He encontrado entre mis antiguos papeles el programa de la Exposición de la V Bienal de Pintura “Ciudad de Huesca” y ya hace tiempo, a saber el año de 1982, presentó el Instituto de Estudios Aragoneses la Exposición de Ramón Acín. En el prólogo del folleto de la V Exposición de Pintura, escribía José Antonio Llanas Almudévar que “en época en que Huesca vivía un tanto de espaldas al arte, su nombre( a saber el de Ramón Acín), tácitamente omitido durante años y las circunstancias políticas, han hecho que la figura de Acín, esta interesante figura, no solamente no se haya valorado en su verdadera dimensión, sino que mas bien sea totalmente desconocida para la mayoría de los oscenses que no peinan canas”-. Yo, que ya las peino tengo que reconocer que mi conocimiento de Ramón Acín, como artista, se limitaba a su obra “Las Pajaritas” del Parque y sólo tardíamente me enteré que tal monumento era producto de su arte, pero aunque luego he conocido lo polifacético de su talento; sólo dos pajaritas bastaron para que Ramón Acín, hiciera mella en mi sensibilidad, tanto que en cierta ocasión escribí:”Aquí en Huesca no podemos enseñar la Sirena Varada de Copenhague, pero cuando iba al Parque, me fijaba en las Pajaritas paradas.¡Qué difícil es ver a un niño o a un pajarito parados! ; mal augurio si esto sucede: o están enfermos o muertos. Pero en Huesca hay una pajarita, ¿una o son dos? que se paró en el parque y se encontró tan placentera, que determinó no marcharse nunca. Coqueta ella, eligió un lugar visible al fondo de la plaza donde juegan los niños, como si fuese una mairalesa de la ilusión o la gran “vedette” de un teatro infantil al aire libre. Me preguntaba antes, si eran una o dos. Hay dos figuras idénticas, tanto que parecen una, que trata de conocerse a sí misma en eterna interrogación. Las líneas curvas de la biología pajaril, se han vuelto de una rectitud geométrica. Unamuno en el Café, en sus ratos de ocio se entretenía haciendo pajaritas de papel y quizá por este azar, las pajaritas, perdido su vitalismo, se ponen a pensar. Parece como si estuviesen en un largo diálogo racionalista. Las ideas suben por sus líneas verticales, bajan por las inclinadas y reposan en las horizontales. La evolución va cambiando el aspecto de los seres vivos, pero parece como si el hombre quisiera acelerar esa transformación hasta convertir la vida en muerte; porque muerte es la sustitución de los pies por ruedas, de las plumas de los pájaros por alas metálicas, de las laringes de las personas y de las siringes de los pájaros por discos y “casettes” y para colmo de los cerebros por computadoras. ¿No quiso tal vez Ramón Acín o Fray Acín como gustaba llamarse, hacer crítica irónica del escamoteo de los derechos y del encorsetamiento de las libertades?. Pero si tal era su intención lo hizo al estilo de otro Fray, Fray Francisco de Asís, con pajaritas metálicas, que siguen siendo poéticas y que posadas en el ambiente natural del Parque, siempre tendrán ocasión de renacer ellas y las libertades que representan, no de sus cenizas como el Ave Fénix, sino de su pedestal, rodeado de follaje, seco en otoño y verde en primavera. Según García Guatas, es como escultor, como se puede entender lo mejor del arte de Ramón, pero es tan variopinto el arcoiris de las artes que cultiva, que ante cualquiera de sus manifestaciones se queda uno pensativo y reflexiona ante el óleo de la Feria, en el que no sólo diversos estilos y un conjunto luminoso estamos contemplando, sino que hay un mensaje, hay un pueblo numeroso, individualizado por personas, que visten de múltiples maneras, representando cada una su papel y están todos ante aparatos inmensos, que tal vez representen “ aparatos oficiales” de los que bajan todos en posiciones desairadas, irónicas algunas y resignadas las que más. El Pim-Pam-Pum preside el cuadro y son sus golpes al muñeco el trato que tantas veces ha recibido el individuo por parte de los aparatos que montara el Poder. ¿Cuántos monumentos a la chatarra se encuentran repartidos por las ciudades, que parecen un homenaje a los vehículos que, de repente, se tornan chatarra en un accidente?.Es fácil con la chatarra hacer monumentos a hierros viejos, es más difícil con esos hierros hacer sentir, estéticamente, la miseria del hombre agarrotado por vil garrote. La piedad del Crucificado se talló en madera y mármol, pero la del vil agarrotado la hizo Ramón con la chapa metálica, con la que consiguió también crear un Cristo, que despierta su amor a quien lo mira. Hay quien del hierro hace chatarra y quien a ésta eleva a la categoría donde está el arte. ¿No has ido Katia, alguna noche de verano, acompañada de tu nieta a ver si se ponían a cantar en la glorieta de tu padre Ramón Acín?. Puso a las Pajaritas en el parque porque las quería libres, porque él amaba la libertad y un detalle en la fotografía del matrimonio Acín lo denota, pues en la jaula que a su lado aparece hay un pájaro de papel, como si le repugnara encerrar un pájaro vivo. Están mejor las Pajaritas en la glorieta del Parque, glorieta, pequeña gloria de Ramón Acín, que a partir de ahora los oscenses y empezando por esta exposición de sus obras, hemos de elevar a la categoría de Gloria de Ramón Acín.
Artículo anterior resumido por la muerte de Katia Acín el día trece de Diciembre de 2004.- Ramón Acín, dedicado a su hija Katia Acín.
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