Contemplo con frecuencia esta capilla, instalada en el
norte de la iglesia parroquial de Siétamo, donde se refugiaban los soldados y
los voluntarios, con sus heridas, que
habían bajado del campanario de la torre de la iglesia, el año de 1936.
Esta capilla en sus orígenes era más pequeña que ahora, pues Pascual de AZARA y
su esposa Theresa del Toro, manifestaron ksu deseo de erigir en casa Almudévar
en la parroquia de Siétamo un altar, bajo la invocación del Santo Cristo, ”que
ha de estar situada en un nicho que hay
entrando a la iglesia a mano izquierda y enfrente y frontero al Altar,
que hoy se intitula del Rosario”. Tuvieron que ampliar la pequeña capilla hacia
la parte de afuera de la iglesia, hacia el corral de la casa vecina de Azara-Almudévar
y tener el derecho de sepultura, dentro de esa capilla,” en donde pudieran
enterrarse los hijos y descendientes por línea recta masculina, que vivieren en
las casas de los dichos Pascual de Azara y Teresa del Toro.
A continuación
escribo sobre la Capilla de Casa Azara- Almudévar, donde fueron enterrados
varios miembros de dicha familia, copiado su contenido de un documento que se
guardaba en Casa de Don Manuel Almudévar Casaus y que fue recogido y entregado
a los Llanas Almudévar de la Farmacia de Huesca, por los hermanos Trisán de
Fañanás, cuando entraron por muy poco tiempo en el pueblo de Siétamo, antes de
la invasión total de dicho pueblo por los republicanos.
Ahora copio el contenido del este documento, que está así
escrito:
“Nos A D. Dn. Joseph
Gomez de Mendoza Canónigo de la Santa Iglesia Cathedral de la Ciudad de
Huesca y por el Iltre, Cabildo de dicha Santa Iglesia
Visitador General en fede (sede) vacante por muerte del Ilustrísimo
Señor D. Pedro Gregorio y Antillón de buena Memoria Obispo que fue de dicha
Ciudad. Por parte de Pascual de Azara y Theresa del Toro conjuges vecinos de la
Villa de Siétamo se nos ha representado desean
herigir y fundar en la Iglesia
Parroquial de dicha Villa de Siétamo un Altar so la inbocación del Santo
Christo, que ha de estar situada en un
nicho que hay abierto entrando a la Iglesia a Mano Izquierda frontero al Altar
que oy se Intitula del Rosario con la facultad de ampliar la capilla hacia la
parte de afuera de la iglesia todo lo que conbiniere para mayor decencia y hornato de dicha
Capilla, en donde desean hacer retablo correspondiente a dicha capilla: Y
también el tener derecho de sepultura dentro de dicha capilla en donde puedan
enterrarse los dichos exponientes, sus hijos y descendientes por línea recta
masculina que vivieren en las casas de los dichos Pascual de Azara y Theresa
del Toro exponientes sobredichos .Y en la facultad de que se pueda enterrar en
dicha sepultura Moshen Juan Azara por hijo de dichos exponientes residente en
dicha Villa de Siétamo.Y Nos viendo ser justa su petición le concedimos dichos
derechos de poder Herigir y fundar dicha capilla con la facultad de ampliarla
lo que les pareciere hacia la parte de afuera de dicha iglesia y con la
obligación de ornamentarla de todo lo necesario
apto para expensas de dichos
exponentes. Y en su caso de sus
herederos y herederas y de saber defender la lámpara que hoy está en dicho
techo de capilla, y alumbrarla. Y de poderse enterrar en dicha sepultura todos
los sobredichos y arriba nombrados. Y todos los hijos y descendientes por línea
recta mayor que vivieren en las casas de los dichos Pascual de Azara y Theresa del Toro. Y mandar al Cura que de Presente es
y por tiempo será de dicha Parroquial, no les impida los derechos, que Nos por las
presentes les concedemos. Dar en visita del Lugar si quiere Villa de
Siétamo a días del mes de Julio de 1.708.
D. D. Joseph Gómez de Mendoza Visitador.
Manifiesto de dicho Ilustre Señor Visitador Matheo Cabrer. Escribano del
Rey Nuestro Señor.”
Capilla de casa Azara- Almudévar de Siétamo.-
La Capilla de nuestra Parroquia que se encuentra
entrando en ella a la izquierda, está presidida por el Santo Cristo y acompañado el día de hoy por una hermosa
imagen de la Virgen Dolorosa, su Madre, que regaló a la Parroquia de Siétamo,
Antonio Tisner. Antonio era conocido por todos los habitantes de Siétamo como
“Antoñito el Herrero”, que amaba a la Virgen que por lo visto hacía ya muchos
años compró su madre, la señora Teresa.
Pero al pasar los años debió pensar: ¡qué sola se quedará la Dolorosa cuando yo
me vaya de este mundo! Y la entregó a su Hijo el Cristo que preside la Capilla,
que por cierto su imagen ya no es la que hubo durante muchos años, sino que
ésta es obra de Loriente Pérez y ha sido restaurada por el ayuntamiento de
Siétamo, siendo alcalde Vicente Benedé, después de la Guerra Civil de 1936.
¡Cuántas veces me he acordado de la historia de este
Cristo!. Siendo todavía un niño, entraba en la falsa de mi casa, donde se
encuentra la bóveda de la Capilla del Cristo, y veía, en medio de ella un cable
que se metía por un agujero, que se encontraba en el centro de dicha bóveda. Se
lo comenté a mi padre y me explicó que antes de la Guerra del año 1936, en
nuestra casa encendían una luz que iluminaba la Capilla, para que el Cristo se viera acompañado por
los hijos de Siétamo y El se acordara de protegerlos.
Después encontré el siguiente documento escrito por
el Ilustre Visitador Mateo Cabrer, Escribano del Rey Nuestro Señor en el año
1708, que dice lo siguiente:
“Nos a D.
Mateo Gómez de Mendoza, Canónigo de la Santa Iglesia Catedral de la Ciudad de
Huesca y por el Ilustre Cabildo de dicha Santa Iglesia, Visitador en sede
vacante por muerte del Ilustrísimo Señor Don Pedro Gregorio y Antillón de buena
memoria, Obispo que fue de dicha Ciudad: Por parte de Pascual de Azara y Teresa
del Toro, cónyuges y vecinos de la Villa de Siétamo, se nos ha representado
desean erigir y fundar en la Iglesia Parroquial de dicha Villa de Siétamo, un
Altar, bajo la invocación del Santo Cristo, que ha de estar situada en un nicho
que hay abierto, entrando en a la Iglesia a mano izquierda, frontero al Altar
que hoy se intitula del Rosario, con la facultad de ampliar la capilla hacia la
parte de afuera de la Iglesia todo lo que conviniere para mayor decencia y
ornato de dicha Capilla, en donde desean hacer retablo correspondiente a dicha
capilla.
Y también tener el derecho de sepultura dentro de
dicha Capilla en donde puedan enterrarse los dichos exponientes, sus hijos y
descendientes por línea recta masculina, que vivieran en las casas de los
dichos Pascual de Azara y Teresa del Toro, exponientes sobredichos, de Siétamo.
Y en la facultad de que se pueda enterrar en dicha sepultura Mosen Juan Azara
por hijo de dichos exponentes, residentes en la Villa de Siétamo. Y Nos viendo
ser justa su petición le concedimos dichos derechos de poder erigir y fundar
dicha Capilla con la facultad de ampliarla lo que les pareciere hacia la parte
de afuera de dicha Iglesia, y con la obligación de ornamentarla de todo lo
necesario, apto para expensas de dichos exponentes, y en su caso de sus
herederos y herederas y de saber defender la lámpara que hoy está en dicho
techo de la Capilla, y alumbrarla Y de poderse enterrar en dicha sepultura
todos los sobredichos y arriba nombrados. Y todos los hijos y descendientes por
línea recta mayor que vivieren en las casas de los dichos Pascual de Azara y
Teresa del Toro. Y mandar al Cura que de Presente es y por tiempo será de dicha
parroquial, no les impida los derechos, que Nos por las presentes les
concedemos.
Visité la Villa de Siétamo doce días del mes de
Julio de 1708.”
D. D. Joseph Gómez de
Mendoza, Visitador.
No sé desde cuando han ido dejando incumplidas las
normas en casa Azara y Almudévar, pero ahora me acuerdo de que cuando visitó el
hoy Difunto Cardenal Javierre la Parroquia de la Villa donde nació, miraba
intensamente a la parte del Altar Mayor, donde se encontraba la imagen de María
Auxiliadora. ¿Quién la regaló, como Antoñito del Herrero regaló la Dolorosa?,
sencillamente Pilar Almudévar Casaus, hermana mayor de mi difunto padre y madre
de los farmacéuticos Llanas.
Al Cardenal Javierre le debió impresionar la visión
del Cristo y de la Dolorosa y mandó un hermoso cuadro, que también representa a
Cristo y a las Santas Mujeres. Lo pusieron en la entrada de la Capilla de
Cavero, pero el Señor Párroco lo ha trasladado a la Casa Parroquial, de la que
vino a nuestra Iglesia la Dolorosa de Antoñito el Herrero.
Hoy, cuando entramos en la Parroquia, nos quedamos
mirando el rostro de Cristo, tallado por el tío de mi amigo Loriente Pérez,
después de la Guerra Civil, nos preguntamos ¿cuantos Azaras y Almudévar, están
enterrados al pie de Cristo?. No lo sé
con exactitud.
Además de los miembros de los Azara y los Almudévar,
parece que también en dicha Capilla, depositaron cadáveres de los que murieron
defendiendo el edificio de la iglesia. Cuando se les acabaron las municiones,
tuvieron los que quedaron con vida, salir por la parte trasera de la parroquia,
rompiendo una pequeña reja de hierro, y escapando bajando a la zona de huertos,
que se encuentra debajo del pueblo de Siétamo.
Pero quedó un guardia civil herido en la torre de la iglesia, que cuando
escapaban sus compañeros, no pudo hacer lo mismo. Este guardia se llamaba
Borruel y era hermano de Domingo del mismo apellido, del que era hermano. Al
escapar sus compañeros de una muerte cruel, les pidió que acabaran con su vida,
pero éstos en aquellos momentos en que la muerte estaba tan cerca de todos, no
tuvieron conciencia, que les permitiera matarlo. Ya se encargaron de ello los
milicianos, que cuando lo encontraron, le cortaron los testículos, haciendo de
su muerte, un terrible martirio. Sus compañeros de lucha, concretamente el
sargento Javierre, tuvieron dificultades para salir por la pequeñísima ventana
trasera de la iglesia, y el sargento Javierre, que después de huido, volvió a
luchar por las calles de Siétamo, y allí murió por los balazos que le
alcanzaron.
Los milicianos que ocuparon Siétamo, arrastraron el
cuerpo de Javierre por las calles e
insultaron su cuerpo y cerca del Palacio, lo abrasaron.
¡Guerra Civil, que crueldad se puso de manifiesto
con estas luchas entre españoles, sin compasión de unos con otros, aunque
fueran hermanos!. ¡Cómo se cortaron las rejas de la pequeña ventana en la
cara Este de la Iglesia, que cuando paso por delante de ella sufre mi corazón y
cómo se hace sufrir a algún turista, cuando te encuentras delante de la ventanuca
y les invitas a mirar la primitiva reja de hierro, que se conserva rota
y ver cómo hay otra, que se puso después de acabada la Guerra Civil.
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