En estos días de Agosto del año 2.021, ha
comentado en una de sus cartas, y “yo que suelo leerlas, he encontrado el
artículo histórico y biográfico de mi coetáneo Ramón Arizón Duch.
“Muy estimado Don Ignacio:
Fue un pálpito de alegría haber encontrado sus prosas con su noticioso escrito
histórico y biográfico, de su coetáneo Ramón Arizón. Él fue mi profesor, y por
cierto que mi querido “padre Ramón” le ha dado honor y gloria a su ciudad
natal, tanto como a sus parientes y amigos. Le agradezco mucho su amable estilo
de escribir sobre este hombre de Dios. Personalmente me siento privilegiado de
haberlo tenido como profesor y guía en el Colegio San Viator de Ovalle, Chile.
Fui parte de la segunda generación de regresados del Colegio, ya hace un rato.
Debo dar gracias a Dios, a los Clérigos de San Viator y al padre Ramón por
haberse entregado en vida, para el beneficio de los demás … entre ellos, yo.
Puedo comprender ahora que la base cristiana que me dio el Colegio, los
Clérigos de San Viator, y en particular nuestro profesor jefe, el buen padre
Ramón, con su paciencia, rectitud, sabiduría, y amabilidad, influyeron en mi
comportamiento en la vida, que me ha llevado por caminos de paz y bienestar.
Puedo razonar hoy y comprender que este buen hombre, fue un fiel seguidor del
hijo de Dios y entregó literalmente su vida, por el beneficio de los demás.
Dejó a los suyos y se vino a un lugar lejano, donde le ha dado honor y gloria a su ciudad
natal de Huesca, tanto como a parientes y amigos”.
Han
pasado muchos años desde que nuestro amigo de los vecinos de los montes alpinos
luchara en Chile y en Bolivia por que sus vecinos amaran a Cristo y recuerdan
con amor su labor educativa en esos elevados Países, desde los cuales
miran sus hijos al Cielo, desde aquellas elevadas Montañas. Don Claudio Rodrigo
Hurtado, escribe: “Tengo avidez de saber, a través de su vivida prosa, de más
pasajes de la vida de su extraordinario coetáneo Ramón Arizón, los detalles de
su tránsito de la niñez a la adolescencia, tanto como los lugares que visitaba,
así como la ubicación en Huesca de la casa donde vivía. Con el objetivo de
hacer saber de mi gratitud a mi profesor y formador Padre Ramón, mucho le
agradeceré su gentileza de darme algún contacto con sus hermanos y parientes”.
¡ Qué
difícil será que yo le dé contactos con el pasado, pues ya tengo noventa y un
años de edad y mi gran amigo “Moncho”, se fue de este mundo ya hace no pocos
años!. Mi contacto con Ramón Arizón comenzó hace ya muchísimos años, éste y su
hermana mayor, amiga íntima de mi hermana Mariví y sus dos hermanos José
Enrique y el siguiente, venían a la Torre
de Casaus a bañarse en la piscina y hacer otros deportes. Íbamos al Colegio de
San Viator en Huesca, donde él se hizo Clérigo Viator. Yo seguía su vida lejana
en la Cordillera de los Andes y me acuerdo de una de sus venidas a Huesca, donde
nos saludábamos como “viejos compañeros en el Colegio de San Viator”. Me impresionaba su fe en la
doctrina de Cristo, pero un día se murió en Bolivia al otro lado de la Cordillera
de los Andes.
Me
acuerdo de la Misa que sus parientes, amigos y Clérigos de San Viator,
celebramos en Huesca y al despedirnos de su familia, yo pronuncié unas palabras
de recuerdo y admiración a un individuo que había vivido una carrera de
apóstol.
Pero
el tiempo ha pasado y de las personas amigas de la familia Arizón, sólo quedo
yo. Tengo muchos recuerdos personales y místicos entre Ramón Arizón Duch y yo
mismo, pero me es casi imposible encontrarme con familiares suyos, ya difuntos,
porque ya he cumplido noventa y un años.
Cualquier
día de los siguientes podré recordar episodios de su vida, tan lejana en Chile
y en Bolivia, pero no podré comunicarme aquí, en la Tierra, con Ramón Arizón Duch.
Es para mí una satisfacción conservar un recuerdo de su comportamiento cristiano con los vecinos de Huesca y al mismo tiempo, con los de Chile y de Bolivia.
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