En el Cinca Medio, en su orilla derecha y cerca de San
Miguel de Cinca, se encuentra el hermoso pueblo de unos cuatrocientos y pico de
habitantes, llamado Pomar de Cinca. Por la parte alta se encuentra el Castillo de
una Orden de Caballería en el pueblo o mejor dicho, ciudad de Monzón. Me acordé
de mi pueblo de Siétamo, al pasar por la carretera de Caspe a Selgua, porque a
Siétamo asciende la de Caspe al mismo Siétamo.
Hace ya muchos años, estuve con otros varios diputados
provinciales, invitados a la inauguración de su campo de fútbol.
Por las orilla derecha del río Cinca, se asienta un pueblo,
al que llaman Pomar y ¿cómo iban a completar tal nombre si no lo hubieran
apellidado de Cinca?. Hace siglos ya, las pomas o manzanas de sus huertas
debían de ser hermosas, olorosas y jugosas, regadas por las aguas del Cinca,
que siguen corriendo por Pomar.
Desde el Castillo famoso, del que hoy ya no quedan trazas,
tal vez se pudiera contemplar le Castillo de Monzón y desde la altura en que se
asentaba, se vería en primavera, la floración de manzanos, formando un manto
artístico florido y aromático.
Junto a ese panorama luminoso, vuestro castillo y vuestra población,
fueron testigos de hechos más oscuros: el Infante Don Fernando Sánchez, perdió
el respeto a su padre, el Rey de Aragón Don Jaime y promovió alboroto en el
Reino, intentando incluso matar a su hermano Don Pedro; éste lo cercó en
vuestro Castillo, lo estranguló con un lazo y lo despeñó en el Río Cinca.
Hay periodos oscuros en la Historia de los pueblos y éstos
tratan de buscar la luz del progreso por el trabajo. Los ancianos se acuerdan
todavía de cuando por toda luz, tenían la llama de una vela o de un candil. Más
tarde ,cuando llegó la energía eléctrica, unas bombillas de luz mortecina, creaban
en las calles un ambiente de luces y de sombras, por donde los fantasmas se
ocultaban, como vemos que lo hacen hoy en día, en películas de terror. Cuando
la luz se iba del interior de las casas, quedaba como única luminaria, la llama
del hogar.
Hoy he sido, esta tarde testigo de que la convivencia y la
amistad están bien instaladas entre vosotros, porque si no,¿cómo hubiera sido
posible acondicionar un campo de fútbol, con un césped que sólo es posible ver
en Inglaterra, donde el clima lo lleva?.
Aquí sólo el esfuerzo humano puede luchar contra el cierzo de Aragón y
sólo ese esfuerzo hizo posible recubrir de tierra dulce la cancha del terreno
de juego. El primer día fueron dos tractores con remolque, los que acarreaban
tierra, pero ese estímulo hizo que luego fueran muchos los dispuestos a
colaborar.
Este campo de fútbol entra en ese juego de luces y sombras,
al que me he referido, de luces mentales por aquello de “mens sana in corpore
sano” y además, porque, desde las
sombras, hacía falta llevar la luz a ese maravilloso campo de deportes.
Yo, en nombre de la
Diputación y aquí hay otros diputados, que me apoyarán, porque también han
visto vuestro esfuerzo, procuraré ayudaros a resolver vuestro problema. No os
lo puedo garantizar porque mi poder no reina en los dineros, pero repito que
haré todo lo que pueda por conseguirlo. Ni tengo esa conciencia sucia que
promete a los electores, con el fin de conseguir mis propósitos, que les dará
todo lo que deseen y que luego han arruinado la economía del País. Me ha llenado vuestro entusiasmo por el
trabajo en común, para alcanzar el
bienestar de vuestra juventud, pero además, ¿cómo iba a volver a Pomar con la
cara alta?. Y quiero aseguraros que después de conocer vuestro carácter noble y
sincero, me gustaría poder volver por Pomar de Cinca
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