  de  la  misma, todas las imágenes de los santos y sus altares y allí, les prendieron fuego. Derribaron también la elevada Cruz que preside todavía el centro de la Plaza  Mayor,  ahora  levantada de nuevo.
Varios mecánicos, acudían a la iglesia, para restaurar vehículos y tanques guerreros, bajo su bóveda, que recordaba un cielo al que ellos odiaban.  Sus   espíritus   no se fijaban en el amor entre los humanos para restaurar sus vidas sino en sus averías mecánicas, pues no se preocuparon de las averías de las almas de aquellos hijos e hijas de Siétamo. El ambiente de este pueblo de Siétamo se llenó de muertos, unos hijos del pueblo y otros de muchos españoles, que acudieron con la orden de defender la República y que dejaron entre unos y otros   gran   parte  de  los  edificios  del  pueblo  destruidos  y el pavimento de tierra de sus calles, revestido con miles de balines de sus fusiles.
 Ahora ya no se acuerda  uno  de  ver  aquel  paisaje  destruido,  y se contemplan sus calles pavimentadas, con su iluminación que alegra los ojos de los ciudadanos por las noches. Yo cuando entro a rezar a la iglesia, no veo las imágenes de los santos ni el retablo, que presidía la iglesia desde el altar mayor. En la capilla que recrecieron mis antepasados Pascual de Azara y Theresa del Toro, vecinos de Siétamo, de los que yo desciendo.  En ella murieron voluntarios, que habían bajado de la torre de la iglesia porque estaban heridos. Se desprendieron de las imágenes sagradas,  altares,   púlpito y retablos dentro de la iglesia, para convertirla en un garaje para arreglar los coches y los tanques en aquel foso, sobre el que restauraban las averías de dichos vehículos.
Esta destrucción de la iglesia se extendió por todo el pueblo de Siétamo y su recuerdo aparece en escasas mentes de personas maduras. Hay que recordar al entonces párroco de Siétamo Mosen Marcelino Playán, natural del pueblo cercano a Siétamo, de Antillón,  que   en un rincón de la bóveda de la iglesia, depositó las joyas litúrgicas, escondidas a la ambición maldita.
Hoy, en el mes de Abril, festival   del año 2.019,   un   incendio   ha   destruido  una  Catedral gótica más antiguas de la historia.  Esta   Catedral   de   Notre  Dame de París es la sede de la Archidiócesis de París, capital de Francia. Está dedicada a la Virgen María, madre de Cristo.
“Víctor Hugo, que fue un gran escritor, poeta y dramaturgo francés, considerado como uno de los escritores franceses más famosos de todos los tiempos y nacido en 1.802 y muerto en 1.885, escribió El jorobado de Notre Dame. En su novela o historia describe la vida de un individuo, en que se observa lo feo y lo bello del hombre, lo feo y lo hermoso, la bondad y el buen corazón, al que llamaban Quasimodo.
Este hombre estaba condenado por su fealdad a vivir en la oscuridad de las bóvedas de la Catedral, pero con el alma tan limpia como nunca, se había visto fuera de la Catedral parisiense, un día de Quasimodo, que había estado oprimido por su estancia en esa celebración. Quasimodo conoció encierro, abandonó la torre del campanario, para ir a contemplar el Festival de los Bufones. ¡Qué feliz se sentía Quasimodo al darse cuenta de que era aceptado, a pesar de su presencia como el más feo!. Febo y Esmeralda la gitana, pudieron contemplar   en  Quasimodo la nobleza y la bondad de su alma y no dudaron en entregarle su amistad. Al contemplar estas escenas los distintos miembros de la gente, se dieron cuenta de premiarle en esta Fiesta, como Rey de los Bufones”. Su cruel compañero Frollo, que contemplaba la huida y traición de Quasimodo,    se  vio consumido por la rabia y el rencor, no aceptó la libertad de éste y así “la maldad y el egoísmo de Frollo no le permitieron comprender que  Quasimodo caminara libre por el Mundo, y mucho menos que pudiese ser feliz. De manera que decidió urdir un plan para alejar a Quasimodo de sus nuevos amigos. Fue como Esmeralda y Febo fueron apresados y encarcelados y Quasimodo conducido de nuevo al torreón de la catedral advertido de las consecuencias  que temía burlar y no obedecer las normas de su amo.”. “¡Qué rabia e impotencia sentía Quasimodo ante tanta injusticia!”. Y éste pensó que debía acabar con aquella situación de injusticia. Consiguió al fin acabar con la prisión de  tales  cadenas,  así como las de los amigos Febo y su enamorada liberales como él. Y sobre todo de la gitana Esmeralda.
La libertad de su enamorada Esmeralda y de Febo, consiguió embellecer su alma, que resultó ser la más bella de toda la ciudad.
 Además de recordarnos el amor de Quasimodo y de la gitana Esmeralda, nos recuerda que Notre Dame de París es una `'obra testigo   de  actos históricos, como la  coronación de Napoleón Bonaparte la beatificación de Juana de Arco y la coronación de Enrique VI de Inglaterra. Esta catedral,   construida  entre 1163 y 1245, ha sido una de la catedrales góticas más antiguas del mundo. Ha merecido ser denominada como Catedral de Nuestra Señora, a la que le dedicaron tal nombre. La obra de Notre Dame, de Víctor Hugo, escritor, poeta y dramaturgo se publicó en 1831 y escribió en ella sobre la arquitectura gótica, del patrimonio cultural y el amor, como por ejemplo  el  Quasimodo  o el Jorobado de Notre Dame, y de la gitana Esmeralda.
 La historia de  Quasimodo, está escrita por Víctor Hugo y parece unir su figura humilde a la Historia de Francia,  a pesar de su aspecto a veces grotesco, es un francés amigo de la libertad  y del amor al pueblo francés y a la religiosa catedral de Notre Dame. Han cambiado los tiempos de tal forma que parece mentira que la personalidad nacional de los franceses, se haya asociado a una catedral, cuando es tan sólo el tres por ciento de los hijos de Francia, practica la religión católica. Tal vez la vida moderna, con sus problemas sociales y monetarios, se olvida de acordarse de su futuro celestial y necesite  problemas  como  el fuego de Notre Dame, para mover sus cerebros y sus corazones, para recuperar su religión  cristiana. Y hay budistas o musulmanes parte de sus raíces.
Al ocurrir el incendio de Notre Dame ha producido en Francia la impresión  de  que  en este Pais, han sido exhibidas su identidad francesa y sus raíces católicas. Notre Dame siente dentro de sí mismo una pasión por ella,  pero ¿cómo pueden sentirla aquellos  individuos  budistas o musulmanes, que siendo franceses, tienen su origen lejano?.¿Están los franceses dándose cuenta de que dentro de ellos renace una revolución nacional francesa, con una nostalgia interior?.
Debajo de los Pirineos se encuentra Aragón, incomunicado con Francia  por  el  ferrocarril  y vemos  cómo   va disminuyendo su población. Lamentamos mucho el incendio de la Catedral de  Notre  Dame, pero no nos acordamos de la escasa población primitiva, que pobló París  y que no se olvida de la restauración de Notre Dame, asegurando  el  Presidente  de  Francia que se acabará en cinco años.
Me acuerdo de la destrucción de Siétamo y de su iglesia, que no fue fortuita, sino provocada y como fueron sacando las imágenes que protegían y adornaban la iglesia, tirándolas a la Plaza Mayor, depositándolas al lado de la Cruz, que presidía dicha Plaza, como tantas hay en los caminos   franceses.  Dentro de la iglesia cavaron una fosa de garaje, para restaurar coches y tanques, cuando ahora, en Francia, toda la Nación se une para restaurar Notre Dame.
En Francia los que menos aprecian el  cristianismo,  continúan  respetando  el bautismo, el matrimonio y el funeral. Esta misión es servida por las iglesias y su clero.
Ahora Francia se acordará de restaurar  Notre Dame de París, pero a España, que en el Mercado Común forma una unión con Francia, no se acordarán los franceses de unir a España con Francia por  Canfranc, que resucitará a Aragón y a toda España, hasta Africa.  

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