Don José Ortega y Gasset nació en
Madrid en 1883 y murió en la misma ciudad el 18 de Octubre del año 1955 y el
oscense Llanas, nació en 1876 y murió en 1921. Ambos escribieron sobre la
importancia del Quijote. Ortega y Gasset nos dejó la siguiente frase: ”España está enferma y él , (a saber Don Quijote), con los de su
generación, enfermos y desesperados”. Los males que aquejan a los españoles, vienen de lejos y el
filósofo quiso remediarlos y se dedicó a ello, durante el tiempo que estudió la
filosofía germana en su país, a saber, Alemania.
Y José María Llanas Aguilaniedo, dice
que en el Quijote se encuentra “una tendencia cimentada sobre la emocionabilidad….que viene a ser una exteriorización de esa facultad de
sentir y de impresionarse, de
experimentar una fuerte emoción a propósito de las cosas más nimias”.
Escribió Ortega sus obras con
amenidad, con ejemplos que se dan en la vida y en un estilo que imitaba el que
Cervantes usó escribiendo el Quijote, lo que causó que la gente culta lo leyera
con afición.
Ha sido Ortega y Gasset un gran
filósofo, con influencias en el extranjero, pero su pensamiento se ha apoyado
siempre en el vitalismo de los españoles y en el vitalismo de su historia. ¿Vendrá
ahora una filosofía nueva, al venir multitudes de africanos, americanos y asiáticos a España y
a Europa?. Se añade a esta inmigración masiva desde los pueblos
lejanos, el abandono por la prensa de la
literatura, de la filosofía, de la historia, que conmueven la emotividad y el intelecto de los lectores, para que el
pueblo no se dé cuenta de que existe una filosofía española desde el fin del
siglo XIX y principios del XX. Los diarios escriben mucho sobre los deportes, sobre
todo del fútbol y además, este pueblo,
ahora, está preocupado por el consumo,
que ha hecho que lleguemos a la falta de dinero, que nos ha hecho caer en una
crisis económica, acompañada por otra moral. ¿Podrá el ratio vitalismo de Ortega, encontrar la
solución de este fenómeno?. Yo creo que no, porque han pasado muchos años y la
decadencia de la sociedad sigue con sus crisis.
Ortega encontraba en el Quijote fenómenos vitales, que
explicaba con claridad y con belleza. Se encontró practicando el “perspectivismo”,
es decir mirando las perspectivas de lo que ocurría en los tiempos de Cervantes
y observando la razón vital y la histórica,
que intervenía en los personajes de la obra cervantina, a saber el
Quijote, Sancho Panza, los ladrones, comerciantes y conductores de toros a las fiestas de los
pueblos. Ortega con su perspectiva
observaba a las personas nobles y pueblerinas, y buscaba en ellas su ratio vitalismo y su ratio
histórica; las encontraba y también las
encontraba, durante el siglo XIX, en España y en Europa al comienzo del siglo
XX.
Pero no fue sólo Ortega el escritor y filósofo preocupado
por la regeneración de España, pues José María Llanas Aguilaniedo, nacido en el
pueblo aragonés de Fonz, en la provincia de Huesca, que vivió en la capital
oscense, algunos años y murió en ella, publicó un importante documento,
titulado “Alma contemporánea. Estudio de estética”, el año 1899.
Ortega escribe sobre el sensualismo o impresionismo, que
ejercen el predominio de los sentidos sobre la inteligencia. Llanas Aguilaniedo
nació ocho años antes que Ortega.
Coincide con él en
el predominio de los sentidos y habla del “emotivismo”, que lo considera como el
fármaco, que ayudará a desarrollar la terapéutica contra la degeneración que
evoluciona. Opina que el “cerebro del intelectual, degenerado por la
sofisticación de una sociedad moderna y del progreso industrial, empieza a
sufrir una serie de síntomas degenerativos”. Ofrece Llanas una terapéutica,
como yo mismo pude comprobar al leer su paseo y descanso sobre un banco, de las
riberas del río Guadalquivir,
contemplando su panorama sevillano, que a él le da la impresión de ser
un remedio de los males, que identifica. Es una escena de su teoría del
“emotivismo”, que publica en su libro de “Alma Contemporánea”, que combate la
degeneración evolucionaria, por medio del reposo, la contemplación pasiva y la inanimación.
Ortega y Gasset encontró la razón
bien fundada en estos dos elementos, es decir de la razón vital y de la razón
histórica, pero no olvidó al “artista, que es a la vez, sacerdote y practicante
social, regenerador y guía”. De esa creencia, Ortega pensaba que “La historia
es la realidad del hombre. No tiene otra. En ella se ha llegado a hacer tal y como es. Negar el
pasado es absurdo e ilusorio, porque “el pasado es ·lo natural del hombre y
vuelve al galope”.
Pero no fue sólo él quien tuvo
esas preocupaciones quijotescas, como acabo de escribir, sino que el oscense
José María Llanas Aguilaniedo, escribió, el año 1899, lo siguiente: ”El Quijote, obra en la cual
resalta de una manera marcadísima un carácter profundo de humanidad, no sólo no
cansa sino que se lee un año y otro año, y toda la vida, y cada lectura es para
el lector fuente de nuevos descubrimientos y de síntesis cada vez más amplias, universales
y tónicas”. Parece ser que Llanas Aguilaniedo, leyendo el Quijote, se dio
cuenta de que había necesidad de salvar al hombre, de una vida desasosegada,
buscando ideales, unos valores humanos, unas virtudes sencillas y “un trabajo
gustoso”. Añoraba la presencia en la sociedad del “artista intelectual”, que
creara una “literatura nacional”. Ya se crearon literaturas regionales, como la que en la zona reducida de Huesca,
creó Pedro Lafuente. Llenaba éste a los oscenses de amor a sus pueblos, que
iban abandonando, pero no pudo evitar, esa carrera hacia la masificación en las
ciudades. Como Llanas Aguilaniedo, logró
sintetizar, de una forma original, una Estética
con un gran amor a la belleza, unida a una Etica o moral, para adherirse al
Desarrollo Industrial. Pero tampoco el farmacéutico militar y oscense José
María Llanas Aguilaniedo, logró la regeneración de España, porque “la estética
de Alma Contemporánea se justifica por su propia condición de una degeneración
cerebral de Artista Grande, que da más énfasis a las emociones que a la razón”.
El Artista Grande, Llanas
Aguilaniedo, sufrió realmente una degeneración cerebral y quedó sólo en
alguna pensión, no sé en que lugar de
España. No pidió ayuda a su familia, pero su hermano, el también farmacéutico
Don Feliciano Llanas, buscó a su querido hermano y lo atendió en su casa. Pero
yo, hablando con Joaquín Santafé, que vivió más de cien años, ayudante de
Farmacia, que realizó, durante muchos años “un trabajo gustoso”, me explicaba
que el Artista Grande era un hombre de una sensibilidad extraordinaria, pero no
era un loco desapacible, sino un eterno poeta. Murió en 1921.
Ortega y Gasset dijo: ”España
está enferma y él, con los de su generación, huérfanos desesperanzados, ven que
los males que les aquejan, vienen de lejos, y son crónicos y muy variados.
Basta leer el Quijote. Ortega quiso encontrar el remedio y a ello se entregó
durante los estudios que realizó en Alemania”. Pero a Alemania le llegaron
Hitler y una terrible Guerra. A España le ha llegado una terrible crisis. ¿Dónde
están los políticos que eviten estos males a España y a Europa?.
Llanas creía encontrar la
solución en los sentimientos, que produciría el “emotivismo” y Ortega creía que
“la renovación política, democrática y social, sólo era posible a través de la
implantación de una élite política, con mucha capacidad, competencia política y
científica. La democracia sólo es posible en España con la resolución de la
competencia”.
Esa competencia para ser elegido
democráticamente, me ha preocupado a mí a lo largo de estos pasados años. Se
presentaban para ocupar cargos políticos, individuos, como Sancho Panza, cuando fue nombrado gobernador, que no tenían
ni idea de hacer progresar al pueblo, que va poco a poco y a veces, como ahora
deprisa, hacia la crisis. Pensé en los estudios, para ser político, pero me
acordé de Joaquín Costa, que se presentó en Madrid para sacar una catedra y no
se la dieron a él, que era el que había realizado perfectamente los temas de su
examen. Ahora me encuentro con la opinión de Ortega, que decía que la
renovación política, democrática y social, sólo es posible a través de una
élite política, con mucha capacidad, competencia política y científica. La
democracia sólo es posible en España si se resuelve el problema de la
competencia.
Y ¿quién resolverá este
problema?.
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