Frente a la señorial y popular
Fuente Ornamental de la Plaza de Navarra, que con el Casino al fondo, levantado
a finales del siglo XIX y principios de XX, por el Arquitecto catalán Bonells y
a un lado del edificio del Estado, que
proyectó, hace ya muchos años, el oscense Señor Farina, que había contemplado siendo joven, la Arquitectura
Natural en tierras filipinas, Chulio
se sentaba gozoso en uno de aquellos bancos que los árboles de la Plaza y en
verano impedían que le diese el sol y en invierno, habiendo perdido sus hojas,
ese sol le acariciaba su anatomía.
¡Qué diferente ambiente se
respira, hoy en día, y que visión urbana recrea el ambiente de la Plaza de
Navarra, distinto de la
rusticidad del medio ambiente del pueblo de Labata, que se contemplaba el año
de 1936, en que nació Chulio, debajo mismo o sea, al pie de la Sierra de Guara!.
¡Qué diferencia separaba su
estancia en “o lugar de Labata, que en cuenta de asentase en os bancos d´a fermosa Plaza de Navarra, lo feba en un asiento de piedra, posato ta
un lado d’a puerta d´a suya casa, adornata por un arco, també feito de losas
pétreas, tallatas con mallos de fierro!.
Por el Norte de Labata, se
contempla por la Sierra de Guara, la tierra de esa Sierra, ya que por su ladera
corre una bella carretera, que pasa por el Señorío de Aniés de Guara, en la que
se encuentra San Román de Morrano, y que lleva al histórico pueblo de Bierge. Entramos en San Román de Panzano en cierta
ocasión con mi nieto Pablo Adiego Almudévar
y con dos amigos de Siétamo y nos pusimos a observar debajo de la Sierra de
Guara la hondura donde se asientan Casbas y Labata. San Román de Morrano está
vigilando el Norte de dicha Sierra y en esa tierra pura, a la que subía desde
su casa, en que nació Don Alfonso Buil Aniés, que le llevó, en las alturas a recoger
hierba verde para dar de comer a sus animales. Pero esta actividad lo impulsó a
inventar aparatos industriales, de los que hizo propaganda en América del Sur y
del Norte.
Este industrial ya tiene más de
noventa años, en tanto su paisano del cercano pueblo de Labata, Chulio
Barluenga, ha vivido hasta hace unos escasos días, desde el año de 1936 hasta
el 2.017. En Labata nació Chulio Balenga y desde San Román de Morrano, se veía
Labata y el Monasterio de Casbas. Fue “
tres añadas t’a escuela, de seis a nueve años, en o lugar de Labata. Entre
nusatros os criallos charrabanós toz en
aragonés, pero en a escuela si nos pillaban charrando en aragonés nos trucaban
con bimbres u con a regla de tres filos en o tozuelo”. Dice Chulio que a la
escuela asistían treinta y tantos críos y cincuenta y tantas crías. Os
mayestros charraban sólo en castellano”. Este Chulio era un hombre sencillo y
su padre no sabía apenas hablar en castellano. “Yo charraba con lolo, en
aragonés y , claro, dimpués plegaba en ta escuela, y no m’alcordaba… y ”¡tochazo!”.
Subiendo desde Labata a Bierge
por la carretera, que corre por la ladera de la Sierra, en el pueblo de
Morrano, se asentaba una Escuela, dirigida por el Maestro, nacido en Velillas y
llamado Domingo Ballarín Torres, que ya en el año de 1.875, ejercía de Maestro en Morrano, donde acudían a
formarse los niños de San Román de Morrano y de Yaso.
Así como en Labata , el padre de Chulio Balenga,
que ha vivido hasta el año de 2.017, se preocupaba de que su hijo aprendiera
sus primeras letras, pero como él sólo sabía hablar la Fabla, no tenía fuerza
moral para impulsar el castellano en su hijo.
También existían dificultades
educativas en la educación en
mi pueblo, porque cuando en el
año de 1936, en los primeros meses de ese año, asistía yo a la Escuela de Siétamo, el Maestro señor Bispe, nos
examinaba las uñas, con una delgada caña, con la que golpeaba las manos de
quienes las llevaban sucias, con una delgada caña.
Lo mismo pasaba en la Escuela de
Morrano, como me explicó Alfonso Buil Aniés, pues uno de los padres de los
alumnos, se le presentó al Maestro Don Domingo Ballarín con una pequeña vara de
madera, para cambiarle la costumbre de golpear con caña, que según me dijo
Alfonso Buil Aniés, producía mayor dolor que la de madera. Por lo que alguien
me dijo que el Maestro no cambió la caña por madera y esta resistencia al bienestar de los niños, que trataban, en ocasiones como la presente, no de seres
humanos, sino de animales. Sin embargo el Maestro Don Domingo Ballarín, aunque no
había superado algunos puntos oscuros en
la docencia, estaba seguro de que aquellos niños del “cobajo” de la Sierra de
Guara, debajo de la Cueva de Chaves y de la Gruta de Solencio, saldrían
adelante. Y así ocurrió con los parientes del Maestro y con Alfonso Ruiz de Morrano, que viajó por todo
el mundo y vio correr las piedras en el Valle de la Muerte en
los Estados Unidos.
En cambio, en el pueblo de
Labata, como he escrito, el padre de Chulio Balenga, estaba muy preocupado de
que su hijo aprendiera el castellano, ya que solamente podía expresarse en
Fabla Aragonesa. Nació Chulio en Labata el año de 1936 y no pudo asistir a la Escuela, más que tres
años, porque el hambre le hizo trabajar de “chulo”. Empezó su vida laboral en
Santa Cilia de Panzano, en casa Vitales
de Junzano y luego fue a Casbas, donde trabajó en Casa Cereceda y en Casa
Clavería. Yo asistí al Colegio de San Viator, donde me senté en la misma mesa
con Luis Cereceda. En Casbas tuvo la oportunidad de asistir durante tres años a
una escuela de adultos. “Si no por esto….
poco que sé lo aprendí astí”, escribió Chulio.Tuvo después unos largos
años de actividad unos en Huesca , en la construcción,en el Pantano de Calcón y
en muchas otras empresas en la provincia de
Huesca, la última actividad la ejerció en las Brigadas de Limpieza del
Ayuntamiento de Huesca. Se jubiló en 1996 y murió el día 12 de Octubre de 2017.
¡Con qué cariño asistieron a su
entierro, allá en Labata, sus amigos de la Fabla Aragonesa, en la iglesia de
Labata y “en o suyo zaguer viache en ta
o fosal d’o lugar!. Un amigo mío
escribió:” o día 13 l’acompañemos belunos d’o
Consello en o funeral en ta ilesia de Labata y en o suyo zaguer viache
ente o fosal d’o lugar, un gran vol de muitos butres feban fachendosos vueltas por o cielo”. Era
triste aquel sobrevolar de los buitres sobre el cementerio y tal vez aquellos
buitres estaban dando el pésame al pueblo de Labata, porque tenían que volar
para dar el pésame a los pocos habitantes que quedaban en él. Cuando Chulio era
un niño, en aquel pueblo vivían más de
cien niños y niñas y ahora, tenían que volar los buitres, porque ya no quedaba
ningún niño.
Desde este mirador del pueblo de
Morrano, se contempla Labata, el pueblo natal de Chulio Balenga y Casbas, donde”
s´ascuita ixe aire aragonés, tan polito, feito d’as aireras que baixan d’o tozal de Cubilars, espandindo o suyo son por o Monesterio de
Casbas”. Cuando voy a Labata, ya escucho un sonido, que me parece ser una voz
humana, que tal vez sea la de Chulio, que me saluda, cuando paso por su camino,
como recordándome los saludos que nos transmitíamos en la Plaza de Zaragoza.
“Hasta as boiras, fablaban en a luenga d’Inacio Almudévar, en a de Chesús
de Biarge, n’a de casa nuestra,
sorprendiéndonos siempre con a suya memoria funda, como as gorgas d’o Calcón”. Rafel Vidaller Tricas ha escrito en estas líneas, lo
mismo que yo, más arriba, escribo
sobre una voz misteriosa , que me parece ser la voz de Chesús.
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