sábado, 12 de febrero de 2011

Macro Cosmos, Micro Cosmos y Nano Cosmos


Han existido personas que para aclarar la diferencia entre macro, micro y nano Cosmos, han dibujado un triángulo equilátero y a cada lado le han adjudicado uno de los tres adjetivos, a saber enorme, pequeño y diminuto. A mí, que no he conocido nunca el griego, me ha resultado fácil pensar que Nano Cosmos, significaba un Cosmos de materiales diminutos, porque en la ya casi desaparecida “fabla”, de mi tierra, “nano” era equivalente a enano. Y enano intelectual era yo, cuando un día cualquiera de este año de 2011, entré en el taller C.T.V. y sus amables dueños me explicaron delante de unas pequeñas y pesadas piezas, que no eran de hierro, sino de un “metal duro”, más conocido como Widia, producto creado por una marca alemana, en el año 1926. Su principal componente era el carburo de tungsteno, acompañado por cobalto, titanio, tántalo y algún otro. Como vemos con este producto, hace ya tiempo que se empezó a trabajar en el Nano Cosmos; incluso los romanos fabricaban copas de cristal en cuya composición echaban partículas pequeñísimas de plata y resultaban unas copas cristalinas de colores maravillosos. En la oración al Espíritu Santo, se dice: ”envía, Señor tu Espíritu y todas las cosas serán creadas y renovarás la faz de la Tierra”. El Señor creó el mundo, pero dio a los hombres la facultad de recrear. El hombre recrea productos más compactos, más perfectos y menos costosos estudiando las cualidades físicas y químicas de los materiales. De este trabajo nacen la micromáquina fresadora, el conversor ideal y los polímeros semiconductores para la óptica y la electrónica. Desde que los romanos obtuvieron bellos colores en aquellas vasijas de cristal, se han desarrollado los catalizadores específicos, que permiten el diseño molecular de los polímeros a medidas concretas. Basta comprobar el desarrollo de los transistores y de los ordenadores, para ver los adelantos que el hombre está recreando a partir de las creaciones del Señor. Antes eran pocos los trabajos que se hacían con los Nano Cosmos, pero ahora su elaboración ha alcanzado niveles atómicos. No es extraño porque se han instalado sincrotrones, como el ALBA de Cataluña, que produce un haz de luz, que hace girar a los electrones a una velocidad muy próxima a la de la luz, por un anillo de 268 metros de largo. Ha conseguido que se viera por ellos lo que antes era invisible, por ejemplo la composición de las proteínas, de moléculas y de átomos, además de virus y bacterias. Se puede experimentar sobre la anatomía, sobre la función y transformación de la materia. Podemos hacer una prueba mental sobre el diámetro del núcleo de un átomo, que viene a ser la diezmilésima parte del tamaño de un átomo. Pensemos en un átomo imaginario, que tuviera un metro de diámetro en el que se encontraría la masa sin ningún valor, ya que solamente el 0,1 por ciento de la masa de todo el átomo, se puede adjudicar a los electrones. En la pequeña extensión del núcleo, se encontraría la carga del átomo, que neutralizaría la carga negativa de cuatro electrones. Si sólo estuviéramos formados por átomos, sin núcleo, pesaríamos 70 gramos. Al llegar a esta afirmación nos damos cuenta de que estamos principalmente formados por el vacío. Einstein al meditar sobre esto, exclamó: ¡estamos locos!. El Karma es la Ley de la Causa y el Efecto y en los tres Cosmos se producen Causas y Efectos y aplicándonos a estudiarlas, nos daremos cuenta de que los tres modelos de Cosmos son diferentes y nos resultaría imposible unificarlos, unas veces por la velocidad de la luz y otras por la brevedad de nuestros ciclos vitales. Alegrémonos por el perfeccionamiento de los transistores, de los ordenadores, sobre la mejoría de nuestra anatomía y por las comodidades que nos proporcionará el Micro Cosmos, que será capaz de “renovar la faz de la Tierra”.

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