Colegio de Médicos y Veterinarios (Pamplona).
Nos hemos reunido mi esposa Feli y yo, con un grupo de veterinarios acompañados por sus esposas. Con esos, entonces jóvenes, nos matriculamos el año mil novecientos cincuenta y uno, para estudiar nuestra carrera, en
Este año hemos acudido a Pamplona e Isidro en compañía de Augusto, nos han proyectado en el artístico Colegio de Médicos y veterinarios de Pamplona, unas películas del viaje a Gerona, en las que sonaban, produciendo una gran emoción en nuestros corazones, sardanas del Ampurdán, como “Por ti lloro”. Cuando cantaba LLuis Llac, le acompañaba con sumo gusto, Isidro Sierra. No es extraño que Isidro supiera las letras catalanas, porque me han dicho que Francisco Puchal Mas, le regaló varios textos catalanes, que se aprendió de memoria. Jesús Pascual, de Lérida, me hizo recordar al violonchelista Pau Casals, en cuyo chalet-museo estuve el año pasado. Me hizo ver la figura de Casals, porque él estuvo en Puerto Rico, donde sacó fotografías al artista, a su familia y al medio ambiente en que vivió en San Juan de Puerto Rico. En la representación de las películas, se contemplaban los, a veces tristes rostros de mis compañeros, que parecían lamentarse de la ausencia de otros ,ya difuntos..
En el Colegio hemos contemplado un cuadro, que representa su bella figura, pero que está retorcida, de la misma forma que se ven los bellos castillos y mansiones formadas en la cumbre de las sierras, que duran pocos instantes, porque al ser gaseosos, se destruyen. El artista debió pensar, al componer su cuadro: estas obras no se caen pronto, pero tienen su fin, como ocurre con los compañeros de la expedición, que a pesar de su envidiable humor, se va quebrando la salud de alguno de ellos, como a mí, el año pasado se me rompió un hueso.
Pero uno recibe consuelos, como el que me causó Lidia, esposa de Jesús Pascual, cuando cantó la jota Navarra:”Una tórtola te traigo, que en el nido la cogí, su madre llora por ella, como yo lloro por ti”.
Pero siempre quedan esperanzas, pues la madre de la esposa de Luis Jiménez, que tiene noventa y nueve años de edad, anima a sus hijos a vivir la vida.
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