España llega tarde a todas
partes…”aunque en cuestión de Autonomías actuó con mucha rapidez, pues dejó muy
pronto de ser una Nación Autónoma. Esto lo escribió Blas de Otero y yo, al
leerlo, me fijé que España y su pueblo al dividirse en naciones o regiones
autónomas, ya no es dueña totalmente de sí misma. Hay naciones como
Cataluña o como el País Vasco, de donde salió el nombrado
escritor Otero y está Aragón, que según el Conde de Aranda era una nación.
Y, ahora, Blas Otero, exclama:
“Por tierras de Aragón, oigo sonar las viejas hojas secas del árbol de unos
libros, abiertos entre las sombras que aún perduran. ”En su libro que trata de España, nombra poco a Aragón,
pero cuando oye sonar las viejas hojas secas del árbol de unos libros, parece
referirse al Arbol de Sobrarbe, presente en el Escudo de Aragón, con la Cruz
de Iñigo Arista elevada en la copa del Arbol. Iñigo Arista jefe común de Navarra, de Aragón
y del Sobarbe, aparece también
en el Escudo de Aragón. Cuando Otero nombra aquellas viejas hojas secas
del árbol de unos libros, me recuerda aquellas
que nombra Madoz, en su “Libro geográfico, estadístico e
histórico”. Caen aquellas hojas de los árboles de las orillas del río Ara, que
corre por el Sobrarbe
y Madoz habla de ellas , al verlas salir por el
caudal sierra, desde el río Ara hasta el Barranco de Mascún, las viejas hojas
secas del Arbol de la Fuente del río
Mascún, cerca de Rodellar. ¿Son esas que
bajan por simas excavadas en la Sierra, desde el río Ara hasta el Barranco de
Mascún, las viejas hojas secas del Arbol de Sobrarbe?.
Va nombrando Blas Otero a
Castilla y a León y a Francia con su capital parisina y a China y a Cuba, pero
a Aragón, le “hace soñar en las viejas hojas secas del
árbol de unos libros”, que parecen referirse al Arbol de Sobrarbe.
Históricamente Aragón fue la
nación que formó, bajo el gobierno de Fernando el Católico, con Cataluña,
Valencia y Baleares, una potencia que se unió a España.
Y ahora Aragón se siente humillado, ante los territorios que ponen de
manifiesto que son naciones. Si, se proclaman, como si lo fueran, por ejemplo con sus ferrocarriles que pasan
por Port Bou o por Irún, como si ellos, vascos y catalanes, fueran sólo ellos, vecinos
con Francia. Aragón queda olvidado, como un rincón, que no tiene porvenir.
Parece que quieren aislarlo de Francia, para ser los vascos y los catalanes,
los que gobiernen el tránsito de la Península con Europa.
Aragón parece no acordarse del ferrocarril del Canfranc
y de la autopista que desde Zaragoza, llega hasta la frontera
francesa. En “Aquellos libros abiertos en medio de las sombras, que aún perduran,
escritos por Joaquín Costa,”se oyen sonar las viejas hojas secas del árbol de
unos libros” y los oigo, como se ven las hojas caídas de los árboles del río
Ara, que por debajo de la tierra, en corrientes de agua subterráneas, llegan
hasta Mascún. Aquí, en Aragón, los
ferrocarriles no pasan nunca a Francia, pues por lo visto ya lo hicieron bastante
en tiempos pasados y por las carreteras se circula a veces, y pasan con muchas
dificultades.
Dice Otero: “España llega tarde a
todas partes… en su concepto histórico, único que queda de ella, no es una
nación autónoma, dueña de sí”. No es España autónoma, pero lo son casi todos
sus territorios. Blas Otero murió en 1979 en el centro de España y nació en el
País Vasco el año de 1916, pero él quería a toda España, cuando ahora los que
gobiernan, no buscan la Autonomía para toda España, sino que quieren algunos
vascos y catalanes, una vez conseguida su propia autonomía, su propia
independencia. Piensan y obran muchos, que quieren esa independencia, porque
“en su concepto histórico, único que queda de ella, (de España) no es una
nación autónoma, dueña de sí”. Esto lo escribió el vasco-español. Blas Otero,
en unos versos dedicados a Aragón. Añade el poeta: “Dime lo que el pueblo come,
y te diré el papel que desempeña en la historia. ¿Cuántos aragoneses viven y
comen en su tierra?. Son muy pocos, porque en Teruel están desapareciendo sus
escasos habitantes, como pasa también en los pueblos de Zaragoza y de Huesca.
La capital de Aragón, Zaragoza tiene más habitantes que el resto de Aragón,
pero está esperando que se abran los pasos de los PIRINEOS y entonces será el
corazón del comercio y el turismo entre España y Europa. Y hace Blas Otero, esta
observación: ”Dime lo que el pueblo come
y te diré el papel que desempeña en la historia”. Anima el poeta, diciendo:
“transformaremos este río seco en río vivo y corriente”. Ya lo intentó
Carlomagno, hace muchos siglos. Y ya lo dijo Joaquín Costa y lo escribe Blas
Otero en su poesía sobre Aragón: ”Escuela
y despensa, despensa y escuela”.
Me he quedado emocionado de leer
las obras de Otero el vasco, que sentía España en su corazón, pues dice: ”Claro
que el mundo no es España. “EZ”
significa en euskera, no. ¿Sabemos acaso qué es España?. Meditemos. ¿Es un
cielo?, ¿ una historia?
¿Otero vivió tres etapas en su vida, siendo la
primera la religiosa, pues era cristiano practicante y creía en las
doctrinas de la Iglesia Católica. En el año de mil novecientos cuarenta y cinco,
pasó de la etapa religiosa a la existencial, porque al verse vacío del consuelo
religioso, lo buscó en la poesía existencial. La pérdida de su fe, le hizo
buscar a Dios, como ocurrió con su “ Cántico espiritual”, con el que Blas Otero
buscaba el amor a lo divino. Pero no lo alcanzaba y llamaba al Señor con
gritos, que le daban al escucharlos una impresión de soledad, lejos de
conseguir la paz de su alma. Se sentía aislado y sólo, llamando a Dios y no sintiendo su respuesta. Esta falta
de unión con Dios, lo hizo pensar en que esa deseada unión, la encontraría en
la muerte.
En estas frases de abandono y
soledad, se puso a pensar, en diferenciar el “ser” del “existir”. Se fijaba en
los objetos, que no tienen ninguna acción derivada del pensamiento, del que
carecen y se ve claro, que allí “están”. Pero en cambio el hombre “existe”
porque tiene un alma, que tiene un fin especial y tiene a la vez un cuerpo, que
“es” simplemente una cosa más. Los cuerpos
humanos han sido incluso
venerados, pero en los tiempos
actuales, esos cuerpos son abrasados, convertidos en polvo. Los cadáveres del
hombre en distintas épocas históricas y también en otras épocas históricas, ha
sido quemados, desde luego por métodos lejanos a la técnica actual.
El cuerpo “es” y va
desapareciendo, pero sigue “existiendo” el alma que tiene aspiraciones a la
eternidad. Esta Etapa del Existencialismo, llamada la segunda etapa del pensar
de Otero, la asumió el año de 1950 y le hizo sufrir, porque llamaba a Dios y no
le contestaba. Y se encontró en una Etapa Social, en la que etapa Religiosa, a
una segunda se pasaba del “yo” de la persona al “nosotros”.
Blas Otero pasó de su primera
Etapa Religiosa, a una segunda Etapa con ideas que le producían la poesía
existencial, que con la doctrina
existencialista, le hacían buscar a Dios. Se sentía el hombre aislado y sólo
buscaba a Dios, pero se dio cuenta de que la única forma de alcanzar esa unión
con Dios es la muerte. Y en esa Etapa Existencial que le llegó en 1950, piensa
en las diferencias que se dan entre el “ser” y el “existir”. Los objetos que “son”
no protagonizan ninguna acción. El espíritu del hombre existe, porque la
muerte, aparta del conjunto humano su cuerpo, que “es” una cosa, pero permanece
su espíritu, que tiene un fin especial, porque “existe”. El espíritu humano del
hombre, tiene el fin de los espacios, después de vivir contenido en su cuerpo.
Antes de morir tenía el hombre una aspiración a la eternidad. El hombre que
tiene un cuerpo que “ES” Y UN ALMA que existe, con ese espíritu aspira a la
eternidad.
Ya sus pensamientos le llevaban a
darse cuenta de que la existencia abarca la Etapa Social del hombre. En 1955 su
poesía convirtió el “YO” en el “Nosotros”, uniéndonos a todos los hombres, en
cuya solidaridad busca una religión, basada en la libertad y el amor.
Debo preguntarle a San Agustín si
existió en aquellos siglos una religión de la libertad y del amor.
Esta Epoca de poesía social,
comienza en el año de 1955 y el camino que buscó en la religión, lo busca en la
solidaridad de los que sufren. Sus sentimientos sobre España, le proporcionan
amor y dolor. Con el dolor evoca un pasado lejano, pero también un pasado
cercano, el odio, la guerra, la sangre. Con esos sentimientos, a la vez lejanos
y también próximos, conoce estas tierras españolas. Tuvo el poeta un extraño
sentimiento de odio y amor simultáneamente, que lo llevó a París. Ese
sentimiento causado en él, por su lucha interior entre el amor y el odio, lo
desvió a afiliarse en el año de 1952, en el Partido Comunista. Pero no fue una
filiación política, sino por afinidad, porque en sus doctrinas veía concretos
sus ideales humanistas.
Se le estaban presentando
problemas y buscaba soluciones a esos problemas humanos. Blas Oterro estaba
encontrando una solución al problema de la lucha entre el amor y el odio y a él
y a muchos hombres, les parecía que el verso se había convertido en el medio de
hacer desaparecer el odio entre los hombres.
En los últimos años de su vida se
convirtió en misionero del pueblo llano, pues “convivió y trabajó con
mineros, recorrió los pueblos del interior de Castilla y León,
sin apenas dinero, viviendo del trabajo y de lo que le ofrecían los amigos que
iba haciendo por el camino”.
Parece que buscaba a Dios, como
Cristo, Dios y hombre verdadero, como el
“nosotros” y el “Yo” de la doctrina existencialista.
Blas otero se queda con Dios y
con “nosotros”. Y yo me quedo con Cristo, que también es Dios,”que sin apenas
dinero, caminaba por el Mundo.Pidiendo la paz y la palabra”.
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