En este país, eso de la “gorra” nos va de maravilla. Es un vicio nacional, que probablemente nos viene de cuando, a la puerta de los conventos, repartían la sopa boba. Si reparten libros, la gente los va a coger, aunque sea sin intención de leerlos, sino con la más sana intención de limpiarse el “pompis” o de encender el fuego. Si pueden hacerse con dos libros, mejor que con uno. Si dan patatas asadas en la hoguera de San Vicente, procure no acercarse mucho al fuego, no vaya a caer en él, empujado por la multitud, hambrienta no de patatas, sino de “gorra”. Si por este procedimiento consiguen muchas, no se preocupe; se las darán al cerdo los que lo tengan, al perro o las tirarán. La cuestión estriba en ser más listo que los demás, lo que se demuestra cogiendo más patatas que nadie.
Si usted pudiera saber quienes van a cobrar el paro, se daría cuenta de que alguno de ellos lo necesita menos que usted, con lo que consiguen un dinero, que les hace más falta a otros. Cuando un obrero lo necesita, está cobrando el paro obrero, pero cuando algunos van a buscarlo sin necesidad, están cobrando el “paro bobo”, reminiscencia de la sopa boba. La picaresca sigue actuando en España, desde que el Lazarillo de Tormes, aprovechando que el amo era ciego (ahora, ¿también el amo es ciego?), cogía los granos de uva de dos en dos. En un pueblo con motivo de una inauguración, repartían cervezas. Un señor, a quien el médico le había prohibido la bebida, se bebió once. Al recriminárselo el Doctor, exclamó: ¡oiga que eran gratis!. Se murió, lo sentí, pero no pude llorar.
Antes, cuando había algún reparto, no era raro escuchar al repartidor cuando se acababa la “gorra”: ¡se acabó el carbón, a quemar con leña!.
Lo que se va a acabar es el petróleo y entonces, según los optimistas, tendremos que quemar carbón y según los pesimistas leña. Los eclécticos dicen que podremos quemar, mezclados, ambos combustibles. Pero no es tan desesperada la situación, porque yo he visto subir camiones por la subida del Estrecho Quinto, movidos por gasógeno, claro que a veces se tenían que bajar los tripulantes a empujar. Peor situación se prepara en la agricultura, porque los labradores, si tienen que volver a las mulas, sembrarán para comer ellos y volver a sembrar.
Usted, señora a lo mejor tiene que volver a cocinar con carbón y leña, pero, ¿se ha dado cuenta que en el piso que tanto dinero le costó, no pusieron chimenea?. No se apure si se acaba el combustible, ¡a quemar con gas de Sabiñánigo, que sale abundante y ahora dicen que en Jaca van a mirar si sale también!. Pero, lo malo es que no sale nada.
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