Hace
ya varios años que los estorninos invadieron la provincia de Huesca, pero este año de
2017, ya son pocos los que en este mes de Septiembre han llegado a nuestra
Tierra
Por
la chimenea del hogar, en casa Almudévar
de Siétamo penetran en las habitaciones,
algunos estorninos. Para no matarlos, abro la puerta por la que se baja al
corral y los asusto para que recobren la libertad. Te dejan la habitación donde
se encuentra el hogar, con las cortinas destrozadas por las uñas, con que los
estorninos, se agarran a las mismas, al mismo tiempo, que por todas partes,
dejan sus excrementos. En distintas ocasiones han penetrado estorninos en mi
casa y yo he observado que algunas veces son de los llamados negros, que tienen un color apizarrado oscuro, con algún ligero brillo,
como purpúreo y otras son de los llamados pintos, con su plumaje de color tordo, una mezcla
del blanco y pardo, y con pintas por
todo su plumaje. Cuando yo era niño me fijaba en los gorriones, en las
cardelinas, en las abubillas, pero no me
acuerdo de los estorninos. Sin embargo
ya venían por España, como escribe el Doctor Brehm, en “La vida de los animales”,
el año 1881, lo siguiente:”Los he oído cantar en Enero en los campanarios de la
catedral de Toledo”.
Pero
cuando el Doctor Brehm, dice haberlos visto en España, seguramente habría
alguno, pero de lo que me acuerdo es que Rodríguez de la Fuente, los introdujo
en nuestro País, pensando que acabarían con la procesionaria, parásito de los
pinos. Es un ave que emigra desde Alemania hasta España, llegando a Huesca a
finales de Agosto. Yo me he fijado que cuando todavía vuelan por nuestros
cielos, las golondrinas, son todavía muy pocos los estorninos que nos han
llegado. Cuando llegan a Huesca no se van a dormir a los pinos de San Jorge, más elevado y
orientado al viento cierzo, sino que se van a puntos más refugiados de los
fríos aires, como el Parque y a los arboles que se encuentran al lado del
Hospital Viejo, donde la temperatura es más benévola que en el Cerro de San
Jorge. Pero no están tan sólo por Alemania y España, sino que se les ve también
por Italia, Rumanía, Grecia, en el Cáucaso y en una enorme extensión de Asia
como en la Cachemira
del Pakistán y la de la India.
Cuando
acuden a nuestras tierras lo hacen en multitud y por las noches se reúnen para
dormir y al amanecer se desparraman por el cielo formando como nubes pardo oscuras
y revolotean y chillan con diversas
modalidades, pues no cantan bien, pero tienen facilidad para, además de chillar, gorgotear, cuchichear,
silbar e incluso cantar, pronunciando palabras como los cuervos.
A
pesar de ese aspecto de la especie, que produce susto en aquellos que ven esas
nubes negras de pájaros, es un animal simpático porque en cautividad, que en España no se ha experimentado, es
divertido, aficionado a jugar como los
niños y aprende a imitar las palabras, que nosotros pronunciamos y se llega a encariñar con su amigo cuidador,
siendo capaz de vivir en la jaula casi tanto tiempo, como vive un hombre.
Dicen
que a la agricultura no le produce perjuicios, aunque a los que tienen viñas los espantan
justificadamente. Pero no sólo éstos, sino en las fincas productoras de fruta
de Binéfar y de Lérida, han tenido que poner redes para que los estorninos no
picoteen en las peras y en las manzanas. Alfonso Buil, en su huerto de Albero Alto, tenía tres
cerezos y cuando sus frutos estaban ya maduros,
en una mañana, los hacían desaparecer. En un día son capaces de limpiar
de cerezas un campo productor de las
mismas, dejando yermo ese huerto.
Forman
nubes negras de estorninos que donde bajan, acaban con todo, pues se ven
olivares cargados de aceitunas, por la
mañana y por la tarde, ya las han hecho desparecer. Desde el piso de don
Alfonso Buil se contempla la iglesia de Santo Domingo, con amplios tejados y
largas canales, en los que antes criaban cientos de gorriones, pero ahora ya no
se contempla ningún gorrión porque los estorninos han acabado con ellos. Miraba
Alfonso los estorninos como recorrían las canales y como levantaban las tejas
de la iglesia de Santo Domingo, introducían sus picos en los nidos y sacaban
los huevos y las crías de gorrión y los
comían. No quedaban gorriones, pero después de levantar las tejas de algunas naves o pajares, se
abrían goteras y se caían algunos tejados si no eran reparados por sus dueños. Antes,
en Santo Domingo por lo menos criaban
cien o más gorriones, pero también criaban muchas palomas, de las que el día 30
de Diciembre de 2011, se podían contemplar sólo tres.
De
todas formas no sólo han sido los estorninos los causantes de la casi
desaparición de Huesca de las palomas, pues el hombre se ha encargado de hacerlo.
En
Huesca, además de estorninos, abundaban las palomas urbanas y criaban hasta en
los Porches, llenando de heces todas las aceras. Parece ser que alguien ha
colocado jaulones, en distintos lugares, donde las palomas entraban y no podían
salir. Yo no sé qué se hizo con las citadas palomas, pero ya no las hemos
vuelto a ver. Antes ya existía un procedimiento para cazar palomas y poder
consumir a sus pichones. Dicen que en altas ventanas en la parte
superior de la Plaza del Mercado, dejaban sus puertas abiertas y allí entraban
las palomas a criar. Cuando querían capturar algunas de ellas, cerraban las
ventanas y sacrificaban las que después guisaban y se comían. Pero lo que es
indudable es que esas nubes de estroninos van haciendo desaparecer del Somontano
las cardelinas o jilgueros, verderones y otras especies de pájaros que nos
alegraban en nuestros montes y que ahora se ven solitarios, de hombres y de
animales.
¿Qué
han hecho en Huesca para combatir esas invasiones extranjeras de estorninos, que
nos están entristeciendo nuestra tierra?.
Ahora
parece ser que está muy próxima a nosotros la gripe de las aves y la Unión Europea parece
dispuesta a decidir, si además de las medidas de cuarentena que ya
existen, prohíbe la importación de aves a nuestro continente.
Dice la prensa que el corazón de Europa ya no está libre de la gripe aviar y yo
me preguntó y ¿los estorninos?. Yo no lo
sé, pero cuando pasa uno por el Parque, hay zonas que desprenden un olor
apestante, con las aguas sucias por las heces de la “turba multa” formada por
los estorninos, que al mismo tiempo “adornan” los bancos donde no es posible
sentarse. Si en Europa prohíben la entrada de aves forasteras, ¿quién les
prohibirá a los simpáticos y ahora
peligrosos estorninos, que invadan masivamente nuestro Parque?.
En
Inglaterra se asustaron por el loro que murió por la gripe aviar. En Turquía y Rumanía
se han detectado cepas de la gripe. En Suecia se produce un escándalo por la
muerte de siete patos y en Rumanía y
Macedonia se está procediendo a eliminar aves en libertad.
En
España se ha distribuido un protocolo para que los doctores puedan identificar
al virus causante de la gripe.
En
Huesca disparan cohetes, cuando llega la tarde y producen unas explosiones, que
asustan de momento a los estorninos, pero vuelven enseguida y dañan con su
exagerado clamor a las personas que por allí pasan y a las viven cerca del
Parque. En el pinar del Hospital viejo no los disparan y siguen accediendo a
él, formando al levantarse por la mañana, nubes negras. Se ha gastado dinero en
desalojarlos del Parque, pero no se ha logrado nada. Tal vez haya que volver a
utilizar algún procedimiento, como el que yo me acuerdo que usaban en el
Somontano, que consistía en poner en los cados y madrigueras de raposas y de conejos,
latas de azufre, que hacían salir rápidamente a esos animales y que ya no
volvían en mucho tiempo. El azufre mata el oídium de las viñas, los gusanos,
haciendo huir a los insectos. ¿No haría, también, huir a los estorninos ?. Don
Ramón Buil Calvo, Señor del Señorío de Aniés, que vivía en el Castillo de San
Román de Morrano y que fue Guarda Mayor Forestal de Huesca, amigo de Don
Joaquín Costa, en el interior del tonel o cuba en que había de guardar vino, quemaba
una pajuela de azufre, que se sostiene con un alambre y una vez quemada la
pajuela, sacaba el alambre y cerraba la pipa o recipiente y a las dos o
tres horas, ya podía contener el vino. El azufre es enemigo no sólo de los
gusanos y de los insectos, sino de los pequeños parásitos que ensucian las
pipas o toneles y los que atacan, en los huertos, las plantas productoras de
tomates y las que crían alubias o judías. Cuando dichas plantas se van poniendo
amarillentas, se azufran esparciendo polvo de azufre sobre ellas. Con el azufre
se fabrica ácido sulfúrico, que es muy
corrosivo, pero hay productos en los que entra a formar parte el azufre, como
el sulfuro de carbono que se usa como disolvente, el ácido sulfhídrico formado por hidrógeno y azufre, que huele a
“huevos podridos” y que hace que las aguas en algunas fuentes, manen pudiendo
ser consumidas por el hombre. Yo he conocido una de esas fuentes, en
Arechavaleta, entre Escoriaza y Mondragón y
otra que tenemos en el Balneario de Panticosa. La flor de azufre, que es
cristalina y pulverulenta, con la que se lucha contra el oídium también puede
emplearse para destruir toda clase de gusanos y de insectos, que van contra los
vegetales. Yo creo que así como a las cepas se les puede aplicar por medio de
fuelles, también se podría distribuir por los altos árboles, con tractores e
incluso con helicópteros. Le he preguntado a un señor que dispara los cohetes,
que por qué no utilizan el azufre y me ha contestado que por ser tóxico. Efectivamente hay productos de azufre que lo son, pero los hay que son terapéuticos y
especialmente en Veterinaria, que ha usado
como purgante el sulfato de magnesio y el de sodio. En dermatología y
oftalmología se usaba un polvo finísimo de color blanco y el azufre coloidal se
inyectaba para combatir ciertas formas de reumatismo. Todos sabemos que en
muchos balnearios se encuentran aguas sulfurosas. Yo no soy técnico y no se me
puede hacer caso de lo que acabo de escribir, pero si las autoridades se
preocuparan de resolver este problema, que en muchos casos resolvieron nuestros
antepasados, como el problema de ahuyentar a las raposas y a los conejos, yo
creo que las autoridades gobernarían a los estorninos, aunque, a veces, no nos
gobiernan bien a todos los ciudadanos. En Huesca los jardineros trabajan, pero
no pueden lograr la limpieza, luchando
contra la masa oscura que duerme entre las ramas del Parque.
¡Salud
para los hombres y mujeres y para los estorninos, si,salud para los estorninos,
pero lejos de nuestro Parque y de nuestro viejo Hospital!.
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