Don Quijote de la Mancha,
obedeciendo la locura de su cerebro,
quiso imponer la justicia en el Universo. Para ello se montó en su caballo
Rocinante y su humilde Sancho Panza,
sobre un asno y se lanzó a recorrer las distintas tierras españolas, desde la
Mancha, Aragón y Cataluña. Tal vez quisiera Cervantes, con la aventuras del
Quijote, buscar una sociedad “justa, equitativa y saludable”.
Han pasado muchos años y pasarán
siglos y todavía Don Quijote de la Mancha no ha conseguido que haya justicia en
los políticos, en los organismos sindicales y que vivan con salud de sus
cuerpos y de sus espíritus, todos los ciudadanos.
Pero no sólo existía y existe una
sociedad injusta y abusiva, allá donde viven los españoles, sino que en todo el Mundo, se dan esos malos abusos
entre los hombres. Y ha llegado una
época, en que muchísimos hombres, blancos, negros, morenos y amarillos, se han
desplazado desde sus lugares de origen hacia tierras en que decían que se había
progresado en justicia y en nivel de vida.
Aquí en España, quedamos
admirados de las turbamultas de inmigrantes, que iban llegando a convivir con
nosotros. Los españoles ya emigraron a las Américas e incluso Cervantes, el
Gran Escritor del “Don Quijote de la Mancha”, en su tiempo pidió permiso, con
un brazo de menos para desplazarse a América. No lo dejaron que se fuera.
Pero, volviendo a los actuales tiempos, entre esos
pobres hombres que vinieron a buscar en esta sociedad española, las cualidades necesarias
para hacer felices a todos hombres, yo
he conocido a Ishtiaq Hussain. Vive en
un antiguo Bar del Tubo de Huesca. Sí, este ciudadano pakistaní, unido a otros
veintiocho vecinos de Islamabad, decidieron, como el Quijote, correr por el
Mundo, para encontrar trabajo en zonas que gozaran de progreso. En 1996, iniciaron su marcha desde la capital de
Pakistán. Limita esta nación, por el Sur con el Mar Arábigo, por el Oeste con
Agfanistán y su zona Norte, donde se
encuentra Islamabad, perteneció a la Cachemira, hoy dividida entre La India y
el Pakistán. Por el Norte limita con una larga zona, perteneciente al
Agfanistán, que lo pone en contacto con el Imperio Chino.
Hussein y sus compañeros tenían
que pasar de la zona Sur de Asia, es decir la tierra ocupada por los Ingleses,
a saber La India y Afganistán, atravesando el Hinmalaya, al Turquestán ocupado
por los rusos, gobernados entonces por el Zar Alejandro II. Estaba ese
Turquestán ocupando el Asia Central. Tenían que pasar Ishtiaq Hussain y sus
compañeros del Pakistán al Sur de Asia, de antiguo dominio inglés al Turkestán o Asia Central, de dominio ruso.
Y caminando, caminando, pasaron por el Pakistán al
Afganistán, y por su provincia de Nurestán, pasaron a la de Baghián, para
llegar a la provincia fronteriza de Kandoz. Por Pakistán y Agfanistán no les
cobraban por dormir en alguna casa, pero tenían que pagar la luz eléctrica que
gastaban. Saliendo de la provincia de Kandoz, de Agfanistán, pasaron a la provincia de Khatlón, con su capital Qürghonteppa, perteneciente al
Tajikistán, parte del antiguo Turkestán. Habían llegado a la parte norteña de
la Ruta de la Seda, porque en su capital natal,
a saber Islamabad, capital del Pakistán, ya pasaba una carretera, que
llaman de Pakistán a China. Pero Hussein y sus compañeros no iban hacia el
Este, es decir a China, sino que querían alcanzar Europa, cogiendo su camino
por el Oeste. Por esa ruta de la seda, desde trescientos años antes de Cristo,
hasta el siglo XVI, habían circulado desde Grecia a Moscú. Por ella entraron en
Europa, procedentes de China, además de
la seda, el papel, la pólvora y la porcelana. Por la Ruta de la Seda, el
Comerciante Marco Polo, entabló unas relaciones comerciales, desde Italia hasta
China. China se quedó aislada, pero ahora se están extendiendo los chinos por
todo el mundo.
Bajo la tiranía de Stalin, fueron
creadas cinco repúblicas soviéticas a saber: Kazajstán, Uzbekistán, Turkmenistán,
Kirguizistán y Tayikistán, que más tarde fueron declaradas Repúblicas
independientes. Durante siglos, estas tierras han sido recorridas por caravanas
y nómadas, donde en medio de desiertos y
estepas inacabables, que circulaban por la Ruta de la Seda y no existían
fronteras, creadas por el hombre, sino
impuestas por la Naturaleza en forma de desiertos y estepas, por algún río o
por las montañas. Por aquellas tierras libres circulaban conquistadores como
Gengis Khan, Tamerlán y otros.
Son famosas las grandes y
antiguas ciudades, que han sido destruidas y reparadas en numerosas ocasiones.
Tenemos las ciudades de Tashkent y actual capital de Uzbekistán, Khiva, donde
nació un matemático del siglo X, Bukhara, que es una ciudad santa del Islam y
donde nació Avicena, médico famoso de la Edad Media. En tal ciudad se encuentra
un magnífico minarte del siglo XI, al que Gangis Kahn indultó de su
destrucción. Está también Samarkanda, a la que, en tiempos de Alejandro Magno
llamaban la Marakanda. Esta ciudad tiene una arquitectura musulmana que deja
cegados los ojos del que la contempla.
Samarcanda, está situada al Norte
de Afganistán y era, prácticamente, el
centro de la Ruta de la Seda, estando
esa ruta provista de lugares apropiados para asentar lugares para descanso de las caravanas, lugares en que se
podía comer, descansar, y lugares en que se ponían los musulmanes a orar.
Unos venían de la India, otros
de Xian, la capital del Imperio Chino y desde Samarcanda podían elegir
el camino hacia Bizancio o Estambul, a Venecia como Marco Polo, otros a Viena y
muchos a Moscú. Todas esas rutas confluían en Samarcanda y seguían hasta
Bukhara, por donde unos circulaban hacia Bizancio y otros, más por la primera
ciudad, hacia Moscú.
Por esta Ruta se encontraban
hombres de muchas de las razas de este mundo, los kirghises, los uzbecos, los
rusos, los mongoles, los chinos, etc., etc.
Y aquí llegaron Hussain y sus compañeros, desde Islamabad, buscando el trabajo
para todos y sus beneficios para ellos y para el Mundo.
Este movimiento racial, buscando
la unidad de las razas humanas en convivencia y unión, conmovió el arte musical
de del ruso Borodin. Siendo este señor georgiano, fue un nuevo Cervantes, que compuso el Quijote, buscando la aplicación
de la justicia a todos los hombres. Borodín, fue un nuevo Cervantes musical del
Asia Cental. Borodin hizo melodías de la canción popular rusa, unidas a la de
las del folklore del Uzbequistain. Produce emoción escuchar su música, mientras
la caravana va circulando entre los desiertos de Samarkanda y de Bukhara,
acompañada por sonidos misteriosos y melancólicos, en ese medio oriental, donde
se mezclan con sonidos de pasos de caballos y de camellos, que se acercan o se
alejan.
A esta tierra llegaron los
ciudadanos de Islamabad, nuevos quijotes, con el ideal de encontrar trabajo
para mantener a sus hijos y desarrollar la producción de los trabajadores del
Mundo. Estos ciudadanos emigrantes que venían de Islamabad, parecían formados
por Cervantes, que buscaba apartar al hombre de la alienación. En mi artículo
“Don Quijote, antes y ahora”, escribo lo siguiente: “A Don Quijote lo
interferían gigantes, que eran molinos de viento y a los hombres, en sus
sueños, los interfieren también gigantes que son todo poderosos en sus torres
del castillo del poder:”burocracias de hierro, automación y la deshumanización
de la maquinaria estatal, social, científica, económica y técnica, cuyo
objetivo es hacer que el mundo funcione sin tener en cuenta al hombre”. Como
hemos visto a Cervantes, discriminado, cuando
se le negó el permiso de emigrar a América.
Hussain y sus compañeros, tenían
que salir de esa tierra fría y montañosa, para llegar a los montes Urales, pero
no había trenes porque el Transiberiano circulaba mucho más al Norte. Pero en
tres días llegaron a los Urales, porque alquilaban automóviles. Cuando se encontraban a la Policía, salían del
apuro pagándoles veinte dólares. Por lo visto hasta la policía rusa, pasaba
apuros económicos. Al otro lado de los Urales encontraron trenes, pero en Rusia
tuvieron que estar durante tres meses, en Pyandan. Después de liberados,
llegaron a Kiev, capital de Ucrania. Desde Ucrania, fueron por Checoeslovaquia,
donde permanecieron durante cincoo días, encerrados en un vagón de ferrocarril.
Al llegar a Alemania los esposaron
durante dieciocho días y la policía los tuvo, todavía tres meses detenidos.
Cuando fueron liberados, Hussain
marchó a Portugal, donde le ofrecieron trabajo, en avión el año 2001. Después
,igual que Don Quijote, no podía permanecer en ningún rincón de la Mancha,
Hussain, estuvo trabajando en Italia, en Inglaterra y por fin en España. En
Huesca lo conocí, en un pequeño local, dedicado a suministrar comidas baratas a
los emigrantes. Este local lo tiene arrendado un compatriota suyo y como hemos
visto que en el viaje por Pakistán y por Agfanistán, no les cobraban por
dormir, aquí, en Huesca, se acogen mutuamente con sus compatriotas.
En algunas ocasiones, me acerco a
este Bar, tomo un café cortado y me siento a escuchar y a ver, la pantalla de
la televisión, en la que aparecen programas de alegres canciones y
acompañamientos musicales del Pakistán.
Desde 1996 hasta hoy, en que
corren los días del mes de marzo de 2013, han pasado ya muchos años, durante
los cuales Hussain, ha trabajado en Europa, desde la que envía dineros a su
esposa y a sus hijos en Islamabad.
He ido al Bar y mi amigo, que
estaba gozando de la hospitalidad de sus compatriotas, sin despedirse, se ha
marchado de Huesca a trabajar en otra provincia, más lejana. Siento no haberme
despedido de su persona, pero espero encontrarlo algún día, en algún lugar del Mundo, pues es un hombre
que ,como Don Quijote, no para de correrlo.
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