miércoles, 2 de febrero de 2022

La hermana Candelaria, en la fiesta de la Candelera.-

 



Hoy, día de la Candelaria, candela o pequeña Vela, en que  tal Hermana ha visto brillar  luz dentro del mes en que se celebra la Fiesta religiosa de la Candelera. Las candelas o candeletas son pequeñas velas, que cuando yo era niño, repartían en las iglesias para hacer brillar sus llamas en cantidad, durante la celebración de la Fiesta de la Candelera es decir cuando esta Santa, alababa a Dios, alzando sus velas a lo alto. Los niños con gran ilusión alzaban sus velas al aire  para destacar la ilusión que les hacía honrar a la Virgen Candelera, con las llamas que iluminaban por alrededor.

Cuando llegaba  el mes de febrero, a los niños, nos daba una gran ilusión, que al entrar en la iglesia, nos dieran una candeleta o pequeña vela, en la iglesia parroquial de cada uno y después de bendecida, encendíamos fuego en la mecha central de tal vela y aparecía en las iglesias un enorme ejército de “lumbretas” o  lucetitas, semejante al que se forma por estrellas, que alumbran las noches del mes de Agosto. ¡Cuántas veces las he ojeado desde la galería del  Coso Alto, hoy Colegio de Santa Ana!

Pero yo veo que la historia de la Candelera o Candelaria, tiene un origen  Judío y su historia se une a las costumbres judías, como una celebración  de la Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo y al mismo tiempo una Purificación de la Virgen después del Parto. Los judíos de la Candelaria tardaban en salir de casa hasta que pasaban cuarenta días después del parto de sus hijos. El Día de la Candelaria se retiraban los Belenes de las casas hasta el año siguiente, pues dicha fiesta se celebraba el día dos de febrero y en muchas iglesias se repartían unas delgadas vela o “candeletas”, que a los niños nos producían una gran ilusión. Íbamos niños y mayores con nuestras velas con la ilusión de iluminar la Historia del Mundo, dándoles un aspecto de estrellas, que iluminaban los días del mes de Febrero como iluminan las noches del mes de Agosto. ¿Cuántas veces he encontrado en aquel mes, desde la galería del piso del Coso alto, la casa donde yo vivía en ella y después vendida a las Monjas de Santa Ana?



Yo vivía en el número 61 del Coso Alto, en el entresuelo, al lado mismo del Gran Colegio de Santa Ana y al lado de la bella Puerta de su Iglesia y al otro lado del Coso, se encontraba y todavía  sigue en el mismo lugar, La Compañía de Jesús. Vivía yo al lado del Colegio de colegio de Santa Ana y  al otro lado del Coso Alto, se alza todavía   la que fue iglesia de los Jesuitas. A Santa Ana acudían a estudiar mis dos hermanas y tuve ocasiones de verme con la Superiora, que se adjudicaba el nombre de Hermana “Candelaria”.

“Yo no teneba conocencia con era, pero dende un díya que la vié y la sintíé  n’o  vestíbulo do Colegio, paré cuenta d´o suyo sentíu de l´umor. Cuan atrás chirmanas, por ixo d´o  achiornamiento, cambearon d ’ábitos y era portaba ra viella toca d´a suya Comunidá. As atrás chirmanas, más chovenas, li facieron en  tono alegre una alusión a ra suya ropa y era gronxiándo-se, les dizié. “Busatras sez chirmanas de San Choaquín, yo agún soi Chirmana de Santa Ana”.

L’ ábito no fa a o monche; se pue estar güeno con abito u sin er, pero prexino a ra Chirmana Candelaria n´o cielo con a suya toca.

San Choaquín l`abrá perdonau y s´arreguirá con Santa Ana y con a Chirmana Candelaria.”

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