Juan Cazcarra |
Cuando entras en un pequeño
pueblo de la Montaña, como Triste o Botaya, que están subiendo a San Juan de la
Peña o en Bestué del Valle de Puértolas, si no tienes suerte, no ves a nadie.
En dicho Valle de Puértolas, se encuentran también los pueblos de Escoain y de
Escalona. Esco en vasco quiere decir mano y Esca de Escalona, es el nombre del
río, que de Navarra baja al pantano de Yesa. Antes los mayores contaban a los
niños las historias, que ellos a su vez habían escuchado a sus abuelos y las
costumbres que ellos practicaban en las Fiestas, con las gaitas y guitarras o
cada día con las vacas, las cabras, las
ovejas o las gallinas. Sus escasos habitantes todavía trabajan en la
conservación de su historia y de sus costumbres y mi amigo Saturnino
Puértolas, nacido en el lugar de Bestué,
me ha hecho llegar la revista del “Gurrión”, de Labuerda. En ella escribe, ayudado por su amigo Lorenzo
Cebollero de Arguis, coplas populares sobre los antiguos gallineros y describe
las gallinas, aplicándoles los nombres que les ponían sus dueños, como la del
cuello “pelau”, la negra, la calzonuda, la de los huevos más gordos, la pintada
y la mantuda. Añade :”Por cerca del perro, el gato y éste lo que tenía, era una
desgracia muy grande, que nadie lo comprendía. Vivía por la cocina, alrededor
del hogar, sin mas ni más le pegaban y lo echaban a cazar”. Por su
segundo apellido Sesé, le venía a Saturnino Puértolas, el parentesco con el
gaitero de Bestué, Juan Cazcarra, nacido en casa Orosieta, cuya vida ha escrito
su también pariente Antonio Bestregui Sesé. La música es una lengua que nos
habla de nuestra Historia, porque si escuchamos el antiguo instrumento musical,
con qué los de Yebra de Basa, van a la procesión de Santa Orosia en Jaca,
veremos como dicho instrumento es un antecesor del “txistu”. Tiene su
explicación porque sus antepasados eran vasco-ibéricos. Pero no sólo poblaron
Aragón los íberos, sino también llegaron los celtas, que se mezclaron con
ellos, no sólo en Aragón sino también en Navarra y nos dejaron la gaita. Hemos
oído hablar del gaitero de Santolaria, de Tierz, de Sariñena y de tantos otros.
Ahora parece ser que quieren resucitar
su música de viento. Aquí, en el Altoaragón, hemos perdido casi todo
desde el ferrocarril canfranero y la
autopista que desde Sagunto debía entrar en Francia. Si hemos perdido tantas
cosas, poco capaces seremos para hacer
que funcione el ferrocarril central de los Pirineos. Antonio Bestregui ha escrito
la vida del gaitero de Bestué, Juan Cazcarra, que nació en los últimos años de
1800. Siendo casi un niño estuvo de pastor del rebaño del Monasterio del Pueyo,
donde aprendió a cantar y a amar la música, lo que le permitió, al volver a Bestué tocar las albadas y como su gaita era muy
grande, acumulaba aire para seguir tocando cuando él ayudaba a cantar a los
muchachos. De la misma forma que encerraba el aire en su gaita y luego lo
repartía armónicamente entre sus vecinos, acumulaba en su interior el amor a
los demás y los hacía felices. Por ejemplo el día de la fiesta del pueblo,
honraba a la Virgen y hacía gozar a sus vecinos, porque a “primera hora, ya se
iba a bailar a cada casa el baile de la chireta. Mientras unos bailaban el
cascabillo, dos de los mozos subían a la casa con una fuente y un tenedor, a
coger una chireta que estaba compuesta de panceta, arroz, patata,
pulmón….perejil y especias”. Luego, cuando ya habían recogido cinco o seis
chiretas, se cortaban en una fuente y se la comían acompañada de buenos tragos
de vino. Siempre estaba el tío Juan organizando las fiestas “poniendo el jarro
de vino en el suelo, la bandeja y los vasos de plata encima” y los mayorales
salientes entregaban los ramos a los nuevos mayorales, a los que “el tío Juan se
encargaba de ponerles un pañuelo de seda
a cada uno”. En Bielsa se organizaron fiestas musicales en las que Juan era el
primer artista, ganando en Madrid el segundo premio. Tuvo que sufrir las
penalidades de la Guerra Civil, de la que dice”no ganamos nada para nosotros,
todo fueron pérdidas”, incluso dos hijos y un sobrino. ¡Qué renazca el sonido
de nuestras gaitas, y recordaremos a su viejo amigo Juan Cazcarra!.
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