jueves, 10 de mayo de 2012

Ortega y Gasset y Llanas Aguilaniedo


Don José Ortega y Gasset nació en Madrid en 1883 y murió en la misma ciudad el 18 de Octubre del año 1955 y el oscense Llanas, nació en 1876 y murió en 1921. Ambos escribieron sobre la importancia del Quijote. Ortega y Gasset nos dejó  la siguiente frase: ”España está enferma  y él , (a saber Don Quijote), con los de su generación, enfermos y desesperados”. Los males que  aquejan a los españoles, vienen de lejos y el filósofo quiso remediarlos y se dedicó a ello, durante el tiempo que estudió la filosofía germana en su país,  a saber, Alemania. Y José María Llanas Aguilaniedo,  dice que en el Quijote se encuentra “una tendencia cimentada sobre la  emocionabilidad….que viene  a ser una exteriorización de esa facultad de sentir y de impresionarse,  de experimentar una fuerte emoción a propósito de las cosas más nimias”.

Escribió Ortega sus obras con amenidad, con ejemplos que se dan en la vida y en un estilo que imitaba el que Cervantes usó escribiendo el Quijote, lo que causó que la gente culta lo leyera con afición.

Ha sido Ortega y Gasset un gran filósofo, con influencias en el extranjero, pero su pensamiento se ha apoyado siempre en el vitalismo de los españoles y en el vitalismo de su historia. ¿Vendrá ahora una filosofía nueva, al venir multitudes de  africanos, americanos y asiáticos a España y a Europa?.  Se añade  a esta inmigración masiva desde los pueblos lejanos, el abandono por la prensa de  la literatura, de la filosofía, de la historia, que conmueven la emotividad  y el intelecto de los lectores, para que el pueblo no se dé cuenta de que existe una filosofía española desde el fin del siglo XIX y principios del XX. Los diarios escriben mucho sobre los deportes, sobre todo del fútbol y además,  este pueblo, ahora, está preocupado  por el consumo, que ha hecho que lleguemos a la falta de dinero, que nos ha hecho caer en una crisis económica, acompañada por otra  moral. ¿Podrá el  ratio vitalismo de Ortega, encontrar la solución de este fenómeno?. Yo creo que no, porque han pasado muchos años y la decadencia de la sociedad sigue con sus crisis.

Ortega encontraba en el Quijote fenómenos vitales, que explicaba con claridad y con belleza. Se encontró practicando el “perspectivismo”, es decir mirando las perspectivas de lo que ocurría en los tiempos de Cervantes y observando  la razón vital  y  la  histórica,  que intervenía en los personajes de la obra cervantina, a saber el Quijote, Sancho Panza, los ladrones, comerciantes  y conductores de toros a las fiestas de los pueblos. Ortega con su perspectiva  observaba a las personas nobles y pueblerinas, y  buscaba en ellas su ratio vitalismo y su ratio histórica; las encontraba y  también las encontraba, durante el siglo XIX, en España y en Europa al comienzo del siglo XX.

Pero no fue sólo Ortega el escritor y filósofo preocupado por la regeneración de España, pues José María Llanas Aguilaniedo, nacido en el pueblo aragonés de Fonz, en la provincia de Huesca, que vivió en la capital oscense, algunos años y murió en ella, publicó un importante documento, titulado “Alma contemporánea. Estudio de estética”, el año 1899.

Ortega escribe sobre el sensualismo o impresionismo, que ejercen el predominio de los sentidos sobre la inteligencia. Llanas Aguilaniedo nació ocho años antes que Ortega.  

Coincide  con él en el predominio de los sentidos y habla del  “emotivismo”, que lo considera como el fármaco, que ayudará a desarrollar la terapéutica contra la degeneración que evoluciona. Opina que el “cerebro del intelectual, degenerado por la sofisticación de una sociedad moderna y del progreso industrial, empieza a sufrir una serie de síntomas degenerativos”. Ofrece Llanas una terapéutica, como yo mismo pude comprobar al leer su paseo y descanso sobre un banco, de las riberas del río Guadalquivir,  contemplando su panorama sevillano, que a él le da la impresión de ser un remedio de los males, que identifica. Es una escena de su teoría del “emotivismo”, que publica en su libro de “Alma Contemporánea”, que combate la degeneración evolucionaria, por medio del reposo, la contemplación pasiva y la  inanimación.



Ortega y Gasset encontró la razón bien fundada en estos dos elementos, es decir de la razón vital y de la razón histórica, pero no olvidó al “artista, que es a la vez, sacerdote y practicante social, regenerador y guía”. De esa creencia, Ortega pensaba que “La historia es la realidad del hombre. No tiene otra. En ella se  ha llegado a hacer tal y como es. Negar el pasado es absurdo e ilusorio, porque “el pasado es ·lo natural del hombre y vuelve al galope”.



Pero no fue sólo él quien tuvo esas preocupaciones quijotescas, como acabo de escribir, sino que el oscense José María Llanas Aguilaniedo, escribió, el año 1899,  lo siguiente: ”El Quijote, obra en la cual resalta de una manera marcadísima un carácter profundo de humanidad, no sólo no cansa sino que se lee un año y otro año, y toda la vida, y cada lectura es para el lector fuente de nuevos descubrimientos y de síntesis cada vez más amplias, universales y tónicas”. Parece ser que Llanas Aguilaniedo, leyendo el Quijote, se dio cuenta de que había necesidad de salvar al hombre, de una vida desasosegada, buscando ideales, unos valores humanos, unas virtudes sencillas y “un trabajo gustoso”. Añoraba la presencia en la sociedad del “artista intelectual”, que creara una “literatura nacional”. Ya se crearon literaturas regionales,  como la que en la zona reducida de Huesca, creó Pedro Lafuente. Llenaba éste a los oscenses de amor a sus pueblos, que iban abandonando, pero no pudo evitar, esa carrera hacia la masificación en las ciudades. Como Llanas Aguilaniedo,  logró sintetizar, de  una forma original, una Estética con un gran amor a la belleza, unida a una Etica o moral, para adherirse al Desarrollo Industrial. Pero tampoco el farmacéutico militar y oscense José María Llanas Aguilaniedo, logró la regeneración de España, porque “la estética de Alma Contemporánea se justifica por su propia condición de una degeneración cerebral de Artista Grande, que da más énfasis a las emociones que a la razón”.   

El Artista Grande, Llanas Aguilaniedo, sufrió realmente una degeneración cerebral y quedó sólo en alguna  pensión, no sé en que lugar de España. No pidió ayuda a su familia, pero su hermano, el también farmacéutico Don Feliciano Llanas, buscó a su querido hermano y lo atendió en su casa. Pero yo, hablando con Joaquín Santafé, que vivió más de cien años, ayudante de Farmacia, que realizó, durante muchos años “un trabajo gustoso”, me explicaba que el Artista Grande era un hombre de una sensibilidad extraordinaria, pero no era un loco desapacible, sino un eterno poeta. Murió en 1921.

Ortega y Gasset dijo: ”España está enferma y él, con los de su generación, huérfanos desesperanzados, ven que los males que les aquejan, vienen de lejos, y son crónicos y muy variados. Basta leer el Quijote. Ortega quiso encontrar el remedio y a ello se entregó durante los estudios que realizó en Alemania”. Pero a Alemania le llegaron Hitler y una terrible Guerra. A España le ha llegado una terrible crisis. ¿Dónde están los políticos que eviten estos males a España y a Europa?.

Llanas creía encontrar la solución en los sentimientos, que produciría el “emotivismo” y Ortega creía que “la renovación política, democrática y social, sólo era posible a través de la implantación de una élite política, con mucha capacidad, competencia política y científica. La democracia sólo es posible en España con la resolución de la competencia”.

Esa competencia para ser elegido democráticamente, me ha preocupado a mí a lo largo de estos pasados años. Se presentaban para ocupar cargos políticos, individuos, como Sancho Panza,  cuando fue nombrado gobernador, que no tenían ni idea de hacer progresar al pueblo, que va poco a poco y a veces, como ahora deprisa, hacia la crisis. Pensé en los estudios, para ser político, pero me acordé de Joaquín Costa, que se presentó en Madrid para sacar una catedra y no se la dieron a él, que era el que había realizado perfectamente los temas de su examen. Ahora me encuentro con la opinión de Ortega, que decía que la renovación política, democrática y social, sólo es posible a través de una élite política, con mucha capacidad, competencia política y científica. La democracia sólo es posible en España si se resuelve el problema de la competencia.

Y ¿quién resolverá este problema?.      

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