Esta Historia de España, desde 1930 al 1938, la tenían mis tíos Luisa y José María, en la Torre de Casaus. Yo no sé quien se la dio, pero cuando murieron, la recogí yo. La he tenido largos años y hoy, para las Fiestas de San Lorenzo de Huesca, del año 2003, la paso por el ordenador. Tiene una letra muy clara, casi sin puntuación y escasa faltas de ortografía. Parece ser que su autor vivía en Angüés y no sabemos quien era, porque no está su ”Historia de España.1930-1938” firmada.
El 13 de Diciembre de 1930 España vivía pacíficamente con una monarquía constitucional, pero en la ciudad de Jaca se sublevaron dos oficiales de Infantería: Fermín Galán y Angel García Hernández, proclamando la República en Jaca, Ayerbe y Biscarrués; al llegar a Cillas se enfrentaron con las fuerzas de Huesca mandadas por el General Las Heras, siendo derrotados los sublevados y hechos prisioneros los mencionados oficiales; el día 30 eran fusilados en el cementerio de las Mártires.
Durante el combate fue herido el citado General, muriendo a consecuencia de esto.
A partir de aquí va tomando fuerza el republicanismo y a finales de marzo o primeros de Abril, no recuerdo, todas las fechas se convocaron elecciones municipales, que según se ha disentido, en tiempos muy recientes las ganaron los partidarios del Rey, pero en Madrid capital ganaron los republicanos.
Alfonso XIII entonces consultó con sus ministros y en particular con el General Sanjurjo, entonces D.G. de la Guardia Civil y viéndose abandonado por los que creía fieles decidió marcharse y encomendando a Dios la suerte de España.
Tan pronto embarcó la familia Real en Cartagena pacíficamente, en todo el País el ambiente era de locura; a pesar de mis pocos años que contaba por entonces, recuerdo que la mayoría de la gente creía que la República era el remedio de todos los males.
En Madrid la confusión fue horrorosa: conventos e iglesias pagaron con sus cenizas el talento y la falta de patriotismo de unos cuantos políticos.
Al enterarse Ortega del caos, dijo esto: El catorce de Abril de 1931, los españoles no salían de su asombro, los republicanos no podían ni soñar que tan fácil sería el cambio, los monárquicos por la forma cobarde y desinteresada que el Rey había abandonado la corona.
En la capital de la Nación las cosas no estaban muy claras, los incendios y los atropellos se sucedían y no había ni quien formara Gobierno; gracias al General Queipo de Llano que mandaba la Capitanía General de Madrid, restableció el poder.
Por fin se formó el primer gobierno, Presidente de la República un académico de la Real Academia de la Lengua Don Niceto Alcalá Zamora y Torres y entre los ministros vale destacar al de Comunicaciones y al de Agricultura, el primero un matarife del Matadero de Sevilla y el segundo un Maestro Nacional. Huelga decir ¡qué se podía esperar de estos hombres!, así caminábamos de tumbo en tumbo; en el Congreso habían tenido acceso hombres sin más estudio ni más mérito que el sindicalismo, pero muy instruídos por el sucesor de Marx y Lenin.
Las organizaciones obreras tomaban un incremento peligroso con la ambición de hacer caer la República.
Personas maduras que tenían alguna noción de lo que había ocurrido en Rusia anunciaban lo que se nos venía encima;el mal uso de la libertad podía tener fatales consecuencias, el odio al capital cada día era mayor, en el Congreso los debates no eran tales, sino una sarta de insultos, y si alguien se atrevía a preguntar a algún Ministro las consecuencias podían ser fatales; ejemplo “Calvo Sotelo”.
A trancas y barrancas llegamos a 1934, se celebraron elecciones y ganó la derecha, un político muy joven Gil Robres era la esperanza de muchos españoles, truncada por la indiferencia y por la fuerte oposición de la izquierda. En Extremadura los obreros del campo se adueñaban de las tierras que les apetecía siempre de los grandes terratenientes, en Barcelona se sublevaron fuerzas de la Generalidad contra el Gobierno Central pidiendo la Independencia, en las mismas fechas en Asturias treinta mil mineros armados se levantaron en aras de la Revolución Socialista.
Capitaneados por el Diputado Comunista Belarmino Tomás ocuparon pueblos de la cuenca minera y fueron a la conquista de la capital asturiana.
No tuvieron suerte los mineros, en vez de sumarse los afiliados a la C.N.T. en todos los principios, lo que tuvieron que defenderse de las fuerzas del ejército y en pocos días fueron vencidos, con un saldo de tres mil muertos y muchas casas destruídas por el fuego y los ataques artilleros, siendo encarcelados treinta mil mineros .
Esto ocurría en Octubre del 34 y a duras penas se llegó al mes de Febrero del 36 en que se convocaron nuevas elecciones, la izquierda aprovecharía como principal argumento los sucesos de Asturias, cargando sobre la derecha las culpas propias exactamente como hoy, que el Partido Gubernamental cuando algo se les sospecha que no está bien, carga la culpa a la derecha.
Fueron transcurriendo los meses entre revueltas y asaltos y llevamos a la campaña electoral, todas las fuerzas políticas se volcaron con su propaganda, pero la izquierda fue más lejos para que no venciera como en las anteriores, creyendo asegurar el triunfo, formaron el Frente Popular, que sería Republicanos, anarquistas, comunistas, socialistas y alguno más si se
encontraba de paseo.
La C.N.T. y la F.A.I. al unirse exigieron algunas contrapartidas en caso de que ganaran y los republicanos cedieron sin reparar en las consecuencias.
En la campaña electoral los frente populistas se volcaron siendo la principal arma en contra de la Derecha, los presos de la Revolución de Octubre, promesas de reforma agraria y construcción de presas y canales que nunca llegarían; en cinco años es lo único que se había ganado era en conflictos, la democracia no existía, los únicos que podían hablar con libertad eran los de la izquierda; los falangistas se liaban a tiros a diario con los de el C.N. T. y la F.A.I., lo que hacía suponer unas elecciones bastante conflictivas.
Así que Largo Caballero había dicho enValencia: ganaremos a la derecha por las buenas o por las malas, y se emplearon todos los trucos habidos y por haber y en muchos casos violencia, con ese tormento en Vigo, se quedaron cincuenta mil electores de la derecha sin votar; en Cuenca en algunos meses electorales se contabilizaron más votos que electores y las actas de Diputado fueron válidas, lo que se dice un pucherazo garrafal, y ganaron, ¡claro que ganaron!.
Si el advenimiento de la República no había resuelto ningún problema sino al contrario crear muchos más, el revoltigrama izquierdista traería fatales consecuencias, incluso entre ellos mismos.
Se cambió el Presidente de la República y entró en su lugar Manuel Azaña. Catedrático en la Universidad de Alcalá, pero nulo en política, sus sueños irrealizables fueron la causa del desastre que más tarde sufriríamos todos.
Un hecho muy significativo y que hoy casi todos admiten es el suceso de Casas Viejas, donde unos anarquistas proclamaron el dinanismo libertario en contra del gobierno y la Constitución; la reacción del presidente fue tajante, mandó una compañía de Asalto al mando del teniente Rojas con esta consigna: no quiero heridos ni prisioneros, apunten a la barriga; los resultados fueron contundentes, si mal no recuerdo once muertos en una casamata incendiada; esto llegó al Congreso y como la mayoría era la izquierda abuchearon al Presidente y al Ministro de la Gobernación entonces Santiago Casares Quiroga y estos negaron la orden dada al Teniente de Asalto Señor Rojas; consecuencias el estado oficial en situación de disponible forzoso.
La tensión cada día era mayor, la C.N. T., la F.A.I. anunciaban sus ataques por lo de Casas Viejas; en el Congreso un hecho significativo: el diputado Calvo Sotelo en una interpelación al Ministro de la Gobernación, le apretó mucho el clavijar y éste viéndose acorralado le contestó, ”¡me las pagarás!”.
La Derecha seguía los acontecimientos con calma a pesar que el Jefe de la CEDA les había alertado diciendo: ceded un poco, que si no lo perderéis todo; la mecha se estaba preparando, sólo hacía falta prender la chispa, mientras muchos descansaban plácidamente, otros no descansaban; el mundo proletario estudiaba la estrategia para apoderarse de la nación y hacerla esclava de Rusia.
Los militares por su parte no dormían, el movimiento militar estaba en continua alerta y hacer frente a cualquier eventualidad.
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