lunes, 5 de agosto de 2019

EL PASTOR MARINO LARDIËS

Nocito (Huesca).

Hace ya muchos años que conocí a Marino, que estaba de pastor en Siétamo, para cuidar las ovejas de varios ganaderos. Era un altoaragonés con su apellido vasco-ibérico, nacido en Nocito, quizá con un tanto de influencia goda, porque su pelo era rubio y sus carrillos un poco colorados, y que al saludar, siempre mostraba una eterna y sentida sonrisa. Más tarde se estableció él mismo de ganadero en Bandaliés, encerrando sus ovejas en una antigua casa infanzona, en la que, en cierta ocasión, el “amo” ordenó a sus mulateros, que sacasen de la cuadra, donde, más tarde Marino encerraba sus ovejas, sus fuertes mulas, para ayudar a las de mi abuelo, a arrastrar unos maderos, que traía desde la Sierra. En aquella noble y ya vieja casa, cuidaba Marino a sus ovejas y corderos como su fueran sus hijos, pues la causa de que alguno de esos animales muriera, no se debía a carencias, sino a exceso de buena alimentación. A mí, como veterinario, no me fue difícil superar esas dificultades. Pasó el tiempo y nos seguíamos viendo con cierta frecuencia, porque venía a la tienda de Angel Escartín, frente a la Iglesia de Santo Domingo, con quien yo estaba contratado de veterinario, a comprar piensos compuestos y sal para que una o dos veces al año, la lamieran sus ovejas. Cuando se retiró, fue a vivir en un piso en Huesca, donde, sobre todo en el invierno descansaba y en sus calles, alternaba con otros, que como él estaban relacionados con la antigua ganadería y con sus orígenes montañeses. Pero siempre fue el pueblo de Nocito el que fue la ilusión de su vida, porque allí estaba siempre que podía y allí trabajaba, unas veces arreglando un muro de piedra, que se estaba desmoronando y lo hacía gratis, porque él amaba lo que había conocido durante su niñez, porque en aquel Valle de Nocito, vivió durante mucho tiempo su patrono San Urbez. Huesca se comunica poco con Nocito, pero lo necesita, como lo necesitaba Marino , que se convirtió en un nuevo Urbez, porque veneraba al Santo y lo amaba y estaba pendiente todo el tiempo de que subieran sus devotos, sus parientes y sus amigos, a rezarle en su santuario y en la ermita . Yo recuerdo, que el año 2000, el cielo seguía sin enviarnos la lluvia necesaria para la tierra y subimos a Nocito a pedirle el agua al Señor por medio de San Urbez, y llegó el agua que hizo que la cosecha que se recogiese fuera buena. Allí estaba Marino esperándonos y yo le hice una fotografía para dársela a él y otra para tener yo un recuerdo suyo. Pero no sólo me esperó a mí en dicha ocasión, sino que a cualquier hora espera a Vicentico Benedet y a mi hijo Ignacio, que suben a cualquier hora, unas veces en coche, otras en moto y en numerosas andando. Allí les da de comer y les explica sus actividades, incluso les mostró la tumba de su padre, que él siempre está cuidando, sobre todo la Cruz de madera, maravillosa que le colocó cuando murió. Si, repito Huesca está muy alejada del cercano Nocito, porque sólo nos separa de su Valle un difícil camino, que pasa por el Santuario de la Virgen de Sescún, por cerca del desaparecido pueblo de Isarre y desde abajo se ve en las alturas el pueblo de Santolaria, que conduce al Pantano de Vadiello; además San Urbez hace que el río que abastece a Huesca y no a sus pueblos, baje siempre agua, aunque el año pasado hubo que tomarla de la Balsa de Valdabra. Nocito representa la abandonada Montaña, a la que se accede por la “osca” o puerta o apertura de la Sierra por el río Guatizalema, a Los Molinos de Sipán , Arbaniés y otros pueblos del Somontano Oscense. Pero muchos de Huesca y su comarca, ¡cómo quieren a Nocito , a su patrón San Urbez, a su discípulo Marino Lardiés y a los pocos paisanos que quedan vivos todavía!. Hay en el Somontano algunos como Vicentino Benedet , nieto de la señora Joaquina Nasarre Albás, hija de Nocito, que tiene una devoción enorme a San Urbez, a su entorno y a sus escasos habitantes !. ¡Cómo sentirán la falta de Marino muchos amigos oscenses de este mundo, en qué termina la Montaña y empieza el Somontano y que aman al Santo Pastor San Urbez, porque además de pastor de ovejas, Marino lo fue de muchos hombres! .

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