martes, 13 de junio de 2023

La pintura de María Asunción Laplana.- ( 1ª Parte)

 


Nos encontramos, en estos momentos, rodeados, por la belleza,  que María Asunción ha plasmado en este espectáculo lleno de colores, que nos rodea o más bien somos nosotros los que formamos una rueda ocular, que gira y gira, contemplando la belleza de estos cuadros, que representan los paisajes, los carros, las eras, los pucheros de barro de Bandaliés, los corderos y las gallinas, los inmigrantes de los que hoy es profesora y tantos momentos de los monumentos,  que la vida ha ofrecido a su autora, para admirarlos  con sus ojos, plasmarlos en un lienzo,  para sentirlos en su corazón y para que refresquen los ojos, los corazones y las mentes del público que acuda a contemplarlos. Pero no sólo se ha desahogado a sí misma con esta producción, sino que ha sentido la necesidad de ofrecer esa contemplación a todos los hombres, mujeres y niños como Maestra de los mismos, que siempre estarían con sus lápices y pinturas, dibujando y pintando, o bien la Casita de Blancanieves o el estanque del Parque, en el que continuamente se bañan aquellos cisnes negros. Lo comprueba cada día con sus dos nietas y un nieto, a los que siempre está paseando y educando y con los cientos de niños y de niñas, que han pasado por sus aulas.

No sabe uno si resaltar la pintura, que ha recreado  mis ojos, o alabar a la pintora que ha iluminado  numerosos lienzos,  con el óleo de distintos colores. Con ellos  no imita la naturaleza de los paisajes o de los corderos, sino que la reproduce.  En estos tiempos en que los hombres, mujeres y niños han abandonado los campos y praderas, para reunirse en una especie de enormes globos, es decir en las ciudades o megalópolis,  si esas imágenes se  les acercan a sus miradas, a los mayores les proporcionan hermosos recuerdos y en los jóvenes  provocan una especie de apariciones misteriosas, que son admiradas por aquellos niños y jóvenes que no  han conocido tales ambientes. Esta masificación de los seres humanos ha hecho que, a veces, si les preguntas a algunos niños de los enormes barrios de las grandes ciudades,  cómo son las gallinas o los corderos, te responden con contestaciones imaginarias, como si en su cerebro se reprodujesen aquellos cuadros, en que los corderos ponen los huevos y las gallinas van vestidas con mechones de lana. Aquellos niños ya empiezan a abstraerse de la realidad de la Naturaleza y cuando llegan a mayores se dedican a la pintura abstracta; en cambio los niños que han recibido el trato de María Asunción, han visto poesía, por ejemplo, en la Casita de Blancanieves del Parque Municipal. Acompañados por la eterna sonrisa de su Maestra  Asunción, les vienen a la memoria de los niños, unos versos, parecidos a los  de Federico García Lorca,  que así se expresa:.”Cuando sale la luna,- el mar cubre la tierra- y el corazón se siente-isla en el infinito” . Con esos versos tratan de explicarse la existencia de la Casita de Blancanieves, sin nadie dentro de ella que la habite. No ven siempre triste la Casita de Blancanieves, sino que la sienten sus corazones, como una isla en medio del infinito mar, al  que viajan con su imaginación y sueñan con la bella Blancanieves y con los enanitos cantando,  jugando y trabajando. Y además de la pintura y de la poesía, hace sentir a los niños y a los adultos el Teatro, acompañado por las risas, igual que las sonrisas acompañan a la poesía. Porque en sus obras teatrales acompañan a la vida, las lágrimas,  las risas,  a veces la miseria, otras la generosidad y a toda la humanidad el arte y la esperanza, tan necesaria para acabar su vida  esperanzados. Ama Asunción la Naturaleza y junto a la gallina y al cordero, goza  también con las montañas y con los monumentos. Igual que de la sonrisa se pasa a la risa, Asunción ha pasado de Maestra de Primaria a Profesora de Adultos. Pasó de la sonrisa que acompaña la poesía en los niños a la risa sonora que estalla en el teatro,  entre las personas jóvenes, que lo representan. Se da una armonía  entre  las lágrimas y los lloros de las personas adultas, con las pinturas de las frescas montañas y de los tristes monasterios como el de Montearagón. Toma su parte en la educación de los inmigrantes morunos, que han vuelto a vivir cerca de Montearagón, es decir de Huesca, por ejemplo y  los hace reír en medio de las dificultades, que están pasando, después de estar, algunos, durante siglos, lejos de donde vivieron sus antepasados. Tal vez la poesía, el teatro y la pintura hubieran podido sustituir y alejar e incluso hacer desaparecer, las guerras, que matan y hieren a los hombres, mujeres y niños juntamente y tales artes los hubieran hecho convivir pacíficamente.  Armonía y convivencia sueña ella  en su poesía “Recuerdos”, en que  poetiza al Castillo- Monasterio de Montearagón,  escribiendo: ”Estuve entre tus muros- y contemplé tu iglesia derruida - sus piedras y su torre ya roída,- y pude respirar sus aires puros.- Retrocedí en el tiempo algunos años,- compuse su silueta allá en mi mente,- y vi como el olvido y la desidia-lo han ido desgastando lentamente.-¡Tanta grandeza y tanta pequeñez- me asombran!-pero el paso del tiempo y el olvido-no han podido apagar-toda su gloria.- El esplendor y el brillo de otros tiempos- tienes Montearagón en tu agonía,-que renazcan de nuevo pretendemos-¡Y que no esté muy lejos ese día!”.

Asunción ama los espectáculos, que se presentan delante de sus ojos, como algo que hace reflexionar sobre la humanidad y organizando otros espectáculos como el teatro, en que el pueblo contempla los hechos de los que los ejecutan, de los que representan las escenas, en una palabra de sus artistas. Unas veces esos espectáculos están en un momento de esplendor, pero otras, como Asunción se expresa en la poesía. “Recuerdos”,  que acabo de recitar,  diciendo: ” compuse su silueta allí en mi mente,-y vi como el olvido y la desidia  lo han ido desgastando lentamente” y aquellos monumentos están deprimidos y deprimentes. Son el peso y el paso de los años los que tornan abstractas las visiones de los paisajes  y castillos que ha pintado, no hace abstracciones de lo que la imaginación del hombre espera y  no  pinta  negros nubarrones, mezclados con relámpagos y abortos etéreos. Son esas obras de los abstractos, de imaginaciones pesimistas, que no se atreven a  observar  en el cielo la recreación del mundo. Exponen en las salas y al observar los cuadros, muchos callan y no comentan, sino es alguno que le parece que si no aplaude, será despreciado o tal vez cree que es un genio por comprender tales abstracciones y aplaude, elevando alabanzas al autor e incluso algunos compran cuadros, que dicen que la tierra y el cielo son mentira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cosas curiosas (año de 1997)

           Monasterio de Leyre (Navarra) Hay en el mundo muchas cosas raras y precisamente en los días de la boda entre la Princesa Doña C...