miércoles, 20 de septiembre de 2017

Las Vegas del Alcanadre en los Monegros






Los Monegros han sido espacios enormes y  casi siempre faltos de agua. Se han creado pantanos, canales y acequias para convertirlos en huertas, dejando a otras comarcas más cercanas a la Sierra e incluso serranas con proyectos de regadío,  pero que no se han atendido nunca. Tampoco a los Monegros le llegan todas las cantidades de agua que necesitarían para convertirse en un paisaje verde, por lo menos como lo fue antes de que se fletaran los barcos que habían de formar parte de la Armada Invencible, porque casi todas las sabinas que se alzaban en esas tierras tan secas, fueron taladas para obtener nobles maderas para aguerridos barcos, que fueron destruidos en su mayoría. Por ejemplo en río Alcanadre, que recoge las aguas del Flumen, discurre por los Monegros y en el pueblo de Pedruel por donde pasa este río, Albasini quiso hacer una presa para desviar aguas por Santa Cilia de Panzano a Vadiello y con esas aguas en invierno se llenarían balsas en Aguas , Ibieca y Liesa con las que se podrían regar unas pocas hectáreas, que nunca ofenderían la enorme extensión de los Monegros y suministrarían  a Huesca y a su Somontano. Pero con sus aguas no se remedian los riegos ni de por arriba ni de por abajo. El difunto señor Carrera tenía colgado en su casa un cuadro pintado por él, en que se ven sobre el río Alcanadre,  flotando los testículos del Caballo del Caballero francés Roldán ,que perdió cuando tuvo que saltar la apertura  u osca que abre dicho río en la Sierra. Ya lo dijo un campesino del Somontano: “¡ por los cojones rescatarán los males de la sequía en los Monegros y en el Somontano!”. ¿De donde sacarán el agua para “Las Vegas” monegrinas?. Unos dicen que del Alcandre, otros que del río Ebro, algunos que si de Biscarrués y otros que de Yesa. Mi amigo “el íberico integral” que tiene un restaurante en Adahuesca y hace oír bellas canciones por aquellos pueblos del Somontano, ha tratado entre otros con Jordi Puchol    y dice que éste trataba con los franceses para traer a Barcelona el agua del Ródano; si la trajese, afirma Miguel Reina “el ibérico”, que podrían acercarla a los Monegros. El río Garona nace en el Valle de Arán y cerca del refugio de la Renclusa, en la provincia de Huesca nace un afluente del Garona, pero no creo que venga de uno u otro de esos ríos el agua para los casinos o los prados de hierba del golf.  Los monegrinos se alegrarán con tanto juego, con tanta diversión y con tanto dinero, pero su población no creo que aumente, si no es por la afluencia de extranjeros, como me explicaba  Miguel, que en Francia algunas mujeres moras decían : “las moras conquistaremos este país con nuestros vientres”.Sin embargo sus casinos estarán llenos, sus carreteras o prolongadas avenidas las correrán y recorrerán múltiples automóviles y autobuses, porque muchos extranjeros llegarán en avión a Zaragoza o al recién estrenado aeropuerto de Monflorite. Habrá que ofrecer a los visitantes delicados vasos de vino para que se olviden del Wysky y de otras bebidas que alcoholizan a las personas. ¡Qué bien le vendrá al Somontano esa afluencia de consumidores de el agradable y oloroso jugo de sus viñas!. Supongo que no todas las músicas que se escuchen en las salas de fiesta de Las Vegas, no serán producidas por tocadiscos ultramodernos,  sino que también podrán hacer sonar sus instrumentos los músicos zaragozanos y los que residen en el Alto Aragón, ya en su capital oscense o en Barbastro, Monzón y en los pueblos del Somontano, como por ejemplo en Adahuesca, donde el “ibérico “ Miguel y su hijo encantan a sus aficionados con sus cantos y con sus instrumentos musicales. Vendrán los turistas nórdicos y se dejarán el dinero, acudirán los africanos, los vestirán como faraones y harán los servicios a los que vengan en busca del ocio. Unos producirán el dinero, otros producirán o se reproducirán para que continúe el ocio y los monegrinos se olvidarán de su vieja soledad para vivir una nueva. Jugarán los visitantes juegos pacíficos, como del golf, otros aparentemente tranquilos pero que llenan los espíritus de sensaciones de fracaso o lucharán aquellos hombres gruesos para divertir a los nórdicos. A orillas del Alcanadre, si los catalanes devuelven la ornamentación de la Virgen de Sigena, sus monjas seguirán rezando para que el río no arrastre los órganos reproductores de los aragoneses, como  se llevó los testículos del caballo francés del Caballero Roldán.

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