Einstein escribió la obra “Sobre
la teoría de la relatividad especial y general” para concluirla en 1.916. En su
obra quiso “dar una idea lo más exacta posible de la teoría de la relatividad,
pensando en aquellos que,
sin dominar el
apartado matemático de la física
teórica, tengan interés por la teoría desde el punto de vista científico o
filosófico general”. Y consiguió dar a los ciudadanos, que querían
apoderarse del sentido de la teoría de la relatividad, llegar
a dominar la dicha teoría física de
dicha relatividad. Pero con su obra logró, que otros ciudadanos
que no pudieron dominar ese conocimiento matemático de la física teórica, alcanzaran un
interés por este conocimiento
como una curiosidad científica que tiene a la humanidad interesada por él.
El científico más famoso del
siglo XX, es admirado por los amigos del progreso y conserva la veneración de
los devotos de la Ciencia. Es un individuo universal pues es originario de la
raza judía, siendo primeramente alemán, después se nacionalizó suizo y por fin
se hizo estado-unidense.
Al principio de sus estudios,
parece ser que su profesor no le encontró cualidades para alcanzar conocimientos
exactos y escribió a su madre, aconsejándola que su hijo abandonara sus
estudios. Pero su cabeza pensaba ideas a las que no alcanzaba su profesor,
pues dejó grandes teorías, como la de la ecuación que
más ha llamado la atención en la historia de la Ciencia. Es esta ecuación la
siguiente: E=mc2, es decir la equivalencia entre masa y energía acompañada por
la velocidad de la luz al cuadrado, que la multiplica.
Esta fórmula aclaró la vía que
llevaría a la humanidad a obtener la bomba atómica.
Einstein era un amigo de la
Paz y
pensó que haber animado al presidente Roosevelt a financiar los costos
de la fabricación de la bomba atómica ,fue un error de su vida, a pesar de que
fue necesaria para ganar a la Alemania hitleriana.
Era un hombre sabio, pero con las
grandezas y las servidumbres de un hombre común. A él le dolía que se usase la
bomba atómica y en su viaje a Zaragoza, interrumpió sus conferencias una tarde
para ir a visitar, un barrio donde se exhibían muchas mujeres que se ofrecían
al plakcer de los hombres. No negaba la existencia de un Ser Supremo, pero no
se negaba a buscar descubrimientos, como por ejemplo las ondas gravitacionales.
Llegó a ser admirado por el mundo, hasta
el punto de ofrecérsele la presidencia de Israel, que le tocó su corazón humano
y su condición de ser judío, cuya raza ha luchado durante siglos para
sobrevivir en el mundo. Se emocionó, pero no admitió tal honor.
Einstein ¿qué veía con sus ojos o
que veía en su inteligencia?. O era por su intuición con la que se daba cuenta,
que le llevó a plantear la ecuación que dice: E=mc2, que propone la
equivalencia entre masa y energía, acompañada por la velocidad de la luz al
cuadrado, que la multiplica.
Los hombres morimos y no vemos,
pero la inteligencia de Einstein, se daba cuenta porque veía con su
inteligencia plantear la ecuación de E=mc2, que afirma la equivalencia entre la
masa y la energía.
Los hombres morimos, pero el Creador al
desaparecer muchos cerebros humanos, hace acudir a otros que les siguen porque
ha puesto en el universo multitud de medios para comprender el funcionamiento
del Universo. Cuando nos falla la
visión, el Señor tiene previsto que otras cualidades nos estimulen la
comprensión de los problemas.
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