sábado, 14 de abril de 2018

Chulio Balenga Loscertales, de Labata




Frente a la señorial y popular Fuente Ornamental de la Plaza de Navarra, que con el Casino al fondo, levantado a finales del siglo XIX y principios de XX, por el Arquitecto catalán Bonells y a un lado del  edificio del Estado, que proyectó, hace ya muchos años, el oscense Señor Farina, que había contemplado siendo joven, la Arquitectura Natural en tierras filipinas,  Chulio se sentaba gozoso en uno de aquellos bancos que los árboles de la Plaza y   en verano impedían que le diese el sol y en invierno, habiendo perdido sus hojas, ese sol le acariciaba su anatomía.   
¡Qué diferente ambiente se respira, hoy en día, y que visión urbana recrea el ambiente de la Plaza de Navarra,  distinto de   la rusticidad del medio ambiente del pueblo de Labata, que se contemplaba el año de 1936, en que nació Chulio, debajo mismo o sea, al pie de la  Sierra de Guara!.
¡Qué diferencia separaba su estancia en “o lugar de Labata, que en cuenta de asentase en os bancos d´a  fermosa  Plaza de Navarra, lo feba  en un asiento de piedra,  posato  ta un lado d’a puerta  d´a suya casa,  adornata por un arco, també feito de losas pétreas,  tallatas con mallos de fierro!.
Por el Norte de Labata, se contempla por la Sierra de Guara, la tierra de esa Sierra, ya que por su ladera corre una bella carretera, que pasa por el Señorío de Aniés de Guara, en la que se  encuentra  San Román de Morrano, y que  lleva  al histórico pueblo de Bierge.  Entramos en San Román de Panzano en cierta ocasión con mi nieto Pablo  Adiego Almudévar y con dos amigos de Siétamo y nos pusimos a observar debajo de la Sierra de Guara la hondura donde se asientan Casbas y Labata. San Román de Morrano está vigilando el Norte de dicha Sierra y en esa tierra pura, a la que subía desde su casa,  en que  nació Don Alfonso Buil  Aniés, que le llevó, en las alturas a recoger hierba verde para dar de comer a sus animales. Pero esta actividad lo impulsó a inventar aparatos industriales, de los que hizo propaganda en América del   Sur y del Norte.
Este industrial ya tiene más de noventa años, en tanto su paisano del cercano pueblo de Labata, Chulio Barluenga, ha vivido hasta hace unos escasos días, desde el año de 1936 hasta el 2.017. En Labata nació Chulio Balenga y desde San Román de Morrano, se veía Labata y el Monasterio de  Casbas. Fue “ tres añadas t’a escuela, de seis a nueve años, en o lugar de Labata. Entre nusatros os criallos  charrabanós toz en aragonés, pero en a escuela si nos pillaban charrando en aragonés nos trucaban con bimbres u con a regla de tres filos en o tozuelo”. Dice Chulio que a la escuela asistían treinta y tantos críos y cincuenta y tantas crías. Os mayestros charraban sólo en castellano”. Este Chulio era un hombre sencillo y su padre no sabía apenas hablar en castellano. “Yo charraba con lolo, en aragonés y , claro, dimpués plegaba en ta escuela, y no m’alcordaba… y ”¡tochazo!”.   
Subiendo desde Labata a Bierge por la carretera, que corre por la ladera de la Sierra, en el pueblo de Morrano, se asentaba una Escuela, dirigida por el Maestro, nacido en Velillas y llamado Domingo Ballarín Torres, que ya en el año de 1.875,  ejercía de Maestro en Morrano, donde acudían a formarse los niños de San Román de Morrano y de Yaso.
 Así como en Labata , el padre de Chulio Balenga, que ha vivido hasta el año de 2.017, se preocupaba de que su hijo aprendiera sus primeras letras, pero como él sólo sabía hablar la Fabla, no tenía fuerza moral para impulsar el castellano en su hijo.   
También existían dificultades educativas en la  educación  en  mi  pueblo, porque cuando en el año de 1936, en los primeros meses de ese año, asistía yo a la Escuela de  Siétamo, el Maestro señor Bispe, nos examinaba las uñas, con una delgada caña, con la que golpeaba las manos de quienes las llevaban sucias, con una delgada caña.
Lo mismo pasaba en la Escuela de Morrano, como me explicó Alfonso Buil Aniés, pues uno de los padres de los alumnos, se le presentó al Maestro Don Domingo Ballarín con una pequeña vara de madera, para cambiarle la costumbre de golpear con caña, que según me dijo Alfonso Buil Aniés, producía mayor dolor que la de madera. Por lo que alguien me dijo que el Maestro no cambió la caña por madera y esta resistencia al   bienestar de los niños, que trataban,  en ocasiones como la presente, no de seres humanos, sino de animales. Sin embargo  el Maestro Don Domingo Ballarín, aunque no había superado algunos  puntos oscuros en la docencia, estaba seguro de que aquellos niños del “cobajo” de la Sierra de Guara, debajo de la Cueva de Chaves y de la Gruta de Solencio, saldrían adelante. Y así ocurrió con los parientes del Maestro y con  Alfonso Ruiz de Morrano, que viajó por todo el mundo y  vio  correr las piedras en el Valle de la Muerte en los Estados Unidos. 
En cambio, en el pueblo de Labata, como he escrito, el padre de Chulio Balenga, estaba muy preocupado de que su hijo aprendiera el castellano, ya que solamente podía expresarse en Fabla Aragonesa.  Nació  Chulio en Labata el año de 1936 y  no pudo asistir a la Escuela, más que tres años, porque el hambre le hizo trabajar de “chulo”. Empezó su vida laboral en Santa  Cilia de Panzano, en casa Vitales de Junzano y luego fue a Casbas, donde trabajó en Casa Cereceda y en Casa Clavería. Yo asistí al Colegio de San Viator, donde me senté en la misma mesa con Luis Cereceda. En Casbas tuvo la oportunidad de asistir durante tres años a una escuela de adultos. “Si no por esto….  poco que sé lo aprendí astí”, escribió Chulio.Tuvo después unos largos años de actividad unos en Huesca , en la construcción,en el Pantano de Calcón y en muchas otras empresas en la provincia de  Huesca, la última actividad la ejerció en las Brigadas de Limpieza del Ayuntamiento de Huesca. Se jubiló en 1996 y murió el día 12 de Octubre de 2017.
¡Con qué cariño asistieron a su entierro, allá en Labata, sus amigos de la Fabla Aragonesa, en la iglesia de Labata y  “en o suyo zaguer viache en ta o fosal  d’o lugar!. Un amigo mío escribió:” o día 13 l’acompañemos belunos d’o  Consello en o funeral en ta ilesia de Labata y en o suyo zaguer viache ente o fosal d’o lugar,  un gran vol  de muitos butres  feban fachendosos vueltas por o cielo”. Era triste aquel sobrevolar de los buitres sobre el cementerio y tal vez aquellos buitres estaban dando el pésame al pueblo de Labata, porque tenían que volar para dar el pésame a los pocos habitantes que quedaban en él. Cuando Chulio era un niño,  en aquel pueblo vivían más de cien niños y niñas y ahora, tenían que volar los buitres, porque ya no quedaba ningún niño.
Desde este mirador del pueblo de Morrano, se contempla Labata, el pueblo natal de Chulio Balenga y Casbas, donde” s´ascuita ixe aire aragonés, tan polito, feito  d’as aireras que baixan  d’o tozal de Cubilars,  espandindo o suyo son por o Monesterio de Casbas”. Cuando voy a Labata, ya escucho un sonido, que me parece ser una voz humana, que tal vez sea la de Chulio, que me saluda, cuando paso por su camino, como recordándome los saludos que nos transmitíamos en la Plaza de Zaragoza.
“Hasta as boiras,  fablaban en a luenga  d’Inacio Almudévar,  en a de Chesús  de Biarge,  n’a de casa nuestra, sorprendiéndonos siempre con  a  suya memoria funda, como as gorgas  d’o Calcón”.  Rafel Vidaller Tricas ha escrito en estas  líneas,  lo  mismo  que yo, más arriba, escribo sobre una voz misteriosa , que me parece ser la voz de Chesús.    



 

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