Río Ara |
El río Ara, que corre por el Noreste
de España, por el Sobrarbe, de la provincia de Huesca, convierte el Valle por
el que pasa, en una de las zonas más bellas del Pirineo. ¡Qué vistas más
maravillosas ofrece al que tiene la curiosidad de contemplarlo!. Nace en la
vertiente Sur del monte francés de
Vignemale, que alcanza los tres mil doscientos noventa y ocho metros de altura.
Se une con el río Arazas, que viene de las Tres Sorores y corre por el Parque
Nacional de Ordesa. Pasa por el destruido pueblo de Jánovas, por Lacort y Lavelilla,
cuya visión hace llorar, a veces, a los
viajeros, porque esos hermosos pueblos, han sido destruidos por el hombre. Quisieron crear un pantano a
la entrada del Cañón de Jánovas, con el deseo de aprovechar el agua para regar
los secanos de la Tierra Baja y para obtener energía eléctrica, pero no
pensaron, que había que respetar el Pirineo, para que por su belleza, diera
vida a aquellos pueblos, que serían
visitados por los españoles y los europeos, desde su Unión Europea. Los
Pirineos son y han sido y tienen que volver a ser un gran País, pues hasta
ahora, sólo han sido víctimas de la
separación y del contrabando, al privar a estos terrenos montañosos, de un
comercio libre, entre ambas vertientes de la Cordillera.
Como escribí en mi artículo “El
Pantano de Jánovas”: “en otros tiempos (1950), quisieron levantar dicho Pantano,
pero pasaron aquellos tiempos y dicho embalse está, ni siquiera comenzado”. ”¿Devolverán
las casas o más bien sus ruinas y las tierras que expropiaron a aquellas buenas gentes?”. Este verano pasado
subí a Lanuza, donde también acabaron con el pueblo, pero han hecho felices a
los hijos de Lanuza, ”que no han perdido
tiempo en restaurar sus casas y en convertir el lugar en un centro turístico”. En
mi artículo “La reversión de Jánovas”, afirmo: “ En este Valle del Ara, diez
pueblos quedaron casi despoblados, desapareciendo
la identidad de aquellas gentes, que habitaban estas zonas, con el escudo de
Aragón , erigiendo el Arbol de Sobrarbe, con su identidad, nacida hacía siglos,
de los navarro-aragoneses. Se dejaron casi de escuchar jotas, de recordar a
Lucien Briet, con las bellas fotografías, que obtuvo en Lavelilla, sus bailes
folklóricos, los rituales del Carnaval, llevando figuras de viejos en los
hombros, procesión carnavalesca, igual que la siguen haciendo en Torres de
Montes, en el Somontano.
Mal trato recibieron los vecinos
de esos tres pueblos, pues a la Maestra la sacaron de la Escuela agarrándola
por los pelos, en tanto que a los niños los hicieron salir a patadas”. Contaba
el valiente Emilio Garcés, que murió el día 17 de Septiembre del año de 2001,
como bajaban los maderos, formando las “navatas”, hasta Tortosa. ¿Qué gente!,
los del Valle del Ara, que estando limitando con Francia, tenía que llevar, las
“navatas”, hasta el Mar Mediterráneo”. Y el año 1950, estuvieron a punto de
hacerlos desaparecer.
Los vecinos de Jánovas, Lacort y Lavelilla, pintaron en la paredes de sus edificios, ”Jánovas
no rebla”, pero la ronda de Boltaña cantaba: “Y aunque han pasado muchos
años-no podré nunca olvidar, aquella mañana en que cantaba:”A Jánovas digo
adiós,-a Laveliila y Lacort; adiós barquitos hundidos, adiós; mi pobre País, adiós”.”Mi
pobre País, adiós”.
Qué maravilloso
es el Valle de Ara, ya que por su parte superior aparece el cielo de Sobrarbe, con
los Parques Naturales de Posets-Maladeta, el Parque Natural de Ordesa y el
Monte Perdido, y por abajo limita con la Sierra de Guara.”El río Ara de nombre
vasco-ibérico, nace en la frontera con Francia, recibe en su orilla derecha el
río Arazas, desciende por Bujaruelo, pasa por los pueblos de Torla y de Broto, sigue
por Fiscal, Lacort, Lavelilla, Jánovas y Boltaña y desemboca por L´Ainsa en el
río Cinca”.
Durante los primeros días de
Febrero de esta año de 2012, me han mostrado la Urbe, más antigua y más bella,
a orillas del río Ara, donde ese río besa al Cinca. L’Ainsa es el contraste
entre Jánovas, Lacort y Lavelilla, porque en la Urbe de L’Ainsa, no podemos
hacer otra cosa que acordarnos de la
destrucción de los pueblos, bañados por el río Ara. Al llegar a L’Ainsa,
se aparca en una enorme llanura y al bajar hacia el Castillo, los fosos, las
murallas, la Iglesia y la Plaza arqueada, mi nieto Luis, halló un coche
Ferrarari, y se posó, ante él y le hicieron una fotografía. ¿De quién era ese soberbio coche?, tal vez de un
andorrano, pero más probablemente de un hijo de la Fueva, que se fue al Pirineo
Andorrano a buscar el progreso, que habían matado en el Valle del Ara. En aquel
paisaje urbano, tan seductor, estaban las gallinas y los gallos de la Fueva, las vacas rubias y en pequeños puestos, se servían sabrosos
bocadillos, apañados con trufas de color negro, y sabor que encanta al que las
consume. Estas trufas las cosechan valiéndose de perros, a los que ya
tenían acostumbrados a cazar liebres y
conejos. En los fosos se veían líneas repartidas con material de plástico, para
hacer ejercicios caninos. En la pintoresca Plaza, vendían de todo, en puestos
repartidos por ella. Allí se exhibían chorizos y longanizas de distintas zonas
de la Península, igual que variedades inmensas de quesos .
Me paré en un mostrador, donde un
hombre pequeño de estatura y largo en
simpatía, vendía vino y que allí vivía en el número 21. Me empezó hablar él y yo no pude menos que recordarle la
Pasión y casi muerte de Jánovas, Lacort y Lavelilla y él reaccionó con un salto
en su interior, porque me dijo “espere, porque le bajo una poesía de Jánovas”. Me
dejó allí , sólo, gobernado las garrafas de vino y por cierto, que llegaron
unos posibles compradores y estuvimos hablando de sus cualidades, porque era un
vino producido en L’Ainsa, No tardó mucho en volver y dejó ante mis ojos, el
recuerdo de cincuenta años de dolor y de retraso en Jánovas, Lacort y
Lavelilla. Sentí en mí un disgusto enorme y un juramento en trabajar por qué esa gente del Valle del Ara, en medio de los
Montes Pirineos, por los que bajan los
ríos que llenan los pantanos, estaban demostrando una capacidad de creación, que
volverán sus paisajes pirenáicos, en
Andorra. Yo he leído mucho sobre el Pantano de Jánovas,pero lo que no podía
esperar,que cincuenta años más tarde, en una Feria de L’Ainsa, MANUEL ONCINS
BUIL, en la Plaza Mayor, me recitara su poesía ”Jánovas”, que así se expresa:”
¿Qué tendrá este pueblo-que va tan de boca en boca?.¿Què tendrá este pueblo-que
vuelve a la gente loca?.Toda España lo conoce- y lo quiere como el agua, para
su boca. Aunque lo hayan derruido, sus
gentes sois como rocas. Por el maldito Pantano- las casas dinamitaron a arrojaron de su pueblo- a quienes tanto lo
amaron. –Pueblo de verdes praderas,-y con su colgante puente,- dio cobijo y
vida- a su trabajadora gente. De la ribera del Ara- tu fuiste siempre el
primero,-y aunque os rompieran las casas-en vuestro corazón leo,-todo el amor
que sentís y que apoya el mundo entero.-¡Cuánto me gustan sus gentes!.- ¡Cuánto
me gusta este pueblo!.- Las Fiestas que allí se hacían- no se pueden comparar.-Con
los borricos, los pollos se ganaban a trotar.-En una percha colgados los
guardaba el mayoral- y había que subir a ella-por lo alto el animal.
Antes de llegar aquí,-de a cien
metros se salía,-con la albarda del revés- y sin atarle la cincha.-Corriendo
iban los borricos con quienes los cabalgaban,- y en un pequeño descuido-en el
suelo los tiraban, -luego al reemprender la marcha,-un par de coces les daban.
Esto era como un Teatro,-siendo
actor el animal.- Nacisteis tras de la roca,-gran ejemplo al mundo dais- del
amor a vuestro pueblo–que en el corazón
lleváis.-Yo os admiro con mi alma y todo mi corazón,- por luchar como luchais,-
al estilo de Aragón.
Dios quiera que pronto vea,- por
qué mis día se acaban—ver reconquistado al pueblo,- por quienes tanto lo
amaban.-Se espera un día de gloria,- y la tormenta domada,-para volver a
Jánovas,- por toda la eternidad.-
Los que perdieron su vida,- por
qué al otro mundo fueron,- -un poquito de Jánovas,- se llevaron hasta el cielo.
Con todo cariño: Manel Oncins
Buil.
Siempre se ha tenido a Aragón, fuera de los Pirineos y Cataluña y
País Vasco han sido privilegiadas en su
industrialización. ¡Ya vale de que a Aragón se le mantenga separado de Francia
y de España!. Es preciso que Europa se
dé cuenta del trato que ha recibido y que por Aragón entre el Tercer Paso desde
Africa a Europa, desde Portugal por Madrid
y que desde Valencia a París, se transporten las naranjas y limones, que
comuniquen a Europa, la sangre española, con la fuerza que le transmite la
Vitamina C.
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