Germaine nació en la “Douce
France” de sangre española y francesa y
del “pays de son enfance”, heredó
la dulzura de su carácter, su educación y su actitud cariñosa con todo el mundo. Los
hijos de Torralba de Aragón así la recuerdan, pues la trataban cuando acudía al
pueblo y cuando la veían en Huesca capital, y
hablaban con ella, aunque tenían dificultades para pronunciar su nombre
en francés, pero eso no era problema, porque la llamaban Sermén. Sus padres tenían una casa en Francia y otra en el pueblo de Sesa, donde en su parte más alta
se encuentra el antiguo seminario de verano de la Diócesis de Huesca; y en tal
pueblo nació su padre y en tal lugar está enterrado junto con su esposa.
¡Cuánto quería Germaine a su madre, pues cuando murió su padre, la acogió en su
casa, para darle una vida agradable!.
Se casó con el médico de Torralba
de Aragón, llamado Luis Coarasa Paño. Era un auténtico caballero, originario de
Loarre, pueblo que puede presumir de que tiene un vigilante de la Tierra Baja,
que es su Castillo medieval y Paño era el apellido de su madre, dueña de Casa
Paño de Torralba de Aragón, en el sur de
la provincia y al lado mismo de la Sierra, que llega desde Tardienta hasta
Alcubierre. Luis ejerció de médico en Huesca y tenía una gran personalidad, ya
que era alto, moreno y con un humor, que siempre manifestaba. Un año, cuando
íbamos ambos a los toros, él como médico y yo como veterinario, recuerdo que en
la portería, alguno que no lo conoció, le negó el paso para entrar en la Plaza
de Toros; él no se enfadó, se dio media vuelta y se marchó a su casa,
diciéndose a sí mismo : “si ocurre alguna cogida ya me llamarán”. Con Luis
tuvieron cinco hijas y un hijo, llamado como él Luis, que también es médico y simpático como su
padre y sonriente como su madre Germaine. La casona de Torralba de Aragón, me
llamó la atención cuando estuve en dicho pueblo por primera vez. Es, igual que
los cortijos andaluces de color blanco,
como exige el nombre de Torralba o Torre blanca y desde sus bajos, pasando por
el primer piso, para subir a los graneros, se encuentra uno en una galería
cuadrada, terminada en punta, donde se
secaba la ropa, se tomaba el sol en
invierno y se vigilaba la llanura y la
próxima Sierra. Se entraba en la casona por
un patio inmenso, donde se encontraba un
billar, en el que jugaban todos los Coarasas, parientes y amigos, que
allí se reunían. A los lados estaban dos pisos, en uno de los cuales vivían los
colaboradores en los trabajos de la agricultura y de la ganadería y en el otro,
vivía mi gran amigo Rafael Coarasa, hermano de Luis y casado con Pepita
Santafé. Muchas veces, cuando bajaba a Torralba, iba a su casa a conversar con
ellos, pues Rafael nunca dejaba de ser chistoso y amable. Al primer piso
acudían en las fiestas, los numerosos
familiares de la casa a comer y a conversar y a jugar, como he dicho,
incluso al billar y se reunían en alguno de los numerosos
salones, que se abrían en el piso, en que se comunicaban y recordaban las historias de los pasados
tiempos, como lo que pasó en cierta
ocasión, en tiempos del Cucaracha, que por aquella Sierra que va desde
Tardienta a Alcubierre, ejercía su bandolerismo. Quisieron los bandoleros
asaltar la casa, pero alguien avisó y se suspendió el trágico disparo de los
trabucos contra personas honradas. Allí se juntaban todos los hermanos desde
Rafael, Victorián y Luis, con sus esposas y todas sus hermanas como Paquita,
Carmen casada en Jaca con Gastón y Mercedes, de la que yo me acuerdo de sus
negros ojos y de su belleza. ¡Cómo gozaba Germaine, conocedora del ambiente del
Midi francés, en aquel lugar aragonés de la Tierra Baja, en el que hubo hasta
bandidos!. Pero no sólo gozaba de Torralba, sino de Sesa, donde, como he
escrito, sus padres tenían una casa, a
la que acudía con mucha frecuencia. Después de haber criado y educado a sus
cinco hijas y a su único hijo Luis, se habrá encontrado en el otro mundo con la
Virgen de Lourdes, que es tan venerada en el norte, allá en Francia y con su
marido, Luis Coarasa y le saludarán aquellos que todavía están en la Sierra ,
como Santa Elena y San Caprasio.
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