El sabio aragonés de Graus,
Joaquín Costa (1847- 1911), cultivó la amistad con mi
tío Manuel Bescós Almudévar, (1866- 1928) con el que tuvo una gran
aproximación. Este tío mío, Manuel, era primo
hermano,
de mi padre, Manuel Almudévar y que fue “tan fiel al León de
Graus, como para adoptar el transparente seudónimo de Silvio Kossti, y que al fin, fue autor del epitafio que campea en
el sepulcro zaragozano de su maestro”. Se expresa así:
Aragón a Joaquín Costa.
Nuevo Moisés
De una España en éxodo
Con la vara de tu genio inflamado
Alumbró la fuente de las aguas
vivas
En el desierto estéril.
Concluyó leyes para conducir a su
pueblo
A la tierra prometida.
Tenía Silvio Kossti, una gran imaginación,
dentro de sus teorías, que enfadó a la Iglesia Católica, por escribir
lo siguiente: ”Las tardes del sanatorio,
impreso y publicado en esta ciudad, su autor, Silvio Kossti….cuyo asunto es la
negación del alma y del libre albedrío , la afirmación y defensa del
materialismo …”.
Era grande la amistad de Joaquín
Costa con Manuel Bescós Almudévar o “Silvio Kossti”, pero al
gran Joaquín Costa, no le “cayó” bien su abandono total de los principios como la “negación del alma y del libre
albedrío, la afirmación y defensa total del materialismo”.
Pero a Joaquín Costa no le
faltaron ocasiones de estar triste, por las teorías ateas manifestadas por
Silvio Kossti, que parece ser que le hicieron volverse más creyente o dudoso,
cuando sus hijos ingresaron en la Academia Militar.
Pero su familia siguió creyendo en
los misterios de la Religión. Yo
comprobé el sentido poético de su hija y prima mía, María Cruz Bescós, cuya madre, hermana de mi abuelo Almudévar, amaba la Cruz. Era una
mujer intelectual y escritora idealista y acudía a conversar con mis tías
Teresina y Luisa a casa de Llanas, que vivían en la casa donde estaba
establecida su Farmacia. Allí alternaba con intelectuales como el farmacéutico
Feliciano Llanas, con su hermano el gran escritor
José María Llanas Aguilaniedo
(1875-1921). Feliciano Llanas estaba casado con Pilar Almudévar Casaus, hermana de mi padre. Y quiero recordar
a Joaquín Santafé, nacido en Ibieca y que entró de aprendiz en la Farmacia de
Llanas a los trece años y que murió con más de cien años. Él me contaba sus
conversaciones con el gran escritor José María Llanas Aguilaniedo, con el que
hizo una profunda amistad.
Recordar la vida en aquella
Farmacia, te llena el corazón de alegría, porque a su lado se encontraba la
Imprenta de Pérez, cuya dueña era Marieta, amante de las letras y de la Música,
pues desde casa de Llanas, se oían las teclas de su piano. El doctor Barrón
también hacía sonar el violoncelo y Enrique Capella el violín. En su piso, a veces me tocó escuchar su música
y sus cantos, pues a su casa acudía el escritor humorístico de la Nueva España,
Enrique Capella y la madre amante de la Música del todavía gran creador de Cine Carlos Saura.
¡Que fin tan pobre y tan triste tuvo la vida
de esta mujer, periodista, llena de humor y de arte, Marieta Pérez!.
María Cruz Bescós, cuando mi
padre, mi esposa y mis hijos, fuimos a vivir a Huesca, vino a visitarnos y
aquella memoria del pasado de nuestra casa de Siétamo, que fue
destruida durante la Guerra Civil, y que ella lo sabía por información de sus
primas y tías mías, se le alivió, porque en el comedor del piso de Huesca, encontró
una mesa de nogal, que fabricó en Bolea, el carpintero. Cuando le dije que yo
me había propuesto recordar aquellos muebles perdidos por la Guerra, con otros
que recordaran lo antiguo, no cesó de ponderar la belleza de esa mesa de nogal,
que yo había preparado para sustituir uno de los muebles
destruidos o robados por aquella
vil Guerra Civil.
Después de conocer a María Cruz
Bescós en su propia casa y en la Torre Casaus, conversando con mis tías Teresina y Luisa, fueron muriendo las tres,
pero aparecieron en mi vida, la viuda del General Alamán , llamada Teresa
Bescós, acompañada de su hija Teresa Alamán Bescós. Ambas, madre e hija formaban
una pareja feliz y yo creo que se sintieron todavía más felices al acudir a
Casa Almudévar de Siétamo, donde convivieron con mi esposa Feli, con mis hijos y conmigo mismo.
Vivieron bastante tiempo en la
Casa del Parque de Huesca, encima del piso en que vivíamos nosotros. Íbamos unidos a
Siétamo, donde se sentían felices. Teresa Alamán Bescós, era el símbolo de una mujer feliz, pues era
culta con su título de Abogado. Estuvo
muchos años trabajando en la ONU, en Suiza y en Bélgica, y además era un
símbolo de la Paz. Mi hija pequeña, Pilar, estuvo en su casa de Suiza y
nosotros en su chalet de Canfranc. Su
madre era una mujer feliz, a la que su hija la había hecho tal y le había
proporcionado una eterna sonrisa, que desapareció bruscamente, cuando le llegó
la muerte a su hija Teresa Alamán Bescós.
Mi esposa fue a acompañar a
Madrid a sus amadas parientes y en Siétamo le quedó el recuerdo de aquel amor,
de aquella bondad y de aquel periodo de vida feliz.
Ocasiones de estar tristes no le
faltaron a la familia de Bescós, como tampoco
le faltaron a Joaquín Costa, como cuando perdió a su novia, la bella mujer de
la familia oscense de Casas, a cuyos familiares conozco. Y perdió su ánimo
festivo cuando sintió la necesidad de atacar a los defensores de la crueldad,
del escándalo y del cinismo y por combatir
esos vicios, se provocó “un conato de
duelo con Antonio Gasós, por haber
reprendido a aquel (Costa), su
comportamiento libertino a escasos días de la muerte de la madre del autor de
“Flores y espinas”.
No se llegó a realizar el duelo,
porque el talento de Costa, hizo intervenir a sus amigos y Antonio Gasós le
escribió una carta en 1877, en que hace la paz, diciéndole, para terminar, que
besa su mano. Se llegó en aquella lucha a “punto de duelo”. Algo debió pasar en
aquella ocasión obscura, pues José María Castán, nacido en Graus y pariente de
Costa y que vive en Huesca, me enseñó un día de esta primavera del año 2.012,
una enorme y bella navaja, que conserva en su domicilio de Huesca.
Otro recuerdo triste
tenemos cuando el año 1872, en el
mes de Julio, recibió una desesperada carta de su anciano padre. Fue con sus 25
años desde Madrid a Graus a ver la situación en que estaba su familia. Al pasar
por Huesca, no halló a Manuel Bescós Lascorz, padre de Silvio Kostti, hombre católico,
siendo su esposa prima hermana de mi
padre, Manuel Almudévar Casaus. Conversó
con su esposa Francisca Almudévar y Vallés, tía carnal por las dos ramas de los
apellidos de mi padre. Carlos Ara Torralba
lo expone en la Nota 528 de su Libro. Conversó aquel día
y es de suponer que hablaría de la triste situación
en que se encontraba su familia. Ese día
primero
de
Septiembre de 1872, llegó a “Graus a las diez y media de la
noche…encontró a su padre en la cama por consecuencias de los calores del día y
riesgos de la noche, un hermano fallecido, una hermana sirviendo, mi madre
envejecida y acabada, todos y todo en la miseria, apiñados en la mitad de
habitación que tenían antes, de la cual los echa Pajazas este año”. ¡Qué
situaciones tan trágicas y tristes vivió Joaquín Costa!. ¿Cómo había de tener un carácter
bondadoso con la gente que se reía de él
?. El día uno de Septiembre, Costa pensaba:” …cuando me quedé
solo a media noche, rompí a llorar desconsoladamente, considerando tanta
miseria en contraste con mi edad… y que yo hubiera podido arreglar todo esto si
hubiera sido jornalero y con qué lejos de eso les había estado pidiendo duros
todo el año…no podía consolarme en la cama, me arrancaba el cabello de la
cabeza, me escondía la cara en las manos como avergonzándome de mí mismo”
Desde este Septiembre de 1872, en
que Costa sufrió tanto en su viaje a Graus, hasta el 17 de Diciembre de 1877,
se ve como Costa sufre por su deseada prometida
Concepción o Concha Casas, hija del doctor Casas, que formaba en Huesca
parte de una familia de gran prestigio. Escribe Costa:” Hoy lunes he vuelto a
ir a casa de los Casas, he estado un rato a solas con Concha… y me ha expuesto
cual es el abismo (religioso) que nos divide, no he podido contener mi dolor,
que ha estallado en amargo y copioso llanto en presencia de Concha”.
Joaquín Costa, el hombre, que
parecía ser de mal carácter, tenía “una sensibilidad extraordinaria y aquel
mismo día escribió al Señor don Francisco Giner una carta en la que le pide
consejo para recuperar a su amada Concha. Después de la carta escribe: ”Mañana va Concha con su madre en un coche a la Fiesta
de Siétamo, a la Casa de Almudévar (de donde es la señora de Bescós). Y Concepción
que sufre tanto, ¡se divertirá!.
Al día siguiente, dieciocho de
Diciembre de 1877, escribió: ” a las cuatro he ido a pasear a la carretera de
Barbastro, por si veía volver de Siétamo el coche que había llevado a Concepción. ¡ La cual acaso a aquella hora
estaría todavía bailando!.
Y yo todavía contemplo aquel
salón de baile, que se preparaba abriendo las puertas que separaban y que
todavía lo hacen, a saber cuatro habitaciones y cerrando las de las alcobas.
Allí acudían los parientes de mi familia, como los Carderera, Manuel Bescós
Almudévar y sus padres, pues su madre era hermana de mi abuelo, doña Francisca
Almudévar y Vallés y esposa de Francisco Bescós Lascorz. Este último era carlista, y su hijo de ideas totalmente liberales, tanto que llegó a merecer la excomunión
por la Iglesia Católica.
Pero Costa el día 6 de Enero de 1866, pronunció en
el Ateneo Oscense de Huesca, las siguientes palabras de un creyente en : ”El Hacedor del Universo, el Supremo
Artífice al hacer al hombre, y colocarle sobre el nivel de los demás seres, le
dotó de un alma en que dejó entrever algún reflejo de su Divinidad. Desde entonces el hombre se
constituyó en fiel y perpetuo observador de los fenómenos de la naturaleza, estudió
sus efectos, los aplicó a sus usos, y practicó más tarde en la observación y
examen de sus leyes, ensanchó el límite de sus aspiraciones de tal modo, que se
atrevió a dirigir sus miras a donde antes le hubiera parecido imposible y hasta
absurdo”.
Desde este Septiembre de 1872, en
que Costa sufrió tanto en su viaje a Graus, hasta el 17 de Diciembre de 1877,
se ve como Costa sufre por su deseada prometida Concepción o Concha Casas, hija
del Doctor Casas, que formaba parte en
Huesca de una familia de gran prestigio.
Escribe Costa: “ Hoy lunes he
vuelto a ir a ir a casa de Casas, he estado un rato a solas con Concha…. Y me
ha expuesto cual es el abismo (religioso) que nos divide; no he podido contener
mi dolor, que ha estallado en amargo y copioso llanto en presencia de Concha.
Joaquín Costa, el hombre que parecía ser de mal carácter, tenía una
sensibilidad extraordinaria y aquel mismo día escribió al Señor don Francisco
Giner una carta en la que pide consejo para recuperar a su amada Concha.
Después de la carta, escribe:” Mañana va Concha con su madre en un coche a la
Fiesta de Siétamo, casa de Almudévar (de donde es la señora de Bescós). Y
Concepción que se divierte tanto…¡se divertirá!.
Al día siguiente, dieciocho de
Diciembre, escribió :”A las cuatro, he ido a pasear a la carretera de
Barbastro, por si veía volver de Siétamo el coche que había llevado a
Concepción.¡ La cual acaso a aquella hora estaría todavía bailando!.
Todavía en mi casa se conserva
aquel salón de baile, que se preparaba abriendo las puertas que separaban
cuatro habitaciones y cerrando las de las alcobas. Allí acudían los parientes
de mi familia, como los Carderera, Manuel Bescós Almudévar y sus padres, pues
su madre era hermana de mi abuelo, doña Francisca Almudévar y Vallés y esposa
de Francisco Bescós Lascorz. Este último era carlista , y su hijo de ideas más liberales,
sobrepasando a Costa, que creía en Dios. Tal vez, por sus
distintas ideas políticas, no quiso el Doctor Casas, darle la
mano de su hija Concha. En aquellos tiempos ya la política buscaba fastidiar a
sus rivales. A Casas estuvieron a punto de embargarle sus bienes y mi abuelo
don Manuel Almudévar Vallés, tuvo que huir a Francia acompañado por el
confitero Vilas del Coso Bajo y creador de las famosas Castañas de Mazapán y de
Viñuales de Liesa.
El año de 1936, destrozaron gran
parte de Casa Almudévar y se llevaron entre otras cosas, libros muy antiguos,
de los que a Costa le agradaban. Uno de los hermanos de Fañanás, con su noble
apellido Trisán, salvó numerosos
escritos, llevándolos a Huesca a la Farmacia de Llanas.
Su hermano me dijo que el que
llevó a la Farmacia de Llanas, los escritos abandonados en casa Almudévar de
Siétamo, se quedó un libro de Manuel Almudévar Bescós, como cobro amoroso de su generoso
comportamiento.
Pero Joaquín Costa escribió el
día 18 de Diciembre, día de la Fiesta Pequeña de Siétamo: “Cristo perdonó a la
Magdalena la pecadora porque había amado mucho, aun cuando fueran impuros sus
amores, y Concha no me perdonará mí, a pesar de haber amado mucho y de haber
sido mi amor tan puro como el de los ángeles del cielo…”
Joaquín Costa acabó sus memorias,
que había comenzado a escribir en 1864 hasta el año de 1878, pero en Enero de
1880,en una de sus últimas anotaciones, posterior a esas memorias, escribe
sobre la traslación de su persona a León, que el Conde de Alcalá del Obispo,
ordenó por no haberle votado Y en el libro de Juan Carlos Ara, pone: ”El día
que Concha Casas leyó en “La Provincia”, mi traslación, me aguardó vestida para
salir en el balcón, sacando la cabeza sólo; al verme aparecer frente a la casa
de Azara, bajó corriendo la escalera, echose a
la calle, vínose precipitadamente tras
de mí con acostumbrado rodeo, pero ¡oh chasco!, sólo le dije adiós. Creyó ella
que era la ocasión de reanudar relaciones y además veía perderse la esperanza, con
mi ida, de reanudarlas ya nunca más. Tal vez perdiera Concha Casas, la
esperanza de unirse a Costa, porque se casó con un Juez de Jaca y se fueron a
un País de Hispanoamérica. Allí murió la
mujer amada por Costa, en un sobre parto”.
Las penalidades que tuvo Costa
que sufrir, parecen convertirlo en un Nuevo Furtaperas de
Graus, pues al viejo lo castigaron, como un perseguido por la sociedad por
haberse comido una pera de las ramas de un peral. Conservan los grausinos a este buen hombre, como una rebelión contra
la injusticia, que se ha hecho con los pobres, durante muchos siglos. Pero
Joaquín Costa puede ser un Nuevo
Furtaperas, de familia pobre, perseguido por el caciquismo y que tuvo que
recibir dinero de su padre, que tuvo que pedirlo prestado y que él consiguió
con préstamos de sus amigos, pero así como el Furtaperas viejo faltó al pueblo
por quitarse hambre, comiendo una pera, este Grande y Nuevo Furtaperas, las pasó
mal, con el fin de obtener alimentos para todo el Pueblo. Porque su lema fue
siempre DESPENSA Y ESCUELA.
En 1903, Silvio Kossti entrega su
entusiasmo al republicanismo, pero en 1904, Costa le habla de de sus dudas a
Bescós en estos términos:”Fracasé, ha fracasado el republicanismo, ha fracasado
España…..y sólo me queda llorar por los años de vida perdidos en perseguir una
utopía…..Sólo me queda expresar a usted el testimonio de mi agradecimiento como
español por su concurso de entonces…como por su buena memoria de ahora”.
Estamos en el año 2.018 y Silvio
Kossti acudió en el reinado de Alfonso XIII a la inauguración del Canfranc en
1908, donde “estuvo toda la política que vive sobre Aragón” y cita “a algunos
caciques provinciales como Camo y Alvarado” y escribió:”En medio de tanta
garrulería y tanta maldad, no nos queda otro recurso que vivir hacia adentro”.
Para mí que Silvio Kossti, observó que “mis impresiones de viaje en cuanto a
Navarra y Vascongadas” le hizo pensar ¿Para que se batirían los carlistas navarros y
vascos en las pasadas guerras?. ¿Qué más
podrían tener con Don Carlos que ahora no tengan?. Porque ahora siguen usando el paso a
Francia y en Canfranc no pasan los trenes que sirvan a los aragoneses hasta
Marruecos. “La última carta de Joaquín Costa a Silvio Kossti, es del 13 de
Agosto de 1910 y en ella, además de insistir en que está muy fatigado, Costa da
las gracias por el vino y el agua fresquísima que le han hecho llegar a Graus los hermanos de Bescós.
Joaquín Costa murió en Graus el 8
de Febrero de 1911 y dejó en la vida a Manuel Bescós hasta 1928, respetando a
Joaquín Costa, como el maestro de los aragoneses, que debían tenerlo como
modelo en futuras épocas.
El aragonés que mejor me ha
informado de Joaquín Costa, se llama Alfonso Buil Aniés, nacido en San Román de
Morrano, al pie de la Sierra de Guara, debajo de la Cueva de Chaves y de la
Gruta de Solencio. Tiene más de noventa años de edad, luego él no conoció
personalmente a Joaquín Costa, que murió el año de 1911, pero recibió la forma
de ser del mismo, de su padre, don Ramón Buil Calvo, nacido en la
casa palacio del Señorío de Aniés. Su apellido y título de Señor de Buil, le
venía, tal vez lejano, del Vizcondado del Bearn, cuyo Vizconde participó en la
conquista de Almudévar y Zaragoza, fundando en España los pueblos de Biel,
Santa María de Buil y en Valencia Manises y dos más.
Hemos observado las Memorias de
Joaquín Costa, pero desde aquellos últimos años del siglo XIX y primeros del
XX, estaba retenido en su casa de Graus por una enfermedad
progresiva. Debido a su carácter difícil
y arrogante, que él mismo había radiografiado en “Nosce te ipsun”, en
1868,conservaba ya pocos amigo en su soledad. Tampoco él quería recibirlos,
porque algunos periodistas subían a los tejados a ver si podían ver al Gran
Costa. Pero como acabamos de leer, él se acordaba de Manuel Bescós Almudévar,
pero sin embargo siempre recibía a dos personas ,queridas por él,tal vez porque
amaban mucho a España y a la despensa del Alto Aragón. Estos fueron Ramón Buil
Calvo, que ya he nombrado y Calvo Blasco de Alquézar, empleado en Montes. Eran
funcionarios de la producción en la tierra aragonesa. Con ellos hablaba de
Aragón y les decía que si no se llevaba a cabo el Plan de Riegos, sería un Pais
de emigrantes, como ahora lo es, quizá por no haber que si no
se hacían todos estos regadíos, sería Aragón un País de emigrantes, como ahora
lo es.
Si crearan todos los pantanos y
canales de sus numerosos ríos, añadía que
si en Aragón se regara todo y
aprovecharan la nieve que cubre los Pirineos, podía ser Aragón el País más rico
de España. Decía Costa que Aragón tenía un buen suelo y más ríos que otras
provincias de España y recogiendo la nieve del Pirineo, con sus aguas se podría
generar energía eléctrica y no arrojarla al Mar Mediterráneo. Decía que si
Aragón se regara todo, produciría diez veces más que otras regiones españolas.
Ramón Buil Calvo se conoció con Costaporque
leía los artículos que este publicaba y le escribió felicitándolo y Costa le
contestó invitándolo a que acudiera a su casa de Graus. Aumentó la amistad
porque Ramón Buil Calvo era un auténtico Señor, que en el siglo XIX, ya hacía
criar a sus ovejas cruzadas con otra raza, dos corderos por oveja, en un mismo
parto. Estos proyectos de agricultura y de ganadería, llenaban de entusiasmo a
Costa y nunca le negó la entrada en su domicilio a Ramón Buil Calvo, que tenía
una profesión como la de los Forestales.
Hoy, todavía vive un hombre de
más de noventa años, hijo de Ramón Buil Calvo y dotado de una memoria
prodigiosa y hace unos días me dijo lo siguiente: ”Tenía genio Joaquín Costa,
un genio que era natural que lo tuviera, porque en las Oposiciones para sacar
una cátedra en la Univesidad de Madrid, y sacando las mejores notas, lo dejaron
sin plaza y se la dieron los caciques a sus compañeros o socios”.
Tenía un corazón sensible y lo
tenía en la mano, a los niños los amaba mucho,como si fueran suyos. Siempre le
decía al padre de Alonso:”estos niños son el porvenir del País y
si se educan bien, tendremos un hermoso porvenir”.
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