Por la Brecha de Rolando entró
en España, San Urbez, que venía de Burdeos a Vio, pueblo sobre el que se alza la Ermita
rupestre que a él se dedicó, en la cueva Sestral. En su interior reposaban las ovejas en tanto
que él, dormía en otra covacha colateral. En esta cueva hoy está erigido el
templo rupestre de San Urbez. Todavía en Vio cuentan que San Urbez estaba
acogido por Casa Lardiés. A este santo se le hace una romería el día primero de
Mayo. Allí acuden los habitantes del Valle de Vio, regado por los ríos Aso, Yasa y Bellós, en una zona de una belleza
extraordinaria, ya que parte del monte del pueblo de Buerba, está integrado en
el Valle de Ordesa y Monte Perdido. En las distintas casas en que era acogido, se
daban cuenta de que aquel hombre sencillo, poseía algo sobrenatural. Entonces
querían darle un trato especial y él, que
era muy humilde, se cambiaba de casa y de pueblo, marchando al fin por las
tierras de Fiscal, Serrablo, por la Sierra de Guara, en la Val D´Onsera y el Somontano de Ola.
En su marcha pastoril por el Alto
Aragón, iba extendiendo el amor al Señor y a su prójimo, y así como en Ola les
proporcionó el agua de la fuente, abierta con su cayado, iba liberando a sus
gentes de las brujas, que adoptaban formas de bucos o de cabrones, pero San Urbez
las espantaba. Igual que esos jóvenes discípulos que han tomado como modelo a
San Urbez, huyen de las drogas y de la corrupción. Estos modernos Discípulos de San Urbez, caminando por esas
sendas viejas creadas por aquellos antiguos pastores, hacen sacrificios,
retirando piedras que cada año caen y matojos que brotan en medio del camino.
Pero no quieren sólo los bienes del espíritu, sino que aman la Naturaleza y
practican el senderismo. Se acuerdan a diario de que San Urbez vino de Francia
y quieren que España y Francia, realicen los sueños antiguos del convivir
feliz, como el Paso Central de los Pirineos. Este Paso hermanaría a los
habitantes de esas tierras, de los que muchos siempre fueron pastores. Es este
un mundo pirenaico que se va, porque ya no van quedando pastores, tanto es así que el viejo pastor Enrique Satué
Oliván, con el apodo o sobrenombre de Cabalero, escribió el libro “Un viejo pastor de los Pirineos”, en el que
decía que ya tenemos individuos en
posesión de muchas carreras, pero los pastores van desapareciendo, pero, como
consuelo han aparecido “Los Discípulos de San Urbez”.
El Pirineo, fue corrido y recorrido por las
tropas de Carlomagno, que bautizaron muchos lugares, con el nombre de su difunto héroe Roldán. Parece ser que San
Urbez entró por la Brecha de Roldán, que separaba y unía Francia con España,
pero que entonces aquella Región, era la
de los Pirineos. Fue durante toda su
vida peregrinando por el Sobrarbe y por
el Reino de Aragón. En la entrada a Huesca, se encontró, separando la Montaña
de la Tierra Baja, el Salto de Roldán. Esta fue la última etapa de su
peregrinación de Norte a Sur. Pasó la brecha del Salto de Rodán y según la
tradición del pueblo de Ola, en ese lugar estuvo de pastor. En la Iglesia se
venera a San Urbez, aunque para la Guerra Civil, quemaron su imagen, como sus
compañeros, abrasaron el venerado cuerpo del Santo, allá en Nocito. Otal de Ola, repuso en la Parroquia, al
santo que servía a los espíritus y a las necesidades materiales de los habitantes de Ola.
Al hablarme de San Urbez, dejaban patente la sensación de tener una gran fe en el
santo, pues parecía que lo habían visto cuando lanzaba, contra la tierra, su cayado de pastor y apareció una fuente de
la que se han servido los vecinos de Ola y en ocasiones los que trabajaban en
el Campo de Aviación de Monflorite. En
casa de mi pariente Antonio Otal, me
abrieron la puerta de la cuadra, donde se refugiaban las caballerías y en un
rincón me enseñaron una losa de piedra, sobre la que el santo dormía. En los
libros no pone nada de la estancia de San Urbez en Ola, pero la tradición lo
asegura con firmeza. Lo único que falta es que los Discípulos de San Urbez
vayan a ese pequeño pueblo a venerar y a visitar la fuente, a la que él, le dio
aguas.
Ya, en aquellos tiempos había una
relación amistosa entre los vecinos franceses y los del Mediodía. Se dieron
nombres del guerrero Roldán a pasos
pirenaicos a España y por España,
como la Brecha de Roldán y el Salto de Roldán. Era este Salto un paso, una
apertura, es decir una puerta para entrar desde la Montaña en la Tierra Plana.
A aquellas aperturas se las llamaba “oscas”. San Urbez iba abriendo osquetas en las orejas de las ovejas, para
distinguirlas de otras. Por ejemplo a una oveja se le abría una osqueta en la
oreja izquierda y a otra en la derecha. Pero las “oscas” o puertas enormes, las
había abierto el Señor en los pasos
montañeros, como el Salto de Roldán, por el que se entraban, juntos con las
aguas del río Flumen, los montañeses en
la ciudad de Osca o Huesca. Estas puertas las abría la Naturaleza, no sólo en
Salto de Roldán, sino también encima del desaparecido pueblo de Salinas de
Jaca, por donde pasaba Sebastián Grasa, cuando bajaba de la montaña, para
asistir a la doctrina cristiana, que les daba el cura.
¡Cómo se ha olvidado la sociedad
española de las comunicaciones con Francia!.
El pueblo pirenaico, sobre todo de pastores, está
todavía soñando ver correr el ferrocarril, por la Puerta Central de los
Pirineos. Es que los pastores del Pirineo convivían con sus vecinos y todavía
se cumplen contratos, en que los franceses traen al Sur de los Pirineos,
ganados a pastar, mientras los españoles, los lleva al Norte de los Pirineos.
Quedan pocos pastores y no se sabe si volverá el hambre, pero hay unos jóvenes
que se identifican con ellos y se hacen discípulos de San Urbez. Van
recorriendo, parece ser que en una peregrinación para espantar a las brujas
modernas, como las que en aquellos
tiempos se aparecían a los pastores van
desapareciendo. Parece ser que Satué con su libro, quiere despertar la vocación
en los jóvenes para que practiquen el pastoreo.
Y coincide este sentimiento con el de muchos jóvenes que no es que
quieran ser pastores, pero sienten la
necesidad de conservar su mundo espiritual, divirtiéndose en los caminos de los pueblos y ermitas.
Efectivamente hay personas jóvenes que quieren
imitar y conocer al antiguo pastor San Urbez y en este mes de Abril, han recorrido en romería, desde la Ermita
rupestre de Fanlo, quedándose a dormir en el pueblo de Buerba, hasta la también
casi rústica Ermita de la Val d´Onsera, para aparecer a las cinco de la tarde,
en la iglesia de San Pedro de Huesca. Ya iban preparando su peregrinación desde
hacía varios días, pues me comunicó mi hijo Ignacio, que con sus otros
compañeros, sobre sus costillas habían llevado leña a la Ermita de la Val
D´Ònsera, para dormir y secar sus ropas mojadas en la Alta Montaña. Así
pudieron aparecer secos y limpios apoyados en sus largas varas, en la que a mi
hijo, le habían tallado un porrón, recuerdo del que su abuelo don Manuel
Almudévar, le estrelló tirándolo por el balcón, porqué de niño, de un modo
inconsciente se había emborrachado con sus cinco años. Parecían pastores, con
sus boinas puestas, sus chalecos, los pantalones de pana y un color que les
había pegado en su piel, la Naturaleza y con sus sonrisas limpias por el
recuerdo que San Urbez les había dado en toda la Montaña y Somontano.
Tiene una explicación el acabar su
peregrinación en este templo de San Pedro el Viejo de Huesca, porque en él se guardan recuerdos de San
Urbez de Nocito y cuya Cofradía tiene en Huesca su centro.
¡Como se va notando la identificación
de los peregrinos con su venerado San Urbez!, porque mirándolos van vestidos de
antiguos pastores, y vienen a rezarle a la Iglesia de San Pedro. Pero no sólo
era pastor San Urbez, sino que era el remedio de la falta de agua en las
tierras del Alto Aragón. San Urbez demostró el día y la hora, a saber las cinco
de la tarde, en punto, que ha sido el que ha influido ante el Señor, en la
donación a la tierra del agua de lluvia fecundante. Aparecieron puntualmente, como tenían anunciado, los
discípulos de San Urbez, en la Plaza de San Pedro y nada más pisar dicha Plaza,
se oyó en el cielo un sonido de truenos, que hacía días no habíamos escuchado y a continuación, cayeron seis
litros de agua de lluvia fecundante, que algunos contemplaron dentro del Claustro,
donde yacen Ramiro el Monje y Alfonso el Batallador. Antecedentes de esta
lluvia ”milagrosa”, me los contó Segundo Nasarre, que me dijo, no acordarse
exactamente del año ,en que ocurrió, lo que así me contó: el año 1944,en el
Somontano reinaba tal “sequero”, que no podían abrevar los ganados de ovejas ni
siquiera las caballerías. En el mes de Julio no podían plantar en los huertos”.
Se pusieron de acuerdo en convocar unas rogativas a San Urbez. Entonces
“empezaron a venir vecinos de Bentué, de Used, de Bara, de Angüés, de Rodellar y de Bierge. Estaba
el cielo raso, pero aparecieron en la punta de Guara ”as boiretas llovederas” y
empezó a llover de tal forma, que muchos se tuvieron que quedar a dormir en
Nocito”. Yo escribí que en el sermón pronunciado por Jabierre, “con una
expresión abierta, explicaba que era
posible que San Urbez hiciera milagros y beneficiara el trabajo en la tierra de
toda aquella multitud de montañeses y somontaneses, que allí habían acudido a
pedir agua”.
Hemos visto como San Urbez, llegó
a la cueva de Sestral. La capital del ayuntamiento se encuentra en Fanlo,
encima está Buarba y más arriba se encuentra Vio y sobre este pueblo se está la
Ermita rupestre de San Urbez. A este santo se le hace una romería el uno de
Mayo. En Buerba durmieron los Discípulos de San Urbez, al lado del Parque
Nacional de Ordesa y Monte Perdido. No sólo pueden visitar a San Urbez los
múltiples turistas que por allí acuden, pero podrían imitar a “Los Discípulos
de San Urbez”, visitando los lugares de Fiscal y del Serrablo, en los que San
Urbez, pastoreó las ovejas y dio luz a sus habitantes. A la ciudad de Huesca
nos queda ir a rezarle al Santo al pequeño pueblo de Ola y acabar nuestra gira
por la ruta de San Urbez, en San Pedro el Viejo, donde uno se encuentra a
numerosos cofrades de este Santo.
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