Colungo es un pueblo de la provincia de
Huesca, donde con gentes amables, conviven numerosos pájaros, además de los de
paso, todavía más abundosos.
Lo bonito del caso es que, hombres y animales
viven en armoniosa compañía, si exceptuamos las tordas que cazan con gran
pericia, como obedeciendo al refrán que dice "ave de paso, ¡cañazo!".
Colungo entra dentro del Parque Natural de
Guara y esa armonía que he citado, debe ser ejemplo para que el hombre respete
y goce de las aguas, de los animales, de los árboles y de la tierra con
sus accidentes naturales. Puede ser tan profunda esa compenetración que en
ocasiones hay hombres que dialogan con los ríos, con el viento y con los animales.
El hombre debe respetar la Naturaleza, pero
el hombre nativo de la zona, debe ser respetado por los hombres de las ciudades
y por los que ostentan el poder.
Conozco un pastor que, cuando se entera
que en determinado puerto o pardina, están pastando unos caballos que han traído
de Francia, se aproxima a ellos, se gana su confianza y a aquellos, de airosa
línea, que se la entregan, los acaricia e incluso los besa, como en un éxtasis
de comunión con la belleza natural.
Algo parecido les pasa a los habitantes de
Colungo con los pájaros, cuyos cantos interpretan, aunque en un sentido más
práctico que el del pastor. Cuando van a cazar, los cuervos, las picarazas y
las chincharanas se constituyen en sus cómplices y con sus cantos, chillidos, su
graznar o con el chinchín de la chincharana, les avisan de la proximidad de una
raposa o de un bobón, craveret o de otra ave nocturna.
La golondrina les informa de lo que pasa
en otras tierras cuando interpretan su canto de esta forma:"En mi tierra
se cría canela y pimienta y aquí, mosquit, truit, truit".
Cuando el boyero o boyatero se dormía
debajo de un árbol, el collorín intentaba despertarlo, cantándole
:"Boyatero,chodito!,os “güeis” en “o” trigo,¿los sacas, los sacas?".
El cuco o "cúculo",que tiene
fama de traidor, anuncia al sembrador o al picador de viñas, el cambio de
tiempo diciendo:"Cú,cú", canto pícaro que advierte que el terreno
está "por la mañana farto de humedad y por la tarde duro".
A veces los pájaros les toman el pelo a
los labradores, pero ellos con gran experiencia, dicen: "Cuando la perdiz
canta, nublado
viene, pero no hay mejor señal que cuando
llueve".
Da gusto vivir en un pueblo, donde la
gente siempre está en contacto con la Madre Natura, porque cuando quieren
que llueva, cantan:"Que llueva,que llueva la Virgen de la Cueva, los
pajaritos cantan, las nubes se levantan, que sí, que no, que llueva un chaparrón,
con azúcar y turrón".
La gente cazaba unas veces para satisfacer
sus necesidades y otras para venderse los pajarillos como si se tratara de canarios,
como animales de compañía. Eran muy diversos los procedimientos de caza, unas
veces con reclamo, otras a la espera, con lazos, en barracas con besque (liga),con
losetas,con hicheruelos, lazos, cepos, y otras con arciellos(arquillos) o líneas.
Cazaban conejos con hurones, tan
perseguidos, pero no han sido ellos los que han acabado con los conejos, sino
enfermedades traídas a nuestras tierras por el hombre.
¡Cuántos
pájaros vivían y volaban por Colungo!, y todos ellos tenían su nombre como por
ejemplo el ciquilín, el gurrión o gorrión, la aloda o alondra, el abellero, la
chincharana, el carbonero, la cistra parda y la verde, el verderol, el pinchón,
el petrer, el trincapiñón, la falciella, el codalgo, el subetroncos, el colorín
y por no aburrir, acabo con el rey de la barza(zarza).Es curioso como conocen a los pájaros con sus nombres en
fabla aragonesa, como también en dicha lengua citan a los árboles y
arbustos, donde hacen sus nidos esos animalitos y por cuyas sombras caminan los
de Colungo, cuando pastorean, cuando cazan o cuando van a buscar sus frutos. ¡Qué
felices son cuando caminan por debajo de las oliveras, almendreras, avellaneras,
caichigos, albares, chinipros, minglaneras, melocotoneros, albergeros y
cereceras, llenas de frutos en su tiempo y de "pacharos", que acuden
a ellos a comer dichos frutos con verdadera ansiedad!.
Conozco a un hijo de Colungo, que vive en
Huesca, pero no puede olvidar sus raíces campesinas que le hacen acordarse de
relacionar el canto de los pájaros con el tiempo y con su trabajo agrícola y es
feliz al oír hablar por ejemplo del bobón, del esparvero(gavilán o esparvel)
tordero o del esparvero perdicero.
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