Lascasas (Huesca). |
Este Antonio me ha contado
recuerdos de la belleza de la vida en los pueblos cercanos a Huesca. ¡Qué pena
cuando Antonio se acuerda de trabajar intensamente la tierra de Albero
Alto, con la alegría que le producía el sonar de las campanillas, que sus mulas
llevaban colgadas en sus cuellos!. Menos
mal que Antonio era hijo de una buena casa, porque sus mulas no estaban flacas,
sino que llevaban los collares de campanillas en sus cuellos, porque él se
sacrificaba, cuando había necesidad de alimentos, comiendo en alguna ocasión
poca cantidad de su fiambrera, para que las mulas labraran con alegría, animadas
por el sonido de las campanillas.
Antonio era feliz con el
contenido de su fiambrera y el sabor alegre del vino que llenaba su bota. Pero
no todos tenían la felicidad como Antonio, porque, ninguna de sus mulas estaba
coja, sino que la de un vecino suyo, cojeaba y su dueño le echaba vino caliente
en la pata coja, y le daba algún trago de vino, que guardaba en su bodega,
hacía ya muchos años.
Labraba sus tierras en Albero
Bajo, pero se acordaba de un pueblo montañés, llamado Concilio, que Antonio lo
conoce, ya que su hermana estuvo de Maestra Nacional en dicho pueblo. Con esta
nota, nos damos cuenta de que no sólo hacía producir la Sierra, sino que su
propia hermana estudió en Huesca, cerca de Santa Ana, para aprender la cultura,
que quiso después transmitirla al pueblo de Concilio en la Montaña, pero ahora
ya no queda gente en el montañés pueblo de Concilio.
Mientras Antonio trabajaba en
Albero, su familia pensaba ya en la Cultura del Pueblo Aragonés, estudiando en
Huesca para Maestra Nacional.
En ocasiones vivía Antonio, al
lado del río Flumen, cerca de un Molino de Harinas, del que era su dueño, el
padre de don Antonio Porta Labata. Allí pasó su niñez el que llegaría a ser
creador de una inmensa Fábrica de Piensos Compuestos, de cuya amistad yo fui
uno de sus admiradores.
Antonio Ciria, el labrador de sus
tierras, solía hablar con el dueño del Molino, que estaba al lado del río. Su
dueño era el padre de Don Antonio Porta Labata,que me contó que cuando era
todavía un niño les sacaba a las ovejas y cabras la leche de sus mamas y sacaba
de ellas una leche que le inspiró una alimentación digna para los animales, con
sus Piensos Compuestos. Lo llamó el padre del creador de alimentos Porta y a Antonio
Ciria le mostró con un gran cariño y una gran satisfacción un automóvil que se
había comprado, para que su hijo fuera un gran fabricante de piensos
compuestos.
A orillas del río Isuela
convivieron el labrador Antonio Ciria de Albero con el gran productor de
piensos Don Antonio Porta Labata. ¡Cómo pasa el tiempo!.
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